viernes, 7 de marzo de 2014

Cosquín Rock 2014: Hasta la montaña siempre

Foto: Manuel Pousa
Batiendo el record de asistencia para sus catorce años de vida, el enorme festival tuvo que pelearle cuerpo a cuerpo a las inclemencias climáticas. Al final fue un dato más para agigantar la mística del ciclo. Galería de imágenes.

COBERTURA ESPECIAL

por Néstor Pousa

Una buena definición para el Cosquín Rock que acaba de concluir es que se trata de un festival de tres días para el que se necesitan no menos de diez para poder abarcarlo completo. ¿Alguien esperaba una tirolesa cruzando por sobre las cabezas del público, enfrente mismo al escenario? Es que la edición 2014 tuvo tanta oferta artística y de entretenimiento que se hacía imposible poder abarcarlo en un fin de semana. El formato toma el modelo de prestigiosos festivales europeos como Glastonbury y Roskilde a los que José Palazzo, creador y organizador del Cosquín rockero, asiste anualmente en calidad de turista para emular lo mejor que tienen esos encuentros. Una de las ideas es proyectar cine, si bien: “En Glastonbury hay cine para niños, entonces vos querías ir a tomar una birra y ver un grupo y dejabas a los nenes en el cine viendo Toy Story”, explica Palazzo; en su festival por ahora se pueden ver películas del palo, como lo fue el estreno de El alucinante viaje de Patricio Rey, que recopila los primeros años de los Redondos de Ricota; u otros rockumentales como: El blues de los plomos, Piedra que late o La Hache, con notable asistencia de público en todas las funciones.
Hubo expresiones artísticas afines al rock que ganaron terreno en la consideración del asistente al festival, esas fueron Fuerza Bruta y Favio Posca. Los primeros en su segundo año consecutivo superaron todas las expectativas con sus múltiples funciones y prometen novedades para el próximo año. En cuanto a Posca, su debut no pudo ser más auspicioso, con sus zarpadísimos monólogos y personajes reventó de gente los dos espacios que ocupó. Su performance fue tan festejada que ya se piensa en sumar las de Roberto Pettinato, Diego Capusotto (ambos fueron invitados este año pero no pudieron estar) y Alfredo Casero.
Los espacios auspiciados como el Domo Naranja o la Carpa Pepsi fueron escenarios alternativos muy exitosos en concurrencia y diversidad de propuestas. Por allí pasaron, aparte del citado actor cómico, una variada paleta de bandas de distintos estilos (Connor Questa, Negro García López, Viticus, Indios, Un día perfecto para el pez banana, Rayos Laser y el debut absoluto de Pésame, entre muchos otros), el Festival Ciudad Emergente aportado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, una arriesgada apuesta que funcionó muy bien y que mostró danza y arte callejero, batalla de hip hop, etc.; la presentación del libro Díscolo; una fiesta electrónica en donde pincharon discos renombrados deejays de la escena, fueron algunas de las tantas cosas con las que te podías topar mientras chequeabas la música que simultáneamente sucedía en los escenarios tradicionales del evento. Por ejemplo, la actividad en los hangares, los que pertenecen al aeródromo de Santa María de Punilla, locación en donde se viene desarrollando este festival desde el año 2011. En el dedicado a la música hubo una infinita cantidad de bandas; de Córdoba (el sábado 1 de marzo) se programó a: The Chicken Faces, Los Cocaleros, The Tristes, Anticasper, Planeador V, Segundo Nova, Numeral, Toque de Queda, Odoghan, The Smoke Sellers, Esteban Kabalin y Nómades. De Buenos Aires, el domingo y lunes, circularon bandas under, algunas con 25 años de carrera y que bendicen esta oportunidad que les da Córdoba a través de su festival serrano para poder exportar su música por el país.
El segundo a hangar estuvo ocupado por una galería de fotos que documentan la edición 2013 tomadas por el fotógrafo Martín Bonetto, que se sumaba a los espacios de venta de ropa rockera y una extensión de la tradicional disquería Lado B (25 años de historia en la ciudad de Córdoba) ampliamente provista de títulos nacionales e internacionales y atendida por sus dueños, el especialista Marcelo Palo Cáceres y familia.
Por el escenario temático, otro clásico del festival, desfilaron en noches sucesivas lo más granado del Rock: La 25, Gardelitos, El Bordo, La Beriso y la aparición sorpresa del impredecible Pity Álvarez y sus Viejas Locas. El temático Heavy, seguido muy de cerca por una fiel y avezada platea, presentó desde el debut en el ciclo de los cordobeses GTX hasta el cierre de Almafuerte, pasando por propuestas muy esperadas como la de Horcas, Hellion, Lethal, Hammer y los brasileños Angra. La cultura Reggae tuvo su chance el tercer día con las intervenciones de Nonpalidece, Dread Mar I, Zona Ganjah, Dancing Mood, Kameleba, Resistencia, y un solo faltazo, el del italiano Alborosie (su vuelo no llegó a tiempo).

IKV observados por el drone
Flasheando en el principal. El escenario principal -con un impecable diseño de sonido, luces y pantalla de leds- a lo largo de sus tres jornadas tuvo muchos momentos para destacar. Interesantes propuestas en el horario siestero de las cuatro de la tarde con Cirse, la Armada Cósmica, Banda de Turistas, Inazulina, Juan Terrenal y Pezones Cardozo. El set corto de León Gieco traduciendo sus hits al estilo rockero de Infierno 18, su banda de apoyo. Skay Beilinson, con look de cantante folk, dejó una impensada trilogía acústica y solista, Paria, Boggart Blues y Mariposa Pontiac, sobre la pasarela a ras del público; y ni la lluvia (presente el sábado y el domingo, al igual que el barro los tres días) pudo frenar el pogo más grande del mundo en versión subacuática. Las adversas condiciones meteorológicas con que tuvo que lidiar tanto la producción, como los músicos y el público tampoco aguaron el show de Charly García y la Orquesta Kashmir. Charly había invitado especialmente a Nito Mestre a sumarse a su show, este no pudo venir por un compromiso en la costa argentina, la tecnología hizo el resto: la voz de Sui Generis apareció en la pantalla gigante mediante una videollamada para una gran versión de Instituciones, clásico del inolvidable dúo.
Los Illya Kuriaky volvieron a conmover con el Águila Amarilla en homenaje a Luis Alberto Spinetta. Luego en sala de prensa lográbamos esta declaración: “Hoy fue muy emocional, este escenario fue el primero que tocamos después que falleciera mi papá y tiene una connotación especial, cuando la gente grita, siento que escucha, fue muy groso. Igual, cada vez que me cuelgo una viola solo en mi casa, siento que está ahí”, nos decía un emocionado Dante.
La misma intensidad provocó el domingo en horas de la tarde Eruca Sativa con su homenaje al desaparecido músico cordobés Titi Rivarola. Ellos tocaron su canción, Amor ausente, bajo una leve pero insistente cortina de agua que elevó el contexto emocional de una gran versión acústica y eléctrica, Titi desde la pantalla volvió a tocar el solo de viola. A su turno Fernando Ruiz Díaz dejó citas sobre la historia del festival del que su banda, Catupecu, son protagonistas históricos, elogio las bondades del mismo y arengó a un pogo descomunal con la consigna: “¡Desde el escenario hasta la montaña siempre, los quiero a 77 cm. del piso!”, fue en el momento en que los tres integrantes de Eruca se sumaron espontáneamente a la acción para una interminable versión de Dale!
Los puertorriqueños Calle 13 son el crossover ideal que acerca su propio público a la vez que capta la atención de los rockeros más tenaces, conformando así una multitud. Ofrecieron una seguidilla de clásicos para el delirio: Fiesta de locos, El baile de los pobres y La vuelta al mundo, con un René, su cantante y líder, cansado y algo malhumorado por la demora de los traslados aéreos.
El santiagueño Raly Barrionuevo tuvo su primera vez en el ciclo, debut que vino precedido por unas polémicas declaraciones suyas sobre los músicos de rock argentino. En el escenario se quejó de un set muy corto.
Las Pastillas del Abuelo, La Vela Puerca y Las Pelotas son números de peso que sintonizan a la perfección con el perfil del Cosquín Rock más tradicional. Los de Nono mantienen intacta su fidelidad al festival por ser los únicos que suman catorce presencias en igual cantidad de ediciones. Aunque su propuesta sea más sofisticada, a los Babasónicos se los puede considerar otro número clásico y esperado. Comandados por Adrián Dárgelos defendieron con eficacia el material de Romantisísmico, su más reciente trabajo, en un gran show en el que intercalaron hits de todos los tiempos hasta el final agitado por el tándem Putita / Yegua.
El cierre de la edición a cargo de Ciro y Los Persas fue un apoteósico grand finale en el que nadie, ni propios, ni extraños, pudieron mantenerse indiferentes.
En sus catorce años de vida el Cosquín Rock llegó a transformarse en un gran festival en términos cuali y cuantitativos, logrando el modelo exacto que desde su nacimiento su producción buscó y logró imponer. Pero el desafío no es solo artístico, la logística impone un ritmo de trabajo frenético y estresante. Las toneladas de basura que genera el encuentro este año se redujeron con medidas muy efectivas como los ecovasos retornables y la no-folletería en el predio. Los ingresos al lugar se mejoraron reseñalizándolos. Son sólo algunos de los factores extramusicales en los que se puso especial atención; quedan en el borrador otras cuestiones por optimizar, pero ahora que el exitoso Cosquín Rock 2014 ya es historia, tras el acorde final sólo un par de certezas: que la edición número 15 será en el Aeródromo de Santa María de Punilla (aventando rumores de una nueva plaza) y que la fecha coincidirá nuevamente con el carnaval, una elección acertada que hizo de esta una edición record.-
Eruca bajo la lluvia
Sebastián Cáceres (Catupecu)
Lula (Eruca Sativa)
Dárgelos, frontman carismático (Foto: Manuel Pousa)
Ciro: Barón Rojo

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