lunes, 11 de junio de 2012

Charly García: el día que apagaron la luz

Charly en la noche del Orfeo (foto: Facundo Luque / La Voz)
Crónica de un susto en el Orfeo Superdomo de Córdoba donde el exSui Generis sufrió un  desmayo ante el público durante el concierto de presentación de “60x60”, su flamante álbum antológico.                                
   
RECITALES
Por Néstor Pousa © 2012 

Charly García regresaba a Córdoba a ofrecer un nuevo recital con el propósito de presentar en la Docta su flamante álbum antológico 60x60 -coordenadas de los 60 años del músico y la década donde todo comenzó- una colección con los temas más representativos de su carrera, con versiones refrescadas y grabadas en vivo en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, entre el 27 de octubre y 1 de diciembre de 2011. Todo empaquetado en un box set con 3 cds, 3 dvds y mucho material gráfico que pretende estimular el adormecido perfil coleccionista del fan e intentando contrarrestar la cultura mp3 que tanto desaprueba Charly. Una colección sin dudas ambiciosa y por cierto impecable, con la que pretende cerrar un ciclo.
La ocasión era inmejorable, el último registro en directo de García en la provincia lo teníamos del Cosquín Rock 2012, esa vez su concierto homenaje a Spinetta tuvo las dosis precisas de emoción, lucidez y profesionalismo. Todo hacía pensar que en el marco contenedor del Orfeo, el show se potenciaría. Nada hacía presagiar un final abrupto.
Este Charly redivivo tiene de su lado dos cosas fundamentales: un repertorio imbatible, increíblemente vasto y plagado de hits. En eso se basa el show y el reciente compilado. El otro aspecto es la nueva formación que lo acompaña, un ensamble de once músicos, con él incluido, dispuestos en tres bloques que encastran con la precisión que el oído absoluto exige. Por un lado está la banda base, el trío de los chilenos Kiuge Hayasida en guitarra, Carlos González en bajo y Toño Silvia en batería. Sigue el trío de los históricos: Carlos García López en guitarra, Zorrito Von Quintiero en teclados electrónicos y Fernando Samalea en bandoneón, vibráfono y excentricidades varias. Lo completa una sección de cuerdas con Alejandro Terán (viola), Christine Brebes (violín) y Julián Gándara (cello) y cierra la formación Rosario Ortega en coros. Queda presentada así The Prostitution, una formación musicalmente elástica que puede abordar cualquier etapa musical del jefe, y aunque por momentos trastabilla en las líneas de bajo de Pedro Aznar y los pases de batería de Moro cuando de abordar la obra de Seru Giran se trata, todo lo demás es irreprochable.       
El preámbulo del show es la proyección en pantalla de las portadas de todos los discos de García, desde Vida (Sui Generis, 1972) hasta Kill Gil (solista, 2010), una línea de tiempo de cuarenta años musicalizada con fragmentos de esos discos. A medida que la reproducción va en progreso es imposible que alguna de esas imágenes y melodías no hagan centro en tu propia historia. Una vez que con la última tapa llegamos a nuestros días, aparece la banda con Charly al frente. La retrospectiva ahora será en modo aleatorio, el show comienza con Los Dinosaurios, sigue con un medley que unirá los extremos con Tango en segunda / El amor espera, y con el homenaje a Spinetta en Rezo por vos.
Las falencias de Charly en esta etapa están a la vista, su registro no es el mejor y a veces no concuerda con los coros de la menor del clan Ortega. Sus desplazamientos no son los de antes y no hay ostentaciones a la  hora de tocar el piano. No obstante se deberá aceptar que con lo que le queda les pasa el trapo a unos cuantos.   
Sin demasiadas palabras se acomoda para un show largo de 25 canciones, y la temperatura va en ascenso. Es el turno de Cerca de la revolución, el súper hit del repertorio, y caprichosamente pasa por No soy un extraño, No importa, Pasajera en trance, Asesíname e Influencia; y la lista empieza a demoler. Entonces para la pelota y avisa: “Vamos a hacer dos temas, Rap del exilio e Instituciones, y después vamos a pasar una película que es el mayor exponente del surrealismo, espero les guste, si no saben que es surrealismo, busquen en internet”, desafía. Todo funciona según el plan, Instituciones (Sui Generis, 1974) es la mejor lograda de las versiones modelo 2012; en cuanto al cortometraje, se trata de Un perro andaluz de Luis Buñuel, con la voz en off de Graciela Borges recitando en prosa poética frases de canciones de García sobre fondo de Pubis angelical. Es el momento cumbre del show, todo está a punto para redondear una gran noche. Después del intermedio la banda arremete con Piano Bar, Yendo de la Cama al Living y otro medley con La grasa de las capitales / Me siento mucho mejor. Habíamos superado más de la mitad del show cuando ocurrió lo que nadie esperaba, fue durante Canción de 2x3 que, ante el desconcierto de los músicos, Charly dejó de cantar y dijo: "Voy a seguir tocando", y un segundo después se desplomó de su banqueta, desvaneciéndose sin llegar a perder el conocimiento por completo, el estadio enmudeció, las luces del escenario se apagaron y se alcanzó a ver como dos asistentes ayudaban al músico a retirarse mientras balbuceaba pedidos de disculpas.
Siguieron 45 minutos de incertidumbre y preocupación durante los cuales el Negro García López debió salir en dos oportunidades: en la primera, guitarra en mano, pidió perdón por el susto, dijo que a Charly se le había bajado la presión y que volverían para terminar el show. En la segunda, secundado por el Zorrito Von Quintiero, avisó que por prescripción médica el show se debía suspender. "El Flaco quiere seguir pero no lo dejan, faltaban los mejores 5 temas finales, muchas gracias por el aguante", dijo el guitarrista acompañado por toda la banda. En realidad de la lista prevista faltaban 10 canciones, pero igualmente el público que colmó el domo cordobés se retiró con un cerrado aplauso, sin reproches y con la sensación de que el incidente no había pasado de ser un gran susto, aunque, debería servir para replantear algunas cuestiones sobre el presente del ídolo.-

Nota: show realizado el sábado 09/06/12 en el Orfeo Superdomo de Córdoba ante 5.000 personas. Suspendido a la hora y cuarto de haber comenzado.-

martes, 5 de junio de 2012

Fito Páez: veinte años en la vida


Hace dos décadas aparecía El amor después del amor, obra cumbre de Fito Páez y record de ventas en el Rock Argentino de todos los tiempos. El 2 de junio comenzó la gira aniversario que en octubre llegará al Orfeo Superdomo de Córdoba.                                 

DISCOS ANTOLÓGICOS
                              
Por Néstor Pousa © 2012 

En 1992, a diez años de su aparición en el firmamento del rock, Fito Páez ya había dejado de ser una promesa para convertirse en uno de los referentes más importantes de una nueva generación de intérpretes, autores y compositores. Entre 1984 y 1990, su talento ya había alumbrado discos notables: Del ’63, Giros, Ciudad de pobres corazones, Ey!, Tercer Mundo, y en el medio La la la, a dúo con Luis Alberto Spinetta.
Sin embargo renegaba de su destino que lo condenaba, según él consideraba, a no dar nunca el gran salto. La coyuntura del país a comienzos de los noventa ciertamente no ayudaba, y Fito amenazaba con emigrar para buscar nuevos aires para sus expectativas artísticas que no solamente se proyectaban en la música.
Pero pasó que en una fiesta de disfraces alguien le presentó a quien sería uno de sus grandes amores, la actriz argentina Cecilia Roth, y esa pareja menos pensada fue el disparador para la que es considerada su obra cumbre, la que ya se venía gestando. El amor después del amor empezaba a tomar forma definitiva, y tenía en una misma persona a su musa inspiradora y su destinataria directa.
Para el proyecto se destinó un presupuesto inusitado para aquellos años, se convocaron músicos de primer nivel, todos de la más estrecha confianza de Páez quien fue asistido en la producción artística y grabación por Tweety Gonzalez. Una larga lista de prestigiosos invitados había sido cuidadosamente seleccionada para realzar cada canción, las que se pensaron para ser grandes éxitos, y en eso se transformaron, ya que de los catorce números que incluye casi todos fueron a su turno cortes de difusión. Desde el que abre y titula la placa, pasando por Dos días en la vida (con Fabiana Cantilo y Celeste Carballo), La Verónica, Tráfico por Katmandú, Pétalo de sal (con Spinetta), Un vestido y un amor, Tumbas de la gloria, La rueda mágica (con Charly García y Andrés Calamaro), Detrás del muro de los lamentos (con Mercedes Sosa, Lucho González y Chango Farías Gómez), La balada de Donna Helena, Brillante sobre el mic y A Rodar la vida, que cierra el disco y es el bis obligado de todos sus recitales, hicieron de este un trabajo absolutamente consagratorio por muchas razones.
El amor después del amor se transformó en el record de ventas del Rock Argentino (desplazando de ese sitio de privilegio al Rockas Vivas de Zas) alcanzando en la actualidad la cifra de 1.200.000 copias vendidas; y además provocó una gira de presentación que en su epílogo llenó tres veces el estadio de Vélez Sarsfield con 50.000 personas por noche. Esto multiplicó la popularidad del artista, su público creció hasta niveles insospechados elevándolo a la masividad y sus conciertos dejaron de ser un reducto sólo para entendidos, y en alguna medida Páez llegó a renegar de tanta fama. 
Para bien o para mal, fue una bisagra en la vida y la carrera -siempre fueron indivisibles una de otra- de Fito, ¿pero cuál será la mirada que el músico tiene sobre su obra maestra? Cierta vez, en el verano de 2006, en una de las largas estadías que regularmente realiza en La Cumbre -sea para descansar o para crear, ya que muchos de sus trabajos fueron concebidos o pre producidos por aquí- tuve la oportunidad de preguntárselo, y esto respondió: “Es muy difícil elegir un disco, porque yo no hago canciones para vender discos ni para agradarle a nadie, a mí en cada música que hice se me fueron las tripas, entonces sería muy injusto de mi parte decir que este está mejor o que quiero más a uno que a otro; ahora si me preguntás: yo veo que ‘El amor después del amor’ es un álbum de una contundencia fenomenal, pero eso me lo da el tiempo. Algo pasó ahí, ahora, los acordes son los mismos, los arreglos son los mismos, a lo mejor está grabado de una forma un poquito más sofisticada, tiene un audio muy novedoso para la época, pero ahí posiblemente se hayan sedimentado muchos años de trabajo, a la vez que también coincidía con cosas de la vida personal. Es un disco que con los años ha ganado garra”, concluía el rosarino.- 

Veinte años después del amor. No es sorpresa que a dos décadas de su lanzamiento se haya puesto en marcha una gira mundial para festejar la indiscutida trascendencia que alcanzaron esas canciones. El tour bautizado Veinte años después del amor comenzó el sábado 2 de junio en Santiago de Chile, y llevará a Páez y su flamante banda a recorrer San José de Costa Rica, Venezuela, Colombia, Brasil, Uruguay, Perú, Paraguay, Bolivia, México, Miami, Nueva York, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Panamá, España, Israel, Londres, París; y las ciudades argentinas de Buenos Aires, Mendoza, Rosario, Tucumán y Córdoba; a esta última está previsto su arribo para la segunda semana de octubre en el Orfeo Superdomo.
No son todas flores para esta crónica, la decisión de Fito de no convocar para esta celebración a ninguno de los integrantes de la banda que hace 20 años estrenó El amor… trajo cierto descontento en algunos de ellos, que a su manera lo hicieron saber a través de sus cuentas de facebook. Entre ellos el tecladista y guitarrista Fabián Gallardo y el baterista Daniel Colombres. Aunque el caso que estalló en los medios fue el de la cantante de blues Claudia Puyó, socia fundamental en la versión original del leit motiv de la obra, y que hoy tampoco será de la partida.
Sabido es que algunas declaraciones y actitudes de Páez últimamente le han traído algunos dolores de cabeza y exposiciones que nada tienen que ver con la música, y su naturaleza contestataria que en un principio espantaba a los mayores, hoy no hace distinción de edades. No obstante, ni siquiera estos entredichos podrán empañar la fiesta de cumpleaños número veinte de un disco tan trascendente como lo fue El amor después del amor.-