sábado, 29 de noviembre de 2014

El Cavern Club ya tiene domicilio en Carlos Paz

The Cavern VCP (foto: Silvia Bush)
El museo y club que rinde homenaje a Los Beatles abrió su primera sucursal fuera de Buenos Aires. Su creador y propietario Rodolfo Vázquez fue el anfitrión en la noche inaugural del viernes pasado.

MUSEO BEATLE
                                                                Por Néstor Pousa

Si hacemos el ejercicio de googlear Cavern Club, el navegador de la pc nos devolverá dos únicas opciones. Una nos indica el mítico sótano de Liverpool que entró en la historia cuando Los Beatles se transformaron en la banda de rock más famosa del planeta. Ellos habían empezado a tocar allí en 1961, al regreso de la experiencia en Hamburgo y cuando aún no los conocía nadie, y fue en ese lugar donde los vio por primera vez Brian Epstein, el tipo que se convirtió en su primer manager y quien los eyectó a la estratosfera.
La otra opción que aparece es The Cavern Buenos Aires, un espacio multimedia de inspiración Beatle en donde se encuentra el museo con la colección privada más grande del mundo, una cantidad casi incalculable de discos, fotografías, autógrafos y objetos de las más variadas clasificaciones que tienen que ver con la imagen del cuarteto. El lugar que abrió sus puertas en 1998 y funciona en el Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660), está diseñado al estilo del original y por allí pasan bandas que recrean en vivo el repertorio beatle; a la vez que en sus otros espacios (un pequeño pub, un lugar al aire libre y la Sala John Lennon) se ofrece una variada cartelera de espectáculos. La primera sucursal que tuvo este emprendimiento fue The Cavern Colegiales (en el barrio del mismo nombre) con una oferta análoga y manteniendo el atractivo de poder recorrer la colección declarada Record Guinness en 2001 y 2011.
El creador y propietario de este fascinante mundo que evoca a la banda más influyente del rock mundial es Rodolfo Vázquez quien ahora nos presenta la primera extensión que la marca emplaza fuera de los límites de Buenos Aires. El lugar se llama The Cavern Villa Carlos Paz y se encuentra en el Shopping Melos (Florida 69), el mismo lugar que durante las vacaciones de invierno de 2011 expuso la colección con un éxito rotundo: “Aquella vez la muestra fue visitada por 5000 personas y muchos no pudieron verla, y te quedás un poquito mal cuando eso pasa -revela Rodolfo- por eso y porque para todo coleccionista el sueño es tener un museo propio, aparte de Buenos Aires ahora está este en Carlos Paz, que si bien es más chico, pero la idea es tener un poco de cada cosa para que la gente pueda disfrutar de algunas piezas”.
Rodolfo aclara que la sala de museo será con entrada libre y gratuita, mientras que en la parte del Cavern abarcará todo lo que tiene que ver con la música en vivo, el teatro, el stand-up y el arte en general. La intención es que ambos espacios estén abiertos todo el año, para lo cual sus responsables tienen planeada una agenda de espectáculos para la temporada y durante el año también, acompañado por una oferta gastronómica de estilo gourmet y todo muy tematizado Beatle.

La esperada inauguración en la villa se concretó el viernes 28 de noviembre por la noche y con Rodolfo Vázquez en el rol de anfitrión. Con él recorrimos la sala que contiene una selección de piezas de una variedad realmente impredecible, como la réplica de la chaqueta mao del memorable concierto en el Shea Stadium de Nueva York, un juego trivial pursuit, relojes pulsera y hasta un retrato de la “Yokonda”, irreverente simbiosis entre Yoko Ono y la obra maestra de Leonardo da Vinci.
Rodolfo, que visitó en varias oportunidades la ciudad de Liverpool y el Cavern original, me dice que aquel y el suyo de Buenos Aires son los dos únicos en el mundo, y adelanta: “Estamos avalados por ellos, y ahora van a lanzar internacionalmente la marca junto con nosotros”.
Sala del Museo
Además de su valiosa colección, el fanatismo y admiración que demuestra Vázquez por John, Paul, George y Ringo lo llevan a imponerse metas. En 2011 durante la primera entrevista que realizamos se lamentaba: “Aún no pude darle la mano a ninguno de ellos”. No paso demasiado tiempo para que pudiera tachar ese casillero, fue cuando estrechó la mano de Ringo Starr durante las dos visitas del baterista a la Argentina. Sobre este encuentro que quedó congelado en la imagen fotográfica que allí se exhibe, dice sin que suene exagerado: “Me hacés acordar y me emocionó también ahora, fue una cosa extraordinaria, fue una de las cosas más lindas que me pasaron con respecto a la música”.
  
   -¿Y lo próximo, qué? le digo, y la respuesta desnudó lo obvio de la pregunta: “Lo próximo es Paul, espero que algún día me dé bola… pasa que Paul Mc Cartney es muy top, hoy es el músico más importante del mundo, el más rico y más prolífico de todos los tiempos. Hay gente que ha tenido la suerte de encontrarlo en la calle y se ha sacado una foto. En Argentina, en todos los recitales que hizo, estuve en la primera fila, estuve en el vip, en la prueba de sonido, y nunca pude llegar.   Siempre estuve ahí…” (hace el ademán de estirar el brazo para alcanzarlo y remata el gesto con una carcajada).

Sobre el origen de las piezas, explica: “Muchas cosas son compradas y muchas otras son canjeadas. Hoy tirás un dato en internet y te comunicás con coleccionistas de todo el mundo y cambias cosas. Hay muchos discos y objetos nacionales que son muy requeridos, el material en español sobre todo; y te digo una cosa sorpresiva, algo que me llenó de alegría fue cuando abrí el museo en Buenos Aires (que ya fue visitado por 50.000 personas) y la gente me empezó a traer muchísimos regalos, vienen con discos, un álbum de figuritas brasileño del año ‘65, completo, que ni sabía que existía. Me dicen: ‘Vos lo vas a cuidar’, ‘Lo tenía en mi casa, lo voy a terminar tirando, sé que va a estar en el museo’. Un tipo me trajo hasta un aparato para pasar magazines. Eso es muy lindo”, expresa con satisfacción.

   -¿Te genera alguna ansiedad saber que permanentemente sigan saliendo cosas? “Y, es muy complicado porque realmente no se termina nunca. Es terrible, fíjate que ahora sale un disco nuevo de Mc Cartney con cuarenta y pico de temas. Cuando salió la reedición de Submarino Amarillo me mandaron un catálogo con casi 400 piezas nuevas: muñequitos, submarinos rompecabezas, es interminable”, concluye.-

miércoles, 19 de noviembre de 2014

David Lebón: “Este país me enseñó a ser humilde”

David y su tatoo de Hendrix
Era enero de 2012, la salud del Flaco se deterioraba y David Lebón no ocultaba la congoja por la situación que atravesaba su amigo. En esa circunstancia ocurrió este encuentro en el que David pidió no tocar el tema.
             
ENTREVISTA

Por Néstor Pousa

El reciente aniversario de Ecos de Punilla (el número 600 publicado la semana pasada), semanario para el cual escribo desde más de 10 años, me motivó a revolver archivos. Suele ocurrir en momentos de acumulación de información que algunas notas quedan postergadas y expectantes por un espacio en la sección. En la jerga gráfica se les suele llamar también “notas de parrilla”, es decir: esas que te pueden salvar cuando el ritmo informativo decae o la inspiración no acude. Así fue que encontré una grabación hasta hoy inédita con uno de los pilares fundamentales del Rock Argentino, David Lebón. Una entrevista no tan antigua en realidad y que decidí sacar a la luz por dos motivos. El primero, por el momento en que se dio: era sábado 7 de enero de 2012, tan sólo unos meses atrás había tomado estado público la enfermedad de Luis Alberto Spinetta y si bien se había instalado un fuerte rumor acerca de la extrema gravedad de su salud, solamente sus íntimos lo sabían de manera fehaciente. David era uno de ellos y pidió expresamente que no se le consultara sobre el tema (“Me hace muy mal y me pongo a llorar, me parte el alma”, se excusó al borde de la angustia). Con ese condicionamiento, entendible por cierto ya que tan sólo un mes y un día después el Flaco nos dejaba, el intercambio dejó jugosos conceptos que no perdieron vigencia. Este es el segundo motivo por el cual transcribo aquí esta charla ocurrida en el verano de 2012 en La Falda, en la previa de un show que también se vio afectado por la notoria congoja del músico.
La circunstancia fue una conferencia de prensa y lo aquí desgrabado son las preguntas que personalmente pude filtrar ante una atiborrada convocatoria de medios.
“Sigo siempre nervioso”, asegura el Ruso en las horas previas de un nuevo show, y justifica: “Recién, hace un rato en el hotel, era Oscar David Lebón y ahora estoy haciendo una conferencia de prensa y es muy difícil vivir con las dos personas. Parezco un esquizofrénico pero es así, porque me gustaría que la gente entienda que soy una persona que tiene un regalo que me hizo Dios y que es un préstamo hasta que me vaya, y a la vez también soy una persona común. A mí a veces me asusta un poco cuando se me acercan chicos hasta temblando, me da como cosa, pero bueno es parte de la religión, como dice Charly”.  Y continúa reflexionando sobre su status de rockstar: “Yo no me quejo de este país, a mí me secuestraron, me torturaron, me pasó de todo, pero gracias a este país aprendí a ser una persona relativamente humilde, porque no estoy en un escenario a mil kilómetros de la gente, con un jopo así, súper vestido y que mis asistentes no me pueden mirar a los ojos porque soy demasiado grande. Lo bueno es que yo puedo andar por la calle y la gente me para, y me dicen ¿cómo estás?; no me gusta que me digan maestro porque los maestros cobran poco (risas). En Buenos Aires, después de estar dos años viviendo en Mendoza, cambió la policía, ahora son más jóvenes que yo y me paran y me piden autógrafos. Es como vivir en un lugar increíble, porque hay personas en el mundo que no pueden salir a la calle”, concluye.

   -¿Quién te impuso el apodo de “Ruso”?   “Me lo puso la gente creo, no tengo idea. En realidad está bien porque no soy paisano, pero soy de abuelos rusos y quedó bien, porque como me llamo David piensan que soy judío, pero está todo bien, así cobro más” (nuevamente risas).

    En una época decían que eras el Eric Clapton argentino… “Ojalá, tendría un Rolls-Royce en la puerta, no tendría calor”, interrumpe. Y continúo con la pregunta sobre quiénes fueron sus influencias como guitarrista. “Acá tengo uno”, dice, y levantándose la manga de su remera muestra un tatuaje de Jimi Hendrix.  “Clapton por supuesto que también -agrega- hubo muchos. Yo lo fui a ver a Clapton, y es raro porque soy medio claustrofóbico, tengo pánico, me estoy tratando hace muchos años por eso, antes no viajaba en avión, perdía muchas giras, muchos trabajos a raíz de eso, hasta que empecé a manejar yo los aviones (se dispersa). Pero lo fui a ver, me senté en sexta fila y realmente vi a un tipo muy tranquilo, después de una vida… fuerte. Porque es muy difícil tocar en (el estadio de) River ante 60.000 personas y después llegar a tu casa y que una sola persona te cague a pedos, es difícil”, remata entre más risas.

   -¿Estás atento a las nuevas bandas que surgen?   “Sí, más o menos, yo tengo 59 años pero en realidad tengo 50 mil. Hace desde los 12 años que me dedicó a esto con todo corazón, con todo amor y gracias a Dios, por eso no soy intelectual, o sea siento más con el corazón que con la cabeza. En nuestra época teníamos que grabar en 2 canales lo que ahora graban en 16 y hacer la batería con un lavarropas y una zapatilla. Por suerte (los músicos de) ahora empezaron a escuchar de a poco el ABC: Los Beatles, Manal, Almendra, por eso creo que las bandas de hoy van a crecer. Los Beatles inventaron la juventud, esta es una frase de Charly, y yo creo en eso”.

   -¿Cómo es tu sistema de trabajo: componés, ensayás y grabás, o sos desordenado?   “Soy refiaca, soy totalmente desordenado y no me gustan las conferencias de prensa (lanza una carcajada), no mentira, mentira, sabés lo que es estar encerrado todo el día en la habitación con el aire acondicionado que no anda, venir acá es una gloria, y tocar a la noche son dos glorias, y con tres glorias mataría, ¡sabés la fiesta que me hago!”.

   -¿Es cierto que sos adicto a la televisión?   “Cuando yo era chiquito (sic) y tocaba con Pescado Rabioso me iba con el bajo y el televisor al ensayo. Había 3 canales, estaba el Capitán Piluso… y prendía el televisor y no se veía nada, hacía shhh, nada. Y en los recitales ponía el televisor como si fuese un monitor. Ahora, en el hotel, quedó prendido el televisor, creo”.

   Las biografías dicen que Charly García tuvo insistir mucho para convencerlo a David de formar parte de Seru Giran y aunque la anécdota es demasiado conocida, una vez más le consultó al respecto.  “La verdad, no sé por qué dije que sí, ¡carajo!”, entrecierra los ojos, piensa un instante y agrega: “Pero bueno, éxito y nada más, todavía no lo conozco, no sé quién es”.
   
   -¿Realmente estás arrepentido?   “No, para nada, yo no me arrepiento absolutamente de nada, el grupo mató, Pedro, Moro, Charly y yo éramos cuatro tipos distintos que logramos realmente hacer algo. El último long play, Seru ‘92, bueno la separación de Los Beatles, Let it be, es Heidi comparado con nosotros, ¡no nos podíamos ver! y sin embargo el disco es increíble, para mí es el mejor”.-


Mi amigo El Golo: “Conozco a toda la familia del Golo, somos amigos desde muy chicos, siempre viene a mi casa cuando va a Buenos Aires, uuuh, te podría contar mil cosas. Un gran tipo, un gran tipo”, dice David cuando le menciono que Alejandro “Golo” Cavoti (exintegrante de Seleste y La Máquina de Hacer Pájaros) está radicado nuevamente en Córdoba.

El Gurú y la Luz. “Nosotros teníamos algo porque pelear. Yo lo entendí tarde… tenía un Maestro que una vez me dijo que iba a ver Luz, pero cuando me picanearon los milicos nunca vi tanta luz en mi vida como ese día. Los disculpé, un día fui a ver a los tipos que me torturaron y pegaron, y los disculpé ¿viste? Les dije: yo estoy acá afuera pero uds. están adentro, adentro de uds. mismos, uds. están presos. ‘No me venga con la filosofía del Gurú’, me contestaron.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Jorge Fandermole: versiones de autor

Fander nos presenta “Fander”, su flamante álbum doble en el que repasa parte de su obra previa, a la vez que estrena nuevas canciones que manifiestan su vigencia. Conversamos con él.

NOVEDADES                                                                                  
Por Néstor Pousa

Lo primero que impacta mi atención una vez que ingreso en Sala de las Américas de la Ciudad Universitaria en el momento en que Jorge Fandermole inauguraba su actuación con una versión actualizada de Río marrón, es el silencio absoluto en el que se mantiene la platea. Hay algo de ceremonia en esa forma de disfrutar la música y mucho tiene que ver con la expectativa; la misma que provocó que se agotaran localidades logrando un lleno total no muy frecuente en los últimos tiempos salvo, claro está, honrosas excepciones. Se entiende, porque el santafecino llegaba a esta ciudad que lo tiene al menos una vez al año en su cartelera de espectáculos, con un flamante disco bajo el brazo.
Fander vino a presentarnos Fander y la ocasión merecía una celebración así, a escalas mayores, porque Fander es un álbum doble de gran resolución, editado por el sello Shagrada Medra en abril de este año y que había sido previamente tocado en Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata y Rosario. Córdoba, la siguiente parada, es precisamente una ciudad que profesa un amor incondicional por el músico nacido en Pueblo Andino, patria chica distante casi 50 kilómetros al noroeste de Rosario. Un amor que empezó a forjarse a fines de los ‘90, desde las épocas de Arrope aquel mítico pub que inauguró la movida musical y cultural en Alta Córdoba. El hombre atrás de aquel proyecto pionero fue José “Pepe” Morlans, hoy amigo personal y productor local del creador de la Oración del remanso.   
La historia preliminar indica que Jorge Fandermole fue uno de los baluartes autorales de lo que en 1982 emergió con el nombre informal de Trova Rosarina, con fecha de fundación simbólica en el verano de 1982 en La Falda, durante la tercera edición del Festival Argentino de Música Contemporánea. Juan Carlos Baglietto, punta de flecha de aquel movimiento no premeditado interpretaba Era en abril, uno de los principales números de un temprano repertorio; una canción de Jorge Fandermole que rotó incansablemente en los medios y que su autor curiosamente siempre se abstuvo de grabar. La había compuesto a los 15 años y para cuando se transformó en hit de difusión él ya lo había cantado demasiado tiempo, argumenta.


Pero la carrera de Fandermole se sustenta con una vigencia notable por ser uno de los autores y compositores más lúcidos de habla hispana, y a la vez uno de los más recurridos por otros intérpretes. Su presente tiene que ver con un nombre necesariamente autorreferencial: Fander, un acertado título que legitima el apodo con el que ha sido afectuosamente llamado desde hace muchísimo tiempo. Así bautizó a su flamante álbum que se desdobla en dos volúmenes distintos en contenido. Fander lo resume así: “El disco 1 tiene canciones de un repertorio más reciente y en el 2 corresponden a nuevas versiones de producciones de los años ‘83, ‘85 y ’88 que estaban en vinilo; la idea era recuperarlas un poco porque no habían sido reeditadas y en esos discos había un material que a mí particularmente me interesaba volver a poner a circular después de mucho tiempo, porque hay generaciones que no lo habían escuchado, y por algunas de esas canciones todavía tengo un especial afecto, todavía las canto y quería que suenen de nuevo”.
Cuando le comento que el disco de versiones no luce como un repaso “a la grandes éxitos”, sostiene: “No, son canciones que yo prefiero, o que estaban allí como sumergidas, ocultas y ya no sonaban. Tal vez no sean las que más se escucharon en su momento, es cierto, pero son las que a mí más me gustan”.
Sí aparecen Río Marrón, Tema del vino y Canción de navegantes representando a esos clásicos impostergables de principios de los 80’s; junto a otras como Puerto Pirata (escrita con Lucho González) y Carcará. Para su autor, actualizarlos implicaba: “Buscarles una sonoridad que tuviese que ver con cómo uno siente esas canciones hoy. Estas versiones nuevas pasan un poco por el oído de uno de hoy, así fue que ambos discos por más que sean de repertorios muy diversos en cuanto a origen, tienen una buena unidad en cuanto a lo sonoro”. Suscribo este último concepto.

Entre las nuevas composiciones está Hispano, una de esas canciones perfectas, con un texto que se manifiesta claramente sobre nuestros controvertidos orígenes, donde predice: “Ya saldará nuestro idioma sus dos deudas con la historia: pedir perdón tras los mares y aquí guardar la memoria”. La conocimos por la extraordinaria interpretación de Baglietto y ahora Fander deja un registro de su exquisita versión de autor. Y apunta: “La compuse en el 2004, año en el cual toda la ciudad de Rosario se sumó a lo que fue el Congreso de la Lengua Española. Surgió con la idea de formar parte de las festividades de ese evento, pero finalmente no sucedió y la canción quedó en el repertorio. Fue evolucionando, la arreglamos y quedó tal como la conocemos hoy”.
Hispano es uno de los puntos sobresalientes del disco 1, pero no el único, ya que figuran composiciones de profunda belleza poética y enorme musicalidad como Alunados, Yarará, Aquí está la marcha, La luminosa y Corazón de bombisto.
Sustentan la labor de Jorge Fandermole, en la ficha técnica y en los vivos, sus dos habituales compañeros de ruta: Marcelo Stenta (virtuosa guitarra solista y coros) y Fernando Silva (bajo, contrabajo y violoncello); reforzados por el pulso certero de Juancho Perone (percusión), Carlos Aguirre (piano, flauta e instrumentos digitales), Julio Ramírez (acordeón) y las voces de los cantautores Julián Venegas y Lucas Heredia (coros).

Así se armó Fander, un trabajo ambicioso desde su concepción que arrojó como resultado uno de los mejores discos del 2014. Que dejó a todos conformes, en especial a su responsable que revela: “Llevó mucho tiempo de gestación, sobre todo por esta dinámica de las producciones independientes que a veces te llevan más tiempo de lo que sería lo conveniente en el mercado estándar, además por ser un mercado tan conflictivo y crítico como lo es el del disco, actualmente”.-