domingo, 21 de mayo de 2017

David Lebón, un encuentro tan supremo

imagen de archivo
Considerado por muchos como el mejor guitarrista de rock y blues de Argentina, el Ruso Lebón llegó a Córdoba a presentar su flamante disco con nominación al Premio Gardel 2017.  

RECITALES

Por Néstor Pousa

El hecho ocurrió una noche de principios de primavera del 2002. Situación: décima edición del Festival de Rock de La Falda. David Lebón se encontraba cenando con su manager en un restó del centro de la ciudad cuando sorpresivamente se le acercó Luis Alberto Spinetta, lo abrazó y se expidió: “Vos sos el mejor guitarrista de Argentina”. Suscribo totalmente lo dicho por el Flaco, pero supongamos por un momento que esto sea una apreciación personal y subjetiva, como todo aquello destinado a relevar lo mejor de cada disciplina. Lo cierto es que el Ruso indudablemente pertenece a esa célebre elite de los más notables intérpretes de la guitarra eléctrica del rock en castellano (complete el lector el podio como mejor prefiera).
Lebón es de esa clase de guitarristas que asegura escribir canciones como pretexto para meter un solo de viola. Y no parece ser una humorada, aunque como autor su repertorio contiene páginas que fueron mucho más que un simple contexto, meramente funcional a sus inspirados punteos.
Sobre finales del año pasado, con el respaldo de la multinacional Sony Music, lanzó el flamante Encuentro supremo (recientemente nominado a los Premios Gardel como Mejor álbum artista masculino de rock), un disco muy rockero, directo, sin artificios, en donde predominan las bases de la batería del Negro Daniel Colombres, uno de sus bateristas históricos; las contundentes líneas de bajo de Roberto Seitz, los teclados de Leandro Bulacio, quien además ofició de productor artístico adjunto en tándem con Lebón; y los aportes de Dhani Ferrón (voz y guitarra rítmica) y Gustavo Lozano (guitarra).
En este nuevo trabajo que recupera la línea de discos fundamentales como El tiempo es veloz (1982) y Siempre estaré (1983), se conjugan momentos de alto voltaje como Dr. Rock, casi una continuación, 40 años después, del clásico Suéltate Rock & Roll (Polifemo), en donde el autor se manifiesta frente a su propia desesperanza. Pero también está el Lebón sensible entregado a una balada de Almendra como Laura va, en una delicada versión orquestal arreglada por un especialista en el rubro como Oscar Cardozo Ocampo.

Con este antecedente inmediato fue que el Ruso apareció por Córdoba para renovar su “encuentro supremo” con la ciudad. Nueve años nos separaban de su última visita a la capital provincial, aunque en el medio hubo un par de fugaces apariciones en Cosquín Rock y fue figura excluyente en el escenario temático 50 años de Rock Nacional en la edición 2017 del mismo ciclo. Pero propiamente en la ciudad su última presentación databa del 2008.
Esta vez fueron las modernas instalaciones del Quality Espacio el marco para una nueva visita del músico que integró buena parte de las bandas más emblemáticas del género. Muy pocos músicos de la escena, o ninguno como él, pueden presentar credenciales de miembro de grupos como Pappo’s Blues, La Pesada, Pescado Rabioso, Color Humano, Polifemo, Seleste, Seru Giran, evidentemente un currículum imposible de igualar.
Su show del pasado jueves 18 de mayo ante una sala en formato auditorio que se colmó, comenzó con algunas dificultades técnicas (zumbidos y acoples demasiado rebeldes) que desconcentraron y hasta casi sacan de eje a nuestro héroe de la guitarra. Pero una vez que el técnico de sonido acomodó las perillas la banda levantó vuelo a velocidad crucero con picos de intensidad en versiones claves. La lista incluyó buena parte de las nuevas canciones: Juntos (con Ferrón en segunda voz), Último viaje, Encuentro supremo, Te amo a pesar de todo, Perro negro y Latin rumba, cumplen con la máxima de su autor, ya que en cada una de ellas se despacha con uno de esos solos de viola inigualables. En tanto repasaba Hola dulce viento -su primera canción para Pescado-, a su material solista le agregaba números históricos como El tiempo es veloz, Casas de arañas (descollante Bulacio en improvisación de teclados y scat), En una hora y una versión demoledora de Copado por el diablo, en donde la banda no se guardó nada de su indudable nivel.
Pero el Ruso siempre reserva un lugar especial para las canciones de Seru, la súper banda que integró junto a Charly, Aznar y Moro. La primera de esas canciones con el sello de su voz y su personal dicción fue Esperando nacer, entregada casi como una ofrenda que hizo estremecer a la platea. Parado en el medio de la vida y San Francisco y el lobo (notesé, todos clásicos inobjetables) fueron parte de un intermedio en formato de trío junto a Leandro Bulacio y Dhani Ferrón, que aporta a la banda una imprescindible guitarra rítmica.
El Ruso a sus 64, el mismo los declara desde el escenario, parece estar de vuelta de todo y sin embargo a ciclos regulares viene a ocupar su lugar dentro del firmamento rockero argentino. Tal cual es su personalidad, lo hace sin histerias y rehuyendo a los convencionalismos. Como dato: no presentó a los músicos formalmente, asegura que son una banda de barrio y destaca lo agradecido que está de tocar junto a ellos. En su cruzada contra los formalismos propone evitar los histéricos bises, en donde los músicos simulan irse y el público asume la parodia y pide una más. Entonces tocará la lista de corrido antes de que “Todos nos vayamos a descansar”, propone.  Con Noche de perros, Mundo agradable, Sueltate Rock & Roll y Seminare, se despedirá hasta una próxima vez de la ciudad que siempre fue testigo de sus momentos más gloriosos.

Golo, el amigo de Lebón

Alejandro “el Golo” Cavoti al frente de Golosinas Peligrosas fue el encargado de abrir la noche en la que se presentaba su amigo David Lebón.
Golo, cordobés de nacimiento, antes de pasar buena parte de su vida en Los Ángeles, California, fue un activo integrante de bandas de la segunda etapa del nacimiento del rock en castellano en nuestro país. Junto a su hermano, su primo y un amigo formó Primera Resurrección. Luego pasó por Bubú (Miguel Zavaleta), Polifemo, Seleste, La Máquina de Hacer Pájaros, además de compartir zapadas con Pappo y participar en El Festival del Amor, organizado por Charly García.
Hace unos 10 años regresó para volver a afincarse en su tierra natal y así retomar su historia de música y rock. En la actualidad alterna presentaciones solistas con actuaciones junto a su trío Golosinas Peligrosas. Con ellos abrió el escenario temático 50 años de Rock Argentino en el reciente Cosquín Rock. Con la invitación de David para tocar en el Quality, el Golo pudo demostrar una vez más sus dotes intactas de muy buen violero en versiones propias de Boletos, pases y abonos (La Máquina…) y Dos edificios dorados (Lebón), y mostró algunos temas de su propio repertorio como el Golo´s Blues y otra canción con aires de funk.  El Golo se dio el gusto de tocar para su gran amigo y el Ruso lo agradeció antes de empezar su set.   

lunes, 8 de mayo de 2017

Amigos de lo eterno, Spinetta reprise

Ilustración: Pablo Lobato
En el libro “El concierto del aire”, de reciente edición y firmado por la dupla Lucas Fernández - Miguel Ángel Dente, se revelan detalles hasta ahora desconocidos del mega-show en el cual Spinetta repaso su prolífica carrera musical.

LIBROS

Por Néstor Pousa

El 4 de diciembre de 2009 Luis Alberto Spinetta decidió hacer una revisión exhaustiva de sus obras completas en un concierto en el estadio de Vélez Sarsfield ante una multitud estimada en 40.000 personas. El acontecimiento quedó registrado como un hito histórico por varias razones. Nadie hasta entonces esperaba que el Flaco, siempre reacio a revisar su extenso catálogo, concretara algo que sus fans le venían reclamando largamente. Nunca se sabrá a ciencia cierta si fue convencido, o solo, en su intimidad tomó la decisión, o ambas cosas obraron. Lo concreto es que lo que en principio iba a ser la reunión de sus tres primeras bandas fundamentales: Almendra, Pescado Rabioso e Invisible, terminó siendo una reunión antológica con muchos de los músicos y todas las formaciones que encabezó, incluida su etapa solista. Fue una especie de doble celebración por sus 40 años de carrera y los 60 de vida que cumpliría en enero del año siguiente. El show con un setlist alucinante de más de 50 canciones le demandó un esfuerzo sobrehumano de 5 horas 15 minutos de concierto en donde el flaco nunca abandonó el escenario mientras se sucedían las presentaciones de músicos de la talla de Charly García, Gustavo Cerati, David, Lebón, Fito Páez, Ricardo Mollo, Juanse, Diego Rapoport, Mono Fontana y una larguísima lista. El concierto en cuestión no podía tener un mejor nombre que Spinetta y Las Bandas Eternas, que exactamente un año después era editado en formato de box set conteniendo 3 cds, 3 dvds (concierto completo y backstage) y 2 libros con fotografías y textos.
Los ensayos demandaron jornadas agotadoras de hasta 10 horas en una enorme sala de ensayo con domicilio desconocido y hubo una especie de pacto de silencio previo en donde todos los involucrados en el proyecto jamás soltaron palabra. La fecha que se convirtió, por sus características, en uno de los conciertos más relevantes de la música popular de sudamericana y por qué no mundial, se cocinó en el más absoluto de los misterios. Con el diario del lunes supimos que Luis nos había dejado un último legado magistral a la altura de su obra y de su trayectoria profesional y personal.

Lucas Fernández (*)
En las semanas anteriores a ese memorable 4 de diciembre, Lucas Fernández, conductor, periodista y productor, junto a Germán Hidalgo y Lucio Carnicer, de Mama Rock (envío que cumplió 15 años en la onda de Radio Nacional Córdoba) intentaba convencerme por todos los medios que lo acompañara a un show que se presumía irrepetible, pero un par de compromisos familiares impostergables me impedían hacerlo. Lucas no faltó, y con su inseparable Zoom H2, un grabador digital portátil de alto alcance y fidelidad, registró la totalidad de la maratónica faena.
Los parlamentos del Flaco entre tema y tema para presentar a cada artista invitado, los cuales quedaron afuera de la edición oficial, y las entrevistas que Lucas realizara para su programa semanal fueron el punto de partida para la edición del El Concierto del aire (Tícher de luz reprise) primer libro firmado por Lucas Fernández en sociedad con Miguel Ángel Dente quien ya acredita en su haber el lanzamiento de guías biográficas sobre Spinetta (Tícher de luz), Charly García, Pedro Aznar, Gustavo Cerati, Fito Páez, Litto Nebbia y 50 años de Rock, todos a través del sello Ediciones Disconario.
Este nuevo material de reciente aparición nos permite reconstruir la génesis y los días previos al gran concierto, conocer los detalles de cómo y quienes lo idearon, escuchar en primera persona las opiniones de coprotagonistas del evento que hasta ahora no habían sido puesto en foco y que vieron la luz gracias a la inquietud periodística y amplia generosidad profesional de Lucas Fernández. Así, fueron entrevistados personajes como Juanjo Carmona (periodista y productor), Aníbal “La Vieja” Barrios (histórico asistente personal de Spinetta, casi su sombra), Dhani Ferrón (músico y productor, pero además, amigo e insospechado chofer de Luis durante todos esos días), Guillermo Vadalá (bajo y guitarra), una especie de muleto de Spinetta que se sabía todas las canciones de la lista del show. “Guille Vadalá fue la clave del concierto _reconocía el Flaco_ porque sacó todos los temas míos que tocamos, más otros que no tocamos. Para mí era muy importante saber que contaba con un guitarrista que si yo me rompía el codo subiendo una escalera podía hacer todo lo que tenía que hacer Spinetta en la canción”.
Otros que ofrecieron sus testimonios exclusivos fueron: Baltasar Comotto (guitarra solista), Sergio Verdinelli (batería), Claudio Cardone (teclados), Fito Páez, Juanse, Black Amaya, Gustavo Spinetta, Dylan Martí (fotógrafo), Bocón Frascino, los tecladistas de Spinetta Jade: Juan del Barrio, Mono Fontana y Leo Sujatovich. Y muchos más.
En todas las entrevistas desgrabadas y condensadas en el libro, queda claro que para la realización de este mega-recital todos los músicos convocados tuvieron que reducir sus egos artísticos a nivel cero subordinándose a las necesidades del momento, algo que solo podía lograr Luis Alberto por el respeto y admiración incondicional que provocaba en sus colegas. En devolución, en cada una de las presentaciones Luis se prodigaba en adjetivos elogiosos y con su habitual amorosidad hacia todos ellos, llegando en algunos casos al límite de la exageración.
Este novedoso trabajo de la dupla Fernández-Dente viene a cerrar un circulo virtuoso que arrancó con el concierto y siguió con la edición de ese material en audio y video. Si había quedado pendiente algún detalle, en las páginas de El Concierto del aire están a buen resguardo.

(*) Lucas Fernández en la Presentación Oficial en Córdoba de "El Concierto del aire" en Cocina de Culturas, 04 de mayo de 2017.