lunes, 30 de abril de 2018

Charly García y sus ángeles

“Los Ángeles de Charly” es una colección de fotografías que espían en la vida del músico argentino, realizadas por Andy Cherniavsky, Hilda Lizarazu y Nora Lezano. La muestra se pudo visitar en 220 Cultura Contemporánea de Córdoba.

Por Néstor Pousa

Charly García y sus ángeles mantienen una relación profesional y personal muy estrecha que se puede cuantificar en décadas. Con Andrea “Andy” Cherniavsky se conocieron a mediados de los años 70. Fueron casi familia, ya que ella fue la novia en la secundaria de Daniel García Moreno, hermano del astro.
A Hilda Lizarazu tomó contacto en el amanecer de los años 80. Ella, estaba recién llegada de Nueva York y empezaba a frecuentar el mundillo del rock como reportera gráfica en revistas de primera línea. Él, se le acercó en el medio de un evento de la noche porteña para elogiar su trabajo ante la sorpresa de la fotógrafa que lejos estaba de imaginar que en un futuro no tan lejano integraría una de las bandas más recordadas del García solista, Los Enfermeros. Tampoco sospechaba Hilda su posterior protagonismo en el firmamento de la música nacional, sea con su banda Man Ray (junto a Tito Losavio) o su presente solista.
Con Nora Lezano el vínculo empezó en 1997, durante la presentación a la prensa de Alta Fidelidad, aquel disco que germinó como fruto de la admiración incondicional entre Mercedes Sosa y Charly. Este tuvo como un flechazo con la joven fotógrafa que lo veneraba como un ídolo. Fue así que la empezó a convocar para sus producciones fotográficas.
Ellas tres documentaron en imágenes la mayor parte de lo que fue el rock argentino desde los convulsionados ochentas a la fecha. Aunque Hilda, como ya dijimos, en un momento cambió definitivamente la cámara por el micrófono.
Es por eso que no debería sorprender cuando fueron convocadas para una muestra en homenaje a quien es considerado como uno de los músicos más influyentes de la escena nacional. Una exposición de fotografías potenciada por el Ministerio de Cultura de la Nación en línea con los 50 Años de Rock Argentino, con la curaduría de Elio Kapszuk, y la idea y producción de Marcelo Panozzo, Marcelo Fernández Bitar y Juanjo Carmona. Una muestra que recopila cerca de 200 imágenes, en su mayoría inéditas, con autoría de Andrea Cherniavsky, Hilda Lizarazu y Nora Lezano, quienes abrieron sus archivos especialmente para este proyecto.  

Lezano, Cherniavsky & Lizarazu
De la muy cercana y casi celestial relación del músico con las tres fotógrafas surgió el título de la muestra: Los Ángeles de Charly, que fue inaugurada en julio/agosto del año pasado en el Palacio Nacional de las Artes de Buenos Aires.
En una segunda etapa y rompiendo con el clásico ombliguismo del puerto, la colección comenzó un derrotero itinerante por las principales ciudades del país. Viedma. Mendoza, Rosario y Córdoba (durante marzo y abril en 220 Cultura Contemporánea - Costanera y Mendoza) fueron las primeras plazas que la colección empezó a recorrer durante los pasados meses. Así el público de todo el país podrá espiar en la vida de uno de los máximos autores de la música contemporánea, su carrera, sus giras, sus conciertos, momentos de la vida cotidiana y doméstica retratados en imágenes de alta calidad artística. Exhibidas en una galería de imágenes que no respeta un orden cronológico, sino dispuestas en modo random (aleatorio) para sorprenderse con el mejor Charly de los años ochenta y el Charly desbordado y espectral de los 90. El que hizo de su vida un escenario perpetuo y de su casa, el ya célebre departamento en el 7º piso de Coronel Díaz y Santa Fe en el popular barrio de Palermo, su bunker preferido donde se gestaron algunas de sus obras más recordadas.
Charly tiene una enorme empatía con la lente de la cámara y eso bien supieron capitalizarlo, en distintos momentos de su vida, Hilda Lizarazu, Nora Lezano y Andy Cherniavsky. Al respecto, está ultima manifestó: Es esta cosa que creo que tenemos las tres, y que convive mucho en la muestra, de robarle fotos a una persona que tiene una energía desbordante y que todo lo que hace es fotografiable. Eso es maravilloso”.

Charly en el Edén. Hay algo que tal vez sorprenda al ocasional visitante que recorre la muestra y es una serie de imágenes del músico posando en distintos salones del Edén Hotel de La Falda.  La más imponente es una gigantografía transparente que lo muestra a Charly semi inclinado en el hall de entrada del centenario edificio. Hay otra, titulada Desarma y sangra, en la que se lo ve tocando un piano de cola desvencijado (según expresa el rótulo). En una tercera está solo contra un muro (Rasguña las piedras) y la cuarta asomado a una ventana, acompañado por Fito Páez y Fabiana Cantilo. Según la visión y memoria emotiva de Hilda Lizarazu, esta última foto refleja: “La hermosa unidad fraterna y musical de los tres, recorriendo diferentes salones abandonados de este hotel que era algo así como fantasmagórico en ese momento. Y yo como una ardilla los perseguía y les sacaba fotos”.
Si bien las cuatro tomas están fechadas en 1985 parece inexacto el dato. Charly no anduvo por La Falda en ese año, en cambio sí lo hizo en las temporadas 80, 82, 83, 86 y 87 (el año correcto de la sesión de fotos) dejando un saldo de conciertos memorables, algún que otro escándalo y una infinidad de anécdotas desopilantes.
Los créditos de esta serie, que bien podríamos denominar como Charly en el Edén, pertenecen a Hilda quien por esos años solía asistir como foto-reportera al legendario Festival de Rock que se realizó durante la década del 80, que fue un hito indiscutido de la música nacional y que dejó legados de la trascendencia de este que hoy nos ocupa.-



sábado, 21 de abril de 2018

Mersey Mustards: el mundo necesita canciones

Comentario de “Cinco días”, el nuevo trabajo discográfico de la banda cordobesa Mersey Mustards realizado con la colaboración directa de Litto Nebbia.

NOVEDADES

Por Néstor Pousa

Dentro de la inabarcable paleta de colores y texturas que habitan la escena musical cordobesa se encuentran Los Mersey Mustards, defensores del más puro estilo mersey beat, al que deben su nombre, el que se completa con la expresión inglesa mustard (mostaza) en un juego de palabras que alude al apellido de uno de sus integrantes y fundadores. Ellos terminan de editar Cinco días y es justamente Luis Mostaza, que de él se trata, quien nos cuenta de este nuevo disco y resume la historia del grupo: “La banda existe desde 1994 con el nombre Sorry for the Music, hasta que en julio de 2009, una noche en Agua de Oro, le entregamos un demo con tres canciones a Litto Nebbia, de quién somos fanáticos desde nuestra más tierna infancia -acepta Luis- a través de un amigo en común llamado Augusto Troncoso. Fue así que Litto me pide mi mail y promete escucharlo. Inmediatamente al otro día me escribe diciendo Me encantó, no suenan a ninguno de los referentes del rock argentino, me suena a rock inglés de los 60’s”.
“Luego de muchos mails y encuentros personales, Litto decidió producir el primer disco y desde entonces existe un vínculo permanente de idas y vueltas musicales que enriqueció definitivamente a la banda, a la que él mismo bautizó como Los Mersey Mustards”, revela Mostaza.
Los MM están compuestos por: Taufí Flores (batería), Andrés Bertona (bajo), Leonardo Cabo (voz principal) y Luis Mostaza (guitarra), y tienen un miembro “itinerante” (según define el guitarrista) que es Carlos Sada (guitarra y voces), quien además lidera su propia banda, Sullivan.
Registraron a la fecha cuatro discos: Paraíso (2010), el que contiene las tres canciones de aquel primer demo entregado a Nebbia: A Los que sufren por amor, Cuento de Hadas y Manfrey.
Le sucedieron: Nunca me dejes (2012), Un nuevo amanecer (2014) y un DVD: Todo Continuará (2013), todos producidos por Nebbia y editados bajo el sello Melopea.



Flores, Mostaza, Cabo & Bertona
Cinco días, publicado en 2017, es el continuador de la saga y para su concreción no modificaron la fórmula: “Nuestro método de trabajo es simple -confirma- nosotros componemos y grabamos permanentemente (la banda casi no toca en vivo) y le vamos mandando el material a Litto, que opina y decide como un integrante más, pero además como productor. Luego de seleccionar las canciones, grabamos las bases definitivas en nuestra sala de ensayo en Córdoba y él graba sus participaciones vocales, teclados y guitarras en Nuevo Mundo, su estudio porteño, con su ingeniero histórico Mario Sobrino al frente de la consola. La hoja de ruta culmina con el viaje de los MM a la factoría de Nebbia para grabar el resto. Esta última etapa se extendió durante “cinco días”, y fue eso lo que definió el nombre del disco.
Señales inaugura el flamante trabajo, una canción firmada por Leonardo Cabo (letra) y Luis Mostaza (música), un binomio compositivo que se repetirá muchas veces a lo largo del programa de ¡20 canciones! toda una marca para estos tiempos.
La lista de temas es muy pareja y abunda en reminiscencias del beat de los años 60’s (Beach Boys, Los Gatos, esa onda) con predominio de guitarras y teclados (Mellotrón, Hammond, Farfisa) en una muy cuidada estética vintage.
No obstante que en Ciego de fe (de Luis Mostaza) hay aires de la música country western, en el siguiente track, Salgo de ti, vuelven a la senda con una balada que recuerda a Los Beatles de Please, Please me.
Litto Nebbia aporta un tema de su firma, ¿Qué clase de amor tendrás?, un rescate de 1974 extraído del álbum Melopea.
La voz del padre del rock nacional aparece, inconfundible, en los coros de Puedo cantar, una bella canción con letra de Mostaza y música del propio Litto.
Promediando el disco aparece Tapar el sol con un riff de guitarra que lo identifica y un poco más adelante la bella Contar hasta diez sin respirar (de Leonardo Cabo).
Litto retoma su costumbre de ponerle letra a músicas de los hermanos Ingaramo. Aquí es el turno de Cuesta Blanca, un instrumental de Mingui Ingaramo de la época del Grupo Encuentro.
El estribillo de Isabel (pista 19) y su acorde final parecen el cierre ideal de un disco para volver a escuchar varias veces, pero aún nos queda el bis de Sube y baja.
Si el mundo necesita canciones, tal como sentencia el propio Nebbia a modo de prólogo en la lámina interna que acompaña el cd, los MM cumplen holgadamente con esa premisa: “Son 20 canciones... ¡y eso que él descartó otras 20!”, dispara Luis Mostaza con una carcajada.