viernes, 8 de noviembre de 2013

Un recital histórico: El “efecto Ringo” pasó por Córdoba

Ringo Starr, el carismático baterista de la banda más famosa del mundo, hizo escala por primera vez en Córdoba. Crónica de un gran acontecimiento.

Por Néstor Pousa

Finalmente el día tan esperado llegó, Ringo pasó por Córdoba y fue como si hubiera pasado el cometa Halley, porque los casi cuatro mil afortunados que, holgadamente o con lo justo, pudimos asistir al Orfeo Superdomo quedamos así, con la boca abierta, deslumbrados, casi incrédulos, de poder estar a un toque del baterista de Los Beatles, la banda de rock más famosa de la historia, la que más influyó, la que inventó casi todo lo que conocemos y existe sobre el género.
Como ya se sabe Ringo viene liderando desde finales de los 80’s la All Starr Band, un seleccionado de estrellas que respaldan la gira del exBeatle. Un formato que tiene la particularidad de ir rotando a su personal, por lo que de la primera formación hoy no queda ninguno. Así también, a medida que van cambiando sus miembros, se va actualizando el repertorio, ya que a los clásicos que siempre interpreta Ringo se le suman los que puedan aportan el resto del combo.
El show del miércoles pasado arrancó puntualmente a las 21.30 con la banda en escena, la voz en off del locutor haciendo las presentaciones y Ringo entrando a la carrera para los primeros dos temas: Matchbox (de Carl Perkins) y It don’t come easy (uno de sus primeros números solistas), que desataron la excitación, los gritos, las lágrimas y la alegría de un público que ya estaba fuera de sus butacas y en un estado de medido descontrol, algo así como la versión adulta del furor que provocó la Beatlemanía en los sesenta.
El programa ofrece dos conciertos en uno, que se van alternando y bien pueden disfrutarse por separado. Por un lado Ringo con los legendarios temas a los que les puso su voz en Los Beatles; por el otro la All Starr Band (incluido Ringo en una de las baterías, claro) que tiene momentos de protagonismo en partes escrupulosamente iguales para sus integrantes. Todd Rundgren (guitarra y voz) mostrará sus canciones más recordables (I saw the light, Love is the answer); Gregg Rolie (piano, órgano Hammond y voz) volverá a poner su voz a los temas de la primera época de Santana (Evil ways, Black magic woman, Oye como va); a su turno Richard Page (bajo y voz) nos recordará los éxitos que facturó con Mr Mister (Kyrie, Broken wings y la hermosa balada You are mine, con Ringo tocando el cajón peruano) y Steve Lukather (guitarra líder y voz) pondrá en llamas la pista de baile con los clásicos de su exbanda Toto (una extensa versión de Rosanna, África y el infaltable Hold the line).

Todo bien con el rescate 70/80 de una banda de notables que se completa con el todo terreno Mark Rivera (saxos, guitarra, teclados, percusión, voz y casi cualquier otra cosa) y con Gregg Bissonette en la batería, individualmente el músico más destacado en una banda que suena súper ajustada. Pero, a decir verdad, habíamos ido a ver a Ringo y en este punto no hay disputas por el liderazgo. Si hasta Rundgren, en algunas ocasiones, luce remera con la estampa del jefe. El inquieto Ringo es la estrella, no hay dudas de eso, que va de un lado a otro, sube y baja de la alta tarima de su batería, pasa por el piano y dispara la intro de Don’t pass me by (del White Álbum) que equivocadamente anuncia como de Abbey Road. Apela a los rocks que grabó en la primera época de Los Beatles y al comando de su histórica Ludwig tocará y cantará Boys (de Please, please me) y Honey don’t (de Beatles For Sale). Breve repaso por su álbum más moderno, Ringo 2012, con el reggae Wings y el himno (Anthem) de paz y amor.
Este verdadero showman que durante años se mantuvo a la sombra de Lennon y Mc Cartney y hoy se explaya a sus anchas sobre el escenario y marca los tiempos del show, se muestra locuaz y muy comunicativo con la gente, bromea y contesta hasta el límite de la paciencia la avalancha de comentarios que le tiran. Lo interrumpen y reconviene con un “I’m talking” (interprétese como: “Estoy hablando, no jodan”) con su inconfundible acento británico. Pero se permite jugar: “What is my name?”, reclama, para que la platea estalle en un ensordecedor ¡Ringo! Y así sigue el juego, y recibe regalos y devuelve atenciones e insta a que imiten sus dedos en “ve”, símbolo ecuménico de Peace & Love. Luego siguen las canciones: “Hay damas en la sala?”, pregunta como introducción para I wanna be your man (Quiero ser tu hombre) de With The Beatles; y el esperado paseo en Submarino Amarillo al que nadie puede resistirse.

El final está cerca con Photograph, el hit que compuso con George Harrison y que ya cumplió cuatro décadas, y continúa con Act naturally, su contribución a la película Help! (Socorro!), antes de un cierre épico con With a little help from my friends que se prolonga en el Give peace a chance de Lennon. No existe para Ringo esa convención que llamamos “bises”, y ni falta que hacen, con sus estoicos 73 años y durante dos horas dejó el alma en el escenario. Después de todo, no siempre ocurre que un Beatle llegue a tu ciudad, y salvo que algún día se concrete el prometido arribo de su amigo Paul, ningún otro músico de este planeta podrá igualar el efecto que produjo Ringo a su paso por aquí.-

Sala: Orfeo Superdomo (formato auditorio)
Fechamiércoles 06/11/2013
Asistencia: 3.500 personas
Foto: Silvia Olmedo