miércoles, 27 de febrero de 2013

Los Frenéticos: surfeando en tierra firme


La banda cordobesa editó su disco debut en donde recrean con conocimiento de causa el clásico estilo Surf Rock. Lo presentaron con éxito en la reciente edición del Cosquín Rock.

COMENTARIOS DISCOGRÁFICOS
                                                                                                                 
Por Néstor Pousa

El Surf Rock es un estilo musical que nació al calor de las soleadas playas del sur de California a principios de los años 60’s. Se caracteriza por un sonido y una estética que refieren no sólo a la actividad deportiva acuática a la que debe su nombre, sino también a un estilo de vida. Este movimiento ganó muchos adeptos y se hizo un clásico de la mano de algunos de sus referentes más famosos. Lo curioso es que emerja en lugares tan lejanos y poco propicios como una ciudad mediterránea, donde pretender surfear una ola no es más que un sueño o una utopía.
Sobre fines del año pasado la banda cordobesa Los Frenéticos, cultores de este estilo en su forma más esencial como lo es el instrumental, lanzaron su disco debut en el cual no descuidaron ningún detalle. Editar hoy puede resultar más fácil que en las doradas épocas en las que dominaba el vinilo, pero ellos elevaron la apuesta con una producción acorde al sonido que defienden. El cuidado puesto en la edición de El Playa, tal el título de su ópera prima, se percibe desde su grabación y mezcla realizada por Gonzalo Rainoldi en los estudios Quark (Buenos Aires) y el masterizado en Chicago Mastering Service (U.S.A.) por Jason Ward, ambos especialistas en la materia. Para el packaging se utilizó la forma del sobre de los discos singles que predominaban en la época en las que el Surf Rock vio la luz. Todo un detalle de originalidad y fineza. Nacho Rompantodo, uno de los guitarristas, es quien explica: “Queríamos dar un producto que estéticamente sea diferente. Los discos compactos sabemos que no están en su mejor momento de venta, así que hay que buscarle una vuelta. Como amantes de lo vintage y los vinilos quisimos recrear y homenajear al formato. Una buena tapa, información para leer, alguien que oficiara de curador o presentador en la contratapa como solía hacerse y el tamaño de 7 pulgadas o simple, pero en c. d.”, y adelanta: “Nos gustaría editar en vinilo un próximo disco, en Europa o USA es muy común”.
Pero como sabemos en Córdoba no hay olas, salvo las de baja altura que agitan levemente el lago San Roque, entonces: ¿la apuesta puede verse como una renovación en la atractiva escena musical cordobesa? Nacho aclara: “No nos propusimos renovar nada, sólo hacemos un género que nos apasiona como es el Surf. Eso nos pone en dos lugares: uno es el de cosa nueva e innovadora pero porque no se hizo antes en Córdoba, aunque estemos haciendo un género puramente relacionado a los 60; y el otro es el de explicar que es la música Surf, porque la mayoría no sabe. Todo queda aclarado cuando nos ven en vivo, que es mejor que las palabras”.

El Playa contiene doce temas, todos pertenecientes a Los Frenéticos a excepción de dos versiones: Rompan todo (de la legendaria banda uruguaya Los Shakers) y La playa (del músico francés Claude Ciari) que aporta otra curiosidad al menú. No obstante el primer track, Mediterranean surfers, ubica estilística y geográficamente a Los Frenéticos, que ya desde la portada aclaran a los desprevenidos que su sonido es una mezcla entre música surf, beat, spaghetti y sonidos reverberantes. Después seguirán momentos -siempre instrumentales- con Daddy’s Beach y Frenetiqueando. Los aires se enrarecen con la melodía medio-oriental de Casa Arab, en tanto que Golpe beat (nótese la deliberada redundancia en el título) hace referencia a este estilo.
Se declaran admiradores de Quentin Tarantino. Al talentoso y díscolo cineasta estadounidense le acreditan haber reflotado desde sus películas esta música de guitarras reverberantes. ¿Ya vieron Django sin cadenas? ¿Sueñan con que los incluya en alguna banda de sonido? ¿Le hicieron llegar el disco? “Ya vi Django -dice Nacho, y exclama- ¡y Quentin volvió a hacerlo! Somos fanáticos de sus bandas sonoras y del western. Tenemos canciones que remiten al spaghetti como Agüero el Mesías o Bajo la atenta mirada de Giuliano Gemma. Sería de no creer estar en sus bandas sonoras, elige muy buen material para ellas. No sabría cómo hacerle llegar nuestro disco.
Además de Nacho Rompantodo, la banda la completan Andrés Valesio en batería, Hernán Lettoli en guitarra y Matías Mariani en bajo. En tanto que en el disco participó como músico invitado Marcos Croce aportando el inconfundible sonido del Hammond en dos temas, el nombrado Bajo la atenta mirada de Giuliano Gemma y el que cierra la lista, Evil sun.
Los Frenéticos tuvieron la oportunidad de mostrar su trabajo en la reciente edición del Festival Cosquin Rock en el aeródromo de Santa María de Punilla. ¿Cómo fue esa experiencia? “Fue muy buena, si bien el hangar (N. del R.: tercer escenario) no contaba con un público estable sino más bien de paso, que veía una banda y seguía, tocamos ante bastante gente, en su gran mayoría no nos conocían y bailaron como si fueran fans de siempre. Planteamos un show de festival, mucho más rápido y enérgico, más movido, lo cual hizo engancharse enseguida a la gente. Eran 30 minutos a todo o nada”.
-¿Fue un medio positivo de difusión? “Totalmente positivo. En cuanto a prensa hicimos notas antes y durante el festival, la cantidad que hubiéramos hecho en mucho tiempo de no participar en un evento así. El estar con medios de todo el país, inclusive de otros, te genera mucha expectativa porque estas mostrando tu material a gente que de otra manera se haría más difícil. El público que presenció nuestro show también era nuevo; el festival te abre muchas puertas”.
-¿Por qué "El" Playa? (con el artículo en masculino) “Surge en parte por un hotel que hay en Capilla Vieja cerca de Villa Gral. Belgrano, que se llama El Playa Hotel, pero la palabra Hotel se cayó y sólo se lee El Playa. Como somos una banda relacionada directamente con la playa, el mar y las olas pero vivimos muy lejos de una buena ola, quisimos jugar con eso,  lo más parecido que tenemos acá es el lago y mezclamos un poco de cada cosa”.-

viernes, 15 de febrero de 2013

Cosquín Rock: el misterio de la montaña

COBERTURA ESPECIAL
Por Néstor Pousa

¿Cuál es el misterio que encierra Cosquín Rock? Ni José Palazzo su mentor y organizador puede descifrarlo. La persona por la que pasan casi todas las decisiones y la cara visible de un numeroso staff de producción está logrando darle al ciclo la forma y el estilo que tiene en su cabeza, cuidando hasta los mínimos detalles de la que fue la edición decimotercera consecutiva desde su nacimiento en la Plaza Próspero Molina de la ciudad que le dio nombre al ciclo, pasando luego por el paisaje de montañas y lago en la Comuna de San Roque, hasta esta nueva escenografía del Aeródromo de Santa María de Punilla que reúne todas las condiciones para ser la última y definitiva. Palazzo es quien mejor conoce y desentraña al festival de rock más grande de Argentina, pero así y todo no puede responder la pregunta. Ni él sabe decir porque en una época de baja convocatoria a festivales como fue diciembre pasado, la edición 2013 del Cosquín Rock superó los pronósticos más esperanzados, batiendo en la jornada del sábado el record de asistencia de todos los tiempos (algo así como 45.000 espectadores).
Tal vez la buena estrella comenzó a brillar por la primera banda que pisó el escenario principal el día inaugural. Amel fue la encargada de abrir el show, integrada por Gustavo Spinetta en batería y Gonzalo Pallas en guitarra y voz, hermano y sobrino respectivamente de Luis Alberto. El apellido y algo del gen musical de uno de los padres más ilustres del movimiento fue un buen augurio para las siguientes 72 horas.
Algunos cambios de última hora en la grilla desembocaron en la tempranera presentación de David Lebón. Con el Rey Sol negándose a ceder su supremacía sobre la tarde, el Ruso se dispuso a entregar un set eléctrico de rock and roll con una banda nueva respecto de su última presentación. Temas de Seru y de su etapa solista tuvieron su punto más alto con Noche de perros en donde volvió quedarse con el título de mejor guitarrista del rock local.
Un sábado con artistas deliberadamente clásicos presentaba a continuación a Pedro Aznar que muy lejos de entrar en el ritmo vertiginoso de un festival, programó su set como si estuviera solo. Presentó mayoría de temas de su último disco, concedió algunos clásicos como Mienten y Tu amor, homenajeó al Gitano Sandro y repasó su anterior disco. Se fue ovacionado como prueba de que las multitudes festivaleras no carecen de buen oído.
La nota de color la dieron Marcelo y Tamara, ambos se conocieron durante la edición 2008, entonces le pidieron a la organización casarse en el festival. Palazzo redobló la apuesta y le cumplió el sueño arriba de la pasarela del escenario principal con el intendente de la ciudad, Dardo Zanotti, oficiando la ceremonia ante miles de personas.
Mientras atrás se armaba la banda de Fito Páez quien hacía nueve años que no pisaba este escenario, desde la fatídica edición de 2004 en la Próspero Molina. El rosarino derrumbó los mitos supersticiosos de los organizadores con una gran performance, prolongando el festejo de los 20 años de su disco más exitoso (El amor después del amor) en versión compacta.
Andrés Ciro Martínez, ex líder piojoso ungido como nuevo Rey de los Persas se coló entre los históricos tal vez porque la historia ya le tiene reservado un lugar entre los grandes. Comienzo demoledor con Astros y Antes y después, dos hits de sus dos discos solistas, después la nota emotiva la produjo con un homenaje de ida y vuelta con los Veteranos de Malvinas. Él les dedicó una canción, ellos lo nombraron miembro honorario.
En el segundo escenario (temático) se congregaban las bandas de rock barrial (La 25, El Bordo, Gardelitos, los rosarinos de Cielo Razzo, Ojos Locos, Salta la Banca, entre otros) con la notoria ausencia, para sus miles de incondicionales seguidores al menos, de CJS los alter ego de los Callejeros de Pato Fontanet. A propósito de esto hubo una gran manifestación durante las tres jornadas pidiendo por la libertad de la banda que cumple condena efectiva, aunque la consigna que más adherentes tuvo fue la de “NO a la TRATA”.
Mientras tanto en el principal todo estaba listo para el cierre de Charly García que con aspecto de científico loco se puso una vez más al frente de su multifacética banda, una de las mejores que lo acompañó en toda su carera solista. Tenía una lista de 25 temas, todos sus clásicos, pero había cobrado más fuerza que nunca el rumor previo de la juntada con sus excompañeros de Seru Giran. El dato que en los temas número 26 y 27 los reporteros gráficos tenían que tener prontas sus cámaras y equipos terminó de confirmar la especie. Sobre los últimos minutos del show subieron Lebón guitarra en mano y Aznar bajo en mano para una versión breve e incompleta de Seru 2013 (sin Moro, por razones obvias). Igual las interpretaciones de Perro andaluz y Seminare pasaron derecho al álbum de los momentos cumbres del festival. 

Las chicas al poder. La segunda jornada (domingo 10) comenzaba con amenaza de lluvia primero, seguía con un poco de alivio por la disminución de la temperatura después, pero cuando salió el sol el calor y la humedad volvieron a hacerse sentir. A las cuatro de la tarde, en plena siesta serrana, la temperatura subió aún más con las chicas de Pink Wasted en el hangar (tercer escenario) que albergaría en este día a la prometedora escena de Córdoba (Sur Oculto, Lautremont, Hipnótica, Jotes, Los Frenéticos, Paris Paris Musique, Rayos Laser, Santa Esquina, Drako, The Johnsons y Los Clientes). Mientras que en el principal Eruca Sativa hacia su historia convirtiendo su show de primera hora en algo que ya merece prime time. Lula, Brenda y Gabriel demostraron todo su poder ante el amor presente de muchos de sus seguidores y la mirada ya no tan extraña de los que les empiezan a tomar el peso.  
Le siguió el Bob Marley Living Memory, el tributo de Nonpalidece y Amigos a la figura del máximo icono de la cultura reggae. Los invitados: Ciro Pertusi (Jauría), Malena D’Alessio (Actitud María Marta), la jamaiquina Doreen Shaffer y el Negro García López (el guitarrista tuvo record de presencias como músico invitado).
Así como hay artistas históricos del Rock Argentino, los hay también históricos del Cosquín Rock. Entre ellos Catupecu Machu con un Fernando Ruiz Díaz rindiéndole tributo a la historia del festival que los tuvo como protagonistas desde su inicio. Recordó y reconoció a sus iniciadores: Palazzo, el Negro Constantino y el Perro Emaides. Desde el escenario agitó como siempre, en rueda de prensa se emocionó hasta las lágrimas con el recuerdo de Spinetta.
Otros infaltables La Vela Puerca, demoledora garra charrúa que contrasta con la onda más introspectiva de la música uruguaya en general; y la efectividad de Las Pelotas, ya se dijo demasiado, es la banda con asistencia perfecta al festival. Antes que ellos Pity Álvarez y sus nuevas Viejas Locas. Nunca quedará claro si despidió a sus antiguos compañeros de equipo o estos se fueron por propia voluntad, lo cierto es que al estar solo al mando de la nave le permitirá ampliar el espectro de posibilidades y a las mejores de canciones de Viejas Locas (Homero, Lo artesanal y Perra, entre otras) le puede sumar sin oposición sus creaciones con Intoxicados (Se fue al cielo y Mi inteligencia intrapersonal) y así redondear un gran show al que solamente le faltaría un buen cantante.
Esa noche el temático heavy se superpoblaba como nunca antes de hombres y mujeres de negro para ver al (casi) único exponente internacional, Exodus, junto a Carajo, Horcas, Tren Loco, Hammer, Lethal., Mastifal, Rowek y Ricardo Iorio con Almafuerte.  

Fiesta en la casa jaguar. Eli Suárez, voz, guitarra y líder de Los Gardelitos nos había dicho en sala de prensa que lo único que le podría observar al Cosquín Rock era que debía renovar su grilla. Él es otro de los asistentes históricos (suma ocho presencias) y no vería mal alguna vez dejar su lugar a otra banda. Esto es cierto, pero también lo es que esta edición tuvo algunos pequeños signos de renovación; tal vez buceando en los escenarios alternativos o en las primeras horas del día se pueda ver algo de lo que vendrá, pero no menos cierto es que hoy el rock es un negocio más, dominado por los números como cualquier otro negocio, lamentablemente si los números no cierran no hay recital y lo que se necesita es buena cintura y criterio artístico en los productores. El lunes, en la jornada de cierre, se pudo ver variedad de propuestas y uno de los mejores shows de este ciclo. Un sol rajante, un calor al límite de lo soportable y las gambas a punto de tirar la toalla, nada pudo impedirnos ver bien temprano a Massacre Palestina, la banda del inefable gordo Wallas. Descarga de los mejores temas de El Mamut y Ringo (discos bisagra de esta banda ya longeva) y el placer de una charla en la que el frontman no esquivo ningún tópico.
Las Manos de Filippi y su mensaje contestatario, Kapanga y su estilo cuartetero y jodón y el estremecedor sonido de Molotov no fueron sorpresa para un público que los conoce sobradamente. El detalle que tal vez no todos sepan es que los mexicanos no querían perderse la fiesta y facilitaron su presencia viniendo a tocar sólo por los tickets aéreos.
Tampoco fue sorpresa el cierre de Las Pastillas del Abuelo, merecido en cuanto a la enorme popularidad que consiguieron; ni el magnífico y provocador show de Babasónicos que en reconocimiento a su ausencia del año anterior y a la cantidad de hits que acumularon se despacharon con una lista de temas coreables todos, dejando para otra ocasión lo experimental. Así como los amantes del reggae, con su rancho aparte cada vez más convocante, mecían sus cabelleras al ritmo de Nonpalidece, Zona Ganjah, Dancing Mood, Resistencia, Kameleba, Riddim, Hijas de Zion y Rondamon.     
Pero lo nadie podrá olvidar es la espectacular presentación de Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, los Illya Kuryaki and the Valderramas. Su regreso no fue en vano al traer consigo Chances, un excelente disco reunión con temas nuevos que en algunos casos compiten en popularidad con algunos de sus “viejos” hits. Así los flamantes Ula ula, Funky futurista, Madafaka (con los Molotov de invitados en el disco y en el escenario) y Águila amarilla (conmovedor homenaje a papá Luis) le pelean protagonismo a Chaco, Jaguar House, Abarájame y Jennifer del Estero. Los Kuryaki dejaron la vara muy alta, quien quiera superarla tendrá que preocuparse por montar un show muy bien producido musicalmente, con un banda que mezcla entrega, glamour y virtuosismo por partes iguales y canciones que hagan mover a una multitud sin necesidad de gestos demagógicos. Mientras esto no se consiga, el de IKV quedará por mucho tiempo como uno de los mejores shows vistos en el Cosquín Rock.
Una mención para Santa María de Punilla que luego de tres ediciones de este ciclo parece haberse convertido legítima e indefectiblemente en la nueva Capital del Rock. Porque su intendente aunque parezca un figuretti apoya el proyecto para la ciudad y porque el pueblo así lo decidió, abriendo sus puertas como buenos anfitriones a las más de 100.000 personas que superpoblaron sus calles durante el fin de semana largo de carnaval. No es tiempo para lamentarse, siempre es así, unos ganan y otros pierden, lo importante es saber verlo a tiempo.-     

miércoles, 6 de febrero de 2013

Baglietto-Vitale: una música infinita

Baglietto, descomunal intérprete
Por Néstor Pousa

Después del emotivo reconocimiento realizado en nombre del Pueblo de La Falda a Mario Luna un par de semanas atrás, y con la inminente llegada de Juan Carlos Baglietto para su presentación junto a Lito Vitale en el mismo escenario de La Falda bajo las estrellas, se imponía un nuevo homenaje, esta vez al músico rosarino. No se trataba de algo traído de los pelos o que nos habíamos cebado en esto de homenajear. No. El reconocimiento a Baglietto está plenamente justificado, con aniversario y todo, ya que este 6 de febrero se cumplen 31 años de su consagratoria actuación en la tercera edición del Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda. Aquella ovación de 8.000 gargantas en el Auditorio Municipal le valió poder editar Tiempos difíciles, disco debut que rápidamente se convirtió en oro, y así pasar de ser un ilustre desconocido del prestigioso under rosarino a la consagración total y definitiva, y convertirse en el artista más emblemático del legendario encuentro.
Momentos antes Juan me había dicho: “Tengo sentimientos encontrados con (el Festival de) La Falda”. Fundamentaba su impresión en el costado violento del ciclo. Pero minutos después, ya sobre el escenario y ante un homenaje que se le estaba tributando sinceramente y sin dobles intenciones, le escuché reconocer en voz baja la importancia que el festival había tenido en el ascenso de su carrera. Otro momento inolvidable se había gestado para la historia de esta ciudad.

Vitale, teclados exuberantes
Tras esto y sin demoras comenzó el recital, con ese monstruo de la música que es Lito Vitale (exuberancia de teclados, coros adicionales y sonido del show) junto a quien es con absoluta certeza uno de los más grandes intérpretes que dio la música argentina, Juan Carlos Baglietto, de quien casi nada se dice lo excelente guitarrista que es y de su buen gusto con los accesorios de percusión.   
El recital no necesitó calentar motores, con formato de quinteto fueron al hueso con una trilogía de hits: Dios y el Diablo en el taller, El Príncipe del manicomio (magistral interpretación) e Historia de Mate Cosido, los tres de Adrián Abonizio. “Canciones de grandes autores argentinos, muchos de ellos rosarinos y otros... que merecerían serlo”, lanzó Baglietto con arrogante humor.
Sin solución de continuidad, pero ahora a dúo, se despacharon con el segmento tanguero. Nuevamente la referencia fue para su ciudad: “Música de Rosario e inevitablemente, Tango”, fue el prólogo para las soberbias creaciones de Renaceré, preludio para el año 3001 (Piazzolla-Ferrer), Naranjo en flor (Virgilio y Homero Espósito) y Nada (Dames-Sanguinetti). Irreprochable y sin respiros, porque cuando Baglietto versiona distintos géneros no copia estilos, los traduce al propio, y nadie puede dudar de que no es genuina su inclinación hacia esos repertorios.
Vuelve el quinteto que completan jóvenes músicos que ya son virtuosos o van camino a serlo: Mariano Delgado en guitarra y charango; Guido Martínez en bajo y coros y Julián Baglietto (el hijo) en batería, percusión y coros. Y se les suma un set de flauta, violín, cello y clarinete; o lo que ellos llaman la orquestita. Pensando en los reconocimientos Juan alude a quien alguna vez les dijera: “Muchachos por aquí es el camino, y así llegamos a La Falda”. Era Litto Nebbia y de él la canción El otro cambio, los que se fueron, una de las primeras sorpresas. Y de otro rosarino famoso, Fito Páez, la baguala DLG que hizo estremecer el cemento del monolítico escenario callejero.  
La pasión confesa de Vitale por el folklore trajo más números de ese cancionero. Otras novedades con la Canción del jangadero y El mensú; el clásico La tonada del viejo amor, la Zamba de Lozano (Leguizamón-Castilla) y Piedra y camino (Yupanqui). En este último con Baglietto pulsando guitarra eléctrica y haciéndose escuchar a varias cuadras a la redonda.
Sobre el final y tras los bises programados (El témpano, Ala de colibrí y un adelanto del nuevo disco por venir, la canción Vámonos) Juan recordó: “Hace 31 años se presentaba aquí un flaco de pelo largo y enterito, con un cagazo!”. Y en homenaje a aquel momento le pusieron el broche a la velada con un popurrí del histórico álbum Tiempos difíciles. Un regalo especial con fragmentos de La vida es una moneda, Era en abril, el inesperado Puñal tras puñal y el inolvidable hit Mirta, de regreso, se llevaron la ovación final de una verdadera multitud absolutamente conmovida y maravillada.-

Fotos: N.P.