lunes, 27 de julio de 2015

Ciudad de Tango, luna y misterio

Osvaldo Piro, 50 años dirigiendo
Con la edición número 32 la ciudad de La Falda festejó los 50 años con el Tango. El tradicional y legendario ciclo demostró tener buenos reflejos para asimilar propuestas nuevas. Crónica e imágenes.

LA FALDA CIUDAD TANGO

Néstor Pousa (cobertura especial)

El número de treinta dos ediciones acumuladas palidecía ante un dato mayor: los 50 años cumplidos del Festival Nacional del Tango de La Falda. La efeméride fue ampliamente destacada, como correspondía, en los medios de prensa y por los locutores del evento, salvo algún distraído que no cayó en la cuenta. Es mucha la importancia de este medio siglo de existencia del ciclo, y más relevante aún que lo encuentre con plena vigencia, con estatus de asunto de estado, atravesando décadas y acumulando años consecutivos.  
Ni siquiera una cartelera diseñada con los condicionamientos que impone un presupuesto corto pudo opacar el mito. Más allá de los gustos musicales, de las grandes figuras que vinieron y de las que pudieron haber venido; si hay algo que quedó claro es que la mística está intacta y nuestra autoestima como ciudad que engendró y conserva al festival de tango más importante del mundo, sigue en alza y no corre riesgos. No es un cliché, Silvio Soldán, si hay alguien que sabe de tango es él, permanentemente remarca el hecho de que festivales de tango hay por todo el mundo, pero ninguno con la importancia y antigüedad del nuestro. Entonces ¿cabe alguna duda que hay que cuidarlo a como dé lugar?
La edición que recién finaliza ¿puede haber marcado un antes y un después? Sí, en cuanto a las convicciones, porque por más que hoy sea de gestión municipal, el festival pertenece a La Falda pero además forma parte del acervo cultural del país. Por eso es un orgullo, pero también una responsabilidad el tener que protegerlo. Parecen términos demasiado graves los expuestos, cuando todavía hay gente que no dejará de pensar y expresar que se trata solamente de un festival de música y que hay otras prioridades que atender.

El armado de esta nueva edición demandó como es habitual de un gigantesco esfuerzo de muchas personas, visibles e invisibles. En los rubros técnicos hubo cambios notorios. El sonido mantuvo el muy buen nivel de los últimos años con mínimos detalles a corregir. La iluminación tuvo un cambio de rumbo, y al estilo de lo que se impone actualmente en los grandes escenarios además de la función básica de iluminar, ofreció un show permanente de luces robotizadas. El diseño de la escenografía, creación del joven artista local Santiago Fried (búsquese  en facebook por el nickname Santiagoartt), fue concebida como un regreso a las fuentes, que por contraste se ensambló a la perfección con la parafernalia de luz y sonido. Un acierto.
De la grilla de artistas se habló mucho en la previa, y lo cierto es que como en todo festival de música popular cualquiera sea el género, al pre anunciarse la cartelera se habla más de los que no están, que de los que vendrán. Lo concreto es que si hubiera que calificar la nota oscilaría entre muy bueno y excelente. Sólo le faltó un número sobresaliente para el cierre, lo que hubiera mejorado la floja convocatoria de la tercera noche. Peteco Carabajal fue la figura freaky de la grilla y generó una expectativa que, a decir verdad, poco fue lo que sumó al resultado final. Es el mismo Peteco quien, en rueda de prensa, declaró que no le viene a aportar nada al género. Mientras tanto un artista local e histórico del festival como Rodolfo Tulián asumía con dignidad el no ser considerado para un horario mejor rankeado. Leandro Ponte, ganador del Pre La Falda 2014, nos mostraba Concierto de Arrabal, su debut en el disco realizado junto a Contramano Trío. Osvaldo Piro, reconocido por sus análogos 50 años como director de orquesta, dejaba en claro que si el sub-género de tango sinfónico existe, él lo inventó. Su orquesta, con el agregado de cuerdas, sutiles toques de flauta traversa y el sonido actualizado de una guitarra eléctrica, hace de su propuesta algo superior. Piro sabe que marca la diferencia. Hoy es un indiscutido de este festival, que además eligió la tranquilidad de La Falda para vivir e invita a uno de los mejores cantantes de Córdoba, Marcelo Santos.    

Lisette, consagratoria actuación
Hugo Varela en base a su rutina de sátiras tangueras (El fonógrafo, Como ha cambiado mi barrio, Último guapo en la Bristol y Corbata rojo punzó) cumplió con lo que de él se esperaba, darle aire a la programación. Quedó claro que si a un festival de tango de le incluye un número humorístico, mucho mejor si es de características musicales como el que presenta el nacido en Córdoba.
El inamovible Raúl Lavié tiene a favor su estilo y vigencia inobjetable, y en contra que la lista de temas no contempla sorpresas, aunque este detalle para él sea un mérito. Soy un clásico y cantó clásicos, defendió. A su turno Esteban Morgado se desmarcó de la rigidez del género e inspirado en su devoción por Paul Mc Cartney recreó la Milonga del pajarito (basada en Black bird de Los Beatles), todo un hallazgo aunque no la única cita a la banda de Liverpool que tuvo el festival.
Lo dicho sobre Don Rodolfo Tulián vale para la Orquesta Provincial de Música Ciudadana dirigida por Damián Torres con voz de Gustavo Visentín, ellos ya merecen alguna temporada en el prime time. Admirable la versión de Por una cabeza, según arreglos de Leopoldo Federico y en homenaje a Carlos Gardel.
Con chapa de local Horacio Burgos presentó a la cancionista Graciela Novellino para una selección de clásicos: Nada, Soledad, Barrio de tango, Grisel y El último café. El disco Burgos toca tango (2012) es una oportuna aproximación a su faceta tanguera. Luego del show el inspirado guitarrista nacido en Buenos Aires y radicado en Córdoba, anunció su próxima gira solista por países europeos.     
A Contramano Trío (Martínez-Della Vedova-Cassi) les tocó la responsabilidad de ser grupo estable, actividad que les demandó, en algunos casos, tener que remar más de lo esperable. No obstante sumaron horas de vuelo, resolvieron con oficio y se llevaron el reconocimiento del público. Cuando les tocó el turno de mostrar su propio set se jugaron todas las fichas con exigentes versiones y arreglos de A Don Agustín Bardi y A fuego lento (ambas de Salgán, su máximo referente), Recuerdo (Pugliese) y Azul noche (Osvaldo Piro).
Tras varios años de actuaciones que la tuvieron como niña prodigio y revelación, el renovado show de Lisette fue indudablemente consagratorio. Con Tango Loco como banda de respaldo la cantante sólo se calzó el fueye para estrenar Eterno tango, un tema con su firma que revalida una notable evolución. Su despliegue escénico tuvo picos emotivos en Libertango y El último café, acompañada por el piano de Daniel García. El dato: su pequeña hermana Stephanie (11 años) hizo su debut como bailarina acompañada por Martín Pereyra.      

______________________________________________________________________
"Repetir me parece impune" (Rodolfo Mederos)
______________________________________________________________________
Mederos Trío, brillante conferencista

Rodolfo Mederos trajo la más minimalista de sus propuestas, la que integra con Sergio Rivas (contrabajo) y Armando de la Vega (guitarra). Me encanta la fragilidad del trío apuntaría el bandoneonista, dándole un significado no literal al término, ya que su oferta fue de las más sólidas y celebradas de esta edición. Posteriormente en sala de prensa sorprendería con una charla antológica en la que se explayó a placer y sin mirar el reloj, sobre su carrera (incluida la etapa con Generación Cero), recordó con emoción al Maestro Pugliese y reflexionó sobre el fenómeno cultural que es el Tango. Fueron 45 minutos de una exposición sin concesiones. Con la dinámica que impone el evento y su incesante ciclo de show-conferencia de prensa-show, en un ritmo tan vertiginoso como preciso, la reunión con Mederos me privó de ver el tiempo de escenario de Mora Godoy, una de las artistas más esperadas de la noche. Por lo que sugiero recurrir a la crónica de otro colega. Lo mismo me ocurrió con la primera parte de Carlos Habiague quien por primera vez ascendió a la categoría de número de cierre en la noche del sábado y ante un auditorio repleto. Todo un privilegio para el artista faldense que presentó un espectáculo sobrio, de muy buena factura y con banda propia.

El domingo prometía la presencia de uno de los últimos exponentes en actividad de la denominada década de oro del tango, Juan Carlos Godoy, quien a sus 92 años realizó un desmesurado esfuerzo por mantenerse en el escenario. No obstante un caudal de voz asombroso para su dilatada edad, no soportó el esfuerzo y se retiró antes de lo previsto, antes entonó algunos de sus clásicos: Y a mí qué, Que risa, Hermana, Alma en pena y Quien tiene tu amor. En horas de la siesta nos concedería una entrevista exclusiva que reproduciremos en próximas ediciones.
Con el quinteto Tango Loco el tradicional festival faldense demostró estar preparado para llevar a los extremos el eclecticismo sonoro, siempre y cuando venga de la mano de músicos del nivel que manifiestan Daniel García (piano y dirección), Walther Castro (bandoneón), Horacio Montesano (guitarra eléctrica), Mono Hurtado (contrabajo) y Christian Colaizzo (batería). A ellos no les tiembla la barbilla para ensayar una mezcla insólitamente transversal entre Beatles y Piazzolla, Beethoven y Piazzolla, Manal y Piazzolla o una inesperada versión de Yelow Submarine (otra vez Los Beatles) en clave de candombe. La propuesta netamente instrumental eventualmente cuenta con invitados lujosos, en este caso Lisette con quien hicieron Cantar es vivir, tema que bautiza el disco debut de la cantante con raíces faldenses.
La Falda Tango, nueva estética
Con excelente criterio la organización optó por invertir el orden de cierre pre-anunciado, haciendo aparecer en primer término a Peteco Carabajal y su set de tangos, dejando en manos de Esteban Riera la foto final. Al santiagueño, que aportó público propio, no dejaron de pedirle alguna chacarera. El reclamo se volvió tan insistente que llegó a incomodar, aunque no pareció sacar de las casillas al folklorista que respetó imperturbable su lista de tangos clásicos.

Para Esteban Riera, ganador del premio revelación en el 2004 en este mismo festival, tener el privilegio de cerrar el capítulo fue un merecido honor para su flamante trabajo que venía a presentar. Un sueño y nada más se llama el tercer disco del solista que en esta ocasión fue acompañado por la Richard Cappz Orquesta, hasta aquí unos ilustres desconocidos incluso para los más conocedores de tango. “Si no fuera por el Festival de La Falda que me consagró revelación, cuyo premio contemplaba la grabación de un disco, hoy no me conocería nadie”, analizaba Riera en una tardía conferencia de prensa cuando la edición 2015 ya empezaba a ser historia.-     

Gracias! Martín Carrizo por las fotos.

martes, 21 de julio de 2015

Contramano Trío: “Nos toca el honor de abrir y cerrar la edición”

Por segundo año consecutivo el trío local será el grupo estable en la 32° edición del Festival Nacional del Tango de La Falda que comienza este viernes. Mauricio Martínez nos devela detalles sobre los ensayos y preparativos.

ENTREVISTA

Por Néstor Pousa

Acompañar a solistas de los más variados rangos y estilos, ser por segundo año consecutivo el grupo estable del más legendario Festival de Tango de Argentina, esa será la responsabilidad, pero también la gran oportunidad, que tendrá el Contramano Trío. Nada mal si consideramos que llevan tan sólo cuatro años de formación y algunos cambios de integrantes. El trío hoy alista a: Mauricio Martínez (guitarra, 27 años, La Falda), Rodrigo Della Vedova (piano, 23 años, Huerta Grande) y Jeremías Cassi (bajo eléctrico, 26 años, San Antonio de Padua, Bs As., actualmente radicado en Huerta Grande). De los tres es Mauricio Martínez quien ejerce como vocero del grupo, y a nuestro pedido hace un alto en la exigente rutina de ensayos para responder este cuestionario y develar detalles sobre los preparativos para la próxima edición del Festival Nacional del Tango de La Falda que comienza el viernes.
“El festival de tango de La Falda es realmente mucho más importante de lo que se cree -prologa el guitarrista y arreglador- al tener la oportunidad de viajar, descubrimos que a donde fuéramos todos conocían nuestro festival, y los artistas de tango aspiraban a llegar algún día a pisar este escenario. Teniendo en cuenta que el lugar de grupo estable anteriormente fue ocupado por grandes maestros del tango, a nosotros hoy en día es lo que más nos enorgullece, no sólo por haber sido el primer grupo local en los 50 años de historia del festival en ocupar este rol, sino también por el hecho de imponer de alguna forma una instrumentación que no es la más tradicional dentro del género, sin bandoneón y sin violín”.

  -El formato “grupo estable acompañando a solistas” es una característica exclusiva de los festivales de tango (no ocurre en el folklore, no pasa en el rock), ¿cómo se organiza una dinámica de ensayos a distancia? ¿qué cosas hay que tener en cuenta?   “En todos los casos tuvimos una comunicación previa con los cantantes, ellos son quienes eligen el repertorio que van a interpretar en base a la cantidad de tiempo establecida por la organización. En el caso de tener partituras, pedimos que nos las envíen por mail y las adaptamos a nuestra instrumentación, de lo contrario necesitamos saber al menos la tonalidad y tener algún audio de referencia para saber en base a qué estilo empezar a trabajar en la escritura del arreglo para cada uno de los instrumentos. Una vez terminado el arreglo o adaptación, cada uno estudia sus partituras para comenzar luego el proceso de ensamble en los ensayos. Lo principal a la hora de arreglar e interpretar es tener bien en claro el estilo de cada cantante, para facilitar así el ensayo general ya con la presencia del artista”.

  -Imagino que el encuentro con el artista, en el mejor de los casos, se produce el mismo día de la actuación, ¿hay tiempo de pasar los temas? ¿genera ansiedad salir a escena en estas circunstancias?   “El año pasado tuvimos tiempo de hacer uno o hasta dos ensayos con cada uno de los cantantes, el mismo día de la actuación y de ser posible algún día previo. Este año trataremos de organizarnos de la misma forma, aunque ya sabemos que algunos de ellos llegan a La Falda el mismo día de la presentación, por lo que será un sólo ensayo general en esos casos. Tuvimos la experiencia de ocupar una función similar en el Festival Internacional de Montevideo, Uruguay, en la que no hubo tiempo de ensayar previamente con los cantantes y salimos a escena sin haber hecho el ensayo general. En cualquiera de los casos, no deja de ser exigente mentalmente y uno tiene que estar con los sentidos bien alerta. Hay cantantes que se dejan llevar por la adrenalina del escenario y cambian la forma en la que interpretaron en el ensayo. Eso te obliga a estar atento no sólo a la partitura, sino también a todo lo que está pasando en el escenario, para que no se pierda el ensamble dentro del grupo y con el cantante”.

  -¿Tuvieron alguna exigencia especial por parte de alguno?   “Nos toca acompañar nuevamente al cantante uruguayo Francisco Falco, el año pasado él nos pidió si podíamos filmar un ensayo y enviarle el video por internet para poder cantar sobre nuestra grabación e ir ganando tiempo con esta suerte de ensayo a distancia. En esta oportunidad el repertorio con él será diferente, pero nos manejaremos de la misma forma”.


  -Este año les toca acompañar a artistas en un amplio rango de estilos: un exponente de la década de oro como Juan Carlos Godoy; nuevos intérpretes como Leandro Ponte y Francisco Falco; y a un “forastero” del género como Peteco Carabajal, ¿será esta una prueba de fuego para la versatilidad el trío?   “Absolutamente. El tango tiene un rango de muchas décadas desde sus orígenes hasta la aparición de Piazzolla, por ejemplo, en donde cada director, compositor, o arreglador, aportaba nuevos ingredientes al género, dándose un abanico inmenso de posibilidades estilísticas. Antes de comenzar los arreglos para Juan Carlos Godoy escuchamos muchas grabaciones suyas en diferentes etapas de su vida, principalmente de la década del ‘50 junto a la orquesta de Alfredo De Angelis, para conocer su estilo y no incorporar recursos que no se hayan utilizado en esa época. En el caso de Peteco Carabajal, abarca un repertorio amplio y eso nos permite ciertas libertades estilísticas a la hora de arreglar. En cuanto a Leandro Ponte y Francisco Falco, a ambos ya los acompañamos y tuvimos la oportunidad de grabar con ellos, por lo que ya conocemos bien su estilo y forma de interpretar”.

  -Poco se sabe de Peteco en el rol de cantante de tangos, por lo escaso que se filtra en Youtube el santiagueño lookea de traje y asume un estilo clásico gardeliano, ¿cómo preparan esa actuación en particular? más teniendo en cuenta que con él tendrán la responsabilidad de cerrar la edición.   “Nos toca el privilegio de abrir la edición del viernes acompañando al cantante local Rodolfo Tulián, y cerrar la edición el domingo junto a Peteco Carabajal, un inmenso honor para nosotros. El intermediario nos hizo llegar su material llamado Peteco de Buenos Aires (CD doble + DVD), que es lo único con lo que contamos para preparar esta presentación. Luego en una conversación telefónica con Peteco nos pusimos de acuerdo con el repertorio que se va a interpretar. Él viene tocando con dos de los máximos exponentes del tango actual en Buenos Aires que son Julio Pane (bandoneón) y Hugo Rivas (guitarra), por lo que además nos toca la tarea de ponernos en los zapatos de estos grandes músicos. Estamos terminando de trabajar en los arreglos, respetando las tonalidades y su forma de interpretar, pero permitiéndonos darle un aire distinto a lo que grabó con Pane y Rivas, ya que la instrumentación es muy diferente. Cabe destacar que es la primera vez que Peteco lleva este espectáculo de tango fuera de la ciudad de Buenos Aires, por lo que la expectativa por parte del público y la prensa es muy grande”.

  -Al margen de la tarea de grupo estable, y sin estropear la sorpresa, ¿qué pueden anticipar sobre su propio set como Contramano Trío?   “Vamos a mostrar lo que somos y lo que hacemos el resto del año cuando nos subimos a cualquier escenario. No queremos armar algo para la ocasión que luego la gente no pueda ver en otra de nuestras presentaciones. Ya tenemos elegido el repertorio, se trata de los arreglos más recientes que hemos incorporado, los que más nos gusta tocar en este momento y mejor representan esta etapa del grupo. Podemos anticipar que estamos preparando un pequeño homenaje para el Maestro Osvaldo Piro por sus 50 años como director de orquesta”.

  -Será muy intensa la actividad de Uds. durante el festival, además de un trabajo previo con prolongadas sesiones de ensayos, con todo ¿queda tiempo para comer, dormir, detenerse para repensar este buen momento?   “Hace casi dos meses que estamos trabajando en esto, con varios ensayos semanales y escribiendo partituras en cada rato libre que nos permiten las obligaciones de cada uno. Estamos tratando de disfrutar de esta etapa previa, en la que ponemos todo de nuestra parte para estar a la altura de las circunstancias, e imaginando el momento de subirnos al escenario con semejantes artistas, que  en algunos casos admiramos y escuchamos desde hace tantos años. Creo que hasta ese momento, no vamos a ser absolutamente conscientes de lo que nos está tocando vivir”.-

jueves, 2 de julio de 2015

Una plaza en memoria de Cromañón

Los signos de la tragedia y el horror están ahí y casi que se pueden tocar. Como una cruel paradoja, a dos cuadras de allí sigue activo el lugar donde nació el Rock en nuestro idioma.

Por Néstor Pousa

Las huellas del horror de lo que sucedió la noche del 30 de diciembre de 2004 siguen allí, son imborrables. No es fácil pararse frente a la puerta de lo que alguna vez fue el boliche Cromañón. Para el que se anime llegar hasta el lugar lo que más lo estremecerá será la fila de zapatillas pendiendo de una cuerda. Es imposible no pensar que cada uno de esos calzados perteneció a alguna de las 194 víctimas, en su mayoría jóvenes, que encontraron la más absurda de las muertes puertas adentro durante lo que iba a ser un recital de su banda favorita, Callejeros. El entorno no ayuda a mejorar la impresión. La zona del Barrio de Once delimitada por la calle Bartolomé Mitre, que luego del siniestro fue cerrada al tránsito de vehículos y reabierta recién en marzo de 2012 como paso peatonal; la Plaza Miserere enfrente, todo conforma un cuadro desolador. Tal vez sea por esa agria sensación de saber que allí ocurrió la catástrofe no natural más grande de la República Argentina. Y esas zapatillas pendiendo de sus cordones son el símbolo más atroz. Sobre la esquina se levanta un pequeño monumento que recuerda a las víctimas con fotos y ofrendas, una especie de santuario; y en el terreno adyacente a la estación de tren se inauguró una plazoleta que hoy espera por la construcción formal, por parte del gobierno porteño, de un memorial en homenaje a las víctimas. La puerta de Cromanón está bloqueada desde aquella noche. Sus vidrios rotos, las ventanas entreabiertas y todo lo que encierra en su interior está como detenido en el tiempo. Congelado. Obstruye su paso un gran cartel de fenólico con los colores de la bandera argentina y una leyenda: EN MEMORIA DE LOS 194 ANGELES MASACRADOS EN CROMAÑON SEGUIMOS PIDIENDO JUSTICIA Y VERDAD PARA QUE DESCANSEN EN LA PAZ QUE SE MERECEN!! Los 194 nombres están ahí, escritos en letras de molde sobre el muro, y gritando tan fuerte como el enorme cartel. Caminando con sus manos tomadas en la espalda, por entre los bancos y cruces de la pequeña plazoleta, una mujer de unos sesenta y pico de años se inquieta ante la llegada del cronista. En un momento se aleja y ya no la veo, o es que mi mente viajó 10 años y medio al pasado y me distraigo. Súbitamente la mujer reaparece ante mi vista y comienza a increparme en un idioma inentendible, una especie de inglés sanateado. Una secuela más del espantoso saldo de locura que dejó aquella noche de pre fin de año, pienso. La dejo sola con sus fantasmas y me voy con los míos.

Cuna del Rock. A tan sólo dos cuadras de allí, cruzando la plaza en diagonal, en la intersección de Av. Rivadavia al 2800 esquina Jujuy, está La Perla del Once. El bar hoy se encuentra remodelado pero otrora fue refugio de escritores y poetas en busca de inspiración; y de estudiantes de filosofía que acudían a su tranquilidad para preparar las materias. Fue también uno de los espacios preferidos por los primeros músicos de rock en Argentina, los pioneros del género en idioma castellano, para prolongar la madrugada hasta que esta se encuentre con el nuevo día. Pero el verdadero mito de La Perla empezó el 2 de mayo de 1967, una noche como tantas otras entre divagues y algún café con leche comunitario, Litto Nebbia y Tanguito se juntaron guitarra en mano en el baño del local para componer espontáneamente a dúo la canción La balsa, la que luego grabada por Los Gatos, banda en la que cantaba Nebbia, se transformó en el primer gran hit que dio inicio a la banda de sonido de una nueva generación. Es por eso que el emblemático bar-pizzería fue declarado en 1994 sitio de interés cultural y hoy luce sobre su actualizada marquesina el subtítulo de Cuna del Rock. Tal vez sea esta la más feroz paradoja, que el lugar donde se presume nació el Rock Argentino este separado tan sólo por doscientos metros del lugar donde recibió su más despiadada estocada mortal. Dos lugares simbólicamente tan opuestos.
Por orden de un tribunal las víctimas de Cromañón tendrán, seguramente en dos meses o menos, su plaza de la memoria, pero ¿habrá alguna vez verdad y justicia? Santiago Aysine (31 años) era parte del público la noche del 31/12/2004 y salvó su vida casi de milagro. Fue después de la tragedia, y quizás a consecuencia de ella, que se dedicó a componer y cantar. Su destino se modificó y hoy es el líder de Salta la Banca (SLB), ascendente banda que en sus líricas y declaraciones públicas nunca olvida remitir a lo que ocurrió entonces, él cree firmemente que los Callejeros no son los culpables y que la responsabilidad mayor es del Estado. Santi, como suelen llamarlo, fue tal vez quien respondió de forma más brutal a la pregunta enunciada más arriba: “Justicia no va a haber nunca -dijo- porque lo justo era que no hubiese pasado lo que pasó”.

Sobre Omar Chabán. Cuando en febrero pasado le pregunté a Santiago Aysine su opinión sobre Omar Chabán, manager de Cromañón (en ese momento fallecido hacía 3 meses), desde el fondo de la sala de prensa del Cosquín Rock 2015 se escuchó una ahogada exclamación. Santiago mismo resopló y bajó la cabeza un instante, antes de ordenar las palabras para una respuesta: “Yo escuchó a mis colegas, como Germán (Daffunchio), Andrés, Ciro (Pertusi), los chicos de Attaque, todos hablando maravillas de él. Claramente es un tipo que les habría las puertas a las bandas, no puedo discutir eso, pero derrapó, se equivocó; yo creo que todas las partes que estuvieron de alguna manera involucradas en la intervención del estado para que dé un permiso que básicamente era…  no me sale la palabra ahora porque es la primera vez que me preguntan esto, así que te voy a agradecer que me lo preguntes… yo creo que toda la gente que estuvo en ese momento y que dio fe que ese era un lugar apto para ser utilizado, no sé… creo que lo bueno de todo esto es que Omar murió en prisión y es lo que deberían hacer tanto Aníbal Ibarra como todos los funcionarios que están de alguna manera imputados en la causa”, concluyó.-