sábado, 25 de diciembre de 2010

María José Cantilo gira por Córdoba

M.J. Cantilo: aventurera del rock

RECITALES

Por Néstor Pousa (c) 2010

María José Cantilo, cantante, guitarrista y compositora, y figura emblemática del folk-rock local, nos avisa que va a estar girando por Córdoba durante el mes de enero 2011.

"El repertorio que estoy haciendo contiene temas de rock nacional, de mi autoría y de otros autores. Clásicos de Pedro y Pablo, Charly, Fito, León y Spinetta. Y después lo que pidan, una suerte de delivery!!! hasta Beatles si te descuidas", nos aclara.

Y adelanta las fechas:
viernes 7/1 en Loto de San Marcos Sierra
domingo 9/1 en Tiziano de Capilla del Monte
jueves 13/1 en EL PUNGO de La Cumbre
viernes 14/1 en Loto de San Marcos Sierra
domingo 16/1 en Tiziano de Capilla del Monte

lunes, 6 de diciembre de 2010

STP en Córdoba: ¿Grunge? no, gracias

Weiland & DeLeo, la dupla de STP
Con un show de alto voltaje rockero, la banda californiana se sumó a Metallica y Yes, y cerró un año importante de visitas internacionales en la capital cordobesa. Mirá el clip de "Between de lines".

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2010

La visita de los Stone Temple Pilots refrendó al 2010 como un año muy importante en lo que se refiere a conciertos de artistas internacionales en la capital cordobesa. Algo que se había insinuado en enero pasado con la llegada un tanto azarosa del monstruo Metallica, que con el cartel de Sold out colgado, había dejado las expectativas abiertas para que los productores locales se animaran a repetir la odisea de traer más números de rock foráneo.
Hubo muchos rumores de posibles arribos que no se concretaron, a cambio de una abundante y prestigiosa cartelera de números nacionales. Y sobre el fin de año, con los shows de Yes y Stone Temple Pilots, se pudo equilibrar el rojo que mostraba la columna del debe.
Muy distinto fue lo de STP (la abreviatura del nombre a sigla es impulsada por los propios músicos) a sus antecesores en la grilla 2010. Todos tocaron en el Orfeo Superdomo pero las convocatorias fueron distintas. Algo caracterizó a Metallica y Yes, y fue la impaciente expectativa de sus fans; en cambio con el cuarteto californiano la ansiedad se manejó de otra manera, y la previa del show fue mucho más relajada. Casi como si se tratara de un show regular en una arena en sus propios pagos, y la platea fuera un encuentro de amigos de toda la vida que van a escuchar un buen show de rock and roll y nada más, ninguna otra valoración épica al asunto.
Es que los STP hoy no están en lo alto de la ola como Metallica, ni ostentan los pergaminos de los capos progresivos ingleses. Su lugar en este ranking virtual oscila entre una banda acreditada y con un muy buen número de fans a nivel mundial, y una banda de culto de la cual se sabe tanto, como se desconoce.
Así arrancó el show, con una puesta que presumía de un enorme telón de fondo que se desplegó sorpresivamente a modo de escenografía. No hubo un escenario especial como se había insinuado, todo bastante austero.
Una intro instrumental lanzada desde la consola dio la bienvenida a los músicos, y cuando el batero, el platinado Eric Kretz, marcó cuatro, explotó el rock and roll con Crakerman, perteneciente Core, su disco debut de 1992, una de las placas más visitadas del repertorio junto con su sucesora, Purple de 1994.
Scott Weiland, el cantante, megáfono en mano se trepó a una especie de tarima al borde del escenario en una actitud que parecía más amenazante que su sobrio vestuario y sus modales. Mucho es lo que se ha dicho y escrito sobre él y sus excesos, además de acreditar en su curriculum el haber reemplazado nada menos que a Axl Rose en el proyecto que los ex compañeros de este en Guns & Roses bautizaron Velvet Revolver.
Completando STP están los hermanos DeLeo, en este orden: Dean, un hábil guitarrista que sobrelleva el peso musical de la banda, y Robert, el bajista, un grandulón de sombrerito, tan movedizo como el propio Weiland.
¿Grunge? no, gracias, parecieron sentenciar en la evaluación final del show, porque la pertenencia de STP a este estilo musical sólo se puede entender por ser coetáneos de bandas como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, entre otras, pero quedó claro que lo que exponen en el escenario es mucho más duro, más potente, de alto voltaje, llegando incluso a momentos heavies y, sobre todo, con un estilo propio.
Venían a presentar su reciente trabajo, el homónimo Stone Temple Pilots (2010), un muy buen disco producido tras la reunión de la banda que estuvo disuelta entre 2003 y 2008. Sin embargo de lo nuevo nada más se escucharon cuatro temas: Between the lines, anunciado en inglés por Weiland como “the first single”, seguido de Hickory Dichotomy; Cinnamon, un tema extraño en el contexto del material, por lo simple de su melodía; y Huckleberry Crumble.
El resto fue un repaso por su historia –seis discos en total– poniendo énfasis en los hits: Plush, el más festejado por la platea y donde se asemejan un poco a Pearl Jam. Interstate love song, otro número muy esperado y Stills Remains, estos dos últimos incluidos en Purple. Mención para Big Empty (de la banda de sonido de la película “El Cuervo”), uno de los más logrados, donde brillaron los distintos recursos guitarrísticos de Dean DeLeo, y la versión de Dancing days de Led Zeppelin (el original pertenece al álbum Houses of the Holy, de 1973) una banda a la que STP parece adeudarle más que a los mismísimos Nirvana.-
Sala: Orfeo Superdomo / fecha: 05/12/10 / 3.000 personas

viernes, 3 de diciembre de 2010

Apocrypha: “El comienzo de un nuevo camino”

Badaluzzi-Canales-Giribaldi-Oliva
Muchos son los motivos para hacer esta nota sobre Apocrypha: la reedición de su primer disco, su cumpleaños número 14 y la obtención del certamen Rock de la Argentina 2010. Mirá el clip de "Salvaje convicción". 

ENTREVISTA A JAVIER OLIVA

Por Néstor Pousa © 2010

La entrevista con Javier Oliva para hablar sobre Apocrypha -banda nacida y radicada en Villa Giardino y autodefinida de Metal Pesado- la había pensado hacer algunos meses atrás. El motivo era la reedición de Cabezas de metal, su álbum debut, un disco muy importante para ellos, pero hecho con escasos recursos y en forma “casera”; originalmente grabado en cinta y que ahora fue remezclado digitalmente.
Pero la nota se demoró, y entonces se sumaron nuevos motivos: el festejo por el cumpleaños número 14, todo un record de permanencia para una banda afincada en una comarca tan alejada de las grandes ligas; y la obtención del certamen Rock de la Argentina 2010, una exitosa convocatoria que durante cuatro meses reunió a 3500 bandas participantes. La nota ya no podía esperar más.
La definición del concurso la vimos al instante a través de internet, la noche del lunes 15 de noviembre, y en el momento en que el presentador rockstar Bebe Contepomi pronunció el nombre de Apocrypha, lo gritamos como un gol. Algunas horas después las imágenes eran retransmitidas a todo el país por la señal de TN (Todo Noticias), organizadores del evento a través de www.tn.com.ar y el programa “La Viola”. La anécdota: en el epígrafe ponían ‘Apócrifa’ como suena, en lugar del nombre correcto, con ‘ye’ y ‘ph’.
Javier Esteban Oliva, también conocido como Notob, quien ostenta la membrecía fundadora de Apocrypha, resume los detalles de la hazaña: “Fue algo muy loco e increíble, porque desde que nos inscribimos -casi sin querer- lo hicimos para publicitar la banda, por la posibilidad de que los videos participantes fueran rotando en ‘La Viola’, y de hecho ‘Salvaje Convicción’ rotó un par de veces, pero nunca pensamos siquiera en estar entre los semifinalistas. Cuando me llamaron para decirme que estábamos entre las 10 elegidas, no lo podía creer. Nuestro objetivo era ir a tocar a La Trastienda. Eso nos tenía sin dormir, era sólo un tema y sin prueba de sonido, y la oportunidad de mostrar masivamente lo que hacemos. Quedamos en la ronda final, tocamos ‘Cabezas de Metal’ como segundo tema, descuidando totalmente los detalles, a pesar de que aún estábamos en concurso, porque ya habíamos logrado nuestro objetivo. Sinceramente nunca se nos cruzó que semejantes músicos que integraban el jurado nos nombraran como la ganadora de Rock de la Argentina 2010, entre tantos participantes de semejante nivel”. Y completa con una anécdota: “Antes de que se cortara la votación estábamos en el octavo puesto, pero parece que una de las bandas hizo alguna trampa digital, así que suponemos que por eso los organizadores tomaron la decisión de mandar a las 10 bandas a la final”.

Catorce años atrás. Apocrypha nace cuando promediaba una de las décadas política, económica y culturalmente más infames de nuestro país, tal vez eso forjó su carácter y su destino de resistencia que los llevó a perdurar tantos años. Intentando resumir su biografía, Javier cuenta: “La banda se empezó a gestar en el ‘95 con el ‘Colo’ Horacio Badaluzzi y yo. Al poco tiempo encontramos al baterista, Omar Fernández, así debutamos en septiembre del ‘96. En el ‘99 grabamos el primer demo, y en 2001 un segundo demo con otra formación, habíamos incorporado otro guitarrista y cantante que había cambiado mucho el rumbo de la banda. Luego volvimos a ser tres, y en el 2002 sale el primer disco, ‘Cabezas de Metal’, que logramos introducirlo en muchas radios under y revistas especializadas obteniendo muy buenos comentarios y resultados. A fines del 2004 Omar decide alejarse de la banda, lo que fue un golpe muy duro, afortunadamente andaba dando vueltas Pablo Canales, 'El Chileno', aunque es Neuquino; y en un sólo ensayo nos dimos cuenta que él era quien estábamos buscando. En el 2008 hicimos un nuevo disco, ‘Convicción Salvaje’, que decidimos ponerlo gratis de la Web y se descargó desde muchos países. A principios del 2009 con Gabriel de Zona Bit, hicimos el video clip de ‘Salvaje Convicción’, que fue el que nos llevó al concurso. A Mediados de 2009 incluimos en segunda guitarra a ‘Tiru’ Pablo Giribaldi”. (Nota: ambos discos se pueden descargar gratis desde la página: www.apocrypha.com.ar).
Javier ahora se ilusiona con la idea de grabar para un sello importante, recompensa que recibirán por ganar el certamen: “Ojalá que esto sea el comienzo de un nuevo camino. En los planes estaba hacer un nuevo disco, y siempre recibimos invitaciones para tocar en otras provincias y otros países, pero no podemos costearlas por ser una banda que genera ‘cero peso’ y que, más aún, siempre hay que ‘poner y poner’. Espero que después de esto sean más fáciles de concretar, y podamos salir a mostrar la banda, tocar en festivales multitudinarios y hacer lo que amamos, que es el Metal Pesado”.-







miércoles, 24 de noviembre de 2010

YES: viaje a la década progresiva


David y Howe (foto: lavoz.com.ar)
La célebre banda inglesa, verdaderos íconos del rock progresivo, pasó por Córdoba con mayoría de integrantes originales y un par de recambios necesarios. La capital cordobesa refrendó un gran año de visitas internacionales que se cerrará con los Stone Temple Pilots el domingo 5 de diciembre en Orfeo Superdomo.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2010

Ingresar al Orfeo en el mismo instante en que se apagaban las luces y la silbatinas de aprobación daban la bienvenida a la banda, no permitió al cronista hacer un barrido de las caras de los numerosos fans que se presumían en una mezcla de satisfacción y ansiedad por la espera.  Allá, enfrente, estaba la banda que como se dijo fue precursora del Rock Progresivo y emblema del estilo sinfónico, venerado con unción por varias generaciones de seguidores alrededor del mundo.  Eran tiempos que en Argentina la pregunta de rigor era: ¿te gusta la música progresiva? Y en el rótulo metíamos cómodamente a casi todas las bandas inglesas, estadounidenses y de nuestro, por entonces, incipiente rock en castellano. Esa etiqueta mutó sucesivamente a Música Contemporánea, Rock Nacional, otras. Y desde entonces “lo progresivo” ya fue más específico, y hoy mencionamos a Yes como los verdaderos cultores de esta corriente.
Casi todas bandas longevas -en el rock poco más de cuarenta años te convierte en tal- han experimentado, por distintos motivos, cambios en su formación. Yes no fue la excepción.
La versión que pudimos ver en su primera visita a Córdoba incluye dos nuevas piezas que ensamblan a la perfección en su mecanismo de relojería. Pero para dejar las cosas claras, o por corrección británica, el único miembro fundador que aún queda, Chris Squire, se encargó de presentarlos apenas comenzado el show. Los nuevos fichajes son: Oliver Wakeman, el mismísimo hijo del célebre Rick, en teclados; y Benoit David, un canadiense que reemplaza en la voz líder a Jon Anderson, para muchos insustituible.
Benoit (Benuá, parece ser la pronunciación más correcta) es alguien que supone haberse sacado la lotería. Era miembro de una banda tributo a Yes y fue, gracias a sus condiciones y a su registro vocal, seleccionado para reemplazar a Jon. Nada más y nada menos. Y en su paso por la capital cordobesa quedó claro que no lo hace nada mal, y que conoce a la perfección: el repertorio, los movimientos en escena y los tics que hay que cuidar para no desentonar.
De los miembros históricos quedan, el mencionado Squire, un bajista de gran porte que aporrea las cuerdas duramente pero con gran precisión.  Alan White, por el look no lo parece, pero es un baterista tremendamente eficaz, que toca con gran potencia sin que se le mueva uno solo de sus pelos canos.  Y dejé para final a Steve Howe, un guitarrista sorprendente, un tipo que abajo del escenario se muestra huraño, y con gesto malhumorado, que no deja que le den la mano o lo filmen, pero una vez en escena devuelve con creces. No apela a la economía de recursos, todo lo contrario, tira sobre la alfombra todo lo que tiene para dar, y convierte el set en algo sencillamente asombroso. Cuando Howe, Squire & White quedan sonando en trío, se insinúa una veta visceralmente power, pero es un amago nada más, enseguida vuelven a levantar su vuelo interestelar alucinante.
El repertorio de la gira, conocida como In the Present Tour, es lo más dorado y clásico de la etapa 1971-1980. Un set list de tan sólo diez temas, pero de diez minutos de promedio cada uno, en donde cada final es como el desenlace de una película épica celebrada con una ovación propia de un circo romano en estado de ebullición.
Abrieron con la enigmática Siberian Khatru (1972, álbum Close to the edge) y cerraron con un único bis, Starship Trooper (1971, del memorable Yes Album).  Hubo momentos de ensimismamiento en los veter-fans, durante los cuales en el recinto no volaba una mosca; pero también hubo tiempo para liberar la emoción, y eso pasó con I’ve seen all good people, que ni bien empezó la intro a capella se elevaron brazos al cielo. Y mucho más con And You and I, donde ya fue imposible no saltar de la butaca.
La lista tuvo una continuidad muy coherente en cuanto a la elección de las canciones, incluso el solo de guitarra electroacústica de Howe (el combo de Mood for a day e Intersección blues) fue de lo más celebrado. Tras esto, el guitarrista recordó su anterior visita a Córdoba en plan solista (año 1994) y llamó a la banda para Owner of a lonely heart, el mega hit de los 80’s con el que –todavía con Anderson, pero sin Howe– se ganaron legítimamente una nueva legión de admiradores. La versión sonó brillante, pero algo descontextualizada, y tal vez por eso no recibió una ovación desmesurada.
Los otros nueve movimientos son músicas que por más que hayan coleccionado años, no suenan viejas, sino todo lo contrario, se potenciaron con el tiempo y atravesaron de forma impecable las últimas cuatro décadas.
Una consideración final: si verdaderamente decís que te gusta el rock, no te quedes sin ver al cascarrabias de Steve Howe tocar su guitarra en vivo.-

Sala: Orfeo Superdomo
Fecha: 23/11/10
Asistencia: 3000 personas 

PolCastillo presenta su disco debut

martes, 16 de noviembre de 2010

Yes en el presente y por Córdoba

Yes gira por Córdoba
La banda inglesa más emblemática del rock sinfónico y progresivo se presenta en la ciudad de Córdoba como parte de su Gira Sudamericana. Será el martes 23 de noviembre en el Orfeo Superdomo.

CARTELERA

Por Néstor Pousa © 2010

Con la visita del ex Beatle Paul Mc Cartney la semana pasada, y sus dos conciertos multitudinarios en el Estadio de River Plate; y el inminente arribo de la banda Yes, podría decirse que nuestro país está siendo tocado por la varita mágica de las leyendas vivientes del rock mundial.

En el caso de Yes, la banda de rock progresivo y sinfónico más emblemática de todos los tiempos, tiene diseñado un tour latinoamericano que entre sus fechas locales incluirá nada menos que a Córdoba capital.
"Nueva Tribu", la empresa organizadora de la escala cordobesa, informó a través de sus responsables de prensa que: “Como parte de su gira ‘In the Present World Tour 2010’, Yes hará un recorrido por sus grandes clásicos el próximo martes 23 de noviembre en Orfeo Superdomo.
Formada en 1968, Yes es una de las bandas pioneras del rock progresivo. Con un estilo propio, la obra musical de Yes se caracteriza por sus recargadas armonías y por contar con elementos del jazz y de la música clásica. Asimismo, la habilidad de sus integrantes, su sonido complejo y sus letras místicas, hacen que sea considerada por muchos como la banda de rock sinfónico por excelencia.
La banda que marcó la historia con clásicos como: Fragile (1971), Close to the Edge (1972), Tales from Topographic Oceans (1973), Tormato (1978), entre otros, se presentará en Córdoba haciendo un repaso de sus grandes éxitos”.

Desde sus inicios, hace ya un poco más de cuatro décadas, Yes ha tenido innumerables cambios en su formación. Alista en la actualidad a Chris Squire en bajo, el único miembro fundador que se mantuvo en la banda hasta nuestros días; y a los históricos Steve Howe en guitarra y Alan White en batería y percusión. Entre las más modernas incorporaciones está Oliver Wakeman (hijo del legendario Rick Wakeman) en teclados, y el canadiense Benoit David, nueva voz del quinteto y quien reemplaza nada menos que a Jon Anderson.
Precisamente David era integrante de una banda tributo a Yes, y como tal, luce una voz a la altura de las circunstancias y conoce a la perfección todo el repertorio de la mítica agrupación inglesa. Lo más curioso de esta parte de la historia es que fue incorporado luego de haber sido descubierto a través de un video en YouTube.-

Valor de los tickets
Sector PISTA: $300 - $ 230 - $200
Sector ROJO: $ 250 - $ 200 - $ 130 - $ 80
Lugares de venta
Tiendas Vesta – Dinosaurio Mall (Alto Verde / Ruta 20 / Dino Express San Vicente)

Mirá todas las fechas de la gira “Yes In the Present World Tour” por Sud América 2010 en:

domingo, 7 de noviembre de 2010

El momento en que ya no estás presente

Rubén Basoalto: baterista pionero
Rubén Basoalto, baterista fundador de Vox Dei, murió el pasado 3 de noviembre. Su sola mención nos remite a esa elite de músicos pioneros del Rock Argentino. Con Vox Dei grabó “La Biblia”, la obra magna del género.

Por Néstor Pousa © 2010

Son demasiados los que se están yendo, y demasiado seguido. A un golpe le sigue otro, sin solución de continuidad, casi. Esta vez la mala noticia dio cuenta de Rubén Basoalto, uno de los bateristas emblemáticos de la historia del Rock Argentino, por haber sido miembro fundador de Vox Dei, banda en la que permaneció marcando el ritmo hasta nuestros días.
Rubén se fue –detesto la frase “dejó de existir”– el miércoles 3 de noviembre pasado, víctima de una cruenta enfermedad. Y con él se va uno de los músicos pioneros del género, integrante original de Vox Dei, los creadores de La Biblia según Vox Dei, obra magna del Rock en Castellano. Esto sucedía en 1971, y la banda alistaba a Willy Quiroga en bajo y voz, Ricardo Soulé guitarra y voz (actualmente distanciado de sus ex compañeros) y Juan Carlos Godoy en guitarra y voz, quien abandonó el proyecto en sus lejanos inicios, convirtiendo al cuarteto en trío, tal cual lo conocimos y se hizo célebre para el resto de su existencia.
Rubén Basoalto marcó el sonido crudo de Vox Dei, era un baterista que se caracterizaba por su energía para tocar, y mantenía ese estilo visceral y ancestral del rock de los años 70’s.
Aún siendo un veterano de mil batallas, tocaba de una forma desmedida, inusual, como queriendo demostrar que el fuego del rock and roll aún corría por sus venas. Así, cada presentación de la banda eran verdaderas maratones en donde marcaba el pulso con tremenda contundencia.
Además del capítulo aparte que merece La Biblia, Vox Dei dejó un legado fundamental con su discografía, que hoy es rescatada y referida por las nuevas generaciones de músicos de rock local.
Vox Dei nació en 1968 y al año siguiente editó sus primeros simples que se hicieron clásicos: Presente (El momento en que estás) y Azúcar amarga. En 1970 aparece Caliente, el larga duración debut. A la lista se sumarían álbumes fundamentales: Jeremías, pies de plomo (1972), La nave infernal (en vivo, 1973), Es una nube, no hay dudas (mismo año), Vox Dei para Vox Dei (1974), Gata de noche (1978), entre otros.
El trío se encontraba en 2010 en plena actividad, con Carlos Gardelini en la guitarra en lugar de Soulé, convirtiéndose en el grupo más longevo que registra el Rock Argentino.
Su último disco de estudio es El camino, aparecido en 2005, y actualmente se encontraban pre produciendo el material de Archipiélago de almas, un nuevo trabajo que estaba pronto a aparecer. Toda esta constancia de 42 años en los escenarios y en la ruta, se debió en gran medida a la perseverancia y convicción de un artista como Rubén Basoalto.
Son muchas las anécdotas que pintan a la banda y especialmente a Rubén Basoalto. Durante una fría noche, en el invierno de 1980 ó 1981 –sepan disimular el margen de error– Vox Dei se presentaba en el gimnasio de la Biblioteca Popular de La Cumbre (Cba). En un momento dado los tres integrantes interrumpieron el show y se bajaron del escenario fastidiados con el público que exigía que tocaran sólo temas de La Biblia. Refunfuñando mientras apuraban un whisky en el buffet del club, convencieron a los fans que todo el material debía ser escuchado por igual, y así el concierto pudo continuar normalmente.
Más acá en el tiempo, el 13 de febrero de 2010 -aquí la fecha brilla por la exactitud- los Vox Dei eran invitados a tocar por primera vez al Festival Cosquín Rock, como los verdaderos ancestros del rock. El respeto manifestado por la producción tenía límites de tiempo en escena, nada más que 20 minutos tenían para desarrollar su música. A Basoalto poco le importó, lo mismo se mandó con su habitual solo de batería de casi 10 minutos, ante la mirada perpleja y ansiosa de su socio Willy Quiroga que veía como se les esfumaba el tiempo otorgado. Y es que Rubén no concebía el show de otra forma, por más que los tiempos y las prioridades hubieran cambiado, él se sentía como si estuviera tocando en aquellos viejos festivales de los 80’s, donde ni el tiempo, ni los sponsors apuraban a nadie, y mucho menos a Vox Dei.
Por eso Rubén Basoalto merece hoy, más que ningún otro, los crespones negros que se suelen colgar en facebook o en twitter, porque fue un músico y un artista de una entrega total. Nos dio innumerables momentos de satisfacción con su música, y a cambio recibió muy poco. Tenía que seguir remándola día tras día, como muestra innegable de lo devaluada que está la cultura en este bendito país. Pero su nombre y su obra permanecerán imborrables en la historia de la Música Popular Argentina, y es por eso que un artista de estas características se puede ir, pero nunca jamás podrá dejar de existir.-


jueves, 4 de noviembre de 2010

El cantor de jazz

El regreso de mano lenta
Eric Clapton regresó a las vitrinas con un nuevo disco llamado simplemente “Clapton”. El trabajo contiene en su mayoría versiones y un par de estrenos. Lo acompañan una banda de apoyo de primera línea e invitados de lujo. Mirá el trailer del disco.

NOVEDADES DISCOGRÁFICAS
 
Por Néstor Pousa © 2010

Nadie duda que Eric Clapton sea uno de los grandes artistas del rock a nivel planetario, y que como guitarrista forme parte de una elite que podría contarlo entre los 5 violeros más destacados e influyentes de todos los tiempos.
Desde sus tempranos años en los que integraba bandas emblemáticas como The Yardbirds, Los Bluesbreakers de John Mayall, los inmortales Cream, Blind Faith o Derek and The Dominos; o en su dilatada trayectoria como solista, Clapton tiene definitivamente muy bien ganado su múltiple espacio en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
Fue desde el momento mismo de su irrupción en el firmamento rockero nuestro guitarrista estrella, especialmente para todos los que además de ser amantes del género, veíamos en ese instrumento, la guitarra eléctrica, la espada y estandarte del rock.
En alusión a su virtuosismo se gano el paradójico apodo de “slowhand” (mano lenta) en tiempos de Los Yardbirds, su primera banda, corría 1964. Ese sobrenombre algunos años después sería el título de uno de sus álbumes solistas fundamentales en el devenir de su carrera, datado en noviembre de 1977. Disco con el que conseguiría acrecentar notablemente su popularidad, principalmente por dos temas que se convirtieron en clásicos indiscutidos y que atravesarían varias generaciones: Wonderful tonight, una balada que tuvo como musa a Pattie Boyd, la mujer que le birlara a su colega George Harrison sin que esto destruya su sólida amistad; y Cocaine, un rock and roll de JJ Cale en magistral versión de Clapton, tocada de ahí en más por la mayoría de los aprendices de guitarra del mundo.

Hoy el viejo Eric (respetuosamente dicho, claro está) regresa al disco con un trabajo compuesto en su mayoría por versiones, más dos estrenos. "Clapton" es su título, un registro en el que reversiona viejos temas del blues y el jazz tradicional y de la música country, asumiendo el rol de un perfecto crooner, cantando por momentos como si estuviera en un bar de copas (Rocking chair) y dibujando trazos con su maravillosa guitarra (River runs deep) en dosis homeopáticas pero altamente conmovedoras.
Impecable la backing band que lo acompaña, conformada por músicos de sesión que ya son leyenda: Jim Keltner en batería, Willie Weeks en bajo y Walt Richmond en piano, teclados y órgano Hammond; quienes tocaron en discos, vivos y giras al lado de figuras como George Harrison, John Lennon, Ringo Starr, Bob Dylan, Rolling Stones, Neil Young, Joe Cocker, Pink Floyd, entre muchos otros, sumando entre los tres una lista sideral.
Aparecen también invitados de lujo de la talla de Steve Winwood, el mismísimo JJ Cale y Sheryl Crow (el dúo Clapton-Crow se luce en el estreno de Diamonds made from rain, un lentazo con cualidades de hit); o junto al terceto de Wynton Marsalis, Trombone Shorty y Allen Toussaint que aportan los vientos de banda de jazz para que Clapton cante con voz negra When somebody think your wonderful, definitivamente un tema para el autostereo de un lujoso Cadillac. En tanto el armonicista Kim Wilson recrea el estilo Little Walter en piezas como Judgement day y Crazy about you baby. Como se ve, un fichaje soñado, y a la altura del protagonista principal.
Hay otros momentos destacados en la placa, como el que nos devuelve al Clapton más previsible y que se reivindicará ante los fans que esperan lo de siempre y a los que tal vez este disco los deje fuera de juego, ese tema es Run back to your side, otro de los nuevos, en donde la guitarra arde en llamas como ya sabemos que puede hacerlo.
La perla, mencionada por muchos como tal, se llama Autumn Leaves, una tonada que aunque no sepan de donde, igual les resultará familiar. Una canción versionada por muchísimos cantantes de estilos variados, y que hoy es recuperada por Clapton para este trabajo tan vintage que sorprende y agrada por partes iguales, un verdadero placer para el oído y uno de los mejores discos aparecidos en 2010. Si pueden disfrútenlo.-





jueves, 21 de octubre de 2010

“El blues es igual al latido del corazón”

Carlos Carranza: un cowboy moderno
Carlos Carranza y la 9Sur ofrecen en cada presentación tres horas intensas de blues, country music y rock and roll. En esta entrevista el bluesman repasa su historia.

ENTREVISTA A CARLOS CARRANZA

Por Néstor Pousa © 2010

Es sábado a la noche y el bar está casi lleno. La temperatura bajó abruptamente y el viento frío levanta remolinos de tierra gredosa en una ciudad a la que el progreso que avanza sin preguntar la convirtió en una locación de la película La guerra de los mundos. El silencio de la calle desierta deja escuchar claramente el sonido de la guitarra de Carlos Carranza, y eso me dice que estoy llegando tarde. El bluesman junto a la 9Sur, la banda que lo acompaña, ya había puesto primera en la noche que la cartelera del pub Les Paul los tenía como menú artístico principal.
Carlos es una especie de cowboy moderno, tanto arriba como abajo del escenario viste camisas a cuadros, jeans, botas tejanas y sombrero vaquero aunque sea verano; y se conduce en un gran Chevy blanco (“Por que me gusta el estilo americano de autos de los ‘60 y ‘70”, revela). Pero más allá de su aspecto es un violero con una forma de tocar que impacta.
Dos datos sobre su actuación, con los que desairó el formato de “show para pub”. El primero que no hubo el habitual “paramos 10 minutos” -que siempre son muchos más- para que los asistentes puedan renovar sus tragos. Algo que le viene bien a la barra, pero que corta la continuidad del espectáculo. La segunda, que el volumen de los equipos tenía los suficientes decibeles como para evitar el molesto y constante murmullo de los parroquianos a los que el show les importa un bledo.
Pero volvamos a la forma de tocar de Carlos. Usa a la vez púa y dedos, y da la sensación que arranca las cuerdas en vez de puntearlas, provocando una tensión con la que logra un plus de volumen. ¿Adonde remite ese estilo? Él es quien nos ilustra: “Es buena la observación, eso viene del mismo estilo musical, es parte de la forma de tocarlo. Tiene que ver que el Blues y el Country que son músicas folklóricas, están llenos de detalles que hacen al resultado final, conocer esos detalles hacen la diferencia. Esa forma se llama ‘hybrid picking’ o pulsado híbrido, o sea, púa y dedos, es muy común en la música Country. En el Blues no tanto, pero también se usa, o sino con los dedos solos. La mano derecha es importantísima, por el ritmo y la cadencia, y la izquierda por las notas, juntas hacen la magia”, concluye.
Un rápido repaso por su historia nos dirá que Carlos Carranza nació en Córdoba hace 39 años, y toca en vivo desde los 18. No empezó con el blues, sino tocando batería en Hammer, banda de heavy metal de amplia trayectoria en Córdoba, y que aún existe.
Después de tanto tiempo de trajinar escenarios, dice no vivir de la música, aunque en todo caso “Siempre suma al bolsillo y al corazón, y eso está ok así”, asegura.
En 1992 luego de dejar Hammer, y ya como guitarrista, pasó por el grupo Fe Ciega, eran canciones de blues y country al estilo Chris Rea. “Ahí conocí a Rodolfo Sierz -nos cuenta- que luego fue batero de La Vagabunda, banda que tuvimos desde el 96 hasta el 2001, y actuamos por varias partes del país. Al mismo tiempo estaba con Los Búfalos Sedientos, así que hubo mucho agite, movimiento y música en esos años para mí”, dice y riendo. “Durante el 94 tuve un dúo de blues acústico llamado Blue Devils, con una cantante. Ahí aprendí mucho de guitarra slide y guitarra acústica”, rememora el músico, que además toca bajo, dobro, mandolina y banjo.
En 2003 empezó su etapa solista y, luego de un paráte, el trabajo se intensificó en 2005. Hoy logró continuidad con la 9Sur. Y al respecto Carlos cuenta que: “Ellos eran una banda aparte y coincidió que se estaban desarmando, como gustaban del Blues, el Country y el Rock Clásico, y yo necesitaba banda, fue que los convoque. Eran los mismos de ahora, Claudio y Cristian Grimau en batería y guitarra, y Darío Luna en bajo. Franco Di Martino (el armonicista) se sumó en 2007”.

-Con Franco parecería que formás una pequeña sociedad, inclusive tenés un show en formato chico con él, ¿es como tu mano derecha dentro de la banda?
“La banda está en armonía, la 9Sur está a tierra, manteniendo el ritmo, y Franco y yo somos los solistas, y funciona ok así. Mano derecha son todos, siento que es una banda, todos dependemos del otro para un buen resultado”.

-¿Que influencias reconocés dentro del blues, el country y el rock and roll?
“Siempre digo que lo mío es el Blues, el Country y la música irlandesa. La música norteamericana es la combinación de esos estilos, y algunos más. Músicos de esos géneros son mi influencia. Hay miles, profesionales o no, esa música me llega mucho, así que no puedo elegir a un puñado de músicos. Aunque siempre hay alguno que escucho por temporadas, en estos días estoy escuchando a Chris Rea, Jim Campilongo y Chris Leroux”.

-¿Tu repertorio y tus gustos personales tienen relación directa a lo que se conoce como el Blues de Chicago?
“Creo que va mas allá, el Blues de Chicago es un sub género, por llamarlo así, dentro del Blues, como el de Texas, el de Mississippi, el de la costa Oeste, el Inglés, son todos diferentes. En casa escucho Blues, Country (que también tiene muchos subgéneros) y música irlandesa, y algo de metal europeo también. Me gustan las milongas y todo el folklore pampeano y algo del litoral. Tuve dos años que escuché mucho folklore y aprendí a tocarlo”.

-¿En qué circuito de escenarios te movés habitualmente?
“En el que se pueda”, exclama riendo, y aclara: “Nos va bien, nos siguen llamando, podemos hacer algo ‘tranqui’, a muy bajo volumen, o tocar más fuerte sin perder la esencia. El Blues está en casi todas las músicas actuales. Tocamos en lugares como el ‘Bar1700’ en Córdoba, o en ‘Les Paul’ en La Falda, esos lugares nos gustan mucho. Así que dependiendo de cómo lo toquemos, hay cabida en varios lugares diferentes, y la gente lo acepta, les agrada. El Blues, decía el guitarrista de Living Colour, te hace sentir en casa, cómodo, a casi todos les cae bien, porque el ritmo es igual al latido del corazón”.-

sábado, 9 de octubre de 2010

Cosquín Rock, el libro

El otro yo de Cosquín
“Cosquín Rock”, escrito por José Palazzo, relata vida y misterios del festival que continuó la mística de los festivales cordobeses. En un trabajo plagado de anécdotas, el productor no se guarda nada y dispara contra varios.

LIBROS DE ROCK

Por Néstor Pousa © 2010

El encuentro con José Palazzo, productor general del Cosquín Rock, fue un sábado en un pub de Villa Giardino, la noche que se presentaba con Rouge & Roll, su vieja banda reconstituida al sólo efecto de tocar para divertirse y con fines terapéuticos, según dijo.
Unos días antes la invitación había llegado vía mail.
-El sábado tocamos en Villa Giardino, si querés ir. Vamos con las familias a pasar el fin de semana y de paso rockazzo.
-Dale, nos vemos. Te voy a llevar mi libro y te lo voy a dedicar.
-Yo te llevo el mío.
-Ok, va a ser un placer.

Dos libros, dos festivales. Con Cosquín Rock de José Palazzo y La Falda en tiempo de Rock de quien firma esta nota, se resumen 20 años de la más apasionante historia del Rock Argentino desde Córdoba para todo el país.
El libro de Palazzo fue lanzado a fines del año pasado, y presentado en febrero durante la décima edición de Cosquín Rock. Sin necesidad de ser modesto, José siempre me decía, “Está muy bueno, es como una novela de aventuras, te vas a cagar de risa”. Y la verdad que tenía razón.
Cosquín Rock, el libro, se vende con exclusividad en algunas librerías de Córdoba, y lamentablemente no llegó al resto de los comercios del ramo. Porque sea cual fuere el género literario, si no se cuenta con una editorial importante detrás, la gran complicación para cualquier trabajo es, sin dudas, la distribución.
No había tenido aún la posibilidad de leerlo, y lo cierto es que la historia desde la página 1 te atrapa, la lectura se hace notablemente rápida por su relato fragmentado de los hechos que dieron vida al festival, una narración que se basa en los sucesos principales. Con muchos detalles pero sin dar demasiadas vueltas, Palazzo va al grano y descorre el velo sobre los mitos y leyendas del festival de rock que nació en la Plaza Próspero Molina, de la folklórica Cosquín, y necesariamente se fue mudando. A través de la lectura de sus páginas se verán los por qué.
Y como en toda novela de aventuras hay héroes y villanos, ungidos en este caso según la versión del autor, José Palazzo. Los personajes reales que ocupan los roles principales son: Julio Márbiz, el mismo del folklore y quien entusiasmó a Palazzo a realizar el ciclo rockero. El Perro Emaides, su socio en los comienzos, hoy distanciado. Marcelo Villanueva, intendente de Cosquín, otrora aliado y amigo y posteriormente adversario. Jorge Guinzburg, el desaparecido actor y productor revisteril que intentó, sin éxito, desplazar a Palazzo de la producción del festival. Y Cristian Merchot, hábil productor porteño y manager de rock que, al igual que el intendente, fue en distintos momentos, amigo o enemigo.
Otros personajes: el anterior jefe comunal de San Roque, locación a la que llevó sus huesos el ciclo, luego que fuera desalojado de Cosquín; y un tal Sr. Rolfi, propietario de una casa colindante al predio de San Roque, que en una actitud incomprensible y caprichosa hizo y sigue haciendo las mil y una para entorpecer la realización del evento.
Contra todos el autor dispara sus dardos, y los que peor quedan parados son: su ex socio y amigo el Perro (supongo irreconciliable la relación entre ellos, luego de la aparición de este libro); y el trío compuesto por Villanueva, Guinzburg y Merchot; quienes quedan pintados casi como los archienemigos de Batman.
El otro capital exclusivo con que cuenta el trabajo es la cantidad de anécdotas acumuladas a lo largo de una década, y que solamente el mundillo del rock a través de algunos de sus personajes puede generar. Notas de color relatadas por quien las vivió, y en algún caso padeció, en carne propia. Y otro tanto pasa con el abundante material fotográfico, seleccionado con criterio artístico y documental, impresas en blanco y negro y de excelente calidad; extraído de distintas fuentes, según detalle: los archivos del matutino cordobés “La Voz del Interior”, de la productora “Nueva Tribu”, de la banda Los Piojos y Aníbal Mangoni.
En sus solapas, en la habitual reseña biográfica dedicada al autor, sobre el final de la misma hay un fragmento que nos toca directamente: “José Palazzo, intentó revivir sin éxito el Festival de La Falda”, aunque en otro pasaje también deja en claro que el festival faldense actuó como principal inspirador de su propio ciclo.
Data del libro. “Cosquín Rock” (Pequeñas historias de un festival que vive al pie de la montaña), contó con la producción del periodista Víctor Pintos quien ordenó los textos, seleccionó las fotos y principalmente alentó a Palazzo en la tarea. La impresión se realizó en papel ilustración (hay una edición común y otra de lujo con tapas duras), consta de 320 páginas y se puede conseguir en la ciudad de Córdoba a un precio de $80 (en el formato común).-



viernes, 24 de septiembre de 2010

Un terremoto llegando

"Followers Advisory: Explicit Changes" (un guiño a los fans)
La banda cordobesa Eruca Sativa regresó a Córdoba para presentar “ES”, su segundo trabajo discográfico. Fue en el Teatro Real y a sala llena, en el marco del ciclo “Disco es Cultura”.

PRESENTACIÓN DE DISCO

Por Néstor Pousa © 2010

Si hay una banda a la que le cabe a la perfección el tantas veces usado rótulo power trío, esos son los Eruca Sativa. Quedó claro desde el primer tema que sonó la noche de su presentación en la ciudad de Córdoba, escala local de la gira nacional de ES, su segundo disco, y sucesor de La Carne (2008).
“Qué bueno que es estar de nuevo en casa”, anunció Lula Bertoldi (voz y guitarra) a poco de empezar, luego que descerrajaran Paraíso en retro, uno de los nuevos cortes. Desde ese instante se pudo sentir la fuerza de este terremoto de funk rock, que literalmente hizo temblar la sala. Momentos después, cuando las ves abajo del escenario, parece mentira que esas dos -aparentemente- frágiles chicas desarrollen tanto poder en escena. Es que tanto Lula como Brenda Martín (bajo y coros) tienen una delgadez y unos modos tan suaves que contrastan con tanto rock and roll y convicción, que a más de un pibe de aspecto duro le sería imposible transmitir, ni siquiera en dos vidas. Esa es una de las primeras claves de Eruca Sativa.
Detrás de estas chicas súper poderosas está Gabriel Pedernera (batería y coros) completando este trío con presente perfecto, él es el soporte rítmico y anímico que necesitan para sobrellevar el viaje. El baterista va más allá, y tan pronto bate parches, como se cuelga una acústica o se hace cargo del rappeo en Hoy.
Cuando avisé que iba a ver este show, un amigo me preguntó, ¿vos también te subiste a la Erucamanía? No sé si hay tal cosa todavía, pero hay que reconocer que lograron trascender. Permanentemente llegan a mi casilla anuncios de fechas en distintas ciudades del país, lo que convirtió al fenómeno no sólo en un proyecto para el barrio, sino de proyección nacional, y que desde el año próximo pretende abarcar el exterior a partir de México, según anunciaron en la conferencia de prensa post show.
El nuevo disco está muy bueno, son catorce canciones y no todas bajo el clisé del power rock. Hay una interesante variedad, por ejemplo en Mi canción, un hermoso tema a tres guitarras acústicas en donde Lula canta a lo Edie Brickell. No sé si a la Bertoldi le gustará la comparación, pero a mí me recordó a la cantante de los New Bohemians.
Hay muchos matices en canciones como: Una vida, Cuánto costará o Cada cosa a cada cual, que oxigenan la lista; porque después el resto del material te pasa por arriba y te aplasta sin contemplación, aquí se anota, entre otros, La carne (primer corte y clip de difusión).
Por el lado de los músicos invitados, Tití Rivarola puso una viola heavy en Desátalo, repitiendo la fórmula en el show. Y David Lebón fue un lujo que aportó voz y solo en Para ser. En ausencia del Ruso, ese momento del concierto fue reforzado con la percusión de Fernando Caballero.
Todo esto se observó de forma impecable en la noche del jueves 23 de septiembre en el Teatro Real, con una sala repleta de gente y el cartel de “entradas agotadas” que obligó a que se quedaran muchos afuera.
Un par de claves más para entender el fenómeno Eruca, está en las letras. Claras, directas, tan contundentes como: “y de qué lado está el Dios que inventás”, o con sugestivas imágenes: “disfrutando mi prisión, vano es querer salir, las entrañas me engañan”.
Hacia falta en el rock una banda que dispare textos así, si es de factura local, mejor. Como también hacia falta una cantante con un registro tan magnético como el de Lula Bertoldi, que además como guitarrista es una máquina de disparar riffs criminales. El as en la manga de Eruca Sativa.-

sábado, 28 de agosto de 2010

Distinto tiempo, un lugar nuevo

Nito enredado en los cables de ENTel (1980-81)
Siguen los cumpleaños de discos. A Miguel Mateos con “Rockas Vivas” se le sumó Nito Mestre para festejar los 30 años de “20/10”, su primer trabajo solista.

RECITALES + CUMPLE DISCOS

Por Néstor Pousa © 2010

Primero fueron los discos tributo, le siguieron los regresos de bandas eternas, dos vetas del rock vernáculo que busca retroalimentarse mientras espera que en el amanecer del nuevo decenio algo o alguien patee el tablero con más inspiración que actitud. Ahora le llegó el turno a los aniversarios de discos, a Miguel Mateos con “Rockas Vivas” le siguió Nito Mestre (ex Sui Generis y Los Desconocidos de Siempre) con su debut solista “20/10” que está cumpliendo 30 años.
Tuvieron que pasar necesariamente tres décadas para que pudiera suceder, esto que era impensado cuando en el grabador gastábamos la cinta con esa música que fue la banda de sonido de una época. Por eso hoy la nostalgia garpa y las discográficas lo saben. Prefiero pensar que este rescate de discos emblemáticos de nuestro nunca bien ponderado rock argento al menos servirá para que las nuevas generaciones los descubran. ¿Servirá?

Historia: avanzaba el año 1980 y Nito Mestre dejaba atrás a Los Desconocidos de Siempre, banda que lideró luego de su participación en Sui Generis junto a Charly García. Los Desconocidos eran un perfecto ensamble de músicos inclinados hacia un folk rock electroacústico que luego de tres discos editados, ya habían agotado su propuesta artística sin poder reinventarla. A ellos Nito les había puesto su nombre y su chapa de líder, pero los tiempos pedían mayor protagonismo y entonces decidió lanzarse como solista. Así nació “20/10” (grabado en 1980, editado en 1981), álbum que debía su curioso nombre a los últimos cuatro dígitos del teléfono particular (el 631-2010) del Sr. Mestre, y que fue editado originalmente en vinilo y cassette por el sello Microfón.

Ese disco que esta considerado como lo mejor realizado por Mestre solista, contiene muchos de los temas que no faltan en su repertorio (a saber: Hoy tiré viejas hojas, Espero siempre por vos, Los remolinos de la inocencia, Contigo que pasa, Enero va, Distinto tiempo y el rock and roll Afuera de la ciudad, entre otros) y para celebrarlo -además de la reedición del trabajo, esta vez en formato de disco compacto y por la multinacional Sony- Nito realizó un concierto el jueves 12 de agosto en el Teatro ND/Ateneo de Buenos Aires, del que formaron parte los músicos que participaron de la grabación de “20/10”, hace nada más que 30 años: el Mono Fontana, Lapo Gessaghi, Carlos Tribuzy, Pablo Fernández y Pedro Aznar. Faltaron Charly, León Gieco y el Ruso Lebón para que la plantilla estuviera completa. También fueron de la partida la actual banda de Mestre, y Silvina Garré, quien últimamente se presenta con Nito en un espectáculo en el cual suman sus proyectos individuales actuales.-
Lamentablemente no hay en la agenda fechas de este mismo espectáculo para Córdoba o alguna otra ciudad del país, desde la producción nos aseguraron que “fue único e irrepetible”.-

lunes, 23 de agosto de 2010

Aplausos en el cosmos

Foto: Sergio Cejas / La Voz del Interior
Skay Beilinson presentó ¿Dónde vas?, su flamante cuarto disco, en el Orfeo Superdomo. Una banda potente y ajustada y un repertorio incuestionable, son sus mayores atributos.

RECITALES + DISCOS NUEVOS

Por Néstor Pousa © 2010

El paso a solista de un músico que construyó su carrera como integrante de una banda suele ser un salto al vacío con la póliza de seguro vencida. Mucho más si la banda tuvo el nivel de grandeza de Los Redondos, y que tras su disolución inconsulta depositó en la figura del Indio Solari casi toda la mística y el dominio de las peregrinaciones en que se transforma cada concierto. Skay Beilinson, la otra mitad histórica de la leyenda de Patricio Rey, la tuvo que remar, pero hoy tiene la satisfacción de haber consolidado una carrera propia sólida, que ya acumuló una discografía con cuatro álbumes que van de muy bueno a excelente.

El sábado pasado Skay cumplió con su escala regular anual por la capital cordobesa, está vez para presentar oficialmente ¿Dónde vas?, cuarto disco de la saga. Y fue una presentación rigurosa ya que se tocaron la totalidad de los temas nuevos, relegando, por esta vez al menos, algunos hits propios y una mayor abundancia de clásicos “redondos”, lo que se tradujo en menos pogo y agite por más aplausos y ovaciones.
Apenas pasadas las 22 Skay se trepó al escenario improvisando el riff de La bestia pop, un guiño sutil a su célebre ex banda, y tras las secuencias electrónicas apareció el temible Gengis Khan. La banda -Oscar Reyna guitarra, Claudio Quartero bajo, Topo Espíndola batería y Javier Lecumberry teclados- sonaba potente, ajustada, impecable, a puro volumen, pero que no obstante permitía escuchar detalles. El lugar, con pista y tribunas centrales habilitadas para un 50% de su capacidad total, tenía los laterales cubiertos por largos telones blancos que fueron utilizados para proyectar secuencias del show e imágenes creadas especialmente por el Mono Cohen (Rocambole) -el artista plástico desde la consola de sonido supervisaba todo atentamente- logrando el efecto de una enorme caja de fantasías, un pequeño gran hallazgo de producción.
Poco faltaba para empezar a repasar las nuevas canciones del muy buen trabajo que es ¿Dónde vas? Un disco que profundiza sobre algunos temas que desvelan a Beilinson: el ser humano, su existencia, su hábitat, la trascendencia de la muerte y la necesidad física y mental de recorrer nuevos horizontes.
Es difícil encontrar perlas dentro del nuevo cofre, ya que es un álbum de calidad muy pareja donde ningún tema sobresale demasiado sobre el otro. Entonces dependerá de los gustos personales. Para algunos será la libertaria En el camino, o aquella donde define a los pensamientos como pájaros inasibles (Aves migratorias). Promediando la primera parte del show presentó Aplausos en el cosmos, que junto con Territorio caníbal y La rueda de las vanidades podría conformar una especie de suite conceptual sobre la humanidad, el individuo, el tiempo cronológico, el planeta.
En Tarde de lluvia hay cierta similitud con El fantasma del 5° piso del anterior disco (La marca de Caín, 2007), sólo que esta vez el protagonista en vez de estar encerrado en un cuarto de hotel siente la opresión de la gran ciudad. Suelo chamán, otra de las nuevas, es una especie de baguala; y ya sobre el final La pared rojo lacre que en el vivo perdió el toque de guitarra electroacústica que remarca su estilo country para luego estallar en un furioso rock.
De los  anteriores trabajos, pocos y muy buenos, Arcano XIV, Ángeles caídos, Flores secas, Soldadito de plomo y la espectacular Astrolabio, con Skay forzando la voz y encarnando a ese personaje mezcla de brujo de historieta, que su cuerpo delgado y deliberadamente encorvado y su cara huesuda se encargan de acentuar.
Para los fundamentalistas ricoteros hubo un par de ansiolíticos, La parabellum del buen sicópata y la infaltable Ji ji ji, y todo estuvo en orden. Aunque quedó claro que con semejante repertorio -ver bises: El viaje de Mary, Oda a la sin nombre y El Golem de la Paternal- hoy a Skay con lo propio le basta y le sobra.-
Skay - ¿Dónde vas? (2010)

miércoles, 18 de agosto de 2010

Rockas que siguen vivas

Tapa del vinilo "Rockas Vivas" (1985), Mateos ¿era zurdo? 
La nueva veta a explotar en el rock vernáculo es la de los aniversarios de discos fundamentales. Miguel Mateos se alinea y celebra los 25 años del exitoso “Rockas Vivas” en Córdoba.

RECITALES + CUMPLE DISCOS

Por Néstor Pousa © 2010

Miguel Mateos está de festejo. Aquel muchacho terrible y algo arrogante, que con su dicción afectada para cantar arrasó el país con pop a mediados de los 80’s, lanzaba hace 25 años el álbum en directo “Rockas Vivas”, un trabajo que se convertiría en el disco más vendido (superando los 500.000 ejemplares) hasta que El amor después del amor (1992) de Fito Páez le arrebatara el cetro. Igualmente los temas que incluía aquel trabajo se transformaron en clásicos invencibles de la moda retro ochentosa.
El ex líder de Zas ya realizó en el Luna Park el primero de una serie de recitales aniversario, y la fecha elegida no pudo ser más apropiada, 7 de agosto, mismo día y lugar que 25 años atrás lo presentara oficialmente. Además ya tiene cerrada una gira nacional de este mismo espectáculo, que recorrerá Posadas, Resistencia, Córdoba, Mendoza, Rosario, Tucumán y Salta. La escala cordobesa será este viernes 20 de agosto en Quality Espacio (Av. Cruz Roja Argentina 200).

Bajo la consigna “En Argentina todavía hacen falta huevos”, en alusión a letra de En la cocina (huevos), Mateos promete para la ciudad mediterránea un show similar al realizado en el Palacio de los Deportes, más allá de la Gral. Paz. Si cumple, se podrá ver un espectáculo en tres partes: un set con la lista completa de Rockas Vivas junto a la formación original de Zas, Chino Sanz en guitarra, Raúl Chevalier en bajo, Alejandro Mateos en batería, Julio Lala en teclados y el saxofonista Oscar Kreimer como músico invitado. El concierto se completa con otro bloque con el resto del repertorio de Zas y un tercero con lo producido por Mateos solista. Las flamantes versiones sinfónicas de algunos clásicos -Tirá para arriba y Huevos, entre otras- prometen ser la sorpresa y el desafió para los paladares de los fans más ortodoxos.

El caso de Rockas Vivas es muy curioso en la historia de la música popular argentina. El material que lo compone fue grabado en el Teatro Coliseo durante los conciertos de presentación del disco Tengo que parar de 1984. Cuando al año siguiente se edita Rockas Vivas, compuesto en su mayoría de hits, se disparó el fenómeno descomunal de un álbum que fue determinante para la carrera de Miguel Mateos -elemento fundamental de Zas- pero también fue un suceso que jamás pudo volver a conseguir en la misma magnitud. La lista de canciones, de punta a punta, forma parte del Miguel Mateos esencial, y caben perfectamente en esa categoría de “temas que sabemos todos”, porque hasta el menos iniciado es capaz de, al menos, tararear números como: Perdiendo el control, Sólo una noche más, Va por vos, Tirá para arriba, Un poco de satisfacción, Extra extra, Un gato en la ciudad, En la cocina (huevos) y Un mundo feliz. Canciones que siempre tuvieron una alta rotación en los medios, además de ser íconos refractarios de la década a la que pertenecen.-

lunes, 5 de julio de 2010

Spinetta: un pasado y un mañana

Spinetta cumplió con su habitual visita a Córdoba, y a falta de "bandas eternas" llegó con los temas de todos los tiempos. Una mezcla del ayer y el hoy de uno de los músicos fundamentales del Rock Argentino.

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2010

Apenas se abrió el telón Spinetta habló y dijo: “Venimos a ofrecer un showcito”, el diminutivo echaba por tierra cualquier ilusión previa de poder ver una replica, aunque sea en parte, del show de Las bandas eternas, ese espectáculo de exuberancia musical -50 canciones en cinco horas de show- que realizó Luis Alberto Spinetta reuniendo a todas las bandas de su historia -Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade y Los Socios del Desierto- en el estadio de Vélez el 4 de diciembre pasado. Está claro que ese episodio iba a ser un hito del rock local imposible de repetir.
Por lo tanto el del pasado viernes 2 de julio por la noche fue un show normal del Flaco junto a su actual banda que ya tiene ganado un espacio en las bandas eternas del futuro, un equipo consolidado con el cual tiene asegurada la ductilidad necesaria para recrear temas de todos los tiempos. Porque, eso sí, Luis se reconcilió definitivamente con todo su repertorio, y hoy por hoy cualquiera de sus canciones puede pasar a integrar la lista.
El concierto, si bien estaba dentro de lo esperable, tuvo algunas cosas que lo hicieron destacable. La primera parte estuvo totalmente conformada por viejos temas, aunque ningún clásico de los que demandan los spinetteanos insurrectos, que no se cansan de pedir títulos a viva voz (“Flaco, Post crucificción”, el más insistente) porque hay que decirlo: hasta los fieles acólitos de Luis ponen cara de culo si no hay hits. Poco le importa, él hizo su propia selección que empezó con Viaje y epílogo, cantando y hablando casi como en un susurro etéreo, tanto, que a veces hasta cuesta entender lo que dice, más que nada cuando habla.
Hubo mucho más del período Jade, algunos que hacia muchísimo que no se escuchaban en vivo por acá, como Un viento celeste, Sombras en los álamos o Alma de diamante, como lo sugiere el nombre, verdaderas piedras preciosas en el repertorio.
El Orfeo Superdomo fue el espacio ideal para este concierto. Un acierto, por el formato de auditorio que cobija a más 2.000 personas cómodamente sentadas, con las gradas laterales cubiertas por largos lienzos blancos que le daban al lugar una fisonomía especial.
Y Spinetta siguió fiel a su estilo con la sempiterna versión de Las cosas tienen movimiento -algo hay en esa canción que lo representa tanto- de su amigo Fito Páez. Y más: Cabecita calesita (del olvidado disco Pan); Asilo en tu corazón de La la la, un trabajo a dúo con Fito que a tantos años de realizado aún sigue asombrando por su exquisitez; un pasaje por Tester de Violencia con La bengala perdida; y Cementerio club que fue la primera ovación de una platea que a veces exagera de inmóvil y extática. Definitivamente las referencias a Pescado Rabioso -y Cementerio club en cierta forma lo es, aunque pertenezca al disco solista Artaud- es la figurita del álbum que todo fan de Spinetta quiere tener.
Mención especial para la banda, elenco integrado por Claudio Cardone en teclados, el notable baterista Sergio Verdinelli y Nerina Nicotra, bajista que hace contrastar su femenina figura con la forma monolítica que toca el bajo.
Con un separador a cargo de Cardone -ponderado por su líder con tanta exageración como justicia- la segunda parte del recital mostró a Spinetta como uno de los mejores versionistas del rock local con la maravillosa interpretación de Filosofía barata y zapatos de goma de Charly García, uno de los momentos altos de la noche. Mientras que 8 de octubre (de Gieco y Spinetta) con remera alusiva y todo, epilogó el permanente llamado a la reflexión sobre conducir a conciencia.
La aparición del único músico invitado no era una sorpresa, cuando fue presentado como: “Un guitarrista mortal y estratosférico”, Baltasar Comotto se asomó casi timidamente por un costado del escenario para aportar desde su guitarra: virtuosismo jazzero (Ella bailó de Pelusón of milk) y fiebre rockera (Yo miro tu amor de Para los árboles). La contundencia del grupo con la suma de uno de los mejores violeros argentinos de la nueva camada, sirvió además para repasar buena parte del material de Un mañana (2008) su más reciente producción: Despierta en la brisa y Tu vuelo al fin; antes habían pasado La Mendiga y la suite Canción de amor para Olga, completaron ese momento.
La objeción fue que el regreso para los bises resultó muy amarrete, con la única concesión de Rutas argentinas de Almendra. Había un motivo, estaba planeado que ni bien terminara el espectáculo los músicos se treparían a una combi que los devolvería inmediatamente a Buenos Aires, todos querían ver en sus casas el partido de Argentina-Alemania que se disputaba a la mañana siguiente. A la luz de los resultados mejor hubiera sido para todos, quedarnos a rockear hasta el amanecer.-
Foto: Eduardo “Dylan” Martí