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Foto: Manuel Pousa |
Batiendo el record de asistencia para sus
catorce años de vida, el enorme festival tuvo que pelearle cuerpo a cuerpo a
las inclemencias climáticas. Al final fue un dato más para agigantar la mística
del ciclo. Galería de imágenes.
COBERTURA ESPECIAL
por Néstor Pousa
Una buena
definición para el Cosquín Rock que
acaba de concluir es que se trata de un festival de tres días para el que se
necesitan no menos de diez para poder abarcarlo completo. ¿Alguien esperaba una
tirolesa cruzando por sobre las cabezas del público, enfrente mismo al
escenario? Es que la edición 2014 tuvo tanta oferta artística y de
entretenimiento que se hacía imposible poder abarcarlo en un fin de semana. El
formato toma el modelo de prestigiosos festivales europeos como Glastonbury y
Roskilde a los que José Palazzo,
creador y organizador del Cosquín rockero, asiste anualmente en calidad de
turista para emular lo mejor que tienen esos encuentros. Una de las ideas es
proyectar cine, si bien: “En Glastonbury hay
cine para niños, entonces vos querías ir a tomar una birra y ver un grupo y
dejabas a los nenes en el cine viendo Toy Story”, explica Palazzo; en su festival por ahora se pueden ver películas
del palo, como lo fue el estreno de El
alucinante viaje de Patricio Rey, que recopila los primeros años de los
Redondos de Ricota; u otros rockumentales como: El blues de los plomos, Piedra
que late o La Hache, con notable
asistencia de público en todas las funciones.
Hubo expresiones artísticas afines al rock que
ganaron terreno en la consideración del asistente al festival, esas fueron Fuerza Bruta y Favio Posca. Los primeros en su segundo año consecutivo superaron
todas las expectativas con sus múltiples funciones y prometen novedades para el
próximo año. En cuanto a Posca, su debut no pudo ser más auspicioso, con sus
zarpadísimos monólogos y personajes reventó de gente los dos espacios que
ocupó. Su performance fue tan festejada que ya se piensa en sumar las de
Roberto Pettinato, Diego Capusotto (ambos fueron invitados este año pero no
pudieron estar) y Alfredo Casero.
Los espacios auspiciados como el Domo Naranja o la
Carpa Pepsi fueron escenarios alternativos muy exitosos en concurrencia y
diversidad de propuestas. Por allí pasaron, aparte del citado actor cómico, una
variada paleta de bandas de distintos estilos (Connor Questa, Negro García
López, Viticus, Indios, Un día perfecto para el pez banana, Rayos Laser y el
debut absoluto de Pésame, entre muchos otros), el Festival Ciudad Emergente aportado por el Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, una arriesgada apuesta que funcionó muy bien y que mostró danza y
arte callejero, batalla de hip hop, etc.; la presentación del libro Díscolo; una fiesta electrónica en donde
pincharon discos renombrados deejays
de la escena, fueron algunas de las tantas cosas con las que te podías topar
mientras chequeabas la música que simultáneamente sucedía en los escenarios
tradicionales del evento. Por ejemplo, la actividad en los hangares, los que
pertenecen al aeródromo de Santa María de Punilla, locación en donde se viene
desarrollando este festival desde el año 2011. En el dedicado a la música hubo
una infinita cantidad de bandas; de Córdoba (el sábado 1 de marzo) se programó a:
The
Chicken Faces, Los Cocaleros, The Tristes, Anticasper, Planeador V, Segundo
Nova, Numeral, Toque de Queda, Odoghan, The Smoke Sellers, Esteban Kabalin y
Nómades. De Buenos Aires, el domingo y lunes, circularon bandas under, algunas
con 25 años de carrera y que bendicen esta oportunidad que les da Córdoba a
través de su festival serrano para poder exportar su música por el país.
El segundo a hangar
estuvo ocupado por una galería de fotos que documentan la edición 2013 tomadas
por el fotógrafo Martín Bonetto, que se sumaba a los espacios de venta de ropa
rockera y una extensión de la tradicional disquería Lado B (25 años de historia en la ciudad de Córdoba) ampliamente
provista de títulos nacionales e internacionales y atendida por sus dueños, el
especialista Marcelo Palo Cáceres y
familia.
Por el escenario
temático, otro clásico del festival, desfilaron en noches sucesivas lo más
granado del Rock: La 25, Gardelitos, El Bordo, La Beriso y la aparición sorpresa
del impredecible Pity Álvarez y sus Viejas Locas. El temático Heavy, seguido muy
de cerca por una fiel y avezada platea, presentó desde el debut en el ciclo de
los cordobeses GTX hasta el cierre de Almafuerte, pasando por propuestas muy
esperadas como la de Horcas, Hellion, Lethal, Hammer y los brasileños Angra. La
cultura Reggae tuvo su chance el tercer día con las intervenciones de
Nonpalidece, Dread Mar I, Zona Ganjah, Dancing Mood, Kameleba, Resistencia, y
un solo faltazo, el del italiano Alborosie (su vuelo no llegó a tiempo).
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IKV observados por el drone |
Flasheando en el principal. El escenario
principal -con un impecable diseño de sonido, luces y pantalla de leds- a lo
largo de sus tres jornadas tuvo muchos momentos para destacar. Interesantes
propuestas en el horario siestero de las cuatro de la tarde con Cirse, la
Armada Cósmica, Banda de Turistas, Inazulina, Juan Terrenal y Pezones Cardozo. El
set corto de León Gieco traduciendo sus hits al estilo rockero de Infierno 18,
su banda de apoyo. Skay Beilinson, con look de cantante folk, dejó una
impensada trilogía acústica y solista, Paria,
Boggart Blues y Mariposa Pontiac, sobre la pasarela a ras del público; y ni la
lluvia (presente el sábado y el domingo, al igual que el barro los tres días) pudo
frenar el pogo más grande del mundo en versión subacuática. Las adversas
condiciones meteorológicas con que tuvo que lidiar tanto la producción, como
los músicos y el público tampoco aguaron el show de Charly García y la Orquesta
Kashmir. Charly había invitado especialmente a Nito Mestre a sumarse a su show,
este no pudo venir por un compromiso en la costa argentina, la tecnología hizo el
resto: la voz de Sui Generis apareció en la pantalla gigante mediante una
videollamada para una gran versión de Instituciones,
clásico del inolvidable dúo.
Los Illya Kuriaky
volvieron a conmover con el Águila
Amarilla en homenaje a Luis Alberto Spinetta. Luego en sala de prensa lográbamos
esta declaración: “Hoy fue muy emocional,
este escenario fue el primero que tocamos después que falleciera mi papá y
tiene una connotación especial, cuando la gente grita, siento que escucha, fue
muy groso. Igual, cada vez que me cuelgo una viola solo en mi casa, siento que
está ahí”, nos decía un emocionado Dante.
La misma intensidad
provocó el domingo en horas de la tarde Eruca Sativa con su homenaje al
desaparecido músico cordobés Titi Rivarola. Ellos tocaron su canción, Amor ausente, bajo una leve pero
insistente cortina de agua que elevó el contexto emocional de una gran versión
acústica y eléctrica, Titi desde la pantalla volvió a tocar el solo de viola. A
su turno Fernando Ruiz Díaz dejó citas sobre la historia del festival del que su
banda, Catupecu, son protagonistas históricos, elogio las bondades del mismo y
arengó a un pogo descomunal con la consigna: “¡Desde el escenario hasta la montaña siempre, los quiero a 77 cm. del
piso!”, fue en el momento en que los tres integrantes de Eruca se sumaron
espontáneamente a la acción para una interminable versión de Dale!
Los puertorriqueños Calle
13 son el crossover ideal que acerca su
propio público a la vez que capta la atención de los rockeros más tenaces,
conformando así una multitud. Ofrecieron una seguidilla de clásicos para el
delirio: Fiesta de locos, El baile de los pobres y La vuelta al mundo, con un René, su
cantante y líder, cansado y algo malhumorado por la demora de los traslados
aéreos.
El santiagueño Raly
Barrionuevo tuvo su primera vez en el ciclo, debut que vino precedido por unas
polémicas declaraciones suyas sobre los músicos de rock argentino. En el
escenario se quejó de un set muy corto.
Las Pastillas del
Abuelo, La Vela Puerca y Las Pelotas son números de peso que sintonizan a la
perfección con el perfil del Cosquín Rock más tradicional. Los de Nono
mantienen intacta su fidelidad al festival por ser los únicos que suman catorce
presencias en igual cantidad de ediciones. Aunque su propuesta sea más
sofisticada, a los Babasónicos se los puede considerar otro número clásico y
esperado. Comandados por Adrián Dárgelos defendieron con eficacia el material
de Romantisísmico, su más reciente
trabajo, en un gran show en el que intercalaron hits de todos los tiempos hasta
el final agitado por el tándem Putita
/ Yegua.
El cierre de la
edición a cargo de Ciro y Los Persas fue un apoteósico grand finale en el que nadie, ni propios, ni extraños, pudieron
mantenerse indiferentes.
En sus catorce años
de vida el Cosquín Rock llegó a transformarse en un gran festival en términos
cuali y cuantitativos, logrando el modelo exacto que desde su nacimiento su
producción buscó y logró imponer. Pero el desafío no es solo artístico, la
logística impone un ritmo de trabajo frenético y estresante. Las toneladas de
basura que genera el encuentro este año se redujeron con medidas muy efectivas
como los ecovasos retornables y la no-folletería en el predio. Los ingresos al
lugar se mejoraron reseñalizándolos. Son sólo algunos de los factores
extramusicales en los que se puso especial atención; quedan en el borrador
otras cuestiones por optimizar, pero ahora que el
exitoso Cosquín Rock 2014 ya es historia, tras el acorde final sólo un par de
certezas: que la edición número 15 será en el Aeródromo de Santa María de
Punilla (aventando rumores de una nueva plaza) y que la fecha coincidirá
nuevamente con el carnaval, una elección acertada que hizo de esta una edición record.-
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Eruca bajo la lluvia |
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Sebastián Cáceres (Catupecu) |
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Lula (Eruca Sativa) |
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Dárgelos, frontman carismático (Foto: Manuel Pousa) |
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Ciro: Barón Rojo |