martes, 25 de febrero de 2014

Pappo: que siga siendo rock (*)

Con la pérdida de Norberto “Pappo” Napolitano se va uno de los mejores guitarristas de blues y rock, un auténtico pionero y un personaje como pocos.

A 9 AÑOS DE SU PARTIDA

por Néstor Pousa

Una vez más la tragedia un jueves por la noche, como la del fatal 30 de diciembre de 2004. De nuevo la señal de un canal de cable que trasmite las catástrofes en tiempo real y sobre placa roja, esta vez para anunciar la muerte de Pappo. Las crónicas posteriores se empeñarían en remarcar que como buen amante de la velocidad y los fierros que era, murió en su ley. Aún sigo pensando que fue una muerte absurda y por momentos tengo la sensación que es un mal sueño del que pronto despertaremos.
Como sea, la tristeza que nos deja la desaparición física de uno de los estandartes del Rock Argentino y figura de la cultura de nuestro país, es enorme. Que más se puede agregar que no suene redundante. Nos queda para siempre su historia y su obra, junto con una amarga sensación de que, como coreaban sus fans en el último adiós, al Carpo todavía le quedaba mucho por hacer.

De los comienzos a la actualidad. Corría el año 1968 cuando un joven e ignoto guitarrista de nombre Norberto Aníbal Napolitano era convocado para tocar en la primera formación de Los Abuelos de la Nada de Miguel Abuelo. Al año siguiente se une a la segunda formación de Los Gatos de Litto Nebbia. Estas primeras participaciones en bandas importantes serían efímeras ya que estas bandas transitaban por otros caminos musicales y Pappo tenía bien en claro que lo suyo, desde siempre, iba a ser el blues y el rock & roll.
Junto al baterista Black Amaya y David Lebón -guitarrista como él, pero a cargo del bajo-, integra la primera mítica formación de Pappo’s Blues en 1970, banda por la que posteriormente pasarían Pomo, Machi, Alejandro Medina, Botafogo, entre muchos otros.
En los primeros años de existencia del trío, registrarían clásicos del rock y blues en castellano, confirmando a su líder como un verdadero pionero de un movimiento fundamental en el devenir cultural de nuestro país.
A finales de 1980 decide terminar con Pappo’s Blues en un concierto en donde presentaría su nuevo proyecto. Nacía Riff con el cual se convertiría en referente indiscutido para un nuevo estilo que se haría fuerte en esa década: el Heavy Metal.
Aquella primera formación alistaba a Vitico en bajo, Boff Serafine en guitarra y  Michel Peyronel en batería, con quienes Pappo se presentaría en el verano de 1983 en la 4ta. edición del Festival Argentino de Música Contemporánea de la Falda, ante la mirada atónita y desconfiada de los que desde afuera del fenómeno sentían temor por esa estética de camperas negras, tachas y cadenas; que venía precedida por un historial de violentos incidentes en Buenos Aires, los que hicieron tambalear la continuidad de la banda en esa primera etapa. De Riff sobrevinieron sucesivas encarnaciones con otros integrantes como: Danny Peyronel (tecladista y hermano de Michel), Jaf, Oscar Moro y Jota Morelli.  
La década del ‘90 estaría signada por su etapa solista que le significó el reconocimiento internacional por parte de los grandes bluseros norteamericanos. Con la bendición del maestro B.B. King, Pappo se revelaba en el país del blues como el notable guitarrista que todos conocimos y recordaremos.
El nuevo milenio lo encaró con quinta a fondo, manteniendo vivo el sonido y el recuerdo de sus dos míticas agrupaciones (Pappo’s Blues y Riff, esta última a punto de cumplir 25 años); y dejarnos como último legado un disco a la altura de sus mejores trabajos, Buscando un amor, lanzado en 2003.  

Rockero acérrimo. Pappo era un rockero acérrimo que se jactaba de ello y no dudaba en embestir sin piedad contra todo el que se apartara de ese dogma. Al hacerlo le imprimía a sus comentarios una acidez y una frontalidad tan extrema como alejada de toda diplomacia, aunque con la espontaneidad del chico travieso que nunca dejó de ser. Para él, el Rock debía ser Rock, y no otra cosa. Al diablo con las cruzas y mezclas de estilos. Ni que hablar de la música electrónica. Fue antológica la polémica que mantuvo durante un programa de televisión en vivo con DJ Deró, al que puso contra las cuerdas diciéndole que “mejor se vaya a laburar y se deje de robar”, todo esto ante la mirada perpleja del pinchadiscos y los demás participantes de aquella velada televisiva.  
La última con su firma se la escuchamos durante la segunda noche del Cosquín Rock 2005 en la Comuna de San Roque. Pappo tocaba con su banda Riff en el escenario temático para miles de eufóricos heavys. En el otro extremo del predio, en el escenario principal, se desgañitaban los Catupecu Machu que, con muchos decibeles de potencia por momentos tapaban al pesado cuarteto del Carpo. Primero arengó a su público diciendo que tenían que cantar más fuerte que los de “enfrente”. Luego, increpó en forma retórica a los Catupecu agregando (sin que estos pudieran oírlo, claro): “Toquen rock and roll y déjense de boludeces”, ante las risas cómplices de sus fans. Ese era Pappo, un excelente músico arriba del escenario y un personaje en todos lados. En su vida tuvo dos grandes pasiones, el rock y las motos, una lo hizo famoso y la otra se lo llevó demasiado pronto.-

(*) Artículo escrito el 25/02/05 para el semanario “Ecos de Punilla”.

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