Fotos: Juan José Coronell |
RECITALES DE COLECCIÓN
Por Néstor Pousa
El concierto que ofreció
la banda inglesa Black Sabbath en el
Orfeo de Córdoba el miércoles 23 de noviembre pasado admite la etiqueta de histórico
por varios motivos. Fue la primera actuación en tierras cordobesas de la banda
que lidera el legendario vocalista Ozzy Osbourne. Se completó con su llegada,
al menos parcialmente, la asistencia de las tres bandas que dieron origen mundial
al rock pesado, antecedente directo
del heavy metal. Ya habían pasado por
esta plaza Deep Purple, la que
acredita mayor cantidad de presencias aquí, y, a falta de Led Zeppelin, su cantante Robert Plant ofreció un concierto
inolvidable en la misma arena que ahora lo hizo Sabbath, completándose así la
trilogía soñada.
En los tres oportunidades
pudo verse en acción, en algunos casos con cierta disminución de las notables
condiciones vocales que supieron exhibir en otras épocas, a sus tres cantantes fundamentales:
Ozzy (Sabbath), Ian Gilan (Purple) y Plant (Zeppelin).
A favor de la fecha
reciente, solamente Black Sabbath aún conserva en sus filas a su guitarrista
fundador, el mítico y notable Tony Iomi (Ozzy nos desburró al pronunciarlo
“Aiomi”, como corresponde a la fonética inglesa).
Como si todo esto fuera
poco, la gira que los depositó aquí por primera vez será también la última, no
es por una cuestión apocalíptica que se llama The End Tour, cerrando una larga carrera de casi 50 años en donde
sentaron las bases del mundialmente reconocido rock pesado que tuvo su correlato
en Argentina a partir de los años 80’s con bandas como Riff y V8.
Sabbath encara esta
gira con la mayoría de sus miembros fundadores. A los ya nombrados Ozzy y Iomi
hay que sumar a Geezer Butler, un tremendo bajista con sus condiciones intactas
tal como se pudo apreciar. De los cuatro miembros originales, solamente Bill
Ward decidió bajarse de esta parte de la historia de la banda, debiendo ser
reemplazado por el estadounidense Tommy Clufetos, una bestia a bordo de su
batería de doble bombo, la exacta combinación de potencia, control y sutilezas
a la altura de la leyenda que acompaña. Adam Wakeman, uno de los hijos del
célebre Rick Wakeman (Yes), es el quinto integrante a cargo de los teclados y
guitarra rítmica.
Se puede entender
entonces la excitación que en las horas previas manifestaba la fanaticada
cordobesa, una franja etaria atravesada por varias generaciones a los que hay
que sumar adeptos a la música rock que sin ser avezados conocedores del género
pesado entendieron de que iba la cosa y dijeron presente en un concierto único
e irrepetible. Es decir: estábamos todos. O casi.
Lo de la puntualidad
inglesa no es un mito y luego de que los cordobeses de Hammer y los californianos Rival
Sons cumplieran a la perfección en su rol de bandas invitadas a la fiesta,
casi con la exactitud anunciada, en la enorme pantalla de video dio comienzo la
función con la proyección de imágenes de alto impacto en una simbiosis pocas
veces vista con los sistemas de luces de escenario. Un mundo en deflagración y el
alumbramiento amenazante de una criatura alienígena fue el preámbulo que
contrastó con la entrada al paso y con calma de los protagonistas principales
que acometieron con los acordes sombríos del tema epónimo e inaugural titulado Black Sabbath, con Ozzy entonando y
balanceándose como un poseso de ojos híper delineados.
Sabíamos a esa altura
que la lista de temas estaba enfocada en la época iniciática de la banda, un
poco más de un lustro inaugural (1970-1976) que dejaría un legado admirado por
varias generaciones. Luego de esos primeros compases vendría una descarga fulminante:
Into the void, Snow blind, War pigs, Behind the wall of sleep, Iron man, Dirty women, entre otras,
con la banda sonando visceral y desde las entrañas como si recién empezarán una
historia que en realidad está bajando el telón. Párrafo aparte para Clufetos,
percusionista como pocos, protagonista de un alevoso solo de batería de más de
10 minutos como hace mucho no se escuchaba en vivo. Podrá endilgársele que es
extemporáneo o innecesario, pero al género le viene bien por momentos volver a
las fuentes.
No tenían pensado
ofrecer ninguna canción de 13, de ese excepcional
último disco de estudio que lanzaron en 2013 sólo se escuchó Zeitgeist, reproducido en playback por
los altavoces acompañando la salida del público cuando una hora y media después
todo había terminado.
Aún con precios de
tickets prohibitivos para el bolsillo-medio-argentino (había que desembolsar
casi $3000 por un lugar en el campo) los fans cordobeses dijeron presente en buena medida al
concierto final de una banda fundamental que de antemano sabíamos no
volveríamos a ver en vivo. Los últimos acordes de Paranoid, único bis en la lista, nos hicieron caer en esa indiscutible
realidad.
Fotos: Juan José Coronell
Fecha: Miércoles 23/11/2016
Lugar: Orfeo Superdomo Córdoba
Asistencia: 6000 personas
Asistencia: 6000 personas