“Antihéroe”
es el título del debut solista de Juanjo Ceccón, músico cordobés nacido en
Arroyito. Una lista de canciones con vocación de hit y claras referencias al
rock argentino.
ESCUCHANDO DISCOS
Por Néstor Pousa
Hello hippie! es la
frase con la que Juanjo Ceccón rompe el silencio en Antihéroe, su álbum debut de carácter solista lanzado durante 2016.
Juanjo nació en Arroyito, pero actualmente
vive junto a su mujer Noé y sus hijos Francisco y Malena en Rafaela, Santa Fe,
y desde allí defiende y impulsa Antihéroe,
un puñado de canciones con claras referencias al rock & pop rosarino de los
90’s, a Fito Páez y a los cordobeses de Proceso a Ricutti, entre otras
influencias.
Ceccón siente debilidad por la emblemática banda
cordobesa que lideraban el Hueso Horsmann y Tincho Siboldi, y como testimonio escribió
la canción Mamá está en la cocina que,
además de su provocador título con doble sentido, se despacha con frases para
nada complacientes, como: “Nos duele la
derrota en clave de rocanrol, lo que pasa es que ya estamos hartos que nos
pongan cuarteto”, con un estilo que remite directamente a Danza Mogo de los Ricutti, un disco fundamental del rock de
Córdoba. Y Ceccón no oculta esa influencia, sino que por el contario la expone
cuando revela que: “Danza Mogo es uno de mis discos de cabecera”.
Varios
estilos atraviesan la placa. Ritmos latinos en Los lunes, una canción que bien podría haber compuesto Santana. La versión
piano-man, a la manera de Elton John, Charly García, Lerner o el Miguel Mateos
de “Rockas Vivas”, se destacan en Kamino y Cuando el invierno llegue.
Ciegos en la terraza es una canción que se banca dos versiones en las antípodas, una de aires
folklóricos con el tucumano Sergio Facundo Quiroga en segunda voz; y la otra
definitivamente rockera.
Entre los
más destacados está La camilla, un
rock and roll que devela la fobia que experimenta su autor por los hospitales
(“Tengo pánico a los hospitales, por eso traté de tomármelo con humor”,
confiesa). Y eso se refleja en varias de las letras, aunque en ninguna como en la
enunciada. Y aparecen más temas con vocación de hits como Telegrama y La marcha nupcial. En todos queda claro
el énfasis que este músico de 32 años le pone a los textos, aquí documentado en
un puñado de canciones escritas durante los últimos catorce años y que recién
ahora, luego de girar como miembro de diferentes bandas, se animó a recopilar y
mostrar en rol solista.
Antihéroe, la que con
aires Beatles titula el disco, es una canción dedicada. “Empecé a tocar la batería a los doce
años gracias a mi tío Pato Ceccón, un entrañable ser humano que bien podría
haber formado parte de algún guion de Woody Allen”, refiere. “En su dormitorio
lleno de libros, música y películas, armamos su bata y a fuerza de voluntad y
discos de lo más variopintos -cita- Piano
Bar, Peperina, Canción Animal, Sinchronicity, The Wall,
comencé a dar mis primeros pasos”.
Es
por eso que Juanjo le dedicó todo el disco, pero principalmente esta canción a su
tío Ricardo que murió hace ocho años. ''Nadie se pierde del todo, nadie se va
porque sí'', escribió como forma de despedida y duelo.
Al
rock actual le están haciendo falta letras inteligentes e irónicas como las que
aporta Juanjo Ceccón, aunque sin descuidar, ni renegar de la melodía, ni
temerle a la canción pop con destino radial o televisivo.
Con
Antihéroe pueden pasar dos cosas: que
sea reconocido en tiempo real como uno de los mejores discos del año, o que en un
futuro mediato sea reivindicado por algún ensayo revisionista. De las dos
opciones la que le haría más justicia, sin dudas, es la primera.-