sábado, 29 de agosto de 2015

Les Luthiers: Con lo que mejor saben hacer

Tras la irreparable pérdida de Daniel Rabinovich, el prestigioso grupo retomó las actuaciones con cuatro fechas consecutivas en el Orfeo Superdomo de Córdoba. Estuvimos en la primera de ellas y te contamos lo que pasó.  

ESPECTÁCULOS

Por Néstor Pousa

Cuando el viernes 21 de agosto la resistencia física de Daniel Rabinovich dijo basta, ya estaban prácticamente agotadas las cuatro funciones que Les Luthiers tenía programadas desde hacía algunos meses en Orfeo Superdomo de Córdoba. Como siempre ocurre, en esta u otras plazas, se habían anunciado dos fechas (jueves 28 y viernes 29 de agosto) y luego se sumaron otras dos (domingo 31 y sábado 30, en ese orden); confirmando un privilegio que pocos ostentan, llenar en cuatro noches consecutivas a uno de los estadios cubiertos más importantes del país.
Ante el triste suceso consumado justo una semana antes de la seguidilla de shows con sold out, ¿algunos de los miles de tenedores de entradas habrán evaluado la posibilidad de no asistir? Difícil saberlo. Lo cierto es que aunque no se había aclarado suficientemente, a causa de su estado de salud, Rabinovich no venía siendo parte del elenco desde marzo de este año, es decir que su muerte no modificaba lo que el grupo tenía programado para los próximos meses. Igual, hubiera sido entendible que las funciones en suelo cordobés se reprogramaran, pero el grupo entendió, y difundió en su perfil de facebook y en el lujoso programa desplegable que se entregaba al ingreso a la sala, que aún de duelo, tristes y doloridos, la decisión era seguir trabajando y continuar con lo que mejor saben: hacer reír a la gente.
Me tocó asistir a la primera función tras la partida de Daniel, uno de los miembros fundadores y más emblemáticos del prestigioso grupo humorístico y musical, creado hace exactamente 48 años. Y seguro que no fue una función más. Era una sensación extraña y de sentimientos encontrados. Algo me decía que no iba a haber manifestaciones implícitas, mucho menos explicitas, de homenaje al amigo y compañero. Si a través de tantos años se ha llegado a aceptar el bajo perfil de sus integrantes y su carácter esquivo a las manifestaciones mediáticas, hubiera apostado doble contra sencillo que no iba a haber desde el escenario ninguna ofrenda que modifique la continuidad del espectáculo. Y así fue. Y aunque a alguno de los asistentes le haya sorprendido y hasta molestado el mutis por foro del resto, el homenaje se manifestó con un silencio más elocuente que cualquier discurso, que hubiera resultado tan obvio como innecesario.

Foto: Martín Baez / La Voz
En cuanto al show, se trata de Viejos Hazmerreíres, una nueva antología que reúne los mejores momentos de su obra previa. A punto de alcanzar el medio siglo de trayectoria Les Luthiers ha decidido que en adelante se dedicarán a revisar sus grandes éxitos, con estrenos en pequeñas dosis. De esta forma, con la recreación de obras ya probadas y conocidas por el público entendido en el grupo, el resultado el altamente eficiente y brillante.  
Nadie va a descubrir aquí las virtudes indiscutidas de estos cinco geniales artistas que supieron conjugar el humor, la música y la actuación; produciendo, arreglando y dirigiendo sus propios espectáculos, y perfeccionando obsesivamente cada movimiento que ejecutan sobre el escenario.
Viejos Hazmerreíres consta de nueve de algunos de los mejores episodios de los últimos años, que se van enlazando entre sí a través de Radio Tertulia, el desopilante envío radial conducido por el insuperable Marcos Mundstock en el rol de Murena, es utilizado aquí para introducir cada uno de los sketchs que se sucederán a lo largo de dos horas vertiginosas. Rankeando alto y en orden de aparición, el primer acto es con Las Majas del Bergantín, zarzuela heroica que narra las peripecias en alta mar de un grupo de poco hábiles marinos de la corona de España que deben enfrentarse al temible Pirata Raúl. Así hablaba Salí Babá, las desopilantes afirmaciones de un gurú de este tiempo, un líder espiritual muy poco convincente. Quién mató a Tom McCoffee?, policial negro de disparatada trama en el cual además exponen sus enormes dotes musicales para interpretar jazz de alto vuelo. Párrafo al margen: Carlos Núñez Cortés, que en ausencia de Rabinovich es el  más bufón del grupo, es un notable músico que bien podría ganarse la vida solamente tocando el piano. Completa este podio Dilema de amor, una clase de filosofía al ritmo de cumbia epistemológica. 
Es justo destacar los momentos donde prevalecen los instrumentos informales, una marca registrada de Les Luthiers. Loas al cuarto de baño, Receta postrera (el único estreno de este espectáculo) y el final épico con Pepper Clemens sent the messenger, nevertheless the Reverend left the herd, en el cual aparece por primera vez la mítica figura de Johann Sebastián Mastropiero, célebre personaje incorpóreo que su sola mención provoca un aplauso espontáneo de la multitud.
El clásico “fuera de programa”, que en Les Luthiers equivale a los habituales bises de un recital, queda para Los jóvenes de hoy en día, un alegato que comienza en forma de oda litúrgica para convertirse abruptamente en un rap que intenta advertir, obviamente sin éxito, sobre los desenfrenos juveniles, con Carlos López Puccio y Jorge Maronna en las voces principales. 

  La pregunta final es: ¿se notó la ausencia de un irremplazable como Daniel Rabinovich?

El grupo Les Luthiers, fundado en 1967 por Gerardo "el Flaco" Masana, tuvo desde siempre actores de reemplazo para que una eventual ausencia no obligue a suspender un show. Esos roles están cubiertos por los actores y músicos: Horacio “Tato” Turano (desde 2000) y Martín O’Connor (desde 2012). Ellos están preparados para salir al toro y suplir a cualquiera de los integrantes originales, pero por la ausencia definitiva de Daniel, la situación de subrogante se transformó en titular. A Turano y O’Connor les toca hoy la difícil tarea de repartirse los textos, remates e interpretaciones musicales del gran Rabinovich, y por su experiencia puede asegurarse que la calidad de Les Luthiers no se verá resentida. Igual no va en desmedro decir que a Daniel Rabinovich se lo extrañará más de la cuenta.-      

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