The Cavern VCP (foto: Silvia Bush) |
MUSEO BEATLE
Por
Néstor Pousa
Si hacemos el ejercicio
de googlear Cavern Club, el navegador
de la pc nos devolverá dos únicas opciones. Una nos indica el mítico sótano de
Liverpool que entró en la historia cuando Los
Beatles se transformaron en la banda de rock más famosa del planeta. Ellos
habían empezado a tocar allí en 1961, al regreso de la experiencia en Hamburgo
y cuando aún no los conocía nadie, y fue en ese lugar donde los vio por primera vez Brian Epstein, el tipo que se
convirtió en su primer manager y quien los eyectó a la estratosfera.
La otra opción que
aparece es The Cavern Buenos Aires,
un espacio multimedia de inspiración Beatle en donde se encuentra el museo con
la colección privada más grande del mundo, una cantidad casi incalculable de
discos, fotografías, autógrafos y objetos de las más variadas clasificaciones
que tienen que ver con la imagen del cuarteto. El lugar que abrió sus puertas
en 1998 y funciona en el Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660), está diseñado al
estilo del original y por allí pasan bandas que recrean en vivo el repertorio
beatle; a la vez que en sus otros espacios (un pequeño pub, un lugar al aire
libre y la Sala John Lennon) se ofrece una variada cartelera de espectáculos.
La primera sucursal que tuvo este emprendimiento fue The Cavern Colegiales (en el barrio del mismo nombre) con una
oferta análoga y manteniendo el atractivo de poder recorrer la colección declarada
Record Guinness en 2001 y 2011.
El creador y
propietario de este fascinante mundo que evoca a la banda más influyente del
rock mundial es Rodolfo Vázquez quien
ahora nos presenta la primera extensión que la marca emplaza fuera de los
límites de Buenos Aires. El lugar se llama The
Cavern Villa Carlos Paz y se
encuentra en el Shopping Melos (Florida 69), el mismo lugar que durante las
vacaciones de invierno de 2011 expuso la colección con un éxito rotundo: “Aquella vez la muestra fue visitada por
5000 personas y muchos no pudieron verla, y te quedás un poquito mal cuando
eso pasa -revela Rodolfo- por eso y
porque para todo coleccionista
el sueño es tener un museo propio, aparte de Buenos Aires ahora está este en
Carlos Paz, que si bien es más chico, pero la idea es tener un poco de cada
cosa para que la gente pueda disfrutar de algunas piezas”.
Rodolfo aclara que la sala de museo será con
entrada libre y gratuita, mientras que en la parte del Cavern abarcará todo lo que tiene que ver con la música en vivo, el
teatro, el stand-up y el arte en
general. La intención es que ambos espacios estén abiertos todo el año, para lo
cual sus responsables tienen planeada una agenda de espectáculos para la
temporada y durante el año también, acompañado por una oferta gastronómica
de estilo gourmet y todo muy tematizado Beatle.
La esperada
inauguración en la villa se concretó el viernes 28 de noviembre por la noche y con Rodolfo
Vázquez en el rol de anfitrión. Con él recorrimos la sala que contiene una
selección de piezas de una variedad realmente impredecible, como la réplica de la
chaqueta mao del memorable concierto en el Shea Stadium de Nueva York, un juego
trivial pursuit, relojes pulsera y hasta un retrato de la “Yokonda”, irreverente
simbiosis entre Yoko Ono y la obra maestra de Leonardo da Vinci.
Rodolfo, que visitó en varias oportunidades la ciudad de Liverpool y el Cavern original, me
dice que aquel y el suyo de Buenos Aires son los dos únicos en el mundo, y
adelanta: “Estamos avalados por ellos, y ahora van a lanzar internacionalmente
la marca junto con nosotros”.
Sala del Museo |
-¿Y lo próximo, qué? le digo, y la respuesta desnudó lo obvio de la pregunta: “Lo próximo es Paul, espero que algún día me dé
bola… pasa que Paul Mc Cartney es muy top, hoy es el músico más importante del
mundo, el más rico y más prolífico de todos los tiempos. Hay gente que ha
tenido la suerte de encontrarlo en la calle y se ha sacado una foto. En
Argentina, en todos los recitales que hizo, estuve en la primera fila, estuve
en el vip, en la prueba de sonido, y nunca pude llegar. Siempre estuve ahí…” (hace el ademán de
estirar el brazo para alcanzarlo y remata el gesto con una carcajada).
Sobre el origen de las piezas, explica: “Muchas
cosas son compradas y muchas otras son canjeadas. Hoy tirás un dato en internet
y te comunicás con coleccionistas de todo el mundo y cambias cosas. Hay muchos
discos y objetos nacionales que son muy requeridos, el material en español
sobre todo; y te digo una cosa sorpresiva, algo que me llenó de alegría fue
cuando abrí el museo en Buenos Aires (que ya fue visitado por 50.000 personas)
y la gente me empezó a traer muchísimos regalos, vienen con discos, un álbum de
figuritas brasileño del año ‘65, completo, que ni sabía que existía. Me dicen:
‘Vos lo vas a cuidar’, ‘Lo tenía en mi casa, lo voy a terminar tirando, sé que
va a estar en el museo’. Un tipo me trajo hasta un aparato para pasar magazines.
Eso es muy lindo”, expresa con satisfacción.
-¿Te
genera alguna ansiedad saber que permanentemente sigan saliendo cosas? “Y, es muy
complicado porque realmente no se termina nunca. Es terrible, fíjate que ahora
sale un disco nuevo de Mc Cartney con cuarenta y pico de temas. Cuando salió la
reedición de Submarino Amarillo me
mandaron un catálogo con casi 400 piezas nuevas: muñequitos, submarinos
rompecabezas, es interminable”, concluye.-
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