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Lo que para muchos parecía un sueño finalmente
sucedió, Dave Mustaine y compañía tocaron en Córdoba, fue la primera fecha
argentina fuera de Buenos Aires. Prometió volver.
RECITALES
Por Néstor Pousa
La fan de Megadeth sintió que un sudor frío le
cubría todo el cuerpo como un manto, después algunas horas de fila en el
ingreso al estadio comprobó que se había olvidado los tickets en su casa
distante 75 km de donde estaba ahora. El show por el que había esperado media
vida estaba por comenzar de un momento a otro y volver por las entradas era
imposible. Se desesperó, su corazón se aceleró, empezó a faltarle el aire y
justo en ese instante se despertó. Eran las 9 de la mañana del domingo 16 de
septiembre, día histórico en que la banda de sus sueños tocaba por primera vez
en Córdoba. Por suerte la pesadilla había pasado.
Muchos fans soñaron el
momento de ver a Megadeth en directo
en Córdoba, sobre todo los que no habían podido acceder a ninguno de los muchos
shows que la banda regularmente ofrece en Buenos Aires. Para colmo desde hace
varios años corrían rumores que Megadeth bajaría a Córdoba. Rumores nada más,
que no terminaban por concretarse frustrando la ilusión de quienes ya no creían
que algún día pudiera suceder. Pero sucedió, Megadeth por fin tocó en Córdoba,
y fue la primera vez en una plaza argentina fuera de Buenos Aires, marcando
otro hito para esta ciudad en el rubro heavy metal, luego de otra histórica
actuación, la de Metallica en enero de 2010.
La banda que comanda Dave Mustaine mantiene un idilio con
Argentina que no tiene comparación. Conocida es la fidelidad que profesa el público metalero
por sus ídolos, ningún otro género musical tiene acólitos tan consecuentes. En
este caso se potencia porque el Colorado no se cansa de declarar que no hay
público como el argentino, y no parece ser la típica actitud vende humo del rockstar foráneo en gira,
que se enfunda sin dudar en la camiseta del equipo nacional y recita frases en
idiomas que no domina. Los head bangers
locales aseguran que en este caso no hay demagogia posible, y tienen pruebas
documentales, a saber: declaraciones sobre su amor a esta tierra y su gente realizadas
en otros países que visita.
La presentación en el
Orfeo Superdomo tuvo un motivo celebratorio, el aniversario número veinte de Countdown to extinction, un disco clave
en la carrera del grupo, que además de temas emblemáticos, contiene la
canción de amor entre banda y público argentino: Symphony of destruction (pista número 2 de Countdown…). Sobre su riff nuestros heavys dejaron su
impronta improvisando el coro que se hizo popular en todo el mundo. El “Megadeth, aguante Megadeth” ya forma
parte indivisible de la canción que hoy es coreada en países
que no entienden su significado, pero ya es himno. Escucharlo en directo por seis mil gargantas en un estadio cerrado, es una de las
experiencias más impactantes del rock.
El show que comenzó
con demora por el ingreso lento, mostró imágenes en tiempo real de los músicos
en camarines dando la bienvenida (“Bienvenidos
a la casa de Megadeth”) y avisando que venían por nosotros. La ansiedad tocaba
su punto más alto. De a uno ingresaron al escenario sobre la intro de batería
de Trust, en último turno fue para el
de roja pelambre. La puesta del show puede parecer simple, pero es muy
efectiva, se trata de tres pantallas gigantes que no dejan de reproducir
imágenes de video clips o collages visuales sobre las 19 canciones de la lista.
En cambio el sonido por momentos dejó algunas dudas, como cierta falta de
brillo en las guitarras. La seguidilla inicial continuó con Hangar 18 (¡demoledora!), A tout le monde (con su estribillo debutó
el coro de remeras negras) y Public Enemy
Nº 1 (el pibe de la butaca de enfrente se paró en estado catatónico, y así
quedó).
Fin de la primera
parte, Mustaine se planta y en un inglés entendible dice: “Por primera vez en Córdoba, desde ahora tenemos una razón más para
amar a este país”, y avisa que para celebrar el cumpleaños de Countdown to extinction lo van a tocar
completo, de punta a punta y en el orden del disco.
Fueron casi dos horas
que en el epílogo tuvo dos hits adicionales, Peace cells y Holy wars. Y
más frases antológicas que provocaron el intercambio con la gente: “En otra vida debo haber vivido aquí”; y
la pregunta “¿Uds. me quieren a mí?”, para finalmente prometer: “En
nuestra próxima gira vamos a volver a Córdoba”. Quedó grabado,
Dave.-
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