lunes, 6 de diciembre de 2010

STP en Córdoba: ¿Grunge? no, gracias

Weiland & DeLeo, la dupla de STP
Con un show de alto voltaje rockero, la banda californiana se sumó a Metallica y Yes, y cerró un año importante de visitas internacionales en la capital cordobesa. Mirá el clip de "Between de lines".

RECITALES

Por Néstor Pousa © 2010

La visita de los Stone Temple Pilots refrendó al 2010 como un año muy importante en lo que se refiere a conciertos de artistas internacionales en la capital cordobesa. Algo que se había insinuado en enero pasado con la llegada un tanto azarosa del monstruo Metallica, que con el cartel de Sold out colgado, había dejado las expectativas abiertas para que los productores locales se animaran a repetir la odisea de traer más números de rock foráneo.
Hubo muchos rumores de posibles arribos que no se concretaron, a cambio de una abundante y prestigiosa cartelera de números nacionales. Y sobre el fin de año, con los shows de Yes y Stone Temple Pilots, se pudo equilibrar el rojo que mostraba la columna del debe.
Muy distinto fue lo de STP (la abreviatura del nombre a sigla es impulsada por los propios músicos) a sus antecesores en la grilla 2010. Todos tocaron en el Orfeo Superdomo pero las convocatorias fueron distintas. Algo caracterizó a Metallica y Yes, y fue la impaciente expectativa de sus fans; en cambio con el cuarteto californiano la ansiedad se manejó de otra manera, y la previa del show fue mucho más relajada. Casi como si se tratara de un show regular en una arena en sus propios pagos, y la platea fuera un encuentro de amigos de toda la vida que van a escuchar un buen show de rock and roll y nada más, ninguna otra valoración épica al asunto.
Es que los STP hoy no están en lo alto de la ola como Metallica, ni ostentan los pergaminos de los capos progresivos ingleses. Su lugar en este ranking virtual oscila entre una banda acreditada y con un muy buen número de fans a nivel mundial, y una banda de culto de la cual se sabe tanto, como se desconoce.
Así arrancó el show, con una puesta que presumía de un enorme telón de fondo que se desplegó sorpresivamente a modo de escenografía. No hubo un escenario especial como se había insinuado, todo bastante austero.
Una intro instrumental lanzada desde la consola dio la bienvenida a los músicos, y cuando el batero, el platinado Eric Kretz, marcó cuatro, explotó el rock and roll con Crakerman, perteneciente Core, su disco debut de 1992, una de las placas más visitadas del repertorio junto con su sucesora, Purple de 1994.
Scott Weiland, el cantante, megáfono en mano se trepó a una especie de tarima al borde del escenario en una actitud que parecía más amenazante que su sobrio vestuario y sus modales. Mucho es lo que se ha dicho y escrito sobre él y sus excesos, además de acreditar en su curriculum el haber reemplazado nada menos que a Axl Rose en el proyecto que los ex compañeros de este en Guns & Roses bautizaron Velvet Revolver.
Completando STP están los hermanos DeLeo, en este orden: Dean, un hábil guitarrista que sobrelleva el peso musical de la banda, y Robert, el bajista, un grandulón de sombrerito, tan movedizo como el propio Weiland.
¿Grunge? no, gracias, parecieron sentenciar en la evaluación final del show, porque la pertenencia de STP a este estilo musical sólo se puede entender por ser coetáneos de bandas como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, entre otras, pero quedó claro que lo que exponen en el escenario es mucho más duro, más potente, de alto voltaje, llegando incluso a momentos heavies y, sobre todo, con un estilo propio.
Venían a presentar su reciente trabajo, el homónimo Stone Temple Pilots (2010), un muy buen disco producido tras la reunión de la banda que estuvo disuelta entre 2003 y 2008. Sin embargo de lo nuevo nada más se escucharon cuatro temas: Between the lines, anunciado en inglés por Weiland como “the first single”, seguido de Hickory Dichotomy; Cinnamon, un tema extraño en el contexto del material, por lo simple de su melodía; y Huckleberry Crumble.
El resto fue un repaso por su historia –seis discos en total– poniendo énfasis en los hits: Plush, el más festejado por la platea y donde se asemejan un poco a Pearl Jam. Interstate love song, otro número muy esperado y Stills Remains, estos dos últimos incluidos en Purple. Mención para Big Empty (de la banda de sonido de la película “El Cuervo”), uno de los más logrados, donde brillaron los distintos recursos guitarrísticos de Dean DeLeo, y la versión de Dancing days de Led Zeppelin (el original pertenece al álbum Houses of the Holy, de 1973) una banda a la que STP parece adeudarle más que a los mismísimos Nirvana.-
Sala: Orfeo Superdomo / fecha: 05/12/10 / 3.000 personas

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