viernes, 24 de septiembre de 2010

Un terremoto llegando

"Followers Advisory: Explicit Changes" (un guiño a los fans)
La banda cordobesa Eruca Sativa regresó a Córdoba para presentar “ES”, su segundo trabajo discográfico. Fue en el Teatro Real y a sala llena, en el marco del ciclo “Disco es Cultura”.

PRESENTACIÓN DE DISCO

Por Néstor Pousa © 2010

Si hay una banda a la que le cabe a la perfección el tantas veces usado rótulo power trío, esos son los Eruca Sativa. Quedó claro desde el primer tema que sonó la noche de su presentación en la ciudad de Córdoba, escala local de la gira nacional de ES, su segundo disco, y sucesor de La Carne (2008).
“Qué bueno que es estar de nuevo en casa”, anunció Lula Bertoldi (voz y guitarra) a poco de empezar, luego que descerrajaran Paraíso en retro, uno de los nuevos cortes. Desde ese instante se pudo sentir la fuerza de este terremoto de funk rock, que literalmente hizo temblar la sala. Momentos después, cuando las ves abajo del escenario, parece mentira que esas dos -aparentemente- frágiles chicas desarrollen tanto poder en escena. Es que tanto Lula como Brenda Martín (bajo y coros) tienen una delgadez y unos modos tan suaves que contrastan con tanto rock and roll y convicción, que a más de un pibe de aspecto duro le sería imposible transmitir, ni siquiera en dos vidas. Esa es una de las primeras claves de Eruca Sativa.
Detrás de estas chicas súper poderosas está Gabriel Pedernera (batería y coros) completando este trío con presente perfecto, él es el soporte rítmico y anímico que necesitan para sobrellevar el viaje. El baterista va más allá, y tan pronto bate parches, como se cuelga una acústica o se hace cargo del rappeo en Hoy.
Cuando avisé que iba a ver este show, un amigo me preguntó, ¿vos también te subiste a la Erucamanía? No sé si hay tal cosa todavía, pero hay que reconocer que lograron trascender. Permanentemente llegan a mi casilla anuncios de fechas en distintas ciudades del país, lo que convirtió al fenómeno no sólo en un proyecto para el barrio, sino de proyección nacional, y que desde el año próximo pretende abarcar el exterior a partir de México, según anunciaron en la conferencia de prensa post show.
El nuevo disco está muy bueno, son catorce canciones y no todas bajo el clisé del power rock. Hay una interesante variedad, por ejemplo en Mi canción, un hermoso tema a tres guitarras acústicas en donde Lula canta a lo Edie Brickell. No sé si a la Bertoldi le gustará la comparación, pero a mí me recordó a la cantante de los New Bohemians.
Hay muchos matices en canciones como: Una vida, Cuánto costará o Cada cosa a cada cual, que oxigenan la lista; porque después el resto del material te pasa por arriba y te aplasta sin contemplación, aquí se anota, entre otros, La carne (primer corte y clip de difusión).
Por el lado de los músicos invitados, Tití Rivarola puso una viola heavy en Desátalo, repitiendo la fórmula en el show. Y David Lebón fue un lujo que aportó voz y solo en Para ser. En ausencia del Ruso, ese momento del concierto fue reforzado con la percusión de Fernando Caballero.
Todo esto se observó de forma impecable en la noche del jueves 23 de septiembre en el Teatro Real, con una sala repleta de gente y el cartel de “entradas agotadas” que obligó a que se quedaran muchos afuera.
Un par de claves más para entender el fenómeno Eruca, está en las letras. Claras, directas, tan contundentes como: “y de qué lado está el Dios que inventás”, o con sugestivas imágenes: “disfrutando mi prisión, vano es querer salir, las entrañas me engañan”.
Hacia falta en el rock una banda que dispare textos así, si es de factura local, mejor. Como también hacia falta una cantante con un registro tan magnético como el de Lula Bertoldi, que además como guitarrista es una máquina de disparar riffs criminales. El as en la manga de Eruca Sativa.-

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