Rubén Basoalto: baterista pionero |
Por Néstor Pousa © 2010
Son demasiados los que se están yendo, y demasiado seguido. A un golpe le sigue otro, sin solución de continuidad, casi. Esta vez la mala noticia dio cuenta de Rubén Basoalto, uno de los bateristas emblemáticos de la historia del Rock Argentino, por haber sido miembro fundador de Vox Dei, banda en la que permaneció marcando el ritmo hasta nuestros días.
Rubén se fue –detesto la frase “dejó de existir”– el miércoles 3 de noviembre pasado, víctima de una cruenta enfermedad. Y con él se va uno de los músicos pioneros del género, integrante original de Vox Dei, los creadores de La Biblia según Vox Dei, obra magna del Rock en Castellano. Esto sucedía en 1971, y la banda alistaba a Willy Quiroga en bajo y voz, Ricardo Soulé guitarra y voz (actualmente distanciado de sus ex compañeros) y Juan Carlos Godoy en guitarra y voz, quien abandonó el proyecto en sus lejanos inicios, convirtiendo al cuarteto en trío, tal cual lo conocimos y se hizo célebre para el resto de su existencia.
Rubén Basoalto marcó el sonido crudo de Vox Dei, era un baterista que se caracterizaba por su energía para tocar, y mantenía ese estilo visceral y ancestral del rock de los años 70’s.
Aún siendo un veterano de mil batallas, tocaba de una forma desmedida, inusual, como queriendo demostrar que el fuego del rock and roll aún corría por sus venas. Así, cada presentación de la banda eran verdaderas maratones en donde marcaba el pulso con tremenda contundencia.
Además del capítulo aparte que merece La Biblia, Vox Dei dejó un legado fundamental con su discografía, que hoy es rescatada y referida por las nuevas generaciones de músicos de rock local.
Vox Dei nació en 1968 y al año siguiente editó sus primeros simples que se hicieron clásicos: Presente (El momento en que estás) y Azúcar amarga. En 1970 aparece Caliente, el larga duración debut. A la lista se sumarían álbumes fundamentales: Jeremías, pies de plomo (1972), La nave infernal (en vivo, 1973), Es una nube, no hay dudas (mismo año), Vox Dei para Vox Dei (1974), Gata de noche (1978), entre otros.
El trío se encontraba en 2010 en plena actividad, con Carlos Gardelini en la guitarra en lugar de Soulé, convirtiéndose en el grupo más longevo que registra el Rock Argentino.
Su último disco de estudio es El camino, aparecido en 2005, y actualmente se encontraban pre produciendo el material de Archipiélago de almas, un nuevo trabajo que estaba pronto a aparecer. Toda esta constancia de 42 años en los escenarios y en la ruta, se debió en gran medida a la perseverancia y convicción de un artista como Rubén Basoalto.
Son muchas las anécdotas que pintan a la banda y especialmente a Rubén Basoalto. Durante una fría noche, en el invierno de 1980 ó 1981 –sepan disimular el margen de error– Vox Dei se presentaba en el gimnasio de la Biblioteca Popular de La Cumbre (Cba). En un momento dado los tres integrantes interrumpieron el show y se bajaron del escenario fastidiados con el público que exigía que tocaran sólo temas de La Biblia. Refunfuñando mientras apuraban un whisky en el buffet del club, convencieron a los fans que todo el material debía ser escuchado por igual, y así el concierto pudo continuar normalmente.
Más acá en el tiempo, el 13 de febrero de 2010 -aquí la fecha brilla por la exactitud- los Vox Dei eran invitados a tocar por primera vez al Festival Cosquín Rock, como los verdaderos ancestros del rock. El respeto manifestado por la producción tenía límites de tiempo en escena, nada más que 20 minutos tenían para desarrollar su música. A Basoalto poco le importó, lo mismo se mandó con su habitual solo de batería de casi 10 minutos, ante la mirada perpleja y ansiosa de su socio Willy Quiroga que veía como se les esfumaba el tiempo otorgado. Y es que Rubén no concebía el show de otra forma, por más que los tiempos y las prioridades hubieran cambiado, él se sentía como si estuviera tocando en aquellos viejos festivales de los 80’s, donde ni el tiempo, ni los sponsors apuraban a nadie, y mucho menos a Vox Dei.
Por eso Rubén Basoalto merece hoy, más que ningún otro, los crespones negros que se suelen colgar en facebook o en twitter, porque fue un músico y un artista de una entrega total. Nos dio innumerables momentos de satisfacción con su música, y a cambio recibió muy poco. Tenía que seguir remándola día tras día, como muestra innegable de lo devaluada que está la cultura en este bendito país. Pero su nombre y su obra permanecerán imborrables en la historia de la Música Popular Argentina, y es por eso que un artista de estas características se puede ir, pero nunca jamás podrá dejar de existir.-
EXCELENTE COMO SIEMPRE LO SUYO NESTOR POUSA, GRACIAS POR ESTAR SIMPRE CON EL ROCK.-HORACIO MARTINEZ LEYS
ResponderEliminarGRACIAS A VOS HORACIO. UN ABRAZO!
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