lunes, 30 de junio de 2025

Hernán Jacinto & Javier Malosetti, en la cumbre


Por Néstor Pousa


El título no contiene un error ortográfico, es que Hernán Jacinto y Javier Malosetti protagonizaron una cumbre musical de singulares dimensiones el pasado viernes 27 de junio en la ciudad epónima. Están pasando cosas en La Cumbre, pero este show fue algo fuera de lo común. Con entradas agotadas (sold out) el virtuoso pianista Hernán Jacinto y el notable bajista y multiinstrumentista Javier Malosetti, un dúo con probada trayectoria en el mundo del jazz, el blues, el funk y el rock, ofrecieron un concierto inolvidable.
Todo estaba dispuesto sobre el escenario del bar restaurante que abrió sus puertas un año y medio atrás, y viene desplegando una agenda de muy buenos espectáculos musicales, entre otras disciplinas. Jacinto & Malosetti en dúo proponen un formato intimista no muy alejado, en cuanto a su repertorio, de otras agrupaciones que juntos impulsan desde hace no menos de veinte años, pero que en este caso apela a la sutileza y al volumen mínimo necesario para la ocasión.

El pianista se atrinchera detrás de un polifuncional teclado rojo, de origen nórdico, con atributos de piano, órgano y sintetizador; que es mirado con recelo a pocos centímetros por un antiguo piano de cola —propiedad del lugar— en perfectas condiciones de funcionamiento. Ese espacio es como el puente de mando de una nave que pronto levantará su vuelo interestelar al mando de un capitán con oído absoluto. El otro extremo del tablado lo ocupa Malosetti pulsando un bajo de cuatro cuerdas y diseño retrofuturista. Con un hi hat o charleston como único instrumento de percusión, tocado por el bajista con la sensibilidad de su pie derecho, que así marcará ritmos y aportará texturas a cada interpretación con su sapiencia de baterista. Una curiosidad: Malosetti toca el bajo como diestro, pero la batería como zurdo.

El show inició con Cleani, una composición instrumental que pertenece a Malosetti, tras la cual se irán alternando temas del nombrado con estándares de jazz y otras versiones del cancionero popular en clave de rock. Malosetti cumple la función de presentador y vocero, haciendo alarde de sus desopilantes ocurrencias. Blanquea que no recuerda la lista que tienen preparada, como tampoco recuerda los títulos de los temas y sus autores, exagera, a modo de monólogo de stand-up que divierte al público. Sacan de la galera una exquisita versión instrumental de Here, there and everywhere de The Beatles. Le sigue otro tema de Malosetti titulado Vos y tu ropa, dedicado a su exesposa y madre de su hijo. La composición perteneciente al primer disco solista de Malosetti tiene más de treinta años (1993) y fue elegida por el propio Hernán al tiempo que su autor manifiesta que lo tuvo que volver a aprender para luego sacar una versión superadora de la que tal vez en breve quede un registro.

El comportamiento de las más de cien personas que colmaron el venue es realmente ejemplar y esto no escapa al bajista que lo destacará en más de una oportunidad: “Este es el mejor público que tuvimos, solo así se puede tocar a un volumen bajo como lo estamos haciendo”, dirá. En el finamente ambientado salón literalmente no vuela una mosca, ni un tintineo de copas o un roce de la vajilla, nada. Así la comida se enfría y las copas apenas se alzan entre un tema y otro, porque lo que nos entregan los músicos es de una calidad tan suprema que no permite perder detalle. A los temas instrumentales uno les puede poner cualquier título, asegura Javier, suena entonces Palm, dedicado a un tío luthier, hermano de papá Walter, una composición para guitarra que ahora es reversionado con esta instrumentación.   

El éxtasis total parece llegar con una larguísima e inspirada intro de sinte y piano de cola que dejó mudo al mismísimo Malosetti, quien ya recompuesto y sobre el final se unirá con unas estrofas en inglés y apenas tres notas de su bajo. Momento sublime que pedía un cierre a la altura, entonces llegará el turno de un clásico de Luis Alberto (Spinetta), la canción es Para ir, del segundo disco de Almendra que, apunta Malosetti, parecía que cerraba un ciclo, pero en realidad y por su valor experimental, estaba abriendo una puerta mucho mayor. La versión de Para ir a cargo de este dueto es casi etérea, con la letra apenas susurrada y daban ganas de que el recital no concluyera jamás. Pero todo tiene un final y todo termina. Afuera nos esperaba un nuevo invierno que estaba de estreno. Al salir me dio la impresión que hasta el enorme Buda que domina el salón también sonreía satisfecho.

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