lunes, 23 de julio de 2018

Sinfónicos, de Gardel a Piazzolla

Osvaldo Piro y Omar Mollo
La edición 35 de la mayor fiesta tanguera del país será recordada por llevar a su máxima expresión la fusión en el tango. Además: Ardit y Habiague concretaron sendos proyectos sinfónicos. Aquí la crónica.

LA FALDA TANGO 2018

Por Néstor Pousa

La primera emoción fuerte de la reciente edición del Festival La Falda Tango que finalizó el pasado domingo, ocurrió a poco de comenzar la primera gala. Fue con el debut en el escenario Carlos Gardel de la Orquesta Escuela Municipal de Tango de La Falda, un proyecto impulsado por Mauricio Martínez en carácter de director y arreglador, y auspiciado por las áreas de Turismo y Cultura municipal. Martínez, quien además es guitarrista de Contramano Trío, abrió una convocatoria hace un año y medio a la que respondieron 19 músicos, no profesionales en su mayoría, los que hoy integran esta agrupación dedicada al rescate de los diferentes estilos del tango. “Hoy se plantó una semilla”, aseguraba a quien quisiera oír, Daniel Simmons, cantor invitado que se sumó a la orquesta para interpretar con su personal estilo el tango Uno. Pero había reservada una sorpresa, un homenaje a Osvaldo Piro (Martínez es copista de las partituras del maestro) de quién interpretaron su clásico Octubre. Al finalizar Piro (presente entre el público) y el joven director se fundieron en un abrazo sobre el escenario. Ese cierre y ese gesto pusieron muy alta la vara de la emoción y el compromiso con lo artístico en una edición a la que aún le faltaba mucho camino por recorrer.
Entre lo más destacado que dejó esa jornada habría que mencionar la participación de Marcelo Santos y su grupo. El cordobés fue también la cara visible y convocante de la primera peña oficial que tuvo el festival en los últimos tiempos, un emprendimiento ubicado en pleno centro de la ciudad.
Córdoba no se achica ante la supremacía tanguera que ejerce el puerto, y ahí está la Orquesta Provincial de Música Ciudadana para confirmarlo. Con la dirección de Damián Torres y sus renovados arreglos rindieron tributo a hitos centenarios del tango, composiciones escritas en 1918 y efemérides ocurridas en ese año.

Orquesta Escuela Municipal de Tango de La Falda
El cantor Jorge Vázquez logró lo que nadie, según el Maestro de Ceremonias inamovible Silvio Soldán, ganó un certamen en la televisión cantando un tango, género que, para Soldán, hoy está casi proscripto en la tv abierta. Desde entonces Vázquez inició una carrera que lo trajo por segunda vez a La Falda, esta vez integrando Tres en  Clave junto a Esteban Morgado en guitarra y Nicolás Perrone en bandoneón.
Rodrigo de la Serna fue la selfie más buscada de esta edición. El actor y cantante encabeza desde hace 15 años el grupo El Yotivenco, un cuarteto de tres guitarras y un guitarrón, especie de cruzados dispuestos a rescatar del olvido y la indiferencia de los medios los estilos criollos, haciendo base en la milonga surera o campera y en su versión ciudadana, forma que floreció en los conventillos (al vesre: yotivencos) de Buenos Aires a principios del siglo pasado. La propuesta es muy atractiva. Se inspira en las monumentales figuras de Edmundo Rivero y Alfredo Zitarrosa como máximos referentes de las dos orillas de la cultura rioplatense y todo un mundo simbólico representado por un arsenal de milongas épicas: De mis amores, Del conventillo, Pucherito de gallina, Milonga lunfarda, Pal que se va y Tirate un lance. No hay dudas que la performance cuenta con el plus del carisma de Rodrigo de la Serna que sobreactúa su personaje en escena, estimulado por una platea exultante que festeja hasta la exageración cada gesto del popular actor. Idéntico efecto que provocó a su paso por el back stage y sala de prensa.
Rodrigo de la Serna & El Yotivenco
Elena Roger, esta vez sin el amparo musical de Escalandrum pero con el acompañamiento del pianista de ese sexteto, Nicolás Guerschberg, realizó un recorrido efectivo por un repertorio que va de Gardel a Piazzolla más otros agregados. La cantante se mostró muy conmovida por la presentación que de ella hizo Silvio Soldán y su analogía con Edith Piaf.
A propósito de Soldán, como animador es indiscutido y sabe estirar con solvencia cada vez que los tiempos de escenario lo requieren, pero cometió pifies memorables (tal vez inducido por un guion erróneo) y sus permanentes flirteos con su compañera de rubro se tornaron incómodos por lo repetidos y previsibles.

Locos y corruptos. La función del sábado asomó con una tempranera aparición del Contramano Trío. La agrupación que integran: Mauricio Martínez en guitarra, Rodrigo Della Vedova en piano y Jeremías Cassi en bajo eléctrico, siempre propone novedades. Esta vez invitaron a su set a la primera violinista Valeria Martín (Osvaldo Piro y Orquesta Provincial) para sumarse a una intensa versión de A fuego lento de Horacio Salgan, un compositor que es máximo referente del trío.
La programación artística de esta edición alcanzaría el súmmum de la fusión del tango con otros ritmos, como para que la figura de Gardel que tutela el ingreso al auditorio salga corriendo con dirección desconocida ¿A quién se le ocurriría mezclar Billy Jean de Michael Jackson con El Choclo de Villoldo? A Tango Loco se le ocurrió y Daniel García, tecladista que comanda el quinteto, se atajaba argumentando que “La música es una sola”, y para redoblar la apuesta unía a Gloria Gaynor con Mariano Mores, con la voz invitada de Laura González.
Si al fanático de Pugliese le pareció desmesurada la propuesta rockera de Tango Loco es porque todavía no había escuchado Tango Corrupto. El concepto es similar: pasar a ritmo de 2x4 algunos hits añejos y de actualidad de La Mona Gimenez, Xuxa, Rafaella Carrá, Gilda, Ráfaga, Luis Fonzi, Maluma y Gaby, Fofó y Miliky. Hay que remarcar que detrás del éxito de taquilla que esta propuesta alcanzó, hay un productor de reconocida trayectoria en el medio como Gustavo Ferreri.
Con Un siglo en flor la cosa empezó a retomar los carriles tangueros. Nicolás Perrone tuvo la idea y convocó a Lito Vitale que junto a Julia Zenko y el Negro Falótico formaron un seleccionado de lujo para realzar la figura centenaria de Homero Expósito, autor del célebre Naranjo en flor, uno de los temas más interpretados en cualquier reunión tanguera que se precie.
Osvaldo Piro afirma haber encontrado en La Falda su lugar en el mundo (hace algunos años que está radicado en esta ciudad) y en el festival es figura histórica y sobresaliente. Bajo su batuta y a sus 81 años, lo que genera Piro y su orquesta de músicos cordobeses es el tango del futuro, una música atemporal y de alto vuelo. Como adelanto de su próximo disco estrenó el instrumental Plenilunio, “Las noches de luna llena me inspiran y dan suerte”, dijo.
Ricardo El Chiqui Pereyra regresó al festival, luego de 13 años de ausencias que lleva bien contabilizadas, para desparramar su estilo canchero de provinciano mudado a Buenos Aires. El rionegrino con su particular registro de barítono bajo, fue el único que se animó a cruzarse en un mano a mano dialéctico con Soldán, al cabo su descubridor hace 40 años. 
El cierre del sábado estuvo reservado para Carlos Habiague que por fin se dio el gusto de mostrar su formato sinfónico junto a la Camerata Académica de Córdoba. En un show larga duración repasó buena parte de su ecléctico repertorio, que no sólo incluye tango, y tuvo de invitados especiales a su hermana Alejandra y a la pequeña Luly Gale. Una característica fue que interactuó permanentemente con la platea bajando a cantar y bailar. El público mostró pulgares arriba a esta nueva incursión del faldense.

El fenómeno Mollo. El domingo, día de solistas, Rodolfo Tulián sostuvo su record de artista de la primera hora del ciclo. La Orquesta Típica Ciriaco con la voz de Gustavo Visentin ofrecieron un minucioso homenaje a Aníbal Pichuco Troilo. El bandoneonista Carlos Buono acompañó a Guillermo Galvé en su debut absoluto en el festival, una materia pendiente en su extensa carrera profesional. Para Lisette, en cambio, esta fue la octava vez desde que asombró con apenas 11 años. “Un día más, un año más”, entonó casi en forma alegórica con las primeras estrofas de Mimí Pinzón. Luego, en un necesario giro hacia un nuevo repertorio, sorprendió con una versión tanguera de La Balsa, el primer hit del rock nacional, y se paseó con gracia al ritmo de Amándote del uruguayo Jaime Roos. Y hasta presentó un nuevo tema propio, Paraíso al 900. Todo eso en escasos 30 minutos.     
Contramano Trío
En este formato de actuaciones compact, cortitas y al pie, se produjo el regreso a este escenario, tras algunos años de ausencia, de un viejo conocido del festival: Omar Mollo. Su actual residencia casi permanente en Amsterdam y sus giras por el viejo continente fueron, en parte, las que motivaron estos desencuentros que Omar supo saldar con creces la noche del domingo en el pre-cierre de esta edición. Su estilo avasallante no necesita de extensos parlamentos y así puede meter una decena de clásicos de todos los tiempos: Tarde, Garúa, Afiches, Bailarín, Melodía de arrabal (a dúo con la primera fila), Grisel. Además, nuevamente elegido por Osvaldo Piro como cantante invitado de su orquesta. El que no conocía a Mollo, ahora pudo saber de qué se trata el fenómeno.  

Para el final quedó Ariel Ardit con su homenaje sinfónico a Carlos Gardel junto a la Orquesta Académica Juvenil del Teatro del Libertador dirigida por Hadrián Ávila Arzuza, un modelo probado en grandes escenarios al que solo le faltaba La Falda. Un espectáculo suntuoso, pleno de matices, réplica del que fuera registrado en disco por el cantor cordobés junto a la Sinfónica de Medellín en concierto realizado en 2015 en el mismísimo Aeropuerto Olaya Herrera, escena del trágico accidente que se llevó la vida de Gardel. Un conmovedor homenaje a la obra gardeliana que el público de La Falda supo recibir en el más absoluto y respetuoso silencio.

Fotos: Gabriel Hamie - Cubo Media

2 comentarios:

  1. Desconocía totalmente lo de Rodrigo de la Serna, habrá que parar la oreja.
    Respecto al Festival, que bueno es enterarse que haya homenajes con la talla de estos artistas; a muchos los tengo escuchados y me parecen grandes profesionales: Elena Roger, Omar Mollo, Jorge Vazquez...
    Hiciste una gran crónica, muchas gracias! Saludos,

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Negro querido!!
      Un abrazo.

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