Spinetta en La Falda '83 (Lucía Seguí) |
CALLE LUIS A. SPINETTA
Por Néstor Pousa
A cinco años
de la muerte de Luis Alberto Spinetta
La Falda se suma a un sinnúmero de homenajes en su memoria con la imposición de
su nombre a una de las calles de la ciudad. No es extraño que esto suceda ya
que el autor de Muchacha, ojos de papel tuvo
un vínculo con esta plaza que excedió lo medianamente normal, con una cifra
record de actuaciones para una ciudad del interior.
La relación
de Spinetta con La Falda fue muy pródiga y se basó fundamentalmente en su
participación en el Festival Argentino de
Música Contemporánea, nombre que luego mutaría al más compacto de La Falda Rock que hoy marcha hacia su tercera resurrección. Al margen de las
denominaciones podríamos asegurar que el Flaco tuvo asistencia (casi) perfecta,
concurriendo a ocho de las diez ediciones que el ciclo resistió a pie firme
contra los embates de la incomprensión. Las dos ausencias (1980 y 1982) las
compensó con dos magníficas presentaciones solistas en El Cantautor ‘89, un proyecto no demasiado conocido que se realizó
en el hoy lamentablemente malogrado Cine Teatro Gran Rex de la misma ciudad.
El debut de
Spinetta en La Falda no podía haber sido más auspicioso. Se produjo el domingo 15
de febrero de 1981 en la segunda edición del festival y con Almendra (versión reunión) en el cierre
de una extensa gira nacional de dos meses y medio con la que presentaban El Valle Interior, que editado en 1980
fue el último álbum de estudio de aquella banda pionera. Esa noche bajo los
efectos de una leve aunque pertinaz llovizna el cuarteto entregaría un menú de clásicos
y novedades. Aseguraron que fue la primera y última vez que tocarían con un músico
invitado en vivo: eso ocurrió cuando Rubén Rada sumó sus tambores y su pulso
candombero en el tema Mestizo.
Luis regresaría
sucesivamente en 1983 y 1984 al frente de Spinetta
Jade, colectivo de geniales músicos audicionados y fichados personalmente
por Luis y su exigente oído. El combo que históricamente presentaba un dibujo
de quinteto, para finales de 1982 y principios de 1983 se había transformado en
cuarteto al abandonar la formación el tecladista Diego Rapoport. Y en 1984 con
el ingreso Lito Epumer en guitarra se normalizaría el formato de cinco
integrantes.
Acusticazos. Los dos años subsiguientes
podrían clasificarse como acusticazos en
solitario. En 1985, tras la partida de Mario
Luna factótum del festival, la municipalidad local montó una edición de
emergencia de una sola noche, el sábado 2 de marzo. Spinetta, ya sin Jade, asistió solo, acompañándose con su
guitarra en un formato intimista que no dejó demasiadas huellas documentales en
sus discos (Kamikaze sería lo más
aproximado). Fue un auténtico privilegio para la ciudad poder ver al creador a
solas con su obra.
Esa circunstancia
se repetiría al año siguiente en una edición muchísimo más ambiciosa de cuatro
noches con las bandas más representativas de la década. En ese novedoso y
fulgurante contexto a Luis le bastó su guitarrón Ovation para pre-estrenar las baladas de Privé, su opus de 1986.
La siguiente
instancia se inscribe como un acto fallido. Durante la fatídica edición de 1987
Spinetta-Páez estaban prestos a mostrar
su muy elogiado trabajo en conjunto, el disco doble titulado La la la, pero la pésima organización
concluyó con la suspensión de la tercera y última noche (domingo 8 de febrero),
en la cual también iban a presentar credenciales por primera vez en La Falda Luca
Prodan y Sumo. Los graves incidentes ocurridos
provocarían además la desactivación virtualmente definitiva del evento luego de
ocho capítulos consecutivos.
Spinetta en El Cantautor (Ricardo Sisti) |
Restan
reseñar dos visitas más de LAS para
esta crónica, las que ocurrieron a períodos regulares en los amaneceres de las
décadas subsiguientes. La de 1992 fue durante el primer renacimiento del festival
con la vuelta de Mario Luna en el rol de organizador y productor. Mario para
intentar restañar heridas citó, entre otras figuras, al Flaco, que aprovechaba
para apadrinar a unos todavía adolescentes Illya Kuryaki and The Valderramas.
Diez años
después se concretaría la última actuación de Spinetta en La Falda. José
Palazzo y Perro Emaides, fundadores en 2001 del Cosquín Rock, tomaban el control del trascendental ciclo serrano que
en su décimo capítulo estrenaba su actual denominación: La Falda Rock. Corría
septiembre de 2002 y los productores imaginaron una noche dedicada a los
nombres clásicos del género y Luis no quiso estar ausente. Todos esperaban de
él un repaso antológico que sintonizara con el perfil celebratorio que se le
intentó imprimir a la fecha. Demorando esa pretensión (hubo que esperar hasta Las Bandas Eternas para eso) se
concentró en un repertorio más actualizado. “Que
La Falda siga siendo un lugar de Paz, Amor y Música”, fue su saludo final
de buen augurio antes de pisar por última vez suelo faldense.
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