Por Néstor Pousa
El rapero estadounidense Eminem
fue la estrella central en la tercera edición del Lollapalooza Argentina, festival nacido en Chicago (EE.UU.) que
está a punto de celebrar 25 años de existencia y con franquicias en: Alemania,
Colombia, Brasil, Chile y Argentina. En nuestro país va por la tercera edición consecutiva
desde 2014 a la fecha, siempre con sede en el imponente predio del Hipódromo de
San Isidro en Buenos Aires.
Lollapalooza históricamente integra su cartelera con bandas y solistas de géneros
musicales como rock alternativo, indie pop, rap, nü-metal, punk, house y dj’s sets, los que cuentan con un escenario exclusivo. Para la edición 2016, en su versión
Argentina realizada los días viernes 18 y sábado 19 de marzo pasado, se destacaron los nombres
del ex-Oasis Noel Gallagher, los australianos y exitosos Tame Impala, la
inglesa Florence + The Machine, el californiano-argentino Albert Hammond Jr, los
notables Alabama Shakes, los islandeses Of Monsters and Men (con una cantante físicamente
muy parecida a Bjork), quienes compartieron cartel con los créditos argentinos: Babasónicos,
IKV, Boom Boom Kid, Carajo y los cordobeses Eruca Sativa y Juan Ingaramo.
Pero el más esperado, sin dudas, era Marshall Bruce Mathers III, mejor conocido como Eminem, la estrella blanca del rap y hip hop mundial que llegaba aquí
por primera vez en la historia, caso curioso para un artista como él, con tanto
predicamento en el firmamento del pop ecuménico. La imponente convocatoria de
170.000 personas (cerca de 85.000 en cada una de las dos jornadas), seguramente
las más importante en Argentina para un festival con entrada paga, daban cuenta
de la extraordinaria expectativa que generaba la presencia del autor de Stan.
La performance de Eminem fue abrumadora, respaldado por una banda de músicos negros
que suenan tremendos y secundado por su ladero de siempre, Mr Porter. La escenografía contextual estaba dominada por un telón de fondo representando un enorme radiograbador (de esos
que portan los rappers urbanos) cuyos vúmetros y parlantes reaccionaban
a las exclamaciones del público, y luego mutaba en una factoría siderúrgica (en
alusión a Detroit, ciudad de la que es originario el músico), un cielo oscuro con
tormenta eléctrica o una casa embrujada.
Eminem hizo su aparición puntualmente a las 22.00
enfundado en unas bermudas camufladas y riguroso buzo con capucha que ocultaba
una gorra de combate. Al instante empatízó con la multitud que aguardaba su
debut local a 20 años de la publicación de su primer disco. Rescatado de los
problemas que afectaron su vida personal y de los cuales diera cuenta en sus
canciones, se pudo observar a un artista compenetrado y a la altura de su
leyenda pero con la capacidad de generar un insospechado feeling con sus seguidores, haciéndolos participar durante la hora
y media que duró su show y con permanentes alusiones a “Aryentina”, mientras
descerrajaba sus provocadoras rimas a una velocidad sin concesiones. La lista
de temas dejó conforme hasta al fan más escéptico, que suponía que algunos números ya no los cantaría en los vivos. Alucinaron con una perfecta combinación de clásicos
junto con sus nuevas producciones: Mosh
(en el que alude a Bush), Kings never die,
The way i am, Sing for the moment, Like toy soldiers, My name is,
The real Slim Shady, Without me y la muy coreada Stan, hicieron de este un recital para
guardarlo en la carpeta de eventos históricos. Si hasta aceptó posar
para la típica selfie final con el
público de fondo.
A favor: más que un festival musical. Lollapalooza es una experiencia que
comienza al mediodía y se prolonga durante poco más de 12 horas. Propone varias actividades
(charlas, clases, talleres y espacios de gastronomía típica y exótica) y cuenta
con varios aspectos para destacar e imitar. Los rubros técnicos son de altísimo
nivel, el sonido alcanza una calidad asombrosa, al igual que las luces y la
parte visual de los escenarios. Los horarios de los shows, previamente publicados,
se respetan con una precisión rigurosa. Los artistas de los Main Stage 1 y 2 (escenarios principales) nunca se superponen, lo
que no obliga a tener que elegir o descartar entre uno u otro. El escenario Alternativo cuenta con las mismas
características técnicas de los anteriores y aunque el predio es enorme no es
necesario desplazarse demasiado para acceder allí. Hay 2 escenarios más: uno para las performances
de DJ’s y otro con programación exclusiva para los más chicos. Por más que
llovió copiosamente durante la madrugada del primer día, el terreno no se vio demasiado
afectado y estaba en muy buenas condiciones. Tanto el público como cualquier
otra persona que concurría a cumplir alguna función, todos son tratados por el
personal de seguridad con total respeto y cortesía. La programación
artística, como ya se observó, fue muy atractiva y en muchos casos permite descubrir en directo a las nuevas bandas del panorama internacional.
En contra: desconcentrarse o perecer. La salida
una vez finalizado el recital puede llegar a ser un verdadero caos. Las miles
de personas que intentan desconcentrarse se encuentran con la desagradable
sorpresa que los trenes del Ferrocarril Mitre dejan de funcionar a la
medianoche, que conseguir un taxi puede convertirse en una verdadera odisea y
tomar un colectivo obliga a una fila interminable, con la desventaja para los
que asistimos desde otras provincias que si no tenés la tarjeta SUBE, no subís.
Si la opción es volverse en remis la lista de espera puede superar las 3 horas.
En tanto que ir en vehículo particular, salvo que con la entrada hayas podido adquirir tu estacionamiento, también tiene sus bemoles. En definitiva, un
aspecto sobre el que deberían trabajar en conjunto la productora local del
evento y las autoridades del Partido de San Isidro.
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