El
talentoso pianista cordobés entrega un nuevo volumen de versiones. La novedad:
revisa el repertorio de autores uruguayos e incorpora voces de notables
intérpretes. En esta nota explica los por qué.
NOVEDADES DISCOGRÁFICAS
Por Néstor Pousa
El pianista marcosjuarense Guillermo
Di Pietro suma un nuevo volumen a su catálogo personal. En Adstratos -tal el nombre del flamante álbum-
si bien reincide con la obra de Spinetta/García/Páez, agrega músicas de autores
de igual talla como el Cuchi Leguizamón, Nebbia y Cerati; y revisa repertorios
de autores uruguayos, con una particularidad: a su formato, que hasta aquí se
mantenía instrumental, le agrega voces de notables intérpretes. A lo largo de esta nota Di Pietro
brinda detalles de cómo se fue configurando este nuevo repertorio en el que
aborda composiciones de los hermanos Fattoruso, Eduardo Mateo y Fernando
Cabrera: “Lo
tenía en la cabeza desde hacía un tiempo y tomó forma definitiva cuando decidí
que el disco iba a estar dedicado a Liliana (Herrero), su amor por Uruguay me
conmueve. Por fuera de Spinetta, Charly y Fito, estos autores son lo que vengo
escuchando más intensamente desde hace ya muchos años”, resume. Y prosigue: “En
todos los casos el punto en común fue que despojar a esas canciones de las
interpretaciones de sus autores, geniales, personales, viscerales, era ponerlas
en un plano completamente nuevo, porque estamos acostumbrados a escuchar esas
canciones por sus autores… bueno, pero qué pasa si le sacamos esas voces y esos
instrumentos… qué hay ahí. Por ejemplo: Somos
eras era de Mateo. Es una obra genial -se entusiasma- con letra y la voz de
Mateo es una canción, pero sin la letra y en solo piano es una cosa
absolutamente distinta, maravillosa para mí. Y ahí la melodía la toco tal cual,
y no agrego ni saco estrofas. Pero lo que sale es fantástico, una cosa
totalmente nueva. Esa canción me conmovió cuando la escuché por primera vez.
Quedé medio en shock. Cómo se le puede ocurrir a un cancionista hacer esa
canción, es totalmente “ilegal” para los cánones de la canción, esas
repeticiones, esos cambios a cualquier lado… oriente y occidente sintetizados
en Mateo”, argumenta.
Hay más pasajes en los
que se observa al pianista más propenso a "respetar" la melodía
original, por caso: A Starosta, el idiota
y Te abracé en la noche; algo que no había
sucedido de forma significativa en sus trabajos anteriores. Di Pietro acuerda: “En todos los discos hay casos así, pero
es verdad que en este me impuse menos restricciones. Dejé que las cosas
salieran y luego veía qué pasaba. En la trilogía de las variaciones, cuando
aparecía una idea, me autoimponía ese límite de trabajo para esa canción, esa
variación. No trabajé así en este disco. Por eso también no lleva el título de
variaciones, este trabajo es más abierto, más fluido en ese sentido”. [Adstratos es su cuarto álbum y sucede a
la serie Variaciones, sobre Spinetta (2007), Charly García (2009) y Fito
Páez (2011)]
Un
Shaker en la banda
-¿Qué sentiste como
músico al tocar al lado de una figura como Hugo Fattoruso? ¿cómo llegaste a él? “Aun no lo puedo creer. Es una emoción muy
grande. Sueños que ni siquiera me animaba a soñar de tan disparatados que eran.
Me acuerdo de mi adolescencia, el vinilo de Los Shakers traído por mi hermano;
y escuchar eso. Y de pronto, estoy sentado al piano y el que está a mi lado es
Hugo que me dice: “Maestro, vos dirás…”, y se pone a disposición. Eso no se
puede explicar. Hay toda una ligazón entre el chico que fui y el adulto actual
que es un golpe directo a la emoción. Me pasó muchas veces estar preparando las
músicas y encontrarme con los ojos humedecidos… “¿esto lo voy a tocar con Hugo
Fattoruso?”, me decía… Hace unos meses tocó con Hermeto Pascoal, después con
Gismonti y ahora conmigo, esto habla mucho de él. Lo pinta tal cual es. El que
nos contactó fue Juan Carlos Ingaramo. Cuando estaba armando el disco había un
par de temas que no podía encontrar y se los pedí para escucharlos como
referencia. Luego le mandé los demos de mis versiones y ahí Hugo se enganchó y
terminamos grabando para el disco nuevo”.
-Liliana Herrero es una figura omnipresente en todo el disco.
Se lo dedicás a ella, lo prologa con un texto de puño y letra, y como si fuera
poco aporta su voz a una gran versión de No
soy un extraño... “Sí, no tengo más
que agradecimiento para con Liliana. Mi idea era dedicarle el disco a ella por
lo mucho que había influido en mi música. Todo lo otro era fantasioso: grabar
con ella y que escriba para el disco. Ambas cosas las soñé, pero no pensé,
realmente, que eso pudiera pasar. Y está. Liliana es un claro ejemplo de poner
el cuerpo a lo que dice con la boca”.
-Se puede intuir que con Fernando Cabrera te entendés
telepáticamente, ya que ambos coinciden en eso de sacar a las canciones de los
espacios de confort que suponen las versiones convencionales... “Claro, si había alguien con quien me
identificaba a la hora de hacer algo personal, incluso más allá de lo que se
conoce como "buen gusto", ese es Fernando. Ese disco de versiones que
grabó Cabrera es tremendamente arriesgado y muy personal. Tensa la manera de
versionar como pocas veces se escucha. Digamos que en Liliana, Fernando y Hugo
encontré los intérpretes perfectos para mi idea de versión. Eso es maravilloso.
El tema, ahora, es cómo seguir…”
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