Dylan Martí en la presentación de Córdoba |
LOS
LIBROS DE LA BUENA MEMORIA
Por
Néstor Pousa
La muestra -SPINETTA,
los libros de la buena memoria- fue la primera reacción luego del estupor y la
tristeza provocada por la pérdida irreparable de uno de los artistas
fundamentales de nuestra música popular. Con curaduría de Eduardo “Dylan” Martí y de la familia de Luis, léase sus cuatro
hijos, se armó esta colección basada en fotografías (algunas muy
conocidas, otras casi inéditas), dibujos, manuscritos, las 44 portadas de la
discografía oficial dispuestas en una línea de tiempo y algunos objetos
personales. Presentada entre octubre y diciembre de 2012 en la Biblioteca
Nacional, esta es la primera vez que la colección abandona Buenos Aires para
recalar en la ciudad de Córdoba en el espacio 220 Cultura Contemporánea (Costanera y Mendoza), donde se podrá
visitar desde el 14 de marzo al 30 de abril (martes a jueves: 17 a 21 hs y
viernes a domingo: 17 a 22 hs).
Eduardo “Dylan” Martí es fotógrafo, artista plástico y videasta. Desde su juventud se transformó en uno de los amigos personales más cercanos a Luis. Pero además fue el creador de alguna de las portadas de discos más emblemáticas y el responsable de muchos de los video-clips. En las últimas décadas no había forma de que el Flaco acepte someterse a una sesión de fotos si el que estaba detrás de la lente no era Dylan. Es por eso que el proyecto no podía caer en otras manos que no fueran las suyas, Eso le sugiero el día de la inauguración en Córdoba, Dylan admite: “Imagináte… estoy con Luis desde el año 1973, así que muchas cosas las aporté yo, pero recibimos la colaboración de otros colegas muy talentosos”. Después me cuenta que la génesis de esta muestra surgió de una invitación que le cursara Horacio González, su amigo y Director de la Biblioteca Nacional, quien le dijo que le encantaría que la biblioteca reconociera la obra y la trayectoria de Luis, y que estaría bueno hacer un homenaje. “Me pareció que no podía haber un mejor ámbito para esta muestra, y así emprendimos un trabajo que recibió el acompañamiento de la familia, los amigos, cada uno fue aportando algún objeto, algún recorte, más todo el material que yo tenía. Hicimos la muestra en la biblioteca, tuvimos un ciclo de charlas, una reunión de ingenieros de sonido, una reunión de bajistas, una de guitarristas y unos shows increíbles con todos los músicos que tocaron con Luis”, completa.
-¿Esta muestra es una réplica exacta de
aquella? “Faltan algunos objetos
personales de Luis que no quisimos llevarlos como trofeos de guerra de un lado
para el otro, pero por respeto a Luis, nada más; después el resto de lo que son
las fotos y el contenido te diría que está en un noventa por ciento. Íbamos a
traer una guitarra pero se nos dificultaba la logística, porque había que
mandar a construir una vitrina, era un kilombo, viste, sino la hubiésemos
traído, pero era poner a la producción a fabricar una cosa, con un herrero… era
una lucha… una lucha libre, prácticamente”, confiesa.
-Teniendo en cuenta tantos años de amistad
con el Flaco ¿cómo te resultó emocionalmente encargarte de armar la muestra? “Y bueno, es lo que yo más lamento, la
pérdida del amigo, más que el artista, porque al tener una relación tan
cotidiana con él, muchas veces yo no hacía hincapié en lo que era Luis, porque mi
relación con él transitaba en otro plano, el
de dos amigos que se juntan a boludear, a mirar la tele, a charlar, y de
vez en cuando hacíamos cosas que Luis necesitaba. Pudimos componer algunas
canciones juntos, dos temas que están en Kamikaze y
otro que está en Estrelicia, porque
era como un ejercicio que hacíamos, en forma casera, sin ninguna pretensión
artística, ni de que eso se grabara, ni nada, pero como Luis era un
loco, decía: “Ah, me gusta esto, vamos a grabarlo”, y si él te decía que lo
quería grabar ¿qué le vas a decir, que no?...”, revela.
-¿Cómo
se conocieron? “Haciéndole fotos para
(la banda) Invisible, año 1973, en
esa época no era ni un trabajo siquiera, yo empezaba a hacer mis primeras
fotos, me llamó un amigo, Machi Rufino (bajista de Invisible) que estaba tocando con Luis. Después nos hicimos amigos,
criamos hijos y todo lo que te puedas imaginar”. Vale aclarar que Dylan es el
papá de Lucas Martí y Emmanuel Horvilleur, los que junto con los hijos de Luis
formaron la banda Pechugo en plan informal
preadolescente. Luego Dante y Emma se profesionalizaron con Illya Kuryaki.
-¿Quién te puso Dylan? (apodo que se ganó
por su admiración por el influyente cantautor estadounidense) “Estoy con duda quien me puso Dylan, porque
no sé si fue (el guitarrista) Héctor Starc, pero el otro día me escribió uno
que era amigo mío de Mataderos, Tito Infusino, en 1964 por ahí, y me dice “Guacho, yo te puse Dylan”, por eso
ahora estoy en duda porque yo siempre pensé que había sido Starc, pero me
sorprendió que este me diga que fue él”.
Catarina
Spinetta: “La conexión no se cortó”
Catarina Spinetta acompañó la muestra en Cba. |
-Caminar por estos pasillos y ver las fotos,
los objetos personales ¿qué sensación te provoca? “Esta muestra en especial no la puedo ver de
afuera, la veo desde adentro, no me da una sensación de tristeza, ni de
angustia, es que el impulso de estar acá es eso también, que nosotros pasado
cierto tiempo decidimos llevar la muestra más allá de Buenos Aires,
porque hasta ahora había estado en la Biblioteca Nacional y en Tecnópolis, y
nada más”.
Un
lugar muy importante en la vida de Luis era su casa-estudio de grabación, su refugio,
allí, en la calle Iberá al 5000 del barrio porteño de Villa Urquiza. Trascendió
que se estaba remodelando, Catarina confirma: “Estamos en un estadio final, ya
está funcionando con Valentino que está grabando y probando todo el sistema
nuevo; se ha remodelado por
completo”.
-¿Es la intención usarlo como estudio de grabación? “Sí,
es la idea” ¿Y lo va a manejar
Valentino? “No sé… no es tan fácil
responderte esto (se ríe como quien debe guardar un secreto), lo importante era
llegar a esta instancia, está impecable, está hecho una nave de la que él
estaría orgullosísimo, y preservamos todo su material. No es fácil, son muchas,
muchas cosas”.
-La vivienda, ¿se conservó tal cual? “No está tal cual… o sea, de formato sí,
pero lo modificamos para que pueda entrar alguien a grabar y que no se
encuentre con algo tan personal. Aunque, no deja de ser la casa de él, tiene su
energía, y todos quieren ir ahí”.
Desde el seno familiar también se filtró que
existe un material inédito y listo para salir, se trata de temas grabados en
trío con Spinetta en guitarra y voz, Rodolfo García (ex Almendra) en batería y
Daniel Ferrón en bajo. Catarina
asiente: “Va a salir, pero no puedo adelantar nada porque me matan”. “No es lo único -prosigue- hay más cosas, y cosas que vamos a ir encontrando también”.
La
figura de Catarina no pasa inadvertida, la gente la reconoce, la saluda y le
pide fotos a las que accede de muy buen grado. Le digo de fotografiarla al lado
de alguna imagen de su padre. No me decido por cual. Me dice: “Vení, sácame al lado de esta que no es tan
conocida”, es Luis con saco cruzado, moñito y unas enormes gafas Marlboro, es una producción conjunta de Dylan con Renata Schussheim. Después me pide que le tome
una con su teléfono celular, “No da para
una selfie”, sentencia.
Como
un pensamiento en voz alta le digo: ¿qué pensaría Luis de toda esta cuestión de
los homenajes? “Creo que estaría contento, hoy con Dylan lo
hablábamos, porque mi papá era todo no,
no, no, pero a la vez yo creo que él pensaría que está bueno que lo hagamos
nosotros antes de que lo haga otro, es decir otros pueden hacerlo, con todo lo
que dejó, tanto arte y tantas cosas, tenemos para trabajar mucho tiempo, pero
también está el tiempo interno, hoy después de tres años estamos acá con ganas
de estar acá, antes nos han ofrecido ir a otros lugares a llevar la muestra y
no estábamos preparados para moverla, hoy estamos contentos y si nosotros
estamos con esa seguridad, él, arriba también, o sea la conexión no se cortó”.-
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