domingo, 15 de marzo de 2015

Spinetta: vida y obra en imágenes

Dylan Martí en la presentación de Córdoba
Llegó a Córdoba la muestra de fotos, dibujos y textos que repasan la trayectoria del inigualable músico argentino. En la inauguración hablamos con Eduardo “Dylan” Martí  y Catarina Spinetta, curadores del proyecto.

LOS LIBROS DE LA BUENA MEMORIA

Por Néstor Pousa

La muestra -SPINETTA, los libros de la buena memoria- fue la primera reacción luego del estupor y la tristeza provocada por la pérdida irreparable de uno de los artistas fundamentales de nuestra música popular. Con curaduría de Eduardo “Dylan” Martí y de la familia de Luis, léase sus cuatro hijos, se armó esta colección basada en fotografías (algunas muy conocidas, otras casi inéditas), dibujos, manuscritos, las 44 portadas de la discografía oficial dispuestas en una línea de tiempo y algunos objetos personales. Presentada entre octubre y diciembre de 2012 en la Biblioteca Nacional, esta es la primera vez que la colección abandona Buenos Aires para recalar en la ciudad de Córdoba en el espacio 220 Cultura Contemporánea (Costanera y Mendoza), donde se podrá visitar desde el 14 de marzo al 30 de abril (martes a jueves: 17 a 21 hs y viernes a domingo: 17 a 22 hs).

Eduardo “Dylan” Martí es fotógrafo, artista plástico y videasta. Desde su juventud se transformó en uno de los amigos personales más cercanos a Luis. Pero además fue el creador de alguna de las portadas de discos más emblemáticas y el responsable de muchos de los video-clips. En las últimas décadas no había forma de que el Flaco acepte someterse a una sesión de fotos si el que estaba detrás de la lente no era Dylan. Es por eso que el proyecto no podía caer en otras manos que no fueran las suyas, Eso le sugiero el día de la inauguración en Córdoba, Dylan admite: “Imagináte… estoy con Luis desde el año 1973, así que muchas cosas las aporté yo, pero recibimos la colaboración de otros colegas muy talentosos”. Después me cuenta que la génesis de esta muestra surgió de una invitación que le cursara Horacio González, su amigo y Director de la Biblioteca Nacional, quien le dijo que le encantaría que la biblioteca reconociera la obra y la trayectoria de Luis, y que estaría bueno hacer un homenaje. “Me pareció que no podía haber un mejor ámbito para esta muestra, y así emprendimos un trabajo que recibió el acompañamiento de la familia, los amigos, cada uno fue aportando algún objeto, algún recorte, más todo el material que yo tenía. Hicimos la muestra en la biblioteca, tuvimos un ciclo de charlas, una reunión de ingenieros de sonido, una reunión de bajistas, una de guitarristas y unos shows increíbles con todos los músicos que tocaron con Luis”, completa.

   -¿Esta muestra es una réplica exacta de aquella?   “Faltan algunos objetos personales de Luis que no quisimos llevarlos como trofeos de guerra de un lado para el otro, pero por respeto a Luis, nada más; después el resto de lo que son las fotos y el contenido te diría que está en un noventa por ciento. Íbamos a traer una guitarra pero se nos dificultaba la logística, porque había que mandar a construir una vitrina, era un kilombo, viste, sino la hubiésemos traído, pero era poner a la producción a fabricar una cosa, con un herrero… era una lucha… una lucha libre, prácticamente”, confiesa.

   -Teniendo en cuenta tantos años de amistad con el Flaco ¿cómo te resultó emocionalmente encargarte de armar la muestra?   “Y bueno, es lo que yo más lamento, la pérdida del amigo, más que el artista, porque al tener una relación tan cotidiana con él, muchas veces yo no hacía hincapié en lo que era Luis, porque mi relación con él transitaba en otro plano, el  de dos amigos que se juntan a boludear, a mirar la tele, a charlar, y de vez en cuando hacíamos cosas que Luis necesitaba. Pudimos componer algunas canciones juntos, dos temas que están en Kamikaze y otro que está en Estrelicia, porque era como un ejercicio que hacíamos, en forma casera, sin ninguna pretensión artística, ni de que eso se grabara, ni nada, pero como Luis era un loco, decía: “Ah, me gusta esto, vamos a grabarlo”, y si él te decía que lo quería grabar ¿qué le vas a decir, que no?...”, revela.

   -¿Cómo se conocieron?   “Haciéndole fotos para (la banda) Invisible, año 1973, en esa época no era ni un trabajo siquiera, yo empezaba a hacer mis primeras fotos, me llamó un amigo, Machi Rufino (bajista de Invisible) que estaba tocando con Luis. Después nos hicimos amigos, criamos hijos y todo lo que te puedas imaginar”. Vale aclarar que Dylan es el papá de Lucas Martí y Emmanuel Horvilleur, los que junto con los hijos de Luis formaron la banda Pechugo en plan informal preadolescente. Luego Dante y Emma se profesionalizaron con Illya Kuryaki.

   -¿Quién te puso Dylan? (apodo que se ganó por su admiración por el influyente cantautor estadounidense)   “Estoy con duda quien me puso Dylan, porque no sé si fue (el guitarrista) Héctor Starc, pero el otro día me escribió uno que era amigo mío de Mataderos, Tito Infusino, en 1964 por ahí, y me dice “Guacho, yo te puse Dylan”, por eso ahora estoy en duda porque yo siempre pensé que había sido Starc, pero me sorprendió que este me diga que fue él”.


Catarina Spinetta: “La conexión no se cortó”  


Catarina Spinetta acompañó la muestra en Cba.
El día de la inauguración la presencia de Catarina Spinetta (36 años, actriz, dj, artista plástica) ciertamente sorprendió gratamente. Ella agradece y explica: “Estoy acompañando todo este proceso con Dylan desde el vamos, viendo todo lo que íbamos a traer. Yo estoy representando a la familia, en este momento que Dante (38) está en New York; Vera (23) está filmando y Valentino (34) está grabando; pero por suerte yo pude estar”.

   -Caminar por estos pasillos y ver las fotos, los objetos personales ¿qué sensación te provoca?   “Esta muestra en especial no la puedo ver de afuera, la veo desde adentro, no me da una sensación de tristeza, ni de angustia, es que el impulso de estar acá es eso también, que nosotros pasado cierto tiempo decidimos llevar la muestra más allá de Buenos Aires, porque hasta ahora había estado en la Biblioteca Nacional y en Tecnópolis, y nada más”.

Un lugar muy importante en la vida de Luis era su casa-estudio de grabación, su refugio, allí, en la calle Iberá al 5000 del barrio porteño de Villa Urquiza. Trascendió que se estaba remodelando, Catarina confirma: “Estamos en un estadio final, ya está funcionando con Valentino que está grabando y probando todo el sistema nuevo; se ha remodelado por completo”. 

   -¿Es la intención usarlo como estudio de grabación?   “Sí, es la idea”   ¿Y lo va a manejar Valentino?   “No sé… no es tan fácil responderte esto (se ríe como quien debe guardar un secreto), lo importante era llegar a esta instancia, está impecable, está hecho una nave de la que él estaría orgullosísimo, y preservamos todo su material. No es fácil, son muchas, muchas cosas”.

   -La vivienda, ¿se conservó tal cual?   “No está tal cual… o sea, de formato sí, pero lo modificamos para que pueda entrar alguien a grabar y que no se encuentre con algo tan personal. Aunque, no deja de ser la casa de él, tiene su energía, y todos quieren ir ahí”.

Desde el seno familiar también se filtró que existe un material inédito y listo para salir, se trata de temas grabados en trío con Spinetta en guitarra y voz, Rodolfo García (ex Almendra) en batería y Daniel Ferrón en bajo. Catarina  asiente: “Va a salir, pero no puedo adelantar nada porque me matan”. “No es lo único -prosigue- hay más cosas, y cosas que vamos a ir encontrando también”.

La figura de Catarina no pasa inadvertida, la gente la reconoce, la saluda y le pide fotos a las que accede de muy buen grado. Le digo de fotografiarla al lado de alguna imagen de su padre. No me decido por cual. Me dice: “Vení, sácame al lado de esta que no es tan conocida”, es Luis con saco cruzado, moñito y unas enormes gafas Marlboro, es una producción conjunta de Dylan con Renata Schussheim. Después me pide que le tome una con su teléfono celular, “No da para una selfie”, sentencia. 

Como un pensamiento en voz alta le digo: ¿qué pensaría Luis de toda esta cuestión de los homenajes?   “Creo que estaría contento, hoy con Dylan lo hablábamos, porque mi papá era todo no, no, no, pero a la vez yo creo que él pensaría que está bueno que lo hagamos nosotros antes de que lo haga otro, es decir otros pueden hacerlo, con todo lo que dejó, tanto arte y tantas cosas, tenemos para trabajar mucho tiempo, pero también está el tiempo interno, hoy después de tres años estamos acá con ganas de estar acá, antes nos han ofrecido ir a otros lugares a llevar la muestra y no estábamos preparados para moverla, hoy estamos contentos y si nosotros estamos con esa seguridad, él, arriba también, o sea la conexión no se cortó”.-

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