miércoles, 6 de febrero de 2013

Baglietto-Vitale: una música infinita

Baglietto, descomunal intérprete
Por Néstor Pousa

Después del emotivo reconocimiento realizado en nombre del Pueblo de La Falda a Mario Luna un par de semanas atrás, y con la inminente llegada de Juan Carlos Baglietto para su presentación junto a Lito Vitale en el mismo escenario de La Falda bajo las estrellas, se imponía un nuevo homenaje, esta vez al músico rosarino. No se trataba de algo traído de los pelos o que nos habíamos cebado en esto de homenajear. No. El reconocimiento a Baglietto está plenamente justificado, con aniversario y todo, ya que este 6 de febrero se cumplen 31 años de su consagratoria actuación en la tercera edición del Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda. Aquella ovación de 8.000 gargantas en el Auditorio Municipal le valió poder editar Tiempos difíciles, disco debut que rápidamente se convirtió en oro, y así pasar de ser un ilustre desconocido del prestigioso under rosarino a la consagración total y definitiva, y convertirse en el artista más emblemático del legendario encuentro.
Momentos antes Juan me había dicho: “Tengo sentimientos encontrados con (el Festival de) La Falda”. Fundamentaba su impresión en el costado violento del ciclo. Pero minutos después, ya sobre el escenario y ante un homenaje que se le estaba tributando sinceramente y sin dobles intenciones, le escuché reconocer en voz baja la importancia que el festival había tenido en el ascenso de su carrera. Otro momento inolvidable se había gestado para la historia de esta ciudad.

Vitale, teclados exuberantes
Tras esto y sin demoras comenzó el recital, con ese monstruo de la música que es Lito Vitale (exuberancia de teclados, coros adicionales y sonido del show) junto a quien es con absoluta certeza uno de los más grandes intérpretes que dio la música argentina, Juan Carlos Baglietto, de quien casi nada se dice lo excelente guitarrista que es y de su buen gusto con los accesorios de percusión.   
El recital no necesitó calentar motores, con formato de quinteto fueron al hueso con una trilogía de hits: Dios y el Diablo en el taller, El Príncipe del manicomio (magistral interpretación) e Historia de Mate Cosido, los tres de Adrián Abonizio. “Canciones de grandes autores argentinos, muchos de ellos rosarinos y otros... que merecerían serlo”, lanzó Baglietto con arrogante humor.
Sin solución de continuidad, pero ahora a dúo, se despacharon con el segmento tanguero. Nuevamente la referencia fue para su ciudad: “Música de Rosario e inevitablemente, Tango”, fue el prólogo para las soberbias creaciones de Renaceré, preludio para el año 3001 (Piazzolla-Ferrer), Naranjo en flor (Virgilio y Homero Espósito) y Nada (Dames-Sanguinetti). Irreprochable y sin respiros, porque cuando Baglietto versiona distintos géneros no copia estilos, los traduce al propio, y nadie puede dudar de que no es genuina su inclinación hacia esos repertorios.
Vuelve el quinteto que completan jóvenes músicos que ya son virtuosos o van camino a serlo: Mariano Delgado en guitarra y charango; Guido Martínez en bajo y coros y Julián Baglietto (el hijo) en batería, percusión y coros. Y se les suma un set de flauta, violín, cello y clarinete; o lo que ellos llaman la orquestita. Pensando en los reconocimientos Juan alude a quien alguna vez les dijera: “Muchachos por aquí es el camino, y así llegamos a La Falda”. Era Litto Nebbia y de él la canción El otro cambio, los que se fueron, una de las primeras sorpresas. Y de otro rosarino famoso, Fito Páez, la baguala DLG que hizo estremecer el cemento del monolítico escenario callejero.  
La pasión confesa de Vitale por el folklore trajo más números de ese cancionero. Otras novedades con la Canción del jangadero y El mensú; el clásico La tonada del viejo amor, la Zamba de Lozano (Leguizamón-Castilla) y Piedra y camino (Yupanqui). En este último con Baglietto pulsando guitarra eléctrica y haciéndose escuchar a varias cuadras a la redonda.
Sobre el final y tras los bises programados (El témpano, Ala de colibrí y un adelanto del nuevo disco por venir, la canción Vámonos) Juan recordó: “Hace 31 años se presentaba aquí un flaco de pelo largo y enterito, con un cagazo!”. Y en homenaje a aquel momento le pusieron el broche a la velada con un popurrí del histórico álbum Tiempos difíciles. Un regalo especial con fragmentos de La vida es una moneda, Era en abril, el inesperado Puñal tras puñal y el inolvidable hit Mirta, de regreso, se llevaron la ovación final de una verdadera multitud absolutamente conmovida y maravillada.-

Fotos: N.P.

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