León como en los 70's |
Después de seis años sin discos de estrenos León Gieco lanzó “El desembarco”, un trabajo con nuevas canciones. La lujosa producción y el regreso al estilo clásico se destacan en la obra.
NOVEDADES DISCOGRÁFICAS
Por Néstor Pousa © 2011
Comprometido, polémico, sin pelos en la lengua. Así fue, es y será León Gieco. Te guste o no. Ejemplo: en febrero pasado, durante la conferencia de prensa luego de su actuación en el Festival Cosquín Rock en Santa María de Punilla, el santafecino se despachó, sin que nadie le preguntara, con la siguiente afirmación: “Hoy yo dije una cosa que no sé si va a ser cierta, pero si Uds. hacen una encuesta yo creo que la mayoría de acá (en referencia a los asistentes al festival) vota la reelección de Cristina, porque es gente inteligente, viste”. En concordancia con los resultados electorales que se confirmaron meses después, aquella noche de verano la mitad de los periodistas presentes lo aplaudió con entusiasmo, mientras la otra mitad guardó un respetuoso silencio. ¿Estos últimos serían -según Gieco- la mitad no inteligente que votaría otra opción?
A veces cuesta asimilar a este León militante oficialista. Cuesta porque desde afirmaciones como la descripta, comete el error de desacreditar a los que no piensan igual, algo impropio de un artista que siempre defendió la libertad de las ideas.
En este caso suscribo a las declaraciones del Indio Solari en la excelente entrevista que le hiciera Mario Pergolini la semana pasada en la Rock & Pop, donde el ex Redondo manifestó: “Como ya dije otras veces, no creo en el artista militante".
Pero hoy por hoy es imposible pedirle a Gieco esto. Y su obra es consecuente con sus declaraciones y sus actos en la vida civil. Es un vocero de los temas urgentes, sociales y políticos, todo está en sus letras, para quien lo quiera comprobar.
Fue así desde su primer canción, Hombres de hierro (de su disco debut editado en 1973), inspirada en una huelga general realizada por aquellos años en la provincia de Mendoza. Así empezó, y prosiguió en todos sus trabajos, y con la madurez sus canciones se volvieron más explícitas. En Por Favor, perdón y gracias, álbum de 2005, grabó Yo soy Juan, Santa Tejerina, El Ángel de la bicicleta, Los guardianes de Mugica y Un minuto (su toma de posición sobre la tragedia de Cromañon); todos clarísimos ejemplos.
A punto de cumplir 60, y luego de seis años sin discos de estrenos, León lanza El desembarco, un trabajo con canciones nuevas, con lujosa producción y que en cierta forma funciona como un homenaje a la música que lo influyó en su juventud.
Este flamante disco fue registrado con el espíritu de los años 60’s y 70’s, época a la que remiten los primeros pasos profesionales del autor de Sólo le pido a Dios.
Por eso se fue a grabar a Los Ángeles, cuna del movimiento hippie en aquellas décadas en que el rock fue la banda de sonido; y se rodeó de un plantel de músicos profesionales estadounidense que es como el equipo de los sueños para cualquier intérprete del rock en español.
En los créditos resalta el nombre de Jim Keltner, baterista que tocó al lado de las figuras más notorias que te puedas imaginar; además están Dean Parks y Mark Goldenberg en guitarras y Jimmy Johnson en bajo. Ellos completan la banda base, a los que su suman importantes músicos invitados.
Desairando la era digital, la grabación se realizó a la antigua, con micrófonos y equipos analógicos y grabadora de cinta abierta, de la forma en que se gestaron los discos más emblemáticos del género. No obstante todo este concepto de producción, nada hizo cambiar el estilo de León, es por eso que ni bien empiece a girar el disco la temática no será otra que la que lo desveló desde siempre.
Hay una fuerte carga nostálgica en Ella, una hermosa balada folk con acordeón que abre la lista y que está dedicada a su madre y justifica la melancolía.
Todo cambia en el segundo, donde con bronca rocker describe al argentino medio pelo. El Argentinito se llama, y el diminutivo funciona como descalificativo.
Entre la esperanza de Hoy bailaré y la crítica de Fachos, hay otros dos momentos que son claves: Canción del Bicentenario, una colaboración de Gieco con su viejo amigo Raúl Porchetto, que este grabó en Dragones y planetas (2010). Gieco nos muestra su versión y decide juntar por única vez a PorSuiGieco, mítico súper grupo de mediados de los 70’s. Así, a las voces de los nombrados, se suman los inconfundibles registros de Nito Mestre y de Charly García.
El otro momento es 8 de Octubre, otro dueto compositivo, esta vez con Luis Alberto Spinetta, que dedicaron a las víctimas del Colegio Ecos, tragedia vial que movilizó al país en pos de una ley de seguridad en la rutas. Spinetta se le había anticipado con sus propias versiones: en estudio en Guardado en la Memoria (homenaje doble a León Gieco realizado por el músico y productor marplatense Fabián Spampinato), y en vivo en el mega concierto de Las Bandas Eternas, ambos en 2009.
La canción que bautiza el álbum, en tanto, es uno de esos clásicos manifiestos de León. El desembarco alude a la utopía de pensar que una canción podía cambiar el mundo. El mundo con sus claroscuros siempre se mantuvo inconmovible ante esta pretensión, y hoy Gieco reflexiona: “No pretendemos ver el cambio, sólo haber dejado algo sobre el camino andado que pasó”.-
LISTA DE TEMAS
01. Ella
02. El argentinito
03. Las canciones
04. Hoy bailaré
05. Las cruces de Belén
06. Bicentenario
07. Mi estrella
08. Fachos
09. 8 de octubre
10. El desembarco
11. A los mineros de Bolivia
12. Latido del corazón