El colega y amigo Ezequiel Giardelli (¡Gracias Cabeza!) nos envío esta nota sobre el show de Charly García en Vélez Sarsfield. Un concierto en donde Charly, entre otras cosas, se pudo dar un gusto que hacia varios años se le venía negando: volver a tocar con Spinetta (foto www.perfil.com.ar).
RECITALES DE COLECCIÓN
Por Ezequiel Giardelli (*)
Lugar y fecha. Hora e importancia por la jornada en sí. Todo estaba programado como en tantas otras ocasiones, aunque esta vez, algo cambiaba. O no. Sólo el verdadero protagonista de la historia iba a confirmarlo desde la escena. Con su voz, con su arte, con su vibra y hasta con sus propios fantasmas del pasado. Todo estaba debidamente organizado. Cada detalle. Salvo las condiciones climáticas. Porque más allá de los 30º del caluroso y húmedo viernes porteño, y si bien se esperaba desde temprano que la lluvia dijera presente al caer la tarde-noche, nadie hubiese imaginado semejante diluvio sobre la Capital Federal que, más allá de los conocidos inconvenientes que trae aparejado, no fue escollo que sortear para el regreso del más grande, como pregonaba la publicidad desde hace varios meses.
Y tal vez por eso, Carlos Alberto García Moreno (23/10/51), “Charly García”, Charly simplemente para todo el mundo, desafió al Más Grande tirando la primera frase: “¡Lluvia…fuera! O más fuerte..” y como aceptando el reto, Él (el de más arriba) desató un torrente que duró hasta unos cuantos minutos más tarde que la gran masa humana -que excedía las 35 mil almas- se retiraran del estadio exultantes por haberse encontrado con uno de los íconos del rock de estas tierras.
Con una intro de El amor espera, llegaron Lo que ves es lo que hay y Rap del exilio, No soy un extraño y la primera broma del músico diciendo: “Siempre quise hacer música subacuática”, para seguir con Cerca de la Revolución y Chipi Chipi y de inmediato el feliz cumpleaños a coro de toda la congregación que empezaba a sentir el rigor de la lluvia pero hacía caso omiso al mal tiempo. La espera de más de un año para volver a ver a Charly, lo valía todo.
"Say no more es impermeable", animaba desde el piano, y comenzaba con una seguidilla de temas que dejaron sin voz a la multitud. Fanky, Demoliendo hoteles, Promesas sobre el bidet y Pasajera en trance fueron algunos de los clásicos que no faltaron. La lista de temas fue muy similar a la que tocó en Chile y Perú hace un mes, aunque fuera de programa incluyó No se va a llamar mi amor para los bises, que alcanzó un clima de fiesta, baile y euforia de un público que se resistía a dejar el lugar.
El toque emotivo que para muchos pasó inadvertido fue la dedicatoria del tema No te animás a despegar, a la memoria de quién fuera su fiel acompañante de sus momentos más terribles, María Gabriela Epumer.
Atrás quedaron los meses de internación, de preocupación y aislamiento. A Charly se lo notaba relajado, cómodo. Bailaba, aplaudía, lo aplaudían. Era su día, su festejo. Y para seguir festejando invitó a su "ídolo y maestro", tal como lo presentó, Luis Alberto Spinetta, para cantar, como no podía ser de otra forma, Rezo por vos.
Secundado por el infaltable Fabián “Zorrito” Von Quintiero en teclados, Carlos García López en guitarra (gran animador del show también), el soporte en voz de Hilda Lizarazu y un set de viejos conocidos músicos chilenos como el trío que lo acompañan desde los últimos años -el guitarrista Kiuge Hayashida, el baterista Toño Silva Peña y el bajista Carlos Ludwig González- Charly García no dejo de someterse, en ningún momento y durante dos horas, al exhaustivo examen que todos los medios especializados le estarían realizando en su retorno a las pistas. Y cumplió con creces. Para con ellos, y mucho más para con sus fieles seguidores que pasaron por las emociones más variadas, según fueran sucediéndose los temas preparados para aquella gran noche.
Una noche inolvidable. Por distintos motivos: por el marco, por la gente, por la vuelta. Por la lluvia y sobre todo, por Charly que respondió, fiel a su estilo, cuando escucho “Y Charly no se va…” con un ocurrente: “Los que no se van, son ustedes, y si yo me voy… me voy a Miami”. Dixit Charly García.
¡Hacía falta tanta agua para encender tanto fuego! ¡Bienvuelto, Charly recienvenido!, y otra vez: gracias por amarte, gracias por amarnos, gracias por dejar que te amemos.-
RECITALES DE COLECCIÓN
Por Ezequiel Giardelli (*)
Lugar y fecha. Hora e importancia por la jornada en sí. Todo estaba programado como en tantas otras ocasiones, aunque esta vez, algo cambiaba. O no. Sólo el verdadero protagonista de la historia iba a confirmarlo desde la escena. Con su voz, con su arte, con su vibra y hasta con sus propios fantasmas del pasado. Todo estaba debidamente organizado. Cada detalle. Salvo las condiciones climáticas. Porque más allá de los 30º del caluroso y húmedo viernes porteño, y si bien se esperaba desde temprano que la lluvia dijera presente al caer la tarde-noche, nadie hubiese imaginado semejante diluvio sobre la Capital Federal que, más allá de los conocidos inconvenientes que trae aparejado, no fue escollo que sortear para el regreso del más grande, como pregonaba la publicidad desde hace varios meses.
Y tal vez por eso, Carlos Alberto García Moreno (23/10/51), “Charly García”, Charly simplemente para todo el mundo, desafió al Más Grande tirando la primera frase: “¡Lluvia…fuera! O más fuerte..” y como aceptando el reto, Él (el de más arriba) desató un torrente que duró hasta unos cuantos minutos más tarde que la gran masa humana -que excedía las 35 mil almas- se retiraran del estadio exultantes por haberse encontrado con uno de los íconos del rock de estas tierras.
Con una intro de El amor espera, llegaron Lo que ves es lo que hay y Rap del exilio, No soy un extraño y la primera broma del músico diciendo: “Siempre quise hacer música subacuática”, para seguir con Cerca de la Revolución y Chipi Chipi y de inmediato el feliz cumpleaños a coro de toda la congregación que empezaba a sentir el rigor de la lluvia pero hacía caso omiso al mal tiempo. La espera de más de un año para volver a ver a Charly, lo valía todo.
"Say no more es impermeable", animaba desde el piano, y comenzaba con una seguidilla de temas que dejaron sin voz a la multitud. Fanky, Demoliendo hoteles, Promesas sobre el bidet y Pasajera en trance fueron algunos de los clásicos que no faltaron. La lista de temas fue muy similar a la que tocó en Chile y Perú hace un mes, aunque fuera de programa incluyó No se va a llamar mi amor para los bises, que alcanzó un clima de fiesta, baile y euforia de un público que se resistía a dejar el lugar.
El toque emotivo que para muchos pasó inadvertido fue la dedicatoria del tema No te animás a despegar, a la memoria de quién fuera su fiel acompañante de sus momentos más terribles, María Gabriela Epumer.
Atrás quedaron los meses de internación, de preocupación y aislamiento. A Charly se lo notaba relajado, cómodo. Bailaba, aplaudía, lo aplaudían. Era su día, su festejo. Y para seguir festejando invitó a su "ídolo y maestro", tal como lo presentó, Luis Alberto Spinetta, para cantar, como no podía ser de otra forma, Rezo por vos.
Secundado por el infaltable Fabián “Zorrito” Von Quintiero en teclados, Carlos García López en guitarra (gran animador del show también), el soporte en voz de Hilda Lizarazu y un set de viejos conocidos músicos chilenos como el trío que lo acompañan desde los últimos años -el guitarrista Kiuge Hayashida, el baterista Toño Silva Peña y el bajista Carlos Ludwig González- Charly García no dejo de someterse, en ningún momento y durante dos horas, al exhaustivo examen que todos los medios especializados le estarían realizando en su retorno a las pistas. Y cumplió con creces. Para con ellos, y mucho más para con sus fieles seguidores que pasaron por las emociones más variadas, según fueran sucediéndose los temas preparados para aquella gran noche.
Una noche inolvidable. Por distintos motivos: por el marco, por la gente, por la vuelta. Por la lluvia y sobre todo, por Charly que respondió, fiel a su estilo, cuando escucho “Y Charly no se va…” con un ocurrente: “Los que no se van, son ustedes, y si yo me voy… me voy a Miami”. Dixit Charly García.
¡Hacía falta tanta agua para encender tanto fuego! ¡Bienvuelto, Charly recienvenido!, y otra vez: gracias por amarte, gracias por amarnos, gracias por dejar que te amemos.-
(*) Desde Buenos Aires