Fue la voz femenina de la Trova Rosarina que despuntó a comienzos de la década del 80. El año pasado lanzó un disco que recopila sus más grandes éxitos en nuevas versiones. Un trabajo elogiado y premiado.
COMENTARIOS DISCOGRÁFICOS
Por Néstor Pousa © 2009
El disco lleva por nombre Canciones sin tiempo, y está muy bien el título, aunque también se podría haber llamado ‘Clásicos’, pero sería una copia a Miguel Cantilo; o ‘The Very Best’, esto si se tratara de una cantante estadounidense. Pero como estamos hablando de la rosarina Silvina Garré y el álbum compila los mejores temas de todo su repertorio, las cosas están muy bien así como están.
Silvina Garré empezó a hacerse conocida en la escena nacional en febrero de 1982 durante la tercera edición del Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda que se realizaba en el Anfiteatro Municipal. Durante ese ciclo la revelación absoluta fue Juan Carlos Baglietto quien tenía a Silvina como segunda voz, además de ser por entonces su pareja en la vida. En la banda de Juan estaban nada menos que Fito Páez y Rubén Goldín. Entre todos conformaban la Trova Rosarina, que fue fundamental en la música argentina en la década del 80.
La calidad individual que mostraron, además de su excelente ensamble como grupo, hizo que prontamente algunos de ellos comenzaran sus carreras solistas. Silvina Garré lanzó su disco debut tan sólo un año después, ese trabajo se llamó La mañana siguiente y contenía versiones de temas de otros autores, entre ellos, dos que fueron claves en la carrera de la intérprete, Canción del pinar de Jorge Fandermole y Se fuerza la máquina de Gato Pérez.,
Con moderado éxito pero en indudable ascenso, en 1984 edita Creerás en milagros, en donde ya empezaba a mostrar temas de su firma, y así demostraba que además de interpretar podía escribir y componer por su cuenta.
El tercer trabajo terminó de consolidarla como cantautora, Reinas de pueblo grande (1986) fue el título y contenía una mayoría de canciones propias y de una excelente calidad.
Luego de recorrer más de 25 años y varios discos editados, en 2008 aparece Canciones sin tiempo que resume de manera impecable sus más grandes éxitos, todos de su autoría salvo contadas, y justificadas, excepciones.
Curiosamente el disco abre con Quien quiera oír que oiga, un tema de Litto Nebbia y Eduardo Mignona, contenido en un disco de aquel, y que fue la banda de sonido de una película sobre la vida de Eva Duarte.
A partir de ahí el selecto material reúne letras que hablan de los amores, de la ciudad y su entorno y de esa extraña relación artista-público, con total lucidez. Y así estas canciones sin tiempo nos devuelven estrofas reconocibles e imborrables: “Abrí los ojos la vi, estaba linda como siempre” (dedicado a Buenos Aires). “Si estoy rezando te vestís de diablo, si estoy en carne viva sos alcohol” (para algún amor traumático). “Y más aplausos para mí, lo que la gente llama éxito, palmas azules, lo que yo llamo amor” (a su público). “En aquellas noches largas escuchábamos James Taylor con pasión, y estábamos tan impacientes por crecer y viajar lejos (a la adolescencia y la amistad). Y no faltan las citas auto referenciales: “Comprendo que han cambiado algunas cosas, el color de mi pelo, de mi voz”.
El programa incluye: En blanco y negro (Buenos Aires), Casi una zamba, Reinas sin pueblo, Palmas azules, Diablo y alcohol, Tréboles de cuatro hojas, Reinas de pueblo grande, Para hablar de mi amor, y las ya nombradas Canción del pinar y Se fuerza la máquina.
Es necesario aclarar que el disco no es un refrito, ya que las versiones son todas nuevas y con arreglos que las actualizan y realzan la textura de la voz de la rubia y lánguida intérprete, pero en todos los casos respetando la melodía original.
Un disco muy elogiado y premiado (‘Gardel 2009’ como mejor álbum de artista pop femenino), y una reedición por demás necesaria que rescata parte de una música que fue fundamental en una época no tan lejana, aunque lo vertiginoso de estos nuevos tiempos nos haga pensar lo contrario.-
COMENTARIOS DISCOGRÁFICOS
Por Néstor Pousa © 2009
El disco lleva por nombre Canciones sin tiempo, y está muy bien el título, aunque también se podría haber llamado ‘Clásicos’, pero sería una copia a Miguel Cantilo; o ‘The Very Best’, esto si se tratara de una cantante estadounidense. Pero como estamos hablando de la rosarina Silvina Garré y el álbum compila los mejores temas de todo su repertorio, las cosas están muy bien así como están.
Silvina Garré empezó a hacerse conocida en la escena nacional en febrero de 1982 durante la tercera edición del Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda que se realizaba en el Anfiteatro Municipal. Durante ese ciclo la revelación absoluta fue Juan Carlos Baglietto quien tenía a Silvina como segunda voz, además de ser por entonces su pareja en la vida. En la banda de Juan estaban nada menos que Fito Páez y Rubén Goldín. Entre todos conformaban la Trova Rosarina, que fue fundamental en la música argentina en la década del 80.
La calidad individual que mostraron, además de su excelente ensamble como grupo, hizo que prontamente algunos de ellos comenzaran sus carreras solistas. Silvina Garré lanzó su disco debut tan sólo un año después, ese trabajo se llamó La mañana siguiente y contenía versiones de temas de otros autores, entre ellos, dos que fueron claves en la carrera de la intérprete, Canción del pinar de Jorge Fandermole y Se fuerza la máquina de Gato Pérez.,
Con moderado éxito pero en indudable ascenso, en 1984 edita Creerás en milagros, en donde ya empezaba a mostrar temas de su firma, y así demostraba que además de interpretar podía escribir y componer por su cuenta.
El tercer trabajo terminó de consolidarla como cantautora, Reinas de pueblo grande (1986) fue el título y contenía una mayoría de canciones propias y de una excelente calidad.
Luego de recorrer más de 25 años y varios discos editados, en 2008 aparece Canciones sin tiempo que resume de manera impecable sus más grandes éxitos, todos de su autoría salvo contadas, y justificadas, excepciones.
Curiosamente el disco abre con Quien quiera oír que oiga, un tema de Litto Nebbia y Eduardo Mignona, contenido en un disco de aquel, y que fue la banda de sonido de una película sobre la vida de Eva Duarte.
A partir de ahí el selecto material reúne letras que hablan de los amores, de la ciudad y su entorno y de esa extraña relación artista-público, con total lucidez. Y así estas canciones sin tiempo nos devuelven estrofas reconocibles e imborrables: “Abrí los ojos la vi, estaba linda como siempre” (dedicado a Buenos Aires). “Si estoy rezando te vestís de diablo, si estoy en carne viva sos alcohol” (para algún amor traumático). “Y más aplausos para mí, lo que la gente llama éxito, palmas azules, lo que yo llamo amor” (a su público). “En aquellas noches largas escuchábamos James Taylor con pasión, y estábamos tan impacientes por crecer y viajar lejos (a la adolescencia y la amistad). Y no faltan las citas auto referenciales: “Comprendo que han cambiado algunas cosas, el color de mi pelo, de mi voz”.
El programa incluye: En blanco y negro (Buenos Aires), Casi una zamba, Reinas sin pueblo, Palmas azules, Diablo y alcohol, Tréboles de cuatro hojas, Reinas de pueblo grande, Para hablar de mi amor, y las ya nombradas Canción del pinar y Se fuerza la máquina.
Es necesario aclarar que el disco no es un refrito, ya que las versiones son todas nuevas y con arreglos que las actualizan y realzan la textura de la voz de la rubia y lánguida intérprete, pero en todos los casos respetando la melodía original.
Un disco muy elogiado y premiado (‘Gardel 2009’ como mejor álbum de artista pop femenino), y una reedición por demás necesaria que rescata parte de una música que fue fundamental en una época no tan lejana, aunque lo vertiginoso de estos nuevos tiempos nos haga pensar lo contrario.-
Ídola Silvina, una de las mejores voces femeninas de nuestra música nacional contemporánea... ¿te acordás el tema a dúo con Baglietto "Era en abril"? ¡¡¡Que épocas!!! Un regalo fantástico de esta inigualable cantante para aquellos que nos gustan sus canciones. Un abrazo, hermano
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