sábado, 15 de marzo de 2025

Black Amaya y Los Comechingones

En Vivo en Cervecería Dos Venados de Merlo
Sábado 8/3/2025

Por Néstor Pousa


Juan Carlos “Black” Amaya, baterista integrante de bandas liminares del rock en castellano, como Pappo´s Blues y Pescado Rabioso, decidió en 2007 hacer un cambio rotundo de vida. Así fue que se radicó en forma permanente en Concarán, un pueblo de 6000 habitantes ubicado en el noroeste de la provincia de San Luis. No fue casual la elección del lugar. Nacido y criado en Buenos Aires, Black conocía el pueblo desde niño por ser el lugar de nacimiento de su padre y abuelo, que habían sido trabajadores de una importante mina de la zona, la mina de los Cóndores. 
Allí se mudó con su familia en busca de una mejor calidad de vida en pleno contacto con la naturaleza, pero esto no le impidió seguir con su derrotero musical, integrando bandas, liderando proyectos propios y retornando cada tanto a Buenos Aires para tocar y ofrecer conciertos.

Larga y fecunda es la trayectoria de quien se convirtiera en 1970 en el primer baterista de Pappo´s Blues, trío que integró junto a Norberto “Pappo” Napolitano (guitarra, piano y voz) y David Lebón (en el bajo). Con intermitencias seguiría su relación con el Carpo, grabando en los discos Pappo's Blues Vol. 1, 2, 4 y 8.
Estaba naciendo un nuevo concepto en el género Rock en Argentina. En un ambiente pequeño y selecto de músicos locales, todos tocaban con todos, los proyectos se armaban y desarmaban a gran velocidad para emprender nuevos proyectos. En 1972 fue Luis Alberto Spinetta quien lo convoca para formar un nuevo grupo, y a su vez Black le presenta a Osvaldo “Bocón” Frascino, guitarrista que se haría cargo del bajo. Nacía el germen y la primera formación de Pescado Rabioso, segunda banda del Flaco Spinetta luego de la separación Almendra. En formato de trío primero y cuarteto después, tras la salida de Bocón y el ingreso de Carlos Cutaia y David Lebón, dejarían registrados dos álbumes antológicos: Desatormentándonos (1972) y Pescado 2 (1973).
 
Si algún fin de semana te encuentra dando vueltas por Los Hornillos o Villa Las Rosas en Córdoba; o por Villa de Merlo y cercanías en San Luis, es muy probable que te topes con la noticia de que “Esa noche toca Black”. Esto fue lo que ocurrió el pasado sábado 8 de marzo en Merlo, cuando abro el Instagram y mi algoritmo me envía la publicación de la presentación de Black Amaya y Los Comechingones en una cervecería de la ciudad. 
Cerca de las diez de la noche en el pub en cuestión ya no cabía un alfiler, casi imposible encontrar mesa y quienes llegaban sobre la hora asumían que tendrían que ver el show de pie desde la barra y cerveza en mano. Un público variopinto, mezcla de habitués, gente del palo rockero de la vieja escuela y algunos motoqueros, terminaban de darle forma a la fauna que esa noche se había acercado al lugar. 

Los Comechingones, banda que desde los parches lidera Black Amaya, parece no tener una formación fija en la que siempre tocan los mismos músicos. Esa noche alistaba a: Jorge Albornoz en bajo, Facundo Nievas en teclados y voz, Uli Balza en guitarra eléctrica y voz, Lorena Degastaldi en accesorios de percusión y coros, y Agustina Aravena en voz; un ensamble que se conoce de memoria y suena muy bien. En el repertorio abundan, como es lógico, temas de Pappo’s Blues y Pescado Rabioso, pero el show arrancó con Amor de Primavera, un clásico de Tanguito (José Alberto Iglesias) en versión eléctrica a la manera de Spinetta.

En tanto Black, con memoria prodigiosa, va desgranando historias de un anecdotario inagotable, en la lista aparecen los temas de Pappo: El gato de la calle negra, Ruta 66, El viejo, Blues de Santa Fe, Adónde está la libertad y Que sea rock (de Riff). Un interludio con dos clásicos de Stevie Wonder: Isn’t she lovely y Superstition. Y los de Pescado: Bajan, Me gusta ese tajo, Algo flota en la laguna, Despiértate nena, Post Crucifixión, Blues de Cris, Los libros de la buena memoria (de Invisible) y una inspiradísima versión de Dulce 3 nocturno, con Black tocando con baquetas de fieltro. 
¡Nos sentimos tocando en River!, soltó ocurrentemente el baterista ante tan importante y entusiasta concurrencia.

Sugerencia del final: si andan por Villa de Merlo en San Luis lléguense a conocer el brew pub Dos Venados (¡no es canje!) se van a encontrar con un lugar de esmerada atención, increíbles vistas, riquísima cerveza artesana y una agenda musical de muy buen nivel.

miércoles, 23 de octubre de 2024

Gabo Nubes y una banda de amigos, en Concierto

                            Por Néstor Pousa
 
Gabo Nubes, músico y cantautor independiente oriundo de Buenos Aires, anuncia sus primeros dos conciertos con banda en el Valle de Punilla con una mini gira serrana que abarcará dos presentaciones: el viernes 25/10 en San Marcos Sierras y el sábado 26/10 en Capilla del Monte. En ambos casos con entrada libre y gratuita —el público asistente solo abonará lo que consuma—
 
Con más de treinta años de trayectoria integrando bandas y en formato solista, como cantante, autor y compositor, Gabo Nubes —Gabriel Giordano, su nombre de nacimiento— ostenta en su currículum el haber debutado con su primera banda en el mítico Cemento, la discoteca y sala de conciertos propiedad de Omar Chabán, ubicada en el barrio de Constitución y que fuera un bastión fundamental en el desarrollo del rock en Argentina de los años ochenta y noventa.
 
Actualmente radicado con su familia en la ciudad de La Falda, Córdoba; Gabo también fue uno de los creadores y fundadores del Festival Oye Reggae en Capilla del Monte, en un lugar paradisíaco conocido como Agua de los Palos en el cerro Las Gemelas. Este festival se convirtió en un eslabón fundamental para el reggae argentino. Con ediciones realizadas entre los años 2002 al 2006, pasaron por su escenario artistas de la talla de Fidel Nadal, Los Cafres, Nonpalidece, Dread Mar I, entre muchas otras bandas de todo el país.
 
Hoy se encuentra dedicado a mostrar su repertorio de canciones propias, en donde aborda desde el rock y el reggae diversas temáticas que tienen que ver con su transición de estilo de vida, habiendo cambiado la gran ciudad por el entorno más campestre y reposado que ofrecen las Sierras de Córdoba.
 
Gabo Nubes y una banda de amigos, tal el nombre de este proyecto, programa dos fechas para el próximo fin de semana:
El viernes 25/10 en Ucle Bar (Mariano Moreno y Siete Colores) Costanera de San Marcos Sierras
El sábado 26/10 en Río Pacará Resto Bar (Sabatini esquina Triunvirato) Camino al Uritorco en Capilla del Monte
 
-       En ambos casos desde las 21:00 horas
-       Con Entrada Libre y Gratuita
-      
Solamente se abonará la consumición









lunes, 6 de mayo de 2024

Javier Martínez: Inventor del blues en castellano



Por Néstor Pousa
 

Javier Martínez fue un notable baterista y cantante, además de un compositor fundamental de rock y blues en los albores de este género en nuestro país. El pasado sábado 4 de mayo, a sus 78 años, partió de este mundo en forma casi imprevista, provocando una enorme conmoción entre sus fans, amigos y periodistas que expresaron su tristeza y lo despidieron a través de las redes sociales.
Pionero del rock argentino, ilustre habitué de La Cueva de Av. Pueyrredón, contemporáneo de Moris, Pajarito Zaguri, Litto Nebbia, Tanguito y Miguel Abuelo. Fue el primero que se atrevió a escribir blues en castellano con indudables tintes tangueros. El que junto a Claudio Gabis (guitarra) y Alejandro Medina (bajo) fundara el trío Manal en 1968. Pese a su notable historial tuvo escasas apariciones por nuestra zona (La Falda y Valle de Punilla), las que repasamos a continuación:

La Falda '81. Tras disolverse en 1971, Manal vuelve a reunirse en 1980 en consonancia con el regreso de otra de las bandas fundamentales de ese mismo período: Almendra.
El trío realiza una serie de conciertos en Buenos Aires y giran por algunas ciudades del país, desembarcando en febrero de 1981 en la segunda edición del Festival de Rock de La Falda para cerrar con su actuación la noche del sábado 14 de febrero. Ese año el festival tuvo el privilegio de tener en su prestigiosa grilla de programación a dos de las reuniones más mentadas de la época: Almendra y Manal. Y aunque en estos últimos continuaban los problemas internos que una década atrás habían provocado su temprana ruptura, fue un momento épico en la historia del ciclo serrano.


Manal en el Anfiteatro Municipal de La Falda (1981)

Cosquín Rock 2017. Cuentan que cuando Javier Martínez fue contactado para tocar en Cosquín Rock, exclamó: “Por fin se acuerdan de mí”. Habían transcurrido varias ediciones del mega festival y el ex Manal consideraba injusto no haber estado nunca. Pero en 2017 se rendía homenaje a 50 años de Rock Nacional con un escenario y una cartelera especial. El autor de auténticas gemas del rock nacional fue uno de los primeros en aparecer sobre el escenario y con escaso tiempo asignado. “Espero volver para hacer un show de dos horas”, se quejó, pero antes repasó en plan jam session páginas gloriosas como: “No pibe”, “Una casa con diez pinos”, “Jugo de tomate”, para el delirio de un público no tan numeroso a esas tempranas horas. Igual bastó para dejar constancia de que tanto su inconfundible voz como su toque no habían perdido ninguna de sus reconocidas cualidades. Fue un inmenso privilegio de veinte minutos.

 
Javier Martínez en Cosquín Rock 2017 (S.M. de Punilla)

El Pungo 2023. San Francisco del Pungo, mítico pub con 30 años de encumbrada historia musical en Córdoba, anunciaba para el sábado 14 de octubre del año pasado a Manal Javier Martínez (así se presentaba en sus últimas incursiones solistas) acompañado por el músico Pino Callejas.
Lo que hubiera sido una extraordinaria fiesta de rock y blues (para un selecto público) terminó en frustración para quienes ya habían reservado su lugar con anticipación. Por problemas de salud del artista la fecha se canceló definitivamente y con ella la última oportunidad de ver en vivo y directo en esta zona a uno de los músicos más trascendentales del rock en nuestro idioma.


lunes, 26 de febrero de 2024

Cosquín Rock 2024: ¿DEBERÍA CAMBIAR SU NOMBRE?

Reseña: Néstor Pousa

Fotos: Juan Facundo Pousa

“Cosquín Rock debería cambiar su nombre”. Una frase que se sigue escuchando a más de una semana de finalizada la edición veinticuatro. Los que piensan que este mega festival traicionó su esencia por lo general es gente que no es habitué del mismo. Seguramente desconocen que en los primeros años del ciclo la organización dudó en convocar a Gustavo Cerati por interpretar que su estilo no era compatible con el perfil rolinga y chabón de los inicios. Hoy que ya es lamentablemente imposible sumar al autor de Crimen a la grilla, seguramente estarán arrepentidos de no haberlo hecho a tiempo.

Este encuentro serrano supo adaptarse a los nuevos tiempos. Con veinticuatro años de trayectoria debió reinventarse para no agotar su propuesta. De tal forma, en determinado momento y desafiando los fundamentalismos, puso en una misma temporada a un grupo pesado como era Almafuerte junto a Babasónicos y Miranda. Y se comprobó que podían convivir. La siguiente apuesta fue traer a Calle 13 en 2011. Las redes y la voz de la calle se hicieron escuchar con sus argumentos en contra, pero la performance de los puertorriqueños fue tan contundente y convocante que obligó a repetir al año siguiente. La polémica por las grillas que cada año presentan los festivales es un clásico con gente a favor y en contra. Pero de ahí a pretender que Cosquín Rock modifique su nombre, es tan absurdo como pedirle a Coca Cola que por lanzar al mercado una gaseosa sabor manzana no se llame más así. Son marcas acreditadas a través de años y eso no desmerece el contenido. Si hilamos grueso, también se sigue llamando "Cosquín" cuando hace exactamente 20 años que ya no tiene como base a esa ciudad.

 

Cosquín Rock decíamos, se adaptó para no repetirse con riesgo de extinción y sus responsables jamás ocultaron su intención de expandirse cuantitativamente hasta donde les fuera posible. Inauguraron franquicias por otras ciudades del mundo, tanto en LATAM como Estados Unidos y España. Y el año pasado colgaron por primera vez en su historia el cartel de “No hay más localidades”, durante la edición 23 realizada en Santa María de Punilla. Y esto se logró por pensar en una grilla más expansiva y atenta a los cambios de la industria que van de la mano con los cambios de época. No obstante fueron a por más. En la edición que acaba de finalizar (el 10 y 11 de febrero) se pudo ver a Lali, Ke Personajes y Damas Gratis confraternizando con la flor y nata del rock nacional, como son: Skay, Divididos, Ciro y Los Persas, Las Pelotas o El Bordo. Jamás se habían atrevido a tanto. Y sumar artistas de la talla de Escalandrum y Julieta Laso, mucho más cercanos al jazz y al tango que al rock.

El formato de seis escenarios funcionando en simultáneo permite armar tu propio festival y pasar de lo que no despierte curiosidad o interés. Por ahí teníamos a Bandalos Chinos versionando a Charly, mientras que desde el SUR profundo llegaban los acordes de Airbag. Te acercabas al escenario BOOMERANG y aparecía Dante Spinetta con su furibundo Funky Latin Nation. En el NORTE (antes conocido como escenario principal) empezaba Dillom quien ya se perfila como un clásico ineludible de este encuentro anual. Y seguirían los Babasónicos (con algunos problemas de sonido) y Conociendo Rusia, para comprobar que en la variedad está el gusto. En el escenario MONTAÑA los Miranda replicaban en modo virtual la colaboración con Andrés Calamaro (Tu misterioso ángel) con el Salmón asomándose desde las pantallas. Nos quedábamos para cerrar la primera jornada con los Auténticos Decadentes, una banda tan fiestera como legataria de los orígenes del rock de los 80. Digo esto por la tremenda versión que entregaron de Los viejos vinagre en homenaje a Sumo, la que para nada desentonó con su repertorio de clásicos indiscutidos (El murguero o El osito de peluche, por citar solamente dos de una lista interminable).

El futuro llegó (hace rato) a Cosquín Rock y vino de la mano de los artistas urbanos, los dee jays y la Bresh, decisiones que tanto descolocaron a los más tradicionalistas y preocupados por el “futuro del rock”. El futuro del rock puede estar en las manos virtuosas de un violero como Slash o de Usted Señálemelo, Catupecu, El Kuelgue o Estelares. La gente se apretujará frente a los proscenios ya sea que se trate del Duki, Ysy A, Las Pastillas del Abuelo o La Vela Puerca. Mientras que en el escenario PARAGUAY, mudado a la parte posterior del escenario NORTE, se empezaba a cocinar a fuego lento una fiesta reggae con el regreso a las filas del CR de una histórica de este evento como es Mimi Maura. Y Los Caligaris montaban un terrible asado en pleno escenario e invitaban a algunos colegas a entonar ese himno cordobés llamado Asado y Fernet.

 

El Cosquín Rock que tuvo tantos cierres como escenarios, programaba en el SUR a unos viejos conocidos como Molotov. En el NORTE se esperaba por Pablo Lescano al frente Damas Gratis. Y en el MONTAÑA Steve Aoki ponía a bailar a todo el que pasaba por delante. Pero el cierre rockero estaba a pocos pasos de allí, en LA CASITA DEL BLUES con La Golo’s Band, un quinteto liderado por Alejandro “El Golo” Cavoti (exintegrante de bandas de Lebón, Charly García, Santaolalla, entre otros). Entregaron una buena dosis de rock y blues con temas propios y buenos contrapuntos en las guitarras de un violero histórico como Gonzalo Viñas y el propio Golo. Dos covers en los bises: Rock and Roll de Zeppelin, en una sorprendente versión en castellano y Despiértate Nena (Spinetta, Pescado Rabioso) empezaban a bajar el telón de un nuevo año, ya pensando en la celebración del primer cuarto de siglo que se le avecina.

Especial para: Ecos de Punilla Digital

https://www.ecosdepunilla.com/


miércoles, 3 de mayo de 2023

EL AMOR ANTES DEL AMOR

Por Néstor Pousa

La foto corresponde a Fito Páez en LA FALDA durante el ciclo “EL CANTAUTOR ‘89” (enero de 1989). 

Este brillante ciclo que se realizó en el Cine Teatro GRAN REX de La Falda durante los dos meses de la temporada estival, fue una idea del BB Muñoz, quien se asoció para este proyecto con Jorge Busso (empresario privado propietario de la sala) y la municipalidad local.

La desmesurada grilla programaba un total de 45 conciertos durante enero y febrero. Cada artista se presentaba durante dos noches consecutivas en formato solista o a lo sumo acompañado por otro músico. En una onda artesanal y bastante hippie (como se puede apreciar en la foto que tomo Ricardo Sisti) craneada por el BB Muñoz. 

Fito Páez eligió como acompañante al bajista de su banda, Guillermo Vadalá, con quien había fundado un dúo alternativo llamado “Chapa y Pintura”.  También lo secundaba su productor y amigo personal Alejandro Avalis y los teclados los había programado en Buenos Aires Tweety González, por entonces también integrante de su banda.

Su disco más reciente a esa fecha era Ey! publicado en 1988, que contiene clásicos como: “Lejos en Berlín”, “Solo los chicos” y “Polaroid de locura ordinaria”.

Fito había empezado a superar la trágica pérdida de parte de su familia (abuela, tía abuela y una empleada de la familia) durante el violento episodio ocurrido en 1986. Cuando le pregunté cómo se sentía, me respondió: “Ahora bien, pero hasta el año pasado solo quería quemar bafles”.


lunes, 6 de marzo de 2023

POR LOS CAMINOS DE COSQUÍN ROCK

Cosquín Rock y su nueva imagen 2023

Un récord absoluto de convocatoria con entradas agotadas y una renovada programación artística hicieron de la 2023 la edición más grande hasta la fecha. Aquí un resumen.


Por Néstor Pousa

 

Veintitrés años por los caminos de Cosquín Rock con igual cantidad de ediciones, desde la primera en la folklórica Plaza Próspero Molina (2001) hasta la que culminó recientemente. Un fenómeno que vimos nacer, crecer y multiplicarse, con una vocación expansiva que lo llevó a desarrollarse en franquicias por otros países del mundo como: México, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Estados Unidos, España.

Pero el Cosquín Rock más grande está aquí, la nave madre que cada verano aterriza en tierras cordobesas, encontró su zona de confort en el aeródromo de Santa María de Punilla.

Y esta certeza se certificó más que nunca este año con una edición que convocó, según cifras oficiales, a más de 200.000 personas en dos días.

Imaginemos por un momento a una pequeña ciudad a la vera de una ruta nacional, con 9500 habitantes estables, recibir la friolera de más de cien mil personas en un solo fin de semana. No debe haber una imagen más woodstockeana que esa, en pleno siglo veintiuno.

 Para que este éxito de convocatoria descomunal y casi inesperado se materializara y que el cartel de “no hay más localidades” (“sold out” molesta a algunos susceptibles) fuera colgado una semana antes del inicio del festival, los organizadores tuvieron que trajinar muchísimo y derribar algunos mitos. Cambiar una lógica que nació con el festival y su propio nombre insignia: ¿llamarse “Cosquín Rock” implicaba no dar cabida de por vida a otros estilos musicales surgidos desde el rock?

Más de 200.000 personas, récord imbatible

Los cambios en el diseño de la grilla fueron graduales pero acentuados. Y así como se mantuvieron a algunos de los artistas fundadores en aquella lejana edición inicial, como: Las Pelotas, Ciro (antes con Los Piojos, ahora con Los Persas), Divididos y Fer Ruiz Díaz con Catupecu Machu, proyecto que su líder rearmó este año casi en plan conmemorativo. No tembló el pulso para desactivar espacios a los que consideraron agotados en su propuesta, como el recordado escenario Temático (orientado al heavy, al reggae y al punk) que hace años cambió por el actual Escenario Sur; y el escenario Córdoba junto con las carpas, que mutaron en el actual escenario Montaña con un marcado éxito de asistentes.

Hubo también un volantazo en la grilla artística que hoy completa sus casilleros con mayoría de expresiones provenientes de la música urbana, el trap, el nuevo rap, el hip hop y la electrónica, una decisión que no es vista con buenos ojos por los fans más ortodoxos que así lo manifiestan en las redes sociales.


EDICIÓN HISTÓRICA anunciaban sus responsables, un mote gastado en otras oportunidades por diferentes motivos. Esta lo fue sin embargo por batir todos sus records de convocatoria apoyados en una fuerte programación artística.

Claro que semejante multitud reunida no hizo más que acentuar el talón de Aquiles de este encuentro, como son los servicios sanitarios (baños químicos) y los patios de comidas, con una oferta gastronómica cada vez más exquisita y variada, pero a precios poco razonables y con un funcionamiento engorroso a la hora de comprar los tickets y retirar la comida ordenada. Dos ítems que sin duda desvelan a los organizadores y que hasta ahora no le encontraron solución.

Pero tal parece que todo pasa a un segundo plano cuando desde bien temprano la música empieza a sonar al unísono en los seis espacios destinados a tal fin: Norte, Sur, Montaña, Casita del Blues, Paraguay y Boomerang.

A modo de resumen intenté a armar un “top five” totalmente aleatorio y seguramente discutible desde otros puntos de vista.

Skay, la reserva rockera en CR
Pongo en mi podio a Skay Beilinson, de quien alguna vez León Gieco seguró: “Es mejor que Mark Knopfler”. Skay tiene ese estilo de tocar la guitarra que hipnotiza. Los Fakires, trío que lo acompaña, son sobrios pero con un sonido demoledor. Un gran repertorio propio que alterna con perlas de Los Redondos muy esperadas por el público: El pibe de los astilleros, Todo un palo, Ji ji ji. La novedad: cambió su inseparable SG cherry por una Telecaster sunburst.  

Dillom, consagratorio

Dillom, uno de los artistas jóvenes con mayor crecimiento en el último año calendario, presentó un show de alto impacto musical con visuales lúgubres que remiten a Blair Witch. Interpretó temas de Post Mortem, un disco conceptual de los que no abundan en su segmento. Invitó a Saramalacara para recrear su colaboración en Rocket powers.


Fito, clásicos emotivos

Fito Páez, es indiscutible el romance con la gente gracias a un repertorio de clásicos emotivos. Tal vez por eso la lista de temas sale calcada y sin novedades. En el día de mayor convocatoria el rosarino congregó a una multitud pocas veces vista en el extremo sur. Sumémosle que la banda, con Mariela Vitale en coros y una sección de vientos, cada vez suena mejor. Con su carácter siempre contestatario, al principio refunfuñó por la música que se filtraba desde los demás escenarios, pareció molestarle pero no empañó el show. Luego reprochó con sarcasmo a los del VIP por su escasa participación, con la frase: “A ver la platea, no se hagan los ricachones”, emulando a Lennon.

 

Usted Señálemelo, el regreso

Usted Señálemelo, los mendocinos regresaban luego de un período de inactividad. Mostraron intacto su estilo de pop fino y personal con reminiscencias ochentosas y muy buenas canciones: Agüetas, Las flores sangran, Mañana, Big bang, puntos altos de un repertorio que ya extrañábamos escuchar en vivo.

NTVG, el rock del Uruguay

No Te Va Gustar, era muy esperada la banda uruguaya por estos lares. Y ellos devolvieron con un gran show al atardecer. Una larga lista de canciones coreables, una banda que suena tremendo y un frontman conocedor del oficio que saludó al grito de: ¡Buenas tardes campeones del mundo!, y a partir de ahí se desató la fiesta en el lado norte del Cosquín Rock.


(*) Colaboración con notas y apuntes: Manuel Pousa


sábado, 11 de febrero de 2023

LA HISTORIA DEL AFICHE

LERNER AL PIANO Y EL AFICHE LA FALDA '82 (Foto: Noé Gómez Alvarado)


Por Néstor Pousa 


Uno de los pocos conciertos con entrada paga del  Verano 2023 en La Falda fue el de Alejandro Lerner quien llegaba precedido por una exitosa gira con la que el músico se encuentra celebrando sus 40 años como solista.
Esta nueva visita que formó parte del ciclo La Falda bajo las Estrellas 2023 se concretó el jueves 9 de febrero en el Auditorio Municipal, lugar de históricos encuentros musicales congregando públicos de varias generaciones.
La casualidad quiso que en esa misma semana se cumplieran 41 años del debut de Alejandro Lerner y La Magia sobre ese mismo escenario, en la tercera edición del Festival Argentino de Música Contemporánea, más conocido como el Festival de Rock de La Falda. Hecho ocurrido antes de la publicación de su disco debut e incluso diez meses antes de su participación en el festival BA Rock VI.
 
Aquella consagratoria actuación de La Falda fue el sábado 6 de febrero compartiendo cartel con: Litto Nebbia y Los Músicos del Centro, el debut de Baglietto, Virgem (Santa Fe), el ex-Crucis Gustavo Montesano, el flautista Alejandro Santos y el grupo de fusión folklórica La Fuente.
Se me ocurrió entonces hacer un posteo en mis redes con la efemérides acompañada de un pequeño afiche de cartulina original de 1982.  Lo hice justo un día antes del presente show y arrobando en la publicación a la cuenta de Alejandro Lerner.
 
Llegó el día del concierto y los organizadores habían convenido una conferencia de prensa previa con el artista.  Mientras esperábamos en la sala de prensa del “anfi” me llegó una notificación al celular del propio Alejandro agradeciéndome la foto, minutos antes de que hiciera su ingreso al recinto y sin saber que se iba encontrar con la persona que le envío esa imagen de archivo. Fue una sorpresa mutua: para él por recibir esa foto y para mí porque al atravesar la puerta de la sala de prensa ya venía hablando del afiche y recordando aquella época. Luego nos diría que había empezado a escribir sus memorias que llevarán el apropiado título de: Antes que me olvide.
 
LERNER: CONFERENCIA DE PRENSA

Una hora después daba inicio el show, el primero del 2023 para él, prólogo de una nueva y extensa gira nacional e internacional. Dos horas en las que repasó sus grandes canciones con banda completa, entre ellos su esposa
Marcela Lerner en coros y otro histórico como el Gringui Herrera en guitarra, redondeando uno de los grandes espectáculos de esta temporada en La Falda y en Córdoba.
 
Pero la mayor sorpresa estaba reservada para el final. Fue cuando Alejandro rememoró ante la platea su participación en el Festival de La Falda: “Hoy me mandaron una foto, la foto del Festival de La Falda, ¿Ezequiel la tenés por ahí?”, dijo dirigiéndose a quien estaba encargado de las visuales del show.  Para nuestro asombro apareció proyectado en las tres enormes pantallas montadas en el escenario, aquel pequeño afiche de 20x10 cm. y, con esa escenografía de fondo, Alejandro interpretó solo al piano Todo a pulmón, uno de sus grandes éxitos desde aquellos años hasta la fecha.

EL AFICHE ORIGINAL

Fue otro emocionante momento para guardar en la memoria, incluso para la mayoría del público presente que desconocía la
 historia del afiche. Afortunadamente no pasó inadvertida para Noé Gómez Alvarado, periodista y presentadora de Canal 12 de Córdoba y Radio Unika, ella fue quien congeló con su teléfono celular ese instante para siempre en la imagen que ilustra este texto.

miércoles, 11 de enero de 2023

LA RENGA en LA FALDA

A 20 AÑOS DE UN CONCIERTO HISTÓRICO


Por Néstor Pousa


Tal vez pocos lo recuerden y otros ni siquiera lo sepan, pero La Renga alguna vez tocó en La Falda. Fue el sábado 11 de enero de 2003 en el Auditorio Municipal.
En estos días se cumplieron 20 años de ese histórico concierto producido por la empresa Perro Records de José Palazzo y el Perro Emaides.

La banda de Mataderos y la producción completa, se alojaron en la modesta Hostería Las Playas de esta ciudad. Esa antigua hostería que nos remite a otros tiempos del pueblo La Falda fue la base de operaciones de lo que denominaron Gira Serrana 2003 que también programaba un show en Mina Clavero al día siguiente, pero que fue suspendido por decisión del municipio de aquella localidad.

Era la gira de presentación de “Documento Único”, un EP que habían lanzado el año anterior, con tres canciones: Dementes en el espacio, Detonador de sueños y Hielasangre. De hecho este trabajo fue un adelanto del siguiente disco de la banda que se publicaría durante 2003.
 
Compartieron escenario en La Falda con: la banda chilena Weichafe, El Puñetazo y Motor Loco (del ex-Viejas Locas, Fachi).

Las cifras oficiales apuntaron que cerca de 3000 fanáticos asistieron a la presentación en el domo faldense.

Días después la revista Rolling Stone Argentina elegía a La Renga como “Artista del Año” y ponía en su portada una foto del Chizzo Nápoli en acción en La Falda con su cabeza totalmente rapada, look que por entonces estaba estrenando.
 
La Renga formaba con Chizzo: voz y guitarra - Teté Iglesias: bajo - Tanque Iglesias: batería - Chiflo: saxo y trompeta - Manu: saxo y armónica.




LA RENGA ARTISTA DEL AÑO

Luego de la atronadora presentación en el Auditorio Municipal, la revista Rolling Stone Argentina lanzaba su edición número 59 (Febrero 2003) en el que La Renga eran los principales protagonistas.
El motivo: publicar los resultados de su encuesta anual 2002. “Por abrumadora mayoría, el staff de Rolling Stone eligió a La Renga como Artista del Año y Banda del Año 2002…”, expresaba el texto editorial firmado por Fernando Sánchez, Editor Musical de RS.
 
Ese número de la revista especializada en rock, venía con foto del Chizzo Napoli en la portada y en el poster central. Y una jugosa entrevista exclusiva con la banda.  Absolutamente todo (portada, poster y entrevista) producido en La Falda durante la previa de aquel espectacular concierto realizado el sábado 11 de enero de 2003.

Bonus track: En la entrada al auditorio la producción de La Renga entregó a los asistentes al mismo, ejemplares del fanzine “El Precipicio” con las letras de las 3 canciones del EP “Documento Único”.









El Chizzo con el público en el Auditorio Municipal, La Falda.
(Revista RS)








Chizzo, Teté y Tanque almorzando canelones en una modesta hostería faldense (Revista RS)

















Portada del fanzine "El Precipicio"
con las letras del EP "Documento Único"


#LaFaldaEnTiempoDeRock

sábado, 19 de noviembre de 2022

Calamaro y su voz como cantor

Calamaro en Córdoba
RESEÑA DE SU RECITAL EN CÓRDOBA

Por Néstor Pousa

Hubo un momento de inflexión en el recital que Andrés Calamaro ofreció la noche del jueves 17 de noviembre en Córdoba. Fue cuando entonó su canción “Maradona” (que no por casualidad lleva el número 10 en la lista), seguida del bolero “Espérame en el cielo” y “Estadio Azteca”, una especie de suite maradoniana con referencias tanto explícitas como implícitas al astro mundial nacido en Fiorito. Iban 45 minutos y el concierto estaba a punto caramelo.

Antes de esa conmovedora trilogía la lista había transitado climas de todo tipo sin nunca menguar la expectativa. Inició con “Bohemio” en una reversión distinta a la original. La balada “Cuando no estás” rompió el primer coro colectivo en un estadio que lucía colmado en su capacidad máxima (sold out). Siguiendo con “Verdades afiladas”, el hit de Cargar la suerte.

“Para no olvidar” fue el primer rescate perteneciente a Los Rodríguez y la ovación fue total. Siguieron “Me arde” y “All you need is pop”, que con entonación grave y oscura hizo que la multitud se entregara a escuchar con devoción.

Calamaro-Gotusso: un dúo dinámico

Sorpresa la de Zoe Gotusso presentada por Andrés como la gran artista cordobesa. Juntos protagonizaron una hermosa versión de la balada de amor “Tantas veces”. Con guiños cómplices entre ambos intérpretes, la cordobesa se movió con gran soltura, interactuando con su anfitrión como si fueran grandes amigos de toda la vida. 

Saltamos entonces a la segunda parte con una seguidilla de canciones/clásicos que no dieron respiro, al calor de una noche con clima agobiante afuera y más aún adentro del recinto. Una de las grandes pasiones de Calamaro es la salsa. Conocedor y coleccionista de ese género musical lo manifiestó luciendo una remera con estampa de Willie Colon y en momentos musicales con la coda añadida a “Los aviones”, que finaliza con el estribillo de “El ratón” de Cheo Feliciano y un enganchado con “Tuyo siempre” para que la pista, desde adelante y hasta el fondo, comenzara a menearse al son de la cumbia.

Otro momentazo de esta gira es la buena versión que banda y cantante sacan de “Para siempre”, cover de aquel hit histórico de Ratones Paranoicos, el  que pegado a “Mi enfermedad” suman nuevos momentos que nos recuerdan a Diego.

La recta final sale de memoria y pasa por los diversos estilos de un compositor tan ecléctico como prolífico. Absolutamente nadie dejó de cantar y saltar con la rumba de “Sin documentos”, “El salmón”, “Flaca”, “Alta suciedad” y “Paloma”. Volviendo para un set de bises con “Crímenes perfectos” (que la gente cantó  de principio a fin) y “Los chicos” con la pantalla explotando en imágenes de amigos ausentes.


Andrés Calamaro pasó por Córdoba cumpliendo con una de las escalas más importantes y exigentes de una gira internacional tan extensa como exitosa. Agradeció seguir gustando aquí. Cumplió con su propia premisa de hablar menos y cantar más. Tocó mucho la guitarra esta vez y presentó con honores a su banda que integran: Mariano Domínguez al bajo, Martín Bruhn (“el oriundo de Córdoba”, sic) a la batería, Germán Wiedemer en piano y teclados y Julián Kanevsky en lead guitar. Un quinteto que suena tremendo y con muchos matices.

Luego de atravesar dos años de insospechada pandemia y encierros forzados, este socio de la soledad volvió a por todo y honró una vez más aquella sextilla hernandiana con la que remata cada final de Estadio Azteca: “Porque ante tanto rigor y habiendo perdido tanto, no perdí mi amor al canto, ni mi voz como cantor”.

Fotos: Juanjo Coronell

viernes, 2 de septiembre de 2022

La Trova Rosarina en La Falda: 40 años después



Por
Néstor Pousa

1982. Aún resuenan los acordes de una noche inolvidable en el Auditorio Municipal de La Falda. Los que tuvimos la fortuna de estar presentes aquel sábado 6 de febrero, durante el tercer capítulo del legendario Festival Argentino de Música Contemporánea que se realizaba en esta ciudad, podemos decir que fuimos testigos privilegiados de algo único e irrepetible. 

Aquella edición prometía una cartelera prodigiosa con los más altos exponentes del rock argentino del momento (Seru Giran, León Gieco, Litto Nebbia y Los Músicos del Centro, Raúl Porchetto, Los Abuelos de la Nada, Pedro y Pablo, Dulces 16, Orion's) y entre ellos un ilustre desconocido que llegaba desde Rosario. Juan Carlos Baglietto no era un novato, ya sea integrando la mítica banda “Irreal” o como solista, acreditaba un largo recorrido de ruta y recitales, desde su ciudad natal hacia San Nicolás, Buenos Aires, Tucumán y hasta algún célebre garito de los que pululaban en la capital cordobesa sabían de la calidad y el magnetismo de este intérprete, alumno avanzado de la carrera de arquitectura que había abandonado ese destino para dedicarse a la música a tiempo completo.

Pero el público que se congregaba año a año en La Falda no tenía demasiadas referencias de él, que llegaba con la intención de imponer junto con su estilo un puñado de canciones inéditas. Contaba, sin saberlo, con la complicidad de Mario Luna, creador y organizador del festival, quien se había encargado de difundir en su programa radial “Alternativa”, esos temas (“Mirta, de regreso”, "Era en abril", entre otros) que en breve pasarían a formar parte de Tiempos difíciles, el exitoso álbum debut del nacido en el popular barrio de Arroyito.

Muchas veces lo conté, esa noche había cierta expectativa de que algo iba suceder, pero fue una sensación absolutamente apabullante cuando finalmente Juan Baglietto, solo con su Ovation, emergió desde las profundidades de un escenario en penumbras. Le bastaron los primeros acordes para que un auditorio, absolutamente colmado de gente como en sus mejores noches, virtualmente explotara.  Dos canciones, La censura no existe y Mirta, de regreso, para meterse al público en el bolsillo y abrirle la puerta a una camada de músicos rosarinos como él, a los que llevó como banda de acompañamiento. Aunque en rigor eran mucho más que eso, eran todos solistas en potencia. Integrando aquel combo fantástico e inusual aparecían: Silvina Garré, Fito Páez y Rubén Goldín; además de Sergio Sainz y Zappo Aguilera. 

Baglietto obtuvo un recibimiento solo reservado para las grandes figuras ya consagradas. Resultaba obvio que con su revelación faldense nacía una nueva estrella en el firmamento de la música contemporánea argentina, a la vez que se acuñaba el concepto de Trova Rosarina que se iría consolidando con el tiempo. 

2022. Este próximo sábado 3 de septiembre sobre el mismo escenario, pero 40 años después, se volverán a reunir esas voces que marcaron una época. Nuevamente de la mano de Mario Luna, el Auditorio Municipal de La Falda será el lugar indicado, la parada que no le podía faltar a esta gira, para que La Trova Rosarina, esta vez representada por Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Rubén Goldin, Jorge Fandermole, Adrián Abonizio y Fabián Gallardo, se reúnan una vez más a celebrar el presente.