1982. Aún resuenan los acordes de una noche inolvidable en el Auditorio Municipal de La Falda. Los que tuvimos la fortuna de estar presentes aquel sábado 6 de febrero, durante el tercer capítulo del legendario Festival Argentino de Música Contemporánea que se realizaba en esta ciudad, podemos decir que fuimos testigos privilegiados de algo único e irrepetible.
Aquella edición prometía una cartelera prodigiosa con los más altos exponentes del rock argentino del momento (Seru Giran, León Gieco, Litto Nebbia y Los Músicos del Centro, Raúl Porchetto, Los Abuelos de la Nada, Pedro y Pablo, Dulces 16, Orion's) y entre ellos un ilustre desconocido que llegaba desde Rosario. Juan Carlos Baglietto no era un novato, ya sea integrando la mítica banda “Irreal” o como solista, acreditaba un largo recorrido de ruta y recitales, desde su ciudad natal hacia San Nicolás, Buenos Aires, Tucumán y hasta algún célebre garito de los que pululaban en la capital cordobesa sabían de la calidad y el magnetismo de este intérprete, alumno avanzado de la carrera de arquitectura que había abandonado ese destino para dedicarse a la música a tiempo completo.
Pero el público que se congregaba año a año en La Falda no tenía demasiadas referencias de él, que llegaba con la intención de imponer junto con su estilo un puñado de canciones inéditas. Contaba, sin saberlo, con la complicidad de Mario Luna, creador y organizador del festival, quien se había encargado de difundir en su programa radial “Alternativa”, esos temas (“Mirta, de regreso”, "Era en abril", entre otros) que en breve pasarían a formar parte de Tiempos difíciles, el exitoso álbum debut del nacido en el popular barrio de Arroyito.
Muchas veces lo conté, esa noche había cierta expectativa de que algo iba suceder, pero fue una sensación absolutamente apabullante cuando finalmente Juan Baglietto, solo con su Ovation, emergió desde las profundidades de un escenario en penumbras. Le bastaron los primeros acordes para que un auditorio, absolutamente colmado de gente como en sus mejores noches, virtualmente explotara. Dos canciones, La censura no existe y Mirta, de regreso, para meterse al público en el bolsillo y abrirle la puerta a una camada de músicos rosarinos como él, a los que llevó como banda de acompañamiento. Aunque en rigor eran mucho más que eso, eran todos solistas en potencia. Integrando aquel combo fantástico e inusual aparecían: Silvina Garré, Fito Páez y Rubén Goldín; además de Sergio Sainz y Zappo Aguilera.
Baglietto obtuvo un recibimiento solo reservado para las grandes figuras ya consagradas. Resultaba obvio que con su revelación faldense nacía una nueva estrella en el firmamento de la música contemporánea argentina, a la vez que se acuñaba el concepto de Trova Rosarina que se iría consolidando con el tiempo.
2022. Este próximo sábado 3 de septiembre sobre el mismo escenario, pero 40 años después, se volverán a reunir esas voces que marcaron una época. Nuevamente de la mano de Mario Luna, el Auditorio Municipal de La Falda será el lugar indicado, la parada que no le podía faltar a esta gira, para que La Trova Rosarina, esta vez representada por Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Rubén Goldin, Jorge Fandermole, Adrián Abonizio y Fabián Gallardo, se reúnan una vez más a celebrar el presente.
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