Ricardo Mollo (Divididos) |
FESTIVALES
Texto: Néstor
Pousa
Fotos: Facundo Pousa
Pasado reciente y futuro inminente se conjugaron en el reciente Cosquín
Rock para celebrar las 20 ediciones de un festival transcendente.
Conscientes de lo que implicaba este aniversario, los productores del ciclo
desde su inicio en 2001, con José Palazzo a la cabeza, unidos bajo la
denominación comercial de En Vivo Producciones (que antes fue Nueva
Tribu, y antes de antes, Perro Producciones) estaban decididos a tirar la casa
por la ventana para festejar el acontecimiento de las veinte temporadas
ininterrumpidas, casi nada, en un contexto como el nuestro. Así, diseñaron una
programación superlativa con la guardia vieja, la nueva guardia y los clásicos obbligatos que (casi) nunca faltan en la
grilla, tales como: Las Pastillas del Abuelo, Skay, Guasones, La Vela Puerca,
Ciro, Las Pelotas, y que en esta ocasión sumaba a Los Decadentes, Ratones
Paranoicos y Los Caballeros de la Quema, debutantes en este encuentro, y muchos
más.
Una grilla que presentada en un evento especial, allá por noviembre del
año pasado, anunciaba como números centrales de la convocatoria a Divididos
(15 años sin presencias en #CR) y a Charly García, un poco menor su
ausencia, pero también un número muy esperado. Después, el plan radicaba en
mostrar un amplio paneo de lo que escucha en la actualidad, con referentes de
la escena Indie y con muchos de los
integrantes de la actual movida trap
y la música urbana (WOS, Duki, Cazzu, Neo Pistea, YSY A, entre otros) tal vez
lo más criticado previamente fue su inclusión en un festival que para muchos
debe ser “de rock” y nada más, una polémica tan pasada de moda que ya aburre.
Dos grandes escenarios: el norte, que todavía no resignó su condición de “principal”,
con los artistas clásicos de mayor convocatoria; y el sur (ex temático) con lo más novedoso y
atractivo para las nuevas generaciones. Y en ese extenso “Cosquín del medio”, entre
ambos extremos cardinales, aparecían los demás proscenios: La Casita del Blues, para
los amantes del género; el escenario Córdoba
X, dedicado exclusivamente a las bandas cordobesas con más el agregado de
algunos referentes nacionales; el escenario “acústico” ubicado en una carpa que
en las dos jornadas presentó “El desconecte” de los mexicanos Molotov; el
escenario “Urbano”, la segunda carpa de circo con muy buenas propuestas
musicales; y la novedad del BNP stage, ubicado en un espacio lateral al escenario
norte, que se inauguró esta temporada, y que durante toda la jornada, durante los
dos días, programó una interesante grilla de DJ’s para los seguidores de la
música electrónica.
Mon Laferte |
En los hangares, desactivados como espacios para música en vivo, se podía
visitar la muestra de los 20 años del festival, con fotografías en blanco y
negro y a color de todas las ediciones y una colección de objetos y memorabilia
para que los fans del ciclo se deleiten.
Se observaron modificaciones en el armado del predio, tendientes a
mejorar la cuestión logística tan complicada cuando de grandes concentraciones humanas
se trata, no olvidemos que por el predio circularon diariamente cerca de 60.000
asistentes. Por eso, cuestiones como las sanitarias, de desplazamiento, de zonas
de descanso, sectores gastronómicos y un largo etc., suelen colapsar en las
horas pico del día. Aspecto que año tras año se intenta mejorar, tanto en las
inmediaciones como en el interior del predio.
A propósito del predio, así como se alcanzaron las 20 ediciones del ciclo
en general, también fue la décima consecutiva en Santa María de Punilla (las 6
anteriores en la Comuna de San Roque y las 4 primeras en la Próspero Molina de
Cosquín) es decir que el aeródromo es sin lugar a dudas el lugar en el mundo
para la sede central de un Cosquín Rock que además ya salió a pasear su
fama por buena parte del planeta, y que tendrá una edición, con carácter de especial
y única, en Buenos Aires, los días 10 y 11
de octubre próximo.
Ca7riel |
Musicalmente, como ya dijimos, entregó un menú muy variado y extenso, con
jornadas de más de 12 horas de duración en 7 escenarios funcionando en
simultáneo. Es una obviedad decir que con este concepto es mucho más lo que el
espectador medio se pierde, de lo que puede disfrutar. Hay que elegir, y así en
horas de la segunda siesta vimos a Airbag
pisando por primera vez el escenario norte, luciendo su estilo sobrecargado e
híper distorsionado, sonando muy potentes. Las referencias a Jimi Hendrix
fueron muy obvias con una extensa versión instrumental de Pequeña ala y el Himno Nacional Argentino en versión completa, al
mejor estilo de aquel gigante de la guitarra eléctrica.
Cumpliendo con un virtual cupo femenino se pudo ver a Deborah Dixon &
Patán Vidal (en La Casita); los cordobeses de Fly Fly Caroline, Julieta Rada,
Rosario Ortega, Sara Hebe, Nathy Peluso y a la muy esperada chilena Mon
Laferte, todos en el tablado sur, mismo escenario que transitarían Bandalos
Chinos, Ca7riel y Paco Amoroso, El Mató a un Policía Motorizado y Louta, entre
muchos más.
La expectativa era enorme en el norte del campo por ver el regreso de Divididos,
la banda que comandan Ricardo Mollo y Diego Arnedo que se mandaron con un show
largo, empezando en horario vespertino, que arrancó con Cajita musical y nos paseó por buena parte de sus discos. No ofrecieron novedades pero el público
festejó. Un párrafo aparte para ese notable baterista que es Catriel Ciavarella
a quien ya conocemos sobradamente pero que no deja de sorprender.
Dante Spinetta |
Banda Spinetta. Mientras tanto en el escenario urbano
habían hecho su debut los Flu Os (también conocidos como los nietos de
Spinetta) los hemanos Ángelo y Benicio Mutti Spinetta, presentando sus primeros
temas en la onda del trap y el rap, siguiendo los pasos del tío Dante que
algunas horas después detonaría ese mismo espacio con su proyecto solista. “Una
banda asesina” (sic) lo respalda, en la que se destacan Matías Rada en
guitarra, Carlos Salas en la percusión y Axel Introíni en teclados (“El
tecladista del festival”, lo bautizaría Dante). Ofrecieron un set arrollador que
empezó con Mi vida, siguiendo con el
trap Verano hater. Más tarde invitó a
la notable Julieta Rada para poner las voces en Olvídalo. Con la banda a pleno repasarían el funk Jaguar house (hit de los Kuryaki) y una versión rockera e incendiaria de En la mía. Fue una performance para unos
pocos, en el escenario norte hubiera sido consagratoria.
El público de #CR20 |