NOVEDADES DISCOGRÁFICAS
Por Néstor
Pousa
Sobre finales de año, en una fecha muy significativa
para la música: el 22 de noviembre, la banda Sullivan lanzó Alma
Mater, un disco con once canciones que homenajean al rock facturado en
Córdoba.
En la línea de discos como Acné, aquel álbum de Juan Carlos Baglietto que en 1986 hizo la punta
en eso de reversionar el repertorio de rock nacional, Carlos Sada, al
frente de su alter ego musical conocido como Sullivan, pergeñó y produjo a lo largo de los últimos años este trabajo
de nuevas versiones del cancionero cordobés. En algunos casos son temas
emblemáticos de bandas históricas, otros en tanto corresponden a grupos más
actuales. En cualquier caso la selección respondió al criterio y a las
motivaciones de Sada como productor e intérprete, y así se fue armando una
lista de canciones sin pretensiones enciclopédicas, sino más bien proponiendo
un viaje personal y subjetivo.
De esta manera nació Alma Mater, sucesor de Continental
(2016) disco que a nivel nacional fuera ternado para los Premios Gardel y que cosechara adhesiones en la reciente encuesta
sobre los discos de la década realizada por Gamba FM. Era un verdadero desafío
entregar un nuevo material que continuara con la estela de buen gusto y
hermosas canciones de Continental. Para eso Sada, con la colaboración de una
larga lista de músicos invitados, fue dándole forma a estas nuevas versiones
bajo la premisa de no limitarse a las originales, sino otorgarles un nuevo
carácter. Y en todos los casos el objetivo se cumplió con creces.
Quien mejor que Carlos Sada para que nos resuma en
pocas palabras algunas de las pistas de su nuevo disco, tercero en la
discografía Sullivan, ya disponible
en plataformas digitales, en físico con una edición limitada en cassette (producida
por Martin Carrizo para Discos en CBA)
y un próximo lanzamiento en formato de vinilo.
Sada: bajista zurdo y con Höfner, más beatle no se consigue |
En el track dos
aparece La fiesta de los Buzos de Daniel Giraudo, original del grupo
Tamboor, uno de los más imponentes rescates de este disco: “Siempre me gustó la melodía por su frescura
pop. Sólo había que adaptarla al formato de dos minutos y medio, característico
de Sullivan. Pensé en un ritmo acorde a nuestro estilo y arreglos que
respetasen a rajatabla la melodía original”.
En el tres está Tope (The Tristes): “Siempre pensé que alguna canción de The Tristes tenía que haber y no dudé en
hacer mi propia versión de ésta, a la que siempre le vi un aire macarniano. Hay
también un claro tributo a If I needed
someone (The Beatles) ¡Pero es ex
profeso!”.
Le
sigue en orden de aparición Cecilia no
(Proceso a Ricutti): “Proceso a Ricutti eran como ‘ídolos’ que estaban al
alcance de la mano. Al Hueso Horsmann siempre lo vi como una especie de Charly
cordobés, un genio. Me decidí por Cecilia
no porque tuve la idea de fusionarla con una canción de Simon &
Garfunkel, llamada ‘Cecilia’. En cuanto a la letra, hablé con su autor, Dirty
Ortiz, y le pedí si podía modificar algunos versos que me parecían un poco
fuertes para estos tiempos. Finalmente me hizo una letra nueva, así que será un
estreno que sorprenderá a los mismísimos Ricutti!!!”.
Monoplaza (Mersey Mustard) “Un amigo mexicano me dijo: ‘Carlitos,
tienes que incluir una cumbia en ese disco y deberías invitar a Los Caligaris para
que te ayuden’. ¡Eso hice! Inmediatamente pensé en esta canción de Los Mersey
Mustards, sólo para ver qué cara pondrían sus integrantes que son tan puristas
de la música de los 60” (risas). “Este disco también tiene esa cosa de ruptura,
de alejarme completamente de las canciones originales y actuar con total
libertad a la hora de crear las versiones. Pero con todo respeto”, completa
Sada.
Otro
de los grandes hallazgos de Alma Mater
es Aguas de la Cañada, un
himno indiscutido de la Docta, que reúne la composición de Francisco Heredia
con la interpretación del dúo Posdata (Horacio Sosa y Pancho Alvarellos).
Sullivan hace aquí una verdadera recreación, arrojando como resultado uno de
esos momentos memorables. Sada explica: “Terminé decidiéndome por Aguas cuando se me ocurrió la idea de
dividirla en dos partes con un fragmento central al estilo A day in the life (The Beatles). Hay una cita ex profeso a The Strokes y a The Tristes en la primera parte, por eso invité a Germán Arrascaeta
para cantarla. En el medio se arma el quilombo con ruidos de ambiente grabados
en plena peatonal San Martín con voces de vendedores ambulantes y de allí surge
una segunda parte, más bucólica y hippie, cantada por Nahuel Barbero, para
recordar a la versión original. Hay una particularidad en esta versión, los
invitados se encargan de cantar toda la canción. Yo solo hice coros”, refiere
Carlos.
El álbum, que ya se puede disfrutar en Spotify, se completa con: Lo que digo (Rayos Láser), Aprendiste mal (Hipnótica), Por esta pasión (Sueño Valvular), Bsides (Hyperstatic) y No desayunes sola (Enhola).