En un tiempo de vacas flacas
para los espectáculos en vivo, Jairo y Baglietto proponen un formato de show de
altísimo nivel artístico y fuerte impacto en las boleterías. Aquí la crónica de
su segunda presentación, por localidades agotadas, en el Quality de Córdoba.
RECITALES
Por
Néstor Pousa
En este dúo que
formaron el cordobés Jairo (anotado
como Mario Rubén González) y el rosarino Juan
Carlos Baglietto no hay chamuyo, es un dúo de verdad. Porque bien podrían
haberse juntado para un show a medias en donde cada uno muestre su repertorio por
separado y luego compartan algunas canciones para justificar la unión
transitoria. Pero en Historias con voz, tal el acertadísimo
título de la puesta, ambos comparten escenario y canciones durante las dos
horas que dura el concierto, a excepción de dos canciones, que ya apuntaremos,
en las que se lucen cada uno en modo solista.
“No sé si se dieron
cuenta que nosotros formamos un dúo”, interpela Baglietto a la platea cuando el
recital había avanzado lo suficiente como para convertir en retórica la
pregunta. Un dúo en cual comparten todo, una lista de canciones que alterna
grandes clásicos que el rosarino versionó e hizo propias, aún sin ser el autor
de las mismas; y las que escribió y popularizo Jairo a lo largo de una extensa
carrera que incluso tuvo su desarrollo fuera del país. Lo notable de esta
juntada de músicos de distinto palo es lo bien que le queda a cada uno las
canciones del otro y viceversa. Tan simbiótico resulta este dúo que si hubiera
en la sala alguien no informado sobre las trayectorias de ambos (algo poco
probable a juzgar por la respuesta de público) no sabría identificar a quien
pertenecen unas y otras.
El guion del concierto
tal como está diseñado, ya que no son un puñado de canciones elegidas
caprichosamente, sigue un hilo conductor que tiene que ver con las historias en
común de los protagonistas y que exige de ellos una gran concentración ya que
nada queda librado al azar. Así, al mejor estilo Serrat-Sabina, se gastan
bromas y chicanean por la trillada rivalidad rosarino-cordobesa. “Por unas
horas al menos, venimos a echar por tierra con esa rivalidad -asegura Juan, pero
aclara -siempre y cuando reconozcan que…” Lo que continúa con las menciones de
nombres entrañables como el Negro Fontanarrosa y la revista Hortensia, para
defender cada uno su postura. Ese segmento se transforma en uno de los más
festejados de la noche.
A esta altura el show
que inicia en penumbras con Baglietto recitando un texto de Eduardo Galeano (Mar de fueguitos) ya había entregado los
clásicos: Cuando (de Fandermole) y
dos de Jairo, La balada del Corto Maltese
y Carpintería José; una más de Jorge
Fandermole (autor preferido de Baglietto) y Mienten,
una vieja canción de Roque Narvaja con letra fatalmente actual (“Y no me puedo enderezar y estoy parado, nací
para trabajar y no hay trabajo”).
Baglietto, algunos años
menor que Jairo, recuerda su camino adolescente hacia la escuela secundaria
tarareando El Valle y el volcán, un
temprano hit del cruzdelejeño que es interpretado en honor a la memoria emotiva
del rosarino con nuevas chanzas en torno a la diferencia generacional.
Aparecerá luego la
figura del poeta y periodista Daniel Salzano con quien Jairo compuso muchas de
sus grandes creaciones. Con Cristina, la mujer de Daniel, en la sala se produce
uno de los momentos más conmovedores cuando Jairo entona en solitario Los enamorados luego de contar la
anécdota de cuando le puso música a ese poema de Salzano. Y vuelve Juan para
refrendar el homenaje al poeta cordobés con Salzanitos.
Había que salir de ese torbellino de emociones y para eso apelaron a uno de los
estrenos de esta gira, Los poetas no se
rinden jamás, otra colaboración Salzano-Jairo, mientras que la otra novedad
es el reggae El retrato de mamá.
Este dúo verdadero
también se da el gusto de homenajear a otros dúos célebres con quienes se
sienten identificados. De uno de acá, Sui Generis, repasan Rasguña las piedras, tal vez una referencia obvia, aunque el
clásico de fogón por excelencia funciona a la perfección. Pero cuando llega el
turno de un dúo “de allá” tal vez nadie esperaba escuchar la versión castellana
de El Boxeador, de los neoyorkinos Simón & Garfunkel. De cómo una canción inesperada
se transforma en uno de los momentos más altos de la noche es uno de los
misterios de la música. Aunque es reconocida la notable capacidad de Baglietto para
recrear inspiradamente canciones de otros, algo que también ocurrió con Para la libertad (Serrat / Miguel
Hernández).
Un dato clave para el suceso
de este espectáculo que nació (casi) por casualidad durante un programa de
televisión y se prolongará al menos hasta diciembre con fechas por todo el país
incluido este regreso a Córdoba por localidades agotadas, es la banda de
acompañamiento. Jairo y Baglietto que habitualmente tocan respaldados por muchos
instrumentistas, en este caso aciertan una vez más con la elección de un combo
reducido y ultra efectivo. Un trio excepcional formado por Adrián Charras en piano, teclados y acordeón, Yaco González (hijo de Jairo) en percusión y Leonardo Introini en bajo y contrabajo; además de las guitarras que
aportan Baglietto (guitarra líder) y Jairo (guitarra rítmica), una dupla que
parece que llevaran una vida tocando juntos. “El show es precioso y el equipo
en general está muy bueno, técnicos,
asistentes, todo. Es un placer esta gira”, aseguran entusiasmados desde la
producción.
Otras canciones que integran la lista: Milonga del trovador, Tonada de un viejo amor, Piedra y camino, Ángel y demonio, El ferroviario, El témpano y Antiguo dueño de las flechas (a.k.a. Indio toba)
Prensa QUALITY: Fátima Siri
Manager Baglietto: Alicia Céboli
Otras canciones que integran la lista: Milonga del trovador, Tonada de un viejo amor, Piedra y camino, Ángel y demonio, El ferroviario, El témpano y Antiguo dueño de las flechas (a.k.a. Indio toba)
Prensa QUALITY: Fátima Siri
Manager Baglietto: Alicia Céboli
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