lunes, 14 de agosto de 2017

Jairo-Baglietto: un valle y un volcán

En un tiempo de vacas flacas para los espectáculos en vivo, Jairo y Baglietto proponen un formato de show de altísimo nivel artístico y fuerte impacto en las boleterías. Aquí la crónica de su segunda presentación, por localidades agotadas, en el Quality de Córdoba.  

RECITALES

Por Néstor Pousa

En este dúo que formaron el cordobés Jairo (anotado como Mario Rubén González) y el rosarino Juan Carlos Baglietto no hay chamuyo, es un dúo de verdad. Porque bien podrían haberse juntado para un show a medias en donde cada uno muestre su repertorio por separado y luego compartan algunas canciones para justificar la unión transitoria. Pero en Historias con voz, tal el acertadísimo título de la puesta, ambos comparten escenario y canciones durante las dos horas que dura el concierto, a excepción de dos canciones, que ya apuntaremos, en las que se lucen cada uno en modo solista.
“No sé si se dieron cuenta que nosotros formamos un dúo”, interpela Baglietto a la platea cuando el recital había avanzado lo suficiente como para convertir en retórica la pregunta. Un dúo en cual comparten todo, una lista de canciones que alterna grandes clásicos que el rosarino versionó e hizo propias, aún sin ser el autor de las mismas; y las que escribió y popularizo Jairo a lo largo de una extensa carrera que incluso tuvo su desarrollo fuera del país. Lo notable de esta juntada de músicos de distinto palo es lo bien que le queda a cada uno las canciones del otro y viceversa. Tan simbiótico resulta este dúo que si hubiera en la sala alguien no informado sobre las trayectorias de ambos (algo poco probable a juzgar por la respuesta de público) no sabría identificar a quien pertenecen unas y otras.
El guion del concierto tal como está diseñado, ya que no son un puñado de canciones elegidas caprichosamente, sigue un hilo conductor que tiene que ver con las historias en común de los protagonistas y que exige de ellos una gran concentración ya que nada queda librado al azar. Así, al mejor estilo Serrat-Sabina, se gastan bromas y chicanean por la trillada rivalidad rosarino-cordobesa. “Por unas horas al menos, venimos a echar por tierra con esa rivalidad -asegura Juan, pero aclara -siempre y cuando reconozcan que…” Lo que continúa con las menciones de nombres entrañables como el Negro Fontanarrosa y la revista Hortensia, para defender cada uno su postura. Ese segmento se transforma en uno de los más festejados de la noche.

A esta altura el show que inicia en penumbras con Baglietto recitando un texto de Eduardo Galeano (Mar de fueguitos) ya había entregado los clásicos: Cuando (de Fandermole) y dos de Jairo, La balada del Corto Maltese y Carpintería José; una más de Jorge Fandermole (autor preferido de Baglietto) y Mienten, una vieja canción de Roque Narvaja con letra fatalmente actual (“Y no me puedo enderezar y estoy parado, nací para trabajar y no hay trabajo”).
Baglietto, algunos años menor que Jairo, recuerda su camino adolescente hacia la escuela secundaria tarareando El Valle y el volcán, un temprano hit del cruzdelejeño que es interpretado en honor a la memoria emotiva del rosarino con nuevas chanzas en torno a la diferencia generacional.
Aparecerá luego la figura del poeta y periodista Daniel Salzano con quien Jairo compuso muchas de sus grandes creaciones. Con Cristina, la mujer de Daniel, en la sala se produce uno de los momentos más conmovedores cuando Jairo entona en solitario Los enamorados luego de contar la anécdota de cuando le puso música a ese poema de Salzano. Y vuelve Juan para refrendar el homenaje al poeta cordobés con Salzanitos. Había que salir de ese torbellino de emociones y para eso apelaron a uno de los estrenos de esta gira, Los poetas no se rinden jamás, otra colaboración Salzano-Jairo, mientras que la otra novedad es el reggae El retrato de mamá.
Este dúo verdadero también se da el gusto de homenajear a otros dúos célebres con quienes se sienten identificados. De uno de acá, Sui Generis, repasan Rasguña las piedras, tal vez una referencia obvia, aunque el clásico de fogón por excelencia funciona a la perfección. Pero cuando llega el turno de un dúo “de allá” tal vez nadie esperaba escuchar la versión castellana de El Boxeador, de los neoyorkinos Simón & Garfunkel. De cómo una canción inesperada se transforma en uno de los momentos más altos de la noche es uno de los misterios de la música. Aunque es reconocida la notable capacidad de Baglietto para recrear inspiradamente canciones de otros, algo que también ocurrió con Para la libertad (Serrat / Miguel Hernández).                 

Un dato clave para el suceso de este espectáculo que nació (casi) por casualidad durante un programa de televisión y se prolongará al menos hasta diciembre con fechas por todo el país incluido este regreso a Córdoba por localidades agotadas, es la banda de acompañamiento. Jairo y Baglietto que habitualmente tocan respaldados por muchos instrumentistas, en este caso aciertan una vez más con la elección de un combo reducido y ultra efectivo. Un trio excepcional formado por Adrián Charras en piano, teclados y acordeón, Yaco González (hijo de Jairo) en percusión y Leonardo Introini en bajo y contrabajo; además de las guitarras que aportan Baglietto (guitarra líder) y Jairo (guitarra rítmica), una dupla que parece que llevaran una vida tocando juntos. “El show es precioso y el equipo en general está muy  bueno, técnicos, asistentes, todo. Es un placer esta gira”, aseguran entusiasmados desde la producción.

Otras canciones que integran la lista: Milonga del trovador, Tonada de un viejo amor, Piedra y camino, Ángel y demonio, El ferroviario, El témpano y Antiguo dueño de las flechas (a.k.a. Indio toba)

Prensa QUALITY: Fátima Siri
Manager Baglietto: Alicia Céboli

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