lunes, 4 de abril de 2016

¡Ahora sí! Paul McCartney en Córdoba

Luego de un par de amagues e intentos fallidos, al fin se cerró la llegada del beatle a Córdoba. La cita: el 15 de mayo en el Estadio Kempes. Mientras tanto, recordamos el show de Ringo Starr en Orfeo.

Por Néstor Pousa

Fueron dos las oportunidades en las que Paul McCartney estuvo a punto de pisar suelo cordobés. La primera en el 2012, pero la gira que lo traía enfiló hacia Montevideo y Asunción. La segunda durante la extensa gira que abarcó parte de 2014 y 2015, pero la suerte volvió a desviarse hacia Montevideo, Lima, Santiago de Chile, entre las plazas más cercanas. Dos intentos fallidos fueron demasiado como para pensar que algún día se concretaría la visita de esta auténtica celebridad del rock mundial. Sin embargo a mediados de marzo pasado volvió a correr el rumor de que Paul estaba cerca y nuevamente era la empresa En Vivo Producciones (José Palazzo) quien produciría el milagro. Pocos días después se confirmaba vía redes sociales lo que ya era un secreto a voces: la llegada del beatle Paul McCartney por primera vez a Córdoba era un hecho.  La cita es para domingo 15 de mayo en el Estadio Mario A. Kempes que se prepara de una forma especial para recibirlo, con un formato sólo usado para conciertos de gran escala y… preservando el césped mundialista.  La nueva gira, bautizada One on One Tour, se inauguró el pasado 13 de abril en Fresno (California, EE.UU.) y luego de recorrer algunas ciudades por el país del norte volará directamente a la Argentina a entregar 3 conciertos exclusivos para Sud América. El primero en Córdoba y luego dos más en el Estadio Único de La Plata en Buenos Aires, antes de saltar a Düsseldorf, Alemania. Un despropósito en términos logísticos, pero así será. 
Durante su nuevo show, de casi 3 horas de duración y que promete ser sorprendente, el zurdo bajista interpreta la friolera de 38 canciones en su mayoría pertenecientes al repertorio de los Fab Four, agrupadas en dos sets eléctricos con banda, un intermedio en solitario con guitarra acústica y una larga lista de bises (encores).
Así, Paul será el segundo beatle que toque en Córdoba luego de que Ringo Starr lo hiciera en 2013. Un hecho casi inédito para una provincia argentina, ya que hasta ahora sólo había sucedido en Buenos Aires. A continuación, y mientras esperamos el gran día, invitamos a repasar un extracto de la crónica publicada en Ecos de Punilla sobre el show ofrecido por Ringo en Orfeo el miércoles 6 de noviembre de 2013.

El efecto Ringo pasó por Córdoba. Fue como si hubiera pasado el cometa Halley, porque los 3500 afortunados que asistimos esa noche al Orfeo Superdomo quedamos así, con la boca abierta, deslumbrados, casi incrédulos de poder estar a un toque del baterista de Los Beatles, la banda de rock más famosa de la historia, la más influyente, la que inventó casi todo. Ringo viene liderando desde finales de los 80’s la All Starr Band, un seleccionado de estrellas que respaldan la gira del beatle. Un formato que tiene la particularidad de ir rotando a su personal. Así también, a medida que cambian sus miembros se va actualizando el repertorio, ya que a los clásicos que siempre interpreta Ringo se le suman los que puedan aportan el resto del combinado. El show arrancó con la banda en escena, la voz en off del locutor haciendo las presentaciones y Ringo entrando a la carrera para los dos primeros temas: Matchbox (de Carl Perkins) y It don’t come easy (uno de sus primeros números solistas), que desataron la excitación, los gritos, las lágrimas y la alegría de un público que saltó de sus butacas en un estado de medido descontrol, versión adulta del furor que provocó la Beatlemanía a mediados de los 60.

El programa ofrece dos conciertos en uno, que se van alternando: por un lado Ringo con los legendarios temas a los que les puso su voz en Los Beatles; por el otro la All Starr Band que reserva momentos de protagonismo en partes escrupulosamente iguales para sus integrantes. Pero, a decir verdad, el inquieto Ringo es la estrella, no hay dudas de eso, que va de un lado a otro, sube y baja de la alta tarima de su batería, pasa por el piano y dispara la intro de Don’t pass me by (del White Álbum). Desempolva los rocks que grabó en la primera época de Los Beatles y al comando de su histórica Ludwig tocará y cantará Boys (de Please, please me) y Honey don’t (de Beatles For Sale). Este verdadero showman que durante años se mantuvo a la sombra de Lennon y McCartney, hoy se explaya a sus anchas sobre el escenario y marca los tiempos del show, se muestra locuaz y muy comunicativo con la gente, bromea y contesta hasta el límite de la paciencia la avalancha de comentarios que le tiran. Lo interrumpen y reconviene con un “I’m talking” (interprétese como: “Estoy hablando, no jodan”) con inconfundible entonación británica. Pero se permite jugar: “What is my name?”, reclama, para que la platea estalle en un ensordecedor ¡Ringo! Y recibe regalos, y devuelve atenciones, e insta a que imiten sus dedos en “v”, símbolo ecuménico de Peace & Love. “Hay damas en la sala?”, pregunta como introducción para I wanna be your man (Quiero ser tu hombre) de With The Beatles; y el esperado paseo en Submarino Amarillo al que nadie puede resistirse. El final se aproxima con Photograph, aquel hitazo que compuso junto a George Harrison y continúa con Act naturally, su contribución para la película Help! (Socorro!), antes de un cierre épico con With a little help from my friends que se prolonga en el estribillo de Give peace a chance de Lennon. No existe para Ringo esa convención que llamamos “bises”, y ni falta que hacen, con sus estoicos 73 años y durante dos horas dejó el alma en el escenario. Después de todo, no siempre ocurre que un Beatle llegue a tu ciudad, y salvo que algún día se concrete el prometido arribo de su amigo Paul, ningún otro músico de este planeta podrá igualar el efecto que produjo Ringo a su paso por aquí.

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