lunes, 13 de abril de 2015

Linyera suelto en Córdoba

Fotos: Carlos M. Díaz (Bitácora de Vuelo)
Daniel Melingo presentó “Linyera”, disco en donde explora ritmos universalmente afines al tango. En un concierto intenso el intérprete exhibió su crecimiento como artista y performer junto a un notable quinteto.  

RECITALES 

Por Néstor Pousa

Con la habilidad de un consumado performer Daniel Melingo se pone en la piel de todos y cada uno de los extraños personajes que habitan los sórdidos arrabales de sus tangos malditos y mordaces milongas. Mente, alma y materia al servicio de la composición de estereotipos porteños que se expresan en lunfardo y desnudan historias surgidas de las márgenes tangueras. La primera impresión nos devuelve una imagen sombría, casi fantasmal, acentuada en la aspereza de su voz ronca y gastada y el resoplo de su hálito sobre el mic. Es un ejercicio de concentración seguirlo, pero al cabo arribaremos a buen puerto.
Melingo es el mismo que en la primera mitad de los 80’s formó parte de bandas fundamentales del tan mentado Rock Nacional. Miembro fundador de Los Twist, esa desprejuiciada factoría de canciones que con apariencia divertida y bailable le asestaron un cachetazo al vicio de la dictadura en retirada. Integrante de Abuelos de la Nada donde Miguel "Abuelo" Peralta daba clases prácticas de histrionismo de las que Melingo debe haber tomado debida nota. Ladero de Luca Prodan en los años iniciáticos de Sumo hasta que le cedió su lugar en el saxo a Pettinato. Integrante de uno de los tantos clanes que formó Charly García en rol solista, quien se lo llevó a girar por España, país en el que se afincaría para dar forma a su propio proyecto llamado Lions in Love. En definitiva al polifacético músico nunca le faltó el trabajo, pero a fines de los infames 90’s pegó un volantazo y se dedicó a componer y cantar tangos lunfardos con la convicción de un heredero tardío del enorme Edmundo Rivero, y documentaría esta nueva faceta con una seguidilla de discos de los cuales Tangos bajos (1998) fue el primer eslabón que continuaría con Ufa (2003), Santa Milonga (2004), Maldito Tango (2007) y Corazón y hueso (2011). En un nuevo giro de sus posibilidades, este artista al que parecen no pesarle los cambios de rumbo, concibió en 2014 Linyera, un álbum ecléctico donde integra con coherencia su prolífico repertorio de tangos con otras músicas universalmente afines.

Con el fin de presentar este nuevo trabajo Daniel Melingo estuvo en Córdoba el pasado viernes 10 de abril ante una Sala de las Américas prácticamente repleta. La puesta del concierto, austera e impecable, está diseñada como una obra conceptual en la que la banda arremete con el instrumental Obertura Linyera. Esta vieja tonada en ritmo de fox-trot que popularizara Antonio Tormo y que en Córdoba fue un éxito rotundo de Los de Alberdi; acciona como leit motiv de toda la estética del disco físico, del montaje escénico y de la gira internacional (que recibe el nombre Orquesta Linyera Tour 2015).  Linyera, por lo tanto, es un vocablo que encierra todo un concepto artístico y una forma de entender la vida. Para eso Melingo abandona su fina estampa de compadrito de impecable traje y pelo a la gomina que le conocíamos, para meterse en la piel de un vagabundo que viste pantalones y gabán un talle más grande. El chambergo descuidado, su cara huesuda con barba de algunos días y sus ojos desorbitados completan el cuadro. La banda continúa imperturbable. Ellos: Muhammad Habbibi (guitarra eléctrica, serrucho y coros), Juan Ravioli (buzuki, sintetizador y guitarra de 12 cuerdas), Gustavo "El Marqués" Paglia (bandoneón), Pato Cotella (contrabajo), Gonzalo Santos (guitarra criolla, trompeta y flugelhorn) y Pepo Onetto (piano), hacen el aguante hasta que aparece el cantor para adueñarse de un escenario que recorrerá a su antojo. Un estreno, Garrapatea, abre formalmente la función. Estabas ahí parada, en la puerta de la ochava, cuando vino un tipo raro, sin un diente, bien peinado, a robarte la moral… entona con sentimiento, pero su pose no parece tanguera. Otra de las nuevas, Televidente, conserva el espíritu del tango reo aunque con poesía que sintoniza actualidad. Nada distrae la continuidad del show y como un Bob Dylan criollo no pronunciará ni una sola palabra entre canción y canción. Sin omitir la intención de defender el nuevo material, aparecen obras de su anterior cancionero. El vals La novia, la milonga rivereana Leonel el feo, la gastronómica De todo y para dos, Eco il mondo, Corazón y hueso, Sin luna, el milongón En un bondi color humo (en donde el cantor suma su clarinete a la banda),  Narigón y el chamamé autobiográfico Julepe en la Tierra, son las más reconocidas y festejadas por una platea absorta. Aunque nada hará despertar más admiración que Volver a los 17, con la que logran una de las más exquisitas versiones que se escucharon de ese verdadero himno de Violeta Parra. La oscura balada Juan Salvo, el Eternauta donde la orquesta exprime sonidos jazzeros, es otro de los momentos de alta inspiración. Hasta que por fin Melingo se calzará una raída galera para La canción del linyera en versión completa y un middle con De nada sirve, aquella emblemática improvisación que Moris documentó en Treinta minutos de vida.

Bis. Del barrio me voy, del barrio me fui, tristes melodías que oigo al partir, voy dejando atrás todo el arrabal en mi recuerdo, canta a capella simulando una falla de sonido y se va. El segundo tramo de esta extensa gira lo llevará por Francia, Italia, Luxemburgo, Noruega y Holanda. El linyera de esta historia parte a conquistar escenarios de la Vieja Europa.-


Orquesta Linyera

No hay comentarios:

Publicar un comentario