ENTREVISTAS
Por Néstor Pousa
Se conocen desde 1977
cuando Juan “importó” a Rosario al grupo MIA (Músicos Independientes Asociados)
donde tocaba Lito, y por devolución de gentilezas luego Irreal, aquella iniciática
banda del rosarino, accedería a Buenos Aires. Amigos desde entonces, años después
se reunirían para un trabajo en conjunto, el disco Postales de este lado del mundo, de 1991. Pero la anécdota que
eficazmente puso marcha al dúo es muy graciosa y Juan quiere contarla: “Había
en Buenos Aires un boliche muy conocido que se llamaba La Casona del Conde de Palermo. El Conde, Alejandro Zambonini, un
personajón -precisa- no tenía a quien llevar para tocar la noche de navidad de
1998. Entonces lo llama a Lito y le dice: Mirá,
me llamó Baglietto y me dice que muere de ganas de tocar con vos, acá, la noche
del 25, ¿qué opinás? Y después me llama a mí y me dice lo mismo, y nos
juntó, y así estuvimos tres años tocando juntos”. Todos festejan la ocurrencia
que generó uno de los combos musicales más perfectos de la Música Popular
Argentina, rótulo usado en este caso sin complejos para definir un repertorio
que incluye piezas fundamentales del Folklore, el Tango y el Rock Argentino. Y
así la charla con ellos continuó tan rica en conceptos y aventuras, tan
imperdible como lo fue el show posterior ocurrido en febrero pasado, sin dudas uno
de los más notables de los últimos años en esta ciudad.
Prosigue Juan: “Al
Festival de Rock de La Falda vine como público antes de debutar en la edición
de 1982, hace nada menos que 31 años”. Y se disparan y entrecruzan opiniones
sobre el legendario festival y los porqués de su discontinuidad, Juan dice que
por aquel entonces la ciudadanía no estaba muy contenta con el festival. Luego
pasamos a los hechos de violencia que lo estigmatizaron. Lito pregunta: “La
famosa foto de Miguel Abuelo con el ojo sangrando ¿fue acá, no?”. Le aclaro su confusión,
le digo que eso fue en el estadio de Vélez Sarsfield en un festival organizado
por la FM Rock & Pop en 1985. “¿Seguro?”, insiste. “Pará Lito”, le recrimino en un ida y vuelta con buena onda. “Bueno
boludo, pensé que era en La Falda”, se defiende. Vaya a saber que fuerza misteriosa
instaló en el inconsciente colectivo la creencia de que todos los absurdos en
materia de recitales de rock surgieron de nuestro protofestival serrano. Claro,
después vino Cromañón, pero ese es otro tema. Volvemos al dúo. “Con Lito nos
reunimos cíclicamente más o menos cada diez años -dice Juan- nos da mucha
felicidad tocar, somos amigos, ambos somos independientes, nuestros discos y
conciertos se hacen en forma autónoma, y como nuestro mayor compromiso es con
la música, cuando dejamos de tocar juntos es porque queremos preservar la
alegría de la relación”.
Este tercer ciclo lleva
ya dos años de tocar en directo y generar cosas como el disco titulado Más de lo mismo y una especie de
prolongación de ese trabajo que se llama Clásicos
y Acústicos. Dos maravillas de registros sonoros y en dvd surgidos de este
choque de talentos que próximamente alumbrará una nueva obra que esta vez
indagará en el cancionero latinoamericano.
Lito
y sus comienzos. “Empecé tocando bajo y batería. Cuando vos me
managereaste (sic) tocaba el bajo”. La referencia de Lito es hacia nuestro
amigo y colega Mario Thibault, que por aquellos años trabajaba como manager de artistas
y en su agencia tenía a Suspenso, la
primer banda de Lito Vitale. “A los diez años mis viejos me regalaron un bajo
violín como el de Mc Cartney, pero no de la marca Hofner original. Cuando
cumplí 50 les dije a mis viejos: Cumplo 50, ¿me pueden regalar un Hofner ahora,
no? y me lo regalaron”.
-Vos
integraste la primera formación de Spinetta Jade.
“Sí, yo toqué rock
hasta ese momento. Estábamos ensayando con Luis (Spinetta) para el concierto de
Obras (el 03/05/80) que fue el primer concierto de Jade, con Pedro Aznar, Juan
del Barrio y Pomo; entonces me llama Dino Saluzzi, que es un gran bandoneonista
del folklore, un genio, y le dije a Luis que iba a tocar en el concierto y
después me iba a ir a tocar folklore. Me gustaba más eso que ascender como
niño, rockero, pianista, esa figura no me interesaba demasiado, me gustaba más
meterme en una música con más arraigo argentino y ahí empecé con los tríos (con
Izarrualde-González y Baraj-González) y todo eso. Después, cuando tuve le
programa en Canal 13 me volví a encontrar con los rockeros y toda la gente con
la que había tenido conexión, y luego produje el disco 40 Años de Rock Argentino”.
Juan
y la epifanía. “Yo toco la guitarra desde los 5 años. Mi vieja me mandó
a las trompadas a aprender guitarra, no es que yo quería. Tocó la guitarra
desde entonces, he participado en infinidad de grupos, estudié, trabajé de otras
cosas, y mi otra vocación, por decirlo de alguna manera, era la escenografía,
no entendía muy bien que era pero me gustaba la escenografía. Cuando terminé la
secundaria, tenía 17 años, para poder estudiar escenografía me tenía que ir a
La Plata porque en Rosario no existía la carrera. Pero no me animé, porque
tenía la noviecita, los amigos, la familia, irme lejos, tocaba la guitarra
además; entonces me metí en Arquitectura, hice hasta 5° año. Tuve la suerte o
desgracia que en Rosario, en la Siberia que le llaman a esa zona, la Facultad
de Arquitectura queda exactamente al lado del Instituto Superior de Música,
entonces tenía tantos amigos en un lado como en el otro. Una vez estaba en un
final de Construcciones IV, Cálculo de Sección de Tubo de Aire Acondicionado, y
me estaba jugando la materia, viste, y me colgué y me puse a pensar en una
canción y en un acorde, si era para abajo y que se yo, y cuando me di cuenta
miré a los tipos que estaban ahí adelante y me dije “es una boludez esto”, y firmé la hoja, me fui y no volví nunca más
a Arquitectura. Desde entonces me dediqué solamente a la música”.
-Siempre
fuiste un caso particular dentro del Rock Argentino, por ser el único
intérprete que no compone, ni escribe canciones, pero lográs versiones que en
muchos casos superan ampliamente a las de los propios autores. ¿No te odiaban
los tipos por eso?
“Y es muy probable
que sí, sí seguramente. Un odio encubierto, no declarado. Sí me han metido
zancadillas de las más diversas, pero yo creo que tiene que ver con que durante
años no se terminó de entender qué lugar ocupaba cada uno -y ejemplifica- los
que manejan los autos de Formula 1 no son los mismos que los fabrican, y es tan
importante uno como el otro. Pero después eso se fue entendiendo, al punto de
poder trabajar en conjunto”.
-“¿Cómo
eran aquellos conciertos con Irreal?
“Eran muy buenas
intenciones con pobres realizaciones. Siempre recuerdo una anécdota que contaba
Rodolfo García (baterista) de Aquelarre, viste que ellos eran cuatro y firmaban
los temas los cuatro, entonces un periodista va y le pregunta: Rodolfo ¿cómo hacen para componer entre
cuatro? Y el tipo le contesta: Mirá, es muy sencillo, uno trae una idea y
todos los demás la complicamos. En Irreal hacíamos lo mismo, o sea no podíamos
empezar y terminar un tema con el mismo ritmo si antes no pasábamos por diez
ritmos entre medio y cortes, era la época, pero había buena madera ahí”.-
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