Hace 30
años se editaba “Tiempos difíciles” de Juan Carlos Baglietto. Fue el primer
hito discográfico de lo que se conoció como la Trova Rosarina, colectivo
musical que debió en gran parte su nacimiento y éxito al Festival de Rock de La
Falda.
DISCOS ANTOLÓGICOS
Por
Néstor Pousa © 2012
En abril de 1982, un mes y año muy
significativo en la historia del país, salía a la venta un disco que mostraba
una estética nueva en lo que se conocía como Rock
Nacional. Un rosarino, hasta entonces un ilustre desconocido, de nombre Juan Carlos Baglietto, lanzaba Tiempos difíciles, álbum que se
convertiría en el primer hito de un movimiento poético musical con origen en
Rosario, ciudad que ya había provisto al Rock en Castellano nada más y nada
menos que a uno de sus padres, Litto Nebbia.
Hasta ese momento Baglietto había tenido
cierta notoriedad en su ciudad integrando algunos grupos musicales de los
cuales el que más expectativas provocó fue Irreal,
aunque se diluyó antes de dejar algún registro oficial. En agosto de 1981 es invitado
a Buenos Aires por la emblemática revista Humor ® para tocar en un festival organizado
en oposición a la llegada al país de Frank Sinatra. Esa efímera participación le
valió a Baglietto la invitación para integrar la cartelera del Festival Argentino de Música Contemporánea
de La Falda de 1982. Lo que ocurrió en el Anfiteatro Municipal la noche del
6 de febrero fue un hecho tan inusual y sorprendente como pocas veces se había visto.
El ignoto rosarino apareció solo desde las profundidades del oscuro escenario
pulsando su guitarra Ovation, vestido
con enterito y gorra, atuendo que usaba desde las épocas en que animaba fiestas
infantiles. La barba, el pelo muy largo y desprolijo y su mediana estatura lo
asemejaban a un extraño duende, pero especialmente porque algo mágico sucedió
en ese instante. Luego de un comienzo con La
censura no existe -tema de menos de un minuto en el cual el cantante
terminaba amordazado por la espalda- le bastaron los primeros acordes de Mirta, de regreso -que relata la vuelta
a casa de un ex presidiario- para que un auditorio que se desbordaba de gente,
virtualmente explotara. Les puedo asegurar que jamás vi un recibimiento similar
para un músico prácticamente desconocido por el gran público, que aunque ya había
grabado su disco debut, este no estaba editado aún y no tenía todavía difusión
oficial. Aunque había sido fundamental la manija que Mario Luna, mentor del festival, le había dado a esos temas
inéditos en su programa radial Alternativa,
gracias a una copia en un cassette promocional que había recibido.
Lo acompañaban músicos aún menos conocidos que él, pero de un talento tal, que pronto
los haría emprender carreras solistas. Integraban la banda: Fito Páez
(tecladista, arreglador, autor y compositor), Silvina Garré (segunda voz y
pareja de Juan) y Rubén Goldín (guitarrista, segunda voz, arreglador, autor y compositor).
Completaban el elenco Sergio Sainz en bajo y Zapo Aguilera en batería.
Baglietto
fue toda una revelación para el público, para sus colegas y para la prensa, y
muy especialmente para los productores discográficos de la EMI que abrieron los
ojos y empezaron a contar billetes en el aire. Pocos años después el mismo
Baglietto nos contaba: “La Falda fue el
primer lugar en donde me dieron pelota. En realidad yo ya había grabado el
disco y acá en La Falda pasó una cosa fenomenal. Fenomenal por fenómeno, además
de por piola. Había muchísima gente, que no eran todos cordobeses, sino que
había de todo el país, y yo me subí a cantar por primera vez esas canciones que
ellos desconocían porque el disco no había salido, ni estaba en difusión, ni
nada que se le parezca, y ni se sabía que iba a pasar conmigo además, y la
gente a la segunda vez que escuchó los temas, ya los cantaba, eso me pareció
alucinante. Por otra parte fue aquí en La Falda donde me vieron los tipos que
me habían hecho grabar, y decidieron poner la plata para difundirme”.
Surgía así un movimiento espontáneo de músicos, autores y compositores que la
prensa bautizó y comenzó a reconocer como la Trova Rosarina.
Luego del
arrollador suceso faldense el disco debut de Baglietto ya tenía asegurada su
publicación, la que se produjo en abril de ese mismo año. Tiempos difíciles contó con los arreglos de Rubén Goldín y un joven
Fito Páez de apenas 18 años; su portada que muestra la imagen del intérprete
junto a un niño, es un guiño a la película El
pibe de Charles Chaplin; y fue editado en vinilo y cassette, los formatos usuales
de la época. El éxito fue fulminante y marcó
algunos records: se convirtió en el primer disco
de oro del Rock Argentino alcanzando la cifra de 30.000 unidades vendidas a
tan sólo un mes de su publicación; y Baglietto fue el primer artista en
Argentina que vendió esa cantidad con su disco debut.
La otra particularidad de Baglietto es que
siempre fue un intérprete que no compone lo que canta, sino que recopila músicas
de otros autores. Un rasgo exclusivo dentro del panorama del rock vernáculo caracterizado
por ser todos sus integrantes creadores de lo que interpretan. Por eso la lista
de Tiempos difíciles es un puñado de
canciones memorables que también fueron el debut para una camada de nuevos autores
y compositores notables. Algunas de esas canciones se transformaron en hits sin
fecha de vencimiento: Era en abril de
Jorge Fandermole, Mirta, de regreso
de Adrián Abonizio y La vida es una
moneda de Fito Páez. El material completo incluía: Aunque mañana no estés, Puñal
tras puñal y Sobre la cuerda floja (todas
de Fito Páez); Los nuevos brotes, Dulce pájaro y Sin luna (firmadas por Rubén Goldín) y La música del Río de la Plata (Páez-Baglietto).