LA FALDA ROCK 2018
Textos: Néstor
Pousa
Fotos: Facundo Pousa
Fotos: Facundo Pousa
Desde épocas remotas, y me refiero a los
inicios de este ciclo en los tempranísimos años ’80, al finalizar cada edición
quedaba flotando en el ambiente la duda sobre su continuidad. ¿Por qué ocurría
esto? Indudablemente el festival de rock dividía a la sociedad faldense.
Estaban los que lo apoyaban, otros a los que les era absolutamente indiferente
y también había un sector decididamente en contra. Estos últimos, creyendo que
este evento no era más que un capricho pasajero, esperaban con la culminación
de cada nuevo capítulo, que ese fuera el último. Que semejante festival no
aportaba nada a la ciudad que lo cobijo y no debía continuar.
Por otra parte algunos periodistas que
llegaban desde Buenos Aires parecían no ver con buenos ojos que un
festival de estas características se hiciera tan lejos. Cierta vez un muy reconocido
periodista de rock de la Capital, que asistió a alguna de las primeras ediciones, se quejaba diciendo: "Nos disponíamos a viajar mil kilómetros en bondis de cuarta para ir a un festival", reconociendo implícitamente el fastidio y la incomodidad que les producía tal situación.
De esta forma, el encuentro faldense no contó con “buena prensa”, o al menos con
una mirada más objetiva, durante los primeros años, por parte de las revistas
especializadas del momento.
Con este coctel tan desfavorable la
ciudad se perdió el tren de la historia, ese que en el mejor de los casos pasa
una sola vez en la vida. El ciclo, conocido inicialmente como Festival
Argentino de Música Contemporánea de La Falda, invención del locutor y
productor salteño Mario Luna, tuvo su etapa reveladora y dorada en los ‘80,
luego dos regresos sin gloria, y esta tercera resurrección que está en curso. Ahora
conocido con la genérica denominación de La Falda Rock, esta última etapa
arrancó en abril de 2017, con producción de la empresa cordobesa XL Abasto,
propiedad del faldense Matías Cibin, en asociación con la porteña Pirca
Producciones, encabezada por Cristian Merchot. Ambas alineadas con la
Secretaría de Turismo de La Falda, que auspicia el evento y aporta con infraestructura,
publicidad, hotelería, servicios y algunas extras.
Como era de esperarse el regreso del
2017 vino acompañado de una nueva polémica. Esta vez por la fecha elegida, 14 y
15 de abril, que coincidiendo con la celebración de la Semana Santa para
algunos ofendía la liturgia y para otros podía afectar económicamente el
desarrollo de ese “finde” largo. Esta vez el festival se enfrentaba a
argumentos basados en la fe católica junto a otros definitivamente prosaicos.
La corriente anti-rock de la ciudad nunca había llegado a limites tan
contradictorios para manifestar su oposición.
Esto hizo modificar la estrategia a los organizadores
que, aunque descartaron de plano para 2018 la fecha santa, siguieron adelante
con convicción. Se pensó entonces coincidir con el fin de semana largo de mayo.
Luego saltó a agosto. Hasta caer en noviembre. Los motivos de tantas
postergaciones ya no importan, al fin de cuentas esto de no tener la prioridad
de una fecha fija en el calendario es otra consecuencia de las sucesivas
interrupciones que llevaron a que un festival con 38 años de historia,
solamente haya concretado 12 ediciones.
Bersuit |
En las antípodas estéticas, los
uruguayos de La Vela Puerca y Ricardo Iorio en plan solista, parecían ser el
imán más poderoso de este capítulo. De hecho el ex Almafuerte se explayó en
alguna entrevista en contra de los charrúas, pero ese detalle no condicionó
para que no pudieran compartir cartel. Bersuit y Kapanga son dos bandas
históricas de la edición 2002, aquella que produjo José Palazzo junto a su ex
socio el Perro Emaides. En tanto Asspera y Sueño de Pescado tenían en este
casting el rol de posible banda revelación.
La jornada largó alrededor de las 18.30
con Notakustica, banda faldense que no hizo valer su localía para participar.
No hubo favoritismos sino que se ajustaron al reglamento del concurso impulsado
por una radio cordobesa y accedieron por el voto de la gente. Meritorio lo de
José Hormaeche, Lautaro Santos y compañía, que entendieron que no se es artista
por decreto y que la palabra final, siempre, la tiene el público.
Asspera es una banda de metal bizarro,
por definición propia, que mezclan música, humor, máscaras, elementos grotescos
y letras sexistas. Una combinación explosiva ante una platea todavía dispersa
por la hora temprana de su actuación.
La Bersuit llegó con su Gira 30 Aniversario dejando en claro que
tienen un repertorio imbatible plagado de clásicos que derriban los límites
estilísticos del rock. Fue el momento más eufórico de la noche con los hitazos que los llevaron al
éxito masivo, como: Yo tomo, Perro amor explota, El tiempo no para, El viejo
de arriba, una versión flow de Sr.
Cobranza, Se viene (el estallido), La bolsa y La argentinidad al palo, esa especie de
chacarera-rap que tan bien nos define. Está claro que sin Cordera algunas
interpretaciones perdieron dramatismo y que con la dupla vocal de Dani Suárez y
Cóndor Sbarbati se resetearon hacia una versión más fiestera de sí mismos.
La Vela Puerca |
¿Será Sueño de Pescado la nueva cosa del rock vernáculo? Formados hace 5
años en La Plata, ciudad con una asombrosa tradición rockera (La Cofradía de la Flor Solar, Los
Redondos, Virus, Estelares, Guasones) que ellos no desconocen. Igual, su
propuesta está más cercana al sonido y las letras del rock barrial de
Callejeros, La Beriso o Salta la banca. Tienen en Manuel Rodríguez (voz, guitarra), un frontman tan hiperactivo que se hace un blanco difícil para los
flashes. Habrá que esperarlos un poco más.
Kapanga |
Iorio, saldando una deuda. Tras una nueva y prolongada espera aparecería Ricardo Iorio en plan solista y con su nueva banda. Personaje polémico si los hay (postear un comentario en las redes sobre él siempre provoca alguna reacción) Ricardo hacía dos largos años que no pisaba Córdoba. La última vez fue en la capital cordobesa y con este mismo proyecto. Había entonces mucha expectativa por ver al fundador de V8, Hermética y Almafuerte entre nosotros, que a priori generaba dos apostillas: saldaba con su presencia una deuda de 1984, año en que programado en este mismo festival con V8, no llegaron para cumplir con el compromiso. “Se nos enfermó el baterista de mononucleosis”, explicaba Ricardo la noche antes, aunque en aquel momento no tuvieron forma de avisar el percance. La otra: en la nueva banda se alista Joana Gieco (piano, teclados), la segunda hija de León. Este dato no es menor, ya que alguien que es escrachado por supuesta misoginia, es el único que en este festival incluyó mujeres en su staff. Además de la hija del santafecino hay que mencionar a Carina Alfie, guitarrista invitada y a Julia Vera, su asistente personal.
El emblema del metal pesado argentino se
despachó con una lista con mayoría de canciones de la etapa Almafuerte,
agrupación desactivada en 2016. El nuevo quinteto se completa con partes
iguales de experiencia y juventud, con los hermanos Walter y Rubén Martínez
(batería y segunda guitarra, respectivamente) y Alejo y Facundo León (primera
guitarra y bajo). Repasaron clásicos como: Debes
saberlo, Se vos, Convide rutero, 1999 y Toro y pampa (aquí
con una fugaz aparición del Mono de Kapanga que seguía el show desde un costado
del escenario). Con la invitada Carina Alfie se escucharon Guitarrera y Justo que te vas.
Luego la banda cerraría con Tu eres su
seguridad. Era tarde y no hubo bises, y aunque la historia de este tan histórico
como vapuleado festival sumó un nuevo jalón a su biografía, siempre quedará
flotando la incógnita del principio.-