Por Néstor Pousa
Luego de más de veinte años de trayectoria La Renga ha experimentado en su obra un evidente crecimiento musical. Los últimos discos demuestran una evolución compositiva e interpretativa, álbumes como: Detonador de sueños (2003), Truenotierra (2006) y Algún rayo (2010) suenan más elaborados, complejos y maduros que sus predecesores. Pero no menos cierto es que esa asombrosa fidelidad que el público manifiesta hacia la banda se sostiene en muchos clásicos de las primeras épocas; canciones simples y directas como el Blues de Bolivia, 2+2=3, Buseca y vino tinto o Psilocybe mexicana, son las que desatan esa fenomenal (de fenómeno) pasión demencial por la banda de Mataderos.
No es algo que se pueda o se deba explicar,
es algo que se verifica con cada presentación del trío liderado por el Chizzo Napoli
y que completan Teté Iglesias en bajo y Tanque Iglesias en batería (además del
aporte adicional de Manu Varela en saxo y armónica). Eso es lo que ocurrió el martes 17 de julio en la ciudad de Córdoba con el arribo de la “Gira al
Interior”, un tour especialmente diseñado para espacios cerrados y bajo techo
que permite tener un contacto más cercano y directo con la potencia y fiereza
de su música. Así, la fecha fue propicia para que La Renga, luego de 4 años sin
tocar en la capital cordobesa, produjera su debut absoluto en un lugar ya
emblemático como el Orfeo Superdomo y con una enorme convocatoria.
Formalmente estos shows continúan con la
presentación oficial de Algún Rayo (2010),
por ser este su último trabajo editado hasta el momento. La original puesta y
la escenografía tienen que ver con este disco: pantallas de puntas asimétricas
y un gran telón translúcido que permanentemente bajaba y subía, y servía de
fondo para la proyección de imágenes (naves espaciales, planetas orbitando, recónditas
galaxias) en el estilo de un gran comic de ficción en low definition.
Pero en la lista no hubo solamente material del
nuevo, sino también muchos clásicos que hicieron del show un repaso antológico.
Para justificar la puesta en escena el comienzo fue con Canibalismo galáctico, y más adelante Algún Rayo (el tema), Poder
con el legendario Nacho Smilari como guitarrista invitado (“Un músico de la época en la que el rock todavía no se cantaba en
castellano”, anunció el Chizzo), el blues Dioses de terciopelo (también con Smilari) y una demoledora versión
de La furia de la bestia rock. Hasta
ahí los nuevos. Pero el Chizzo avisó: “Va
a haber muchos temas viejos”, y la platea celebró las apariciones de A tu lado, Lo
frágil de la locura, Estalla, En el baldío, Negra es mi alma, negro mi corazón, Ruta 40, La razón que te
demora, en una larga lista de 27 canciones.
En el medio un insospechado mini set acústico,
aunque ni las guitarras de caja, ni el cajón peruano ejecutado por el Tanque,
pudieron suavizar la aspereza de Napoli. Llenado de llorar (de Truenotierra)
entró perfectamente en el formato, pero La
balada del diablo y la muerte y Voy a
bailar a la nave del olvido, debieron ser adaptadas.
Tras dos horas de intensidad, la locura se
potenció en los bises con El revelde,
Panic show, El final es en donde partí y el habitual final con Hablando de la libertad, desatando un
pogo que a esa altura de la noche ya había ganado hasta los pasillos del estadio.-
"Gira al interior" - martes 17/07/2012 - Orfeo Superdomo (8.000 personas)
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