El
mayor de los hermanos Gallagher llegó por primera vez a Córdoba, lo hizo para
estrenar su proyecto solista y su álbum debut. El show fue un recorrido casi
completo por el nuevo repertorio con la concesión de algunos temas de su
exbanda Oasis.
RECITALES
Por
Néstor Pousa © 2012
Durante las últimas dos décadas los hermanos Noel y Liam Gallagher le dieron vida a Oasis,
una de las bandas más influyentes e importantes de la escena mundial. Surgida
de la prolífica cantera musical de Manchester, los Oasis eran dinamita pura
tanto arriba como abajo del escenario. Se granjearon detractores que los
consideraban meros clones de The Beatles,
como también amores incondicionales de sus fans que adherían al subtítulo de “la
banda más grande del mundo”. El problema fue que mientras estuvieron juntos,
alimentando las páginas de la gloriosa historia del pop británico, su talento parecía
tener la misma dimensión que sus egos. Sus peleas interminables llegaron a
teñir de amarillo los suplementos de espectáculos y los diarios
sensacionalistas; los berrinches del caprichoso Liam y la tolerancia cero del
irascible y malhumorado Noel y esa extraña forma de odio que solamente algunos hermanos
suelen desarrollar, hicieron inevitable la separación. Potenciada tal vez por
una pisca de marketing, los Gallagher no se bancaron más entre sí y decidieron
desarmar la banda para emprender sus respectivas carreras solistas.
Bajo esa premisa llegó a Córdoba Noel, el
mayor de los hermanos, guitarrista, principal compositor y segunda voz en
tiempos de Oasis (en donde Liam era el vocalista principal); hoy al frente de
su propio proyecto en el cual no tiene que compartir el 50% de las decisiones
con nadie. Esta nueva etapa se titula Noel
Gallagher’s High Flying Birds, literalmente: Aves que Vuelan Alto.
La banda y también el disco debut se llaman
así, un trabajo que justifica la gira 2012 que trajo al músico por primera vez
a la ciudad de Córdoba (Orfeo Superdomo), en la primera de las dos únicas
fechas argentinas, la segunda fue en el estadio GEBA (Gimnasia y Esgrima de
Buenos Aires) el domingo 6 de mayo.
Un día antes, en su presentación cordobesa,
la cosa empezaba prometedora para los nostálgicos de Oasis, el inicio con un
par de versiones de esta banda hicieron agitar con excitación a los del sector “pista
parados”. Pero fue a partir de la tercera canción que se concentró principalmente
en el nuevo repertorio, el que repasó casi por completo y con varios bonus
tracks. Contrariamente a lo que indican las actuales tendencias, de recurrir a
una lista de grandes éxitos que el
público reconoce instantáneamente, Noel se rebeló ante ese formato clásico y dedicó
la mayor parte del tiempo a repasar las canciones del nuevo disco, de punta a
punta y en el orden de aparición; intercalando algunos lados B de singles y
hasta atreviéndose con un inédito.
Así vino una seguidilla de seis estrenos con:
Everybody's on the run, Dream On, la balada If I had a gun, The Good
Rebel (lado B del primer single de difusión del nuevo trabajo), The death of you and me (el primer
single) y Freaky teeth (el inédito). Del
Oasis más épico anoté tres momentos: promediando la lista apareció una versión
acústica y de fogón de Supersonic; y
en los últimos bises Litlle by little
y el súper hit Don’t look back in anger,
en el cual al mejor estilo Oasis el cantante se llamó a silencio para dejar el
estribillo en las gargantas de las 4.000 personas que poblaban el domo. Fue la
postal final y el instante preciso en que se liberó tanta atención mantenida
durante una hora y media en el nuevo material, aunque igualmente algunos de los
estrenos tuvieron un recibimiento como si ya se tratara de clásicos.
Seguramente muchos de los que asistieron esa
noche al show, lo hicieron pensando en un auto tributo por parte de Gallagher, si
fue así se equivocaron. Bien podría haber preparado un show tribunero y hubiera estado en todo su
derecho de hacerlo, pero evidentemente el cantante todavía tiene mucho para
mostrar y el coraje suficiente para jugarse por seguir componiendo. Incluir en
el final algunos hits de su exbanda no debe tomarse como un hecho demagógico ni
complaciente. Fue el reconocimiento a un público que terminó legitimando la
nueva etapa de un músico con una trayectoria envidiable, pero que no se
considera “de vuelta”, ni colgado de la gloria del pasado. Un tipo que no
necesita congraciarse con actitudes que suelen ser habituales en muchos
artistas extranjeros que tocan en el país, un frontman que en escena se muestra
casi estático, salvo por los interminables cambios de guitarras entre canción y
canción. Pero que igual hizo todo lo posible para comunicarse con la gente, a
su modo, con toda su reconocida parquedad a cuestas y hablando en un inglés que
no se esforzó por hacerlo un poco más entendible para una audiencia en español.
Se dice que del amor al odio (y viceversa) hay un solo paso, esta regla -además de un seguro cachet con varios ceros- es lo que mantiene abierta la posibilidad de ver a los hermanos de Manchester otra vez juntos sobre un escenario. Mientras eso no ocurra, ya sabemos cual es el camino que eligió el mayor de los Gallagher.-
Se dice que del amor al odio (y viceversa) hay un solo paso, esta regla -además de un seguro cachet con varios ceros- es lo que mantiene abierta la posibilidad de ver a los hermanos de Manchester otra vez juntos sobre un escenario. Mientras eso no ocurra, ya sabemos cual es el camino que eligió el mayor de los Gallagher.-
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