David y Howe (foto: lavoz.com.ar) |
La célebre banda inglesa, verdaderos íconos del rock progresivo, pasó por Córdoba con mayoría de integrantes originales y un par de recambios necesarios. La capital cordobesa refrendó un gran año de visitas internacionales que se cerrará con los Stone Temple Pilots el domingo 5 de diciembre en Orfeo Superdomo.
RECITALES
Por Néstor Pousa © 2010
Ingresar al Orfeo en el mismo instante en que se apagaban las luces y la silbatinas de aprobación daban la bienvenida a la banda, no permitió al cronista hacer un barrido de las caras de los numerosos fans que se presumían en una mezcla de satisfacción y ansiedad por la espera. Allá, enfrente, estaba la banda que como se dijo fue precursora del Rock Progresivo y emblema del estilo sinfónico, venerado con unción por varias generaciones de seguidores alrededor del mundo. Eran tiempos que en Argentina la pregunta de rigor era: ¿te gusta la música progresiva? Y en el rótulo metíamos cómodamente a casi todas las bandas inglesas, estadounidenses y de nuestro, por entonces, incipiente rock en castellano. Esa etiqueta mutó sucesivamente a Música Contemporánea, Rock Nacional, otras. Y desde entonces “lo progresivo” ya fue más específico, y hoy mencionamos a Yes como los verdaderos cultores de esta corriente.
Casi todas bandas longevas -en el rock poco más de cuarenta años te convierte en tal- han experimentado, por distintos motivos, cambios en su formación. Yes no fue la excepción.
La versión que pudimos ver en su primera visita a Córdoba incluye dos nuevas piezas que ensamblan a la perfección en su mecanismo de relojería. Pero para dejar las cosas claras, o por corrección británica, el único miembro fundador que aún queda, Chris Squire, se encargó de presentarlos apenas comenzado el show. Los nuevos fichajes son: Oliver Wakeman, el mismísimo hijo del célebre Rick, en teclados; y Benoit David, un canadiense que reemplaza en la voz líder a Jon Anderson, para muchos insustituible.
Benoit (Benuá, parece ser la pronunciación más correcta) es alguien que supone haberse sacado la lotería. Era miembro de una banda tributo a Yes y fue, gracias a sus condiciones y a su registro vocal, seleccionado para reemplazar a Jon. Nada más y nada menos. Y en su paso por la capital cordobesa quedó claro que no lo hace nada mal, y que conoce a la perfección: el repertorio, los movimientos en escena y los tics que hay que cuidar para no desentonar.
De los miembros históricos quedan, el mencionado Squire, un bajista de gran porte que aporrea las cuerdas duramente pero con gran precisión. Alan White, por el look no lo parece, pero es un baterista tremendamente eficaz, que toca con gran potencia sin que se le mueva uno solo de sus pelos canos. Y dejé para final a Steve Howe, un guitarrista sorprendente, un tipo que abajo del escenario se muestra huraño, y con gesto malhumorado, que no deja que le den la mano o lo filmen, pero una vez en escena devuelve con creces. No apela a la economía de recursos, todo lo contrario, tira sobre la alfombra todo lo que tiene para dar, y convierte el set en algo sencillamente asombroso. Cuando Howe, Squire & White quedan sonando en trío, se insinúa una veta visceralmente power, pero es un amago nada más, enseguida vuelven a levantar su vuelo interestelar alucinante.
El repertorio de la gira, conocida como In the Present Tour, es lo más dorado y clásico de la etapa 1971-1980. Un set list de tan sólo diez temas, pero de diez minutos de promedio cada uno, en donde cada final es como el desenlace de una película épica celebrada con una ovación propia de un circo romano en estado de ebullición.
Abrieron con la enigmática Siberian Khatru (1972, álbum Close to the edge) y cerraron con un único bis, Starship Trooper (1971, del memorable Yes Album). Hubo momentos de ensimismamiento en los veter-fans, durante los cuales en el recinto no volaba una mosca; pero también hubo tiempo para liberar la emoción, y eso pasó con I’ve seen all good people, que ni bien empezó la intro a capella se elevaron brazos al cielo. Y mucho más con And You and I, donde ya fue imposible no saltar de la butaca.
La lista tuvo una continuidad muy coherente en cuanto a la elección de las canciones, incluso el solo de guitarra electroacústica de Howe (el combo de Mood for a day e Intersección blues) fue de lo más celebrado. Tras esto, el guitarrista recordó su anterior visita a Córdoba en plan solista (año 1994) y llamó a la banda para Owner of a lonely heart, el mega hit de los 80’s con el que –todavía con Anderson, pero sin Howe– se ganaron legítimamente una nueva legión de admiradores. La versión sonó brillante, pero algo descontextualizada, y tal vez por eso no recibió una ovación desmesurada.
Los otros nueve movimientos son músicas que por más que hayan coleccionado años, no suenan viejas, sino todo lo contrario, se potenciaron con el tiempo y atravesaron de forma impecable las últimas cuatro décadas.
Una consideración final: si verdaderamente decís que te gusta el rock, no te quedes sin ver al cascarrabias de Steve Howe tocar su guitarra en vivo.-
Sala: Orfeo Superdomo
Fecha: 23/11/10
Asistencia: 3000 personas
Sala: Orfeo Superdomo
Fecha: 23/11/10
Asistencia: 3000 personas