El ex integrante de Los Músicos del Centro presentó en Villa Giardino “Patagonia”, su primer disco solista. Durante el show rescató temas de aquella banda.
RECITALES
Por Néstor Pousa (c) 2010
El lugar elegido para la presentación fue el pintoresco teatro de Villa Giardino en las Sierras de Córdoba, pero podría haber sido un pub en Londres, un bar del Soho neoyorquino o un café en Río de Janeiro, y el resultado hubiera sido el mismo. La música de Patagonia, primer disco solista de Mingui Ingaramo, es como un idioma común a muchas culturas, y esa universalidad es su primera gran virtud.
El Mingui (el artículo es un homenaje a la forma coloquial cordobesa de hablar) es quien de muy joven, junto a su hermano Juan Carlos y una pléyade de virtuosos músicos, integró el Grupo Encuentro, y que tras su fusión con Mousse darían lugar a los definitivos Músicos del Centro. Eran los tiempos del 'Festival de Rock de La Falda', y ellos uno de los principales animadores locales de esas legendarias veladas en sus primeros años. Gozaron de un amplio reconocimiento y dejaron tras su paso una estela con la más bella música jamás tocada y un repertorio por demás interesante.
Se tomo su tiempo Mingui hasta llegar a su primer solista: “Lo que sucedió es que conocí a músicos de aquí de la zona, como Horacio Burgos y Diego Clark, y sentí que con ellos había nacido la posibilidad de desarrollar un sonido distinto a la fusión de los 80’s y la modernidad de los 90’s. Usar instrumentos acústicos, inclusive me gustaría tocar con un piano acústico, pero es como imposible”, me cuenta el tecladista en una sala ya casi vacía luego del concierto.
Y esa es una particularidad de esta formación en la que no encontramos ni batería, ni guitarra eléctrica, pero que en su ficha técnica repite varios de los valiosos instrumentistas del álbum, muchos de ellos residentes de la villa. Fernando Bobarini en el bajo es otro histórico como Mingui y su mano derecha (“Yo sin Bobarini no puedo tocar”, se confiesa); Diego Clark se encarga de la percusión y las voces incidentales; Víctor Carrión, músico de Lito Vitale y Baglietto, del saxo soprano y la flauta traversa; Heleen De Jong del cello; y como invitado especial: Horacio Burgos en guitarra española. “Todos nosotros estamos en la búsqueda de tocar desde el silencio, y que lo menos sea más”, aclara Mingui, quien grabó con Los Músicos del Centro por última vez en 1997 el disco titulado Luminosa.
En el concierto del sábado 30/01/10 empezó mostrando los nuevos temas, como Obia del cordobés Daniel Homer; siguió con Casa del Agua con solo de guitarra de un notable Burgos; y luego con el tema que titula el disco, después nos explicaba: “Siempre me sedujo mucho esto de los grandes desiertos, los vientos y esos espacios increíblemente inhóspitos, y al mismo tiempo la vida interior de la gente que elige vivir allí. Siento que la Patagonia es un destino común, como una idea, y el título del disco es un homenaje a eso”.
Aparecerían canciones como El aroma de un beso de Juan Carlos Ingaramo y Nebbia, en versión instrumental, para luego pasar a la primera cita a Los Músicos del Centro con el tema Un lugar seguro. Cerraba esa primera parte Pensando en Inés, un solo de piano dedicado a su hija.
El segundo bloque nos traería más de Los Músicos…, otra colaboración entre J. C. Ingaramo y Litto, la hermosa Cuando yo me transforme, con Víctor Carrión haciéndose cargo de las partes de saxo soprano al mejor estilo Oscar Feldman.
El tributo a Tom Jobim da cuenta de la admiración que todos sienten por el músico brasileño, y del aroma a bossa nova que envuelve a todo el nuevo material. Y ya que hablamos de influencias, es Mingui quien admite: “Siempre hay cosas que interiormente resuenan y uno evoca, pero cuando me salen muy explícitas, trato de evitarlo, aunque siempre se filtran”. Difícil es para un músico contemporáneo argentino eludir a Piazzolla, al Cuchi Leguizamón, y hasta el mismísimo Nebbia; quienes se asoman en cosas como Bello Horizonte o en La huella, ambos pertenecientes al nuevo disco.
El final del concierto se hizo más explicito aún en rescate que Mingui cree necesario hacer por la trayectoria y el repertorio de sus ex bandas (Músicos del Centro y Encuentro), por eso Agua pesada de Pelusa Navarro marcó el final de una noche que se prolongó con una zapada en donde quedó definitivamente demostrado el virtuosismo, fineza e impecable ensamble que logra el quinteto.-
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