sábado, 28 de diciembre de 2013

Andrés Calamaro / "Bohemio"

DISCOS DEL 2013

por Néstor Pousa

Cuando uno podía presumir que sus bizarras apariciones en el programa del zar de la TV banal/vernácula podían hacerle perder timing de rockstar; o que su profusa actividad en la red social del pajarito para ventilar, entre otras cosas, intimidades de su relación con su mediática novia le desdibujarían su aura fifty-fifty entre poeta maldito y gran cancionista; pues no, Andrés Calamaro se recompuso y lanzó Bohemio, disco que figura en mi lista de lo mejor del 2013.
Puede resultar contraproducente la verborragia cancionera que le conocemos al mayor de los Calamaro a la hora de seleccionar diez piezas que integren un disco físico. Tal vez por eso Andrés dejó en manos de Cachorro López gran parte de esa responsabilidad. Cachorro, como sabemos, fue en el pasado su compañero en Los Abuelos de la Nada, y es actualmente un productor estrella a la hora de delinear discos pop.
Del talento compositivo de uno, junto a la intuición del otro, nació Bohemio, que sorprende por la abundancia de guitarras slide a lo largo de todo el programa, de tonadas folks y riffs reverberantes que le dan un concepto de unidad a todo el trabajo.
Para los que opinan que Andrés ya no escribe hits indiscutidos, deberían permitirle más rodaje a canciones como Cuando no estás, con una musa demasiado implícita; o Nacimos para correr, donde retoma en formato de balada existencial la idea desarrollada en Los Chicos (de La lengua popular, 2007). Hay más: Bohemio (el tema) es una declaración de principios; y Plástico fino, la joya de este disco, tiene una lírica que conmueve, acentuada por esa entonación congestionada tan típica de Andrés.
Otro aspecto por el que debería ser recordado Bohemio es el explícito homenaje a Spinetta y el lugar de privilegio que ocupa en el orden de los temas. Al mérito que la letra pueda tener, o la belleza de su lánguida melodía, Belgrano es un digno tributo que no está puesto ahí forzadamente.
Mención para la carátula y su llamativo diseño, concebida como una especie de Buscando a Wally que arroja pistas sobre el contenido de la obra.- 

sábado, 7 de diciembre de 2013

Charly García: rock a cuerda

El astro argentino trajo a Córdoba "Lineas Paralelas", su espectáculo de formato cuasi sinfónico, una selección de sus clásicos para banda de rock y cuerdas. Fue ovacionado.

RECITALES

Por Néstor Pousa
                                                                                          
¿Ver o no ver a Charly García? fue la encuesta no vinculante que lancé entre mis amigos y propagué en redes sociales el último fin de semana de noviembre ante la inminente visita a Córdoba del astro argentino. Los detractores argumentaban que al margen de la milagrosa recuperación de la mano de su albacea espiritual, el Palo Ortega, García no es ni por asomo el mismo de antes. Agregaban que el valor de las ubicaciones era prohibitivo y agravaba la situación que la oferta en la cartelera de ese sábado 30 era por demás tentadora: Manu Chao agitaba por primera vez la folklórica Plaza Próspero Molina de Cosquín y el ex Soda Zeta Bosio, devenido deejay, musicalizaba un nuevo aniversario de El Pungo Bar de La Cumbre.
¿Adónde ir entonces? Puse fichas en Charly, porque aunque no disponga por el momento de un nuevo material que sustente su carrera, siempre es capaz de reinventarse. En su nuevo espectáculo el músico, que acusa un pasado de niño prodigio concertista de piano, intenta (y con éxito) fusionar elementos de la música clásica que fue lo primero con lo que tuvo contacto, con el rock por el que finalmente se inclinó. Este formato que tuvo su debut en el Teatro Colón de Buenos Aires fue el que traslado al Orfeo Superdomo, aún cuando el domo cordobés no disponga de las características técnicas del máximo coliseo argentino.
A Líneas Paralelas / Artificio Imposible, tal el nombre de la puesta, no se la debe considerar como un “García sinfónico” ya que conserva el peso específico del rock desde la base de batería que golpea el chileno Toño Silva, secundado por Fernando Samalea, extravagante multiinstrumentista que alterna el xilófono y el bandoneón con sus inusitadas percusiones. El valor agregado lo pone la Orquesta Kashmir (el nombre puesto por Charly obedece a un homenaje a Led Zeppelin) en la práctica un octeto conformado por seis violines y dos chelos, dirigida por Patricio Villarejo, un compositor y arreglador con probada experiencia en la cruza de lo clásico con lo popular. El resto del combo, que suma 20 músicos en escena, lo completan el resto de The Prostitution, la actual banda de acompañamiento de Charly.
El repertorio especialmente seleccionado recrea y alterna joyas de toda la carrera del ex Sui Generis, composiciones a las que las cuerdas les sientan de maravillas, modificándolas pero sin alterar demasiado la versión original. Dileando con un alma, Vos también estabas verde y Fax U, son pruebas acabadas de un ensamble que reserva momentos para los solistas, como los solos del chileno Kiuge Hayashida o del Negro García López, quien relega protagonismo de guitarra líder en función del sonido grupal; o como cuando el otro chileno, Carlos González, intenta emular el solo de bajo que Pedro Aznar inmortalizó en Eiti Leda.
La niñez de conservatorio de García marcó su estilo y muchos pasajes de su obra exhalan academia, como los instrumentales Rejas electrificadas y Monóculo fantástico (ambos de Pubis Angelical); o el solo piano de 20 trajes verdes. Una sonrisa cómplice debe haberse dibujado en el rostro de Patricia Perea (Peperina) al escuchar esta pieza perteneciente al álbum al cual ella inspiró su tema central. La célebre musa asistió al show de Charly después de muchos años de autoexilio rockero y gracias a una invitación del periodista Martín Carrizo.

No sé si es pertinente decir que García está mejor que nunca, después de todo algún precio pagó. La interpretación de Desarma y sangra no suena como su mejor versión, aunque el marco de violines la hicieron más conmovedora que nunca. Igual Charly se hace cargo de todas las partes vocales, pero así como en los teclados su lugarteniente es el joven veterano Zorrito Quintiero; el soporte en los coros lo aporta Rosario Ortega quien con un trabajo sobrio y sólido va justificando su convocatoria a la banda. Mientras el líder se mueve con parsimonia, pero inquieto por todo el escenario, pasa de la isla central de teclados, sintetizadores y i-pads, a la guitarra eléctrica y de esta al piano de cola. Se lo nota entusiasmado y enchufado con esta nueva oportunidad, conectado con su público y así avienta las dudas sobre su salud (recordar el incidente en su anterior paso por este espacio o su recientemente frustrado show colombiano). No se priva de dejar alguna frase de su cosecha: “Recuerden que el Rock Nació-mal”, es su nueva humorada favorita, y luego de un intermedio protagonizado únicamente por la orquesta y el saxo solista del histórico Bernardo Baraj (ex Alma y Vida), sobreviene una segunda parte que superó a la primera con intensas interpretaciones de Yendo de la cama al living, Inconsciente colectivo y Los dinosaurios con una breve referencia final a Led Zeppelin. Y una lista de bises, algunos fuera de programa para probar cómo funciona el ensamble sin partituras, con Tango en segunda, El amor espera, Cerca de la revolución y Canción para mi muerte.
No se olvidó de recordar a su amigo Spinetta cuando antes de la última canción mostró a la platea la tapa del primer disco de Almendra (la del payaso de la lágrima) y amagó en la guitarra la intro de Muchacha, ojos de papel.
Habrá darle la derecha a Carlitos cuando al final de la noche preguntó: “¿Quién dijo que el rock no se podía tocar con violines?”. Él demostró que sí pudo, que las líneas paralelas se tocaron y que el artificio fue posible.-


Fecha: 30/11/2013
Lugar: Orfeo Superdomo
Formato: auditorio
Asistencia: 4.000 personas


Previa de Charly García en Córdoba. Carlos Rolando, Dirty Ortíz, Mario Luna, Germán Arrascaeta, Néstor Pousa y Gustavo Arraigada en el espacio VIP de TELECOM.