sábado, 23 de febrero de 2019

El Cantautor ‘89, en el tiempo de las utopías

Luis A. Spinetta
Se cumplen 30 años de “El Cantautor ‘89”, espectáculo musical creado en La Falda en el verano de dicho año, con la intención de reemplazar al por entonces desactivado Festival de Rock. Una cartelera superlativa tuvo este ciclo, hoy casi olvidado.

EFEMÉRIDES

Por Néstor Pousa

Asomaba 1989 y La Falda se disponía a afrontar una nueva temporada de verano. Era el segundo año sin festival de rock, suspendido indefinidamente luego de la fatídica edición de 1987 que truncó una brillante seguidilla de ocho capítulos ininterrumpidos de un ciclo fundamental tanto para el rock nacional, como para la proyección de la ciudad que lo contuvo.
Se buscaba afanosamente cubrir el vacío con otro espectáculo de similar estilo, para capitalizar el crédito que la ciudad había ganado en buena ley en el contexto de la música contemporánea argentina. Así surgió El Cantautor ‘89, una especie de festival de varias noches consecutivas, con grilla variada, que este año está cumpliendo 30 años.
El creador de la idea, quien la desarrollo y produjo fue el BB Muñoz, músico de la generación del 60, otrora baladista de folk y blues, que antes de emprender su carrera solista había formado parte del dúo de pop melódico Fedra y Maximiliano, que intentaba imitar el éxito comercial de Bárbara y Dick sin alcanzar similares resultados.
Muñoz luego de colgar la guitarra se había dedicado de lleno a la producción de espectáculos y, como tal, había sido convocado para formar parte del staff de producción del Festival de Siglo La Falda ‘86 (otro sucedáneo del festival de rock). De esta manera el BB conoció la ciudad, se relacionó con gente del medio con la que trabó cierta amistad (la más estrecha con el querido y recordado Ale Almozny), situación que lo inspiró a producir algo por cuenta propia… y se lanzó. Aprovechando su relación con algunos ex colegas de sus épocas de intérprete, empezó a contactarlos para contarles la idea, que el propio Muñoz definía así: “El Cantautor es la simbiosis perfecta entre el autor, su obra y su instrumento, creemos firmemente que esta idea da la posibilidad de que el público pueda ver a su artista, solamente con él mismo, o a lo sumo con el acompañamiento de otro músico, y percibir de esta forma la interpretación directa y espontánea de un creador”. Esta era la consigna de la que nadie debía apartarse. Un concepto perfecto, por cuanto reducía enormemente los costos de producción en comparación con un festival, ya que los viáticos, logística, alojamiento, comidas y cachets se amortizarían durante los dos meses que era el tiempo en que se iba a extender el ciclo.
Por su estructura, se necesitaba de un ámbito cerrado y de menor aforo que el emblemático Anfiteatro Municipal.  No había mucho que pensar, el lugar ideal era el Cine Teatro Gran Rex, ubicado sobre calle 9 de Julio, hoy infelizmente desmantelado y cumpliendo una función muy distinta a la original para la cual fue construido semejante edificio.

Volante original
Con gestión privada y el apoyo de la secretaría de turismo y cultura de la municipalidad local, el BB logró montar un espectáculo sin precedentes para esta ciudad, programando la asombrosa serie de 46 conciertos a realizarse casi sin solución de continuidad durante enero y febrero de 1989. Cada músico tocaría durante ¡dos noches consecutivas!, conformando una grilla muy ecléctica que abarcaba el amplio espectro de estilos que se agrupan tras el rótulo de música popular argentina.
La faz técnica estaba bien custodiada. Los hermanos Juan Carlos y Graciela Quirno de Buenos Aires, desde la consola lograron un audio de alta calidad y sensibilidad (ponderado por todos los artistas participantes), favorecidos por la acústica que proporcionaba la sala propiedad de la familia Busso, históricos y pioneros empresarios de cine, teatro y espectáculos. Las luces, en conjunto con la escenografía, dibujaban una pirámide energética que hacían del entorno un medio acogedor en las cálidas noches estivales, mientras que el BB encendía sahumerios que inundaban el ambiente con su humo aromático, tal vez para neutralizar energías negativas. Nada había quedado librado al azar.

Litto Nebbia
El Cantautor, en cartel. Acá va, en orden de aparición, la lujosa programación diseñada especialmente para La Falda en aquel verano de hace exactamente 30 años. Durante el mes de enero: Facundo Cabral, Gian Franco Pagliaro, Pedro y Pablo (Miguel Cantilo y Jorge Durietz), Marilina Ross, Fito Páez (acompañado por Guillermo Vadalá), Nito Mestre (con Lapo Gessaghi), Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Eladia Blázquez con Chico Novarro, Alejandro Lerner y Piero.
Para febrero: Eladia Blázquez, Litto Nebbia, Nito Mestre, Pedro y Pablo, Rubén Rada, Rubén Juárez, Juan Carlos Baglietto (secundado por Pablo Rodríguez en saxo y flauta), Pagliaro, Marilina Ross, Spinetta, Alejandro Lerner y Antonio Tarragó Ros.

Facundo Cabral
Durante las largas jornadas que pasamos, entre productores, equipos técnico y músicos; en infinidad de pruebas de sonido, recitales y las juntadas posteriores, que tuve la fortuna de cubrir para dos medios de la ciudad: Radio Edén (decana de las FM de La Falda) y Revista El Quijote, se produjeron un cúmulo de anécdotas imborrables. Una larga charla de más de dos horas con Facundo Cabral, que excedió la categoría de entrevista; tener en los estudios de la emisora a algunos de los músicos participantes; cruzarte con Fito de gira nocturna por las discotecas faldenses; Litto Nebbia y otra interminable charla que parecía no tener fin a pesar de que había que cerrar la sala; Spinetta tocando en la víspera de su cumpleaños (23 de enero) y ser testigo privilegiado de las pruebas de sonido junto a su sonidista fetiche Mariano López. La posibilidad de reportear en forma distendida a todos y cada uno de los músicos intervinientes, muchos de ellos en el cenit de su inspiración y popularidad.

Pues bien, ¿y qué resultado tuvo este tan ambicioso proyecto? se preguntará el lector. Lamentablemente, y a pesar de todos los condimentos expuestos, el ciclo no tuvo ni por asomo la convocatoria de público esperada, o la que al menos garantizara su continuidad. Los motivos pueden ser diversos. Uno de ellos: la escasa o nula expectativa que despierta en esta ciudad una atracción cuya entrada no sea libre y gratuita. Pero no sería justo exponer este argumento como único causal. Es cierto también que por entonces el formato de autor y compositor solista empezaba a ceder terreno, dejando paso a otros estilos musicales que dominarían la escena de los años 90 en adelante. Y La Falda había apostado fuertemente por ciclos artísticos y culturales de jerarquía que, sin lograr contrarrestar los efectos de una inexplicable indiferencia, nunca alcanzaron una saludable longevidad. En este sentido, el debut e inmediato ocaso de este ciclo denominado El Cantautor, marca registrada por el BB Muñoz, fue quizás uno de los más categóricos ejemplos ocurridos en aquellos tiempos de las utopías.

Fotos: Ricardo Sisti

jueves, 21 de febrero de 2019

Cosquín Rock siguió sonando

Vanthra, miniset acústico
La actividad en sala de prensa del festival es tan intensa como la que sucede sobre los escenarios. Aquí apenas un repaso de lo más relevante que arrojó la reciente edición 2019. 
 
SALA DE PRENSA

Por Néstor Pousa 
Fotos: Facundo Pousa

Todo cronista que pretenda cubrir los pormenores de cada nueva edición del Cosquín Rock no podrá desatender de ningún modo la intensa actividad que transcurre en sala de prensa del evento. El espacio, históricamente una enorme carpa provista de algunos elementos para desarrollar la tarea periodística, se encuentra en la parte posterior, distante 100 metros del escenario norte (principal), y contigua al patio de artistas. El ir y venir de escribas y reporteros gráficos siempre es incesante, si uno pretende rescatar data de primera mano de los protagonistas del festival. Para que todo sea más o menos organizado, los encargados de prensa de la producción disponen diariamente de una pizarra con la grilla de horarios y conferencias del día. El lugar también es apto para el reencuentro con colegas de todo el país que, con algunos de ellos, solo se da una vez al año y en ese lugar.
La reciente edición contó con algunas singularidades como fue la presentación de la nueva Cosquín Rock FM 90.3, señal que reemplazó en el dial a la ex Vorterix Córdoba, un nuevo emprendimiento de la productora del festival destinada a difundir las novedades del evento y directamente vinculada al mismo, pero que además promete una programación orientada a los amantes del rock en todas sus variantes. Durante un banquete muy bien servido donde los periodistas pudieron devorar algunos manjares, se hizo presente parte del personal de la nueva emisora con el Gringo Brizio a la cabeza, para detallar los alcances del nuevo proyecto que involucra a En Vivo Producciones y Gamba FM. Y para cerrar este poco habitual festín en el sector prensa, el trío Vanthra ofreció un miniset acústico en vivo. Vanthra está liderado por Fernando Ruiz Díaz, quien de esta forma puso en modo pausa su anterior banda Catupecu Machu, y junto a Charlie Noguera en bajo y Pape Fioravanti en bombo legüero, intenta explorar nuevos matices musicales aunque no demasiado alejado de su anterior estilo. Fer se sumó al lanzamiento de la nueva emisora rememorando su primer viaje fuera de Buenos Aires, en 1996, en los inicios de Catupecu junto a su hermano Gabriel Ruiz Díaz, y se emocionó al recordar que fue el mismo Brizio quien también en aquella oportunidad ofició de anfitrión, por entonces en la inauguración de la legendaria FM La Rocka. Luego interpretaron ajustadas versiones desenchufadas de: Voz del mar (original de Vanthra), una versión cover de Ella vendrá (clásico de Don Cornelio y La Zona) y Magia veneno, desplazando por un rato la atención de los escenarios principales al refugio periodístico del predio.

José Palazzo, creador de CR
Santa María Rock. “Nosotros nos llevamos muy bien con Dardo Zanotti (nota: Intendente Municipal de Sta. María de Punilla) y obviamente que la edición 2020 va a ser acá. Nos sentimos muy cómodos, Dardo colabora con el festival, y toda la ciudad, en proporción a los beneficios que le genera a su pueblo todo este movimiento. En algunos casos se involucran operativamente en cuestiones que para alguien que está en la política tal vez no entienda que son útiles, como ayudar con el adoquinado o un montón de cosas que hacen que sea cada vez más placentero hacerlo aquí, más allá de los volúmenes de gente” (conferencia de prensa con José Palazzo) 

Palos a Palazzo. El episodio por el cual el nombre de Cosquín Rock siguió sonando en medios nacionales durante varios días posteriores a su finalización, ocurrió durante la jornada del domingo con los Eruca Sativa como protagonistas. El power trío de origen cordobés salió a tocar bajo el inclemente calor de las 17.15 y ante un buen número de seguidores desarrolló un show cuya temática giró en torno al proyecto de ley de cupo femenino en festivales (el mismo exige un piso de un 30% de mujeres músicas en los escenarios). Lula Bertoldi (guitarra y voz) y Brenda Martin (bajo y voz), luciendo simbólicos pañuelos verdes, utilizaron su set para invitar a músicas a compartir su show, abriendo el fuego de la polémica. Sumaron  a la rapera Kriz Alaniz, a la arpista Sonia Álvarez y a la folklorista La Bruja Salguero. La protesta tuvo su correlato cuando todos los nombrados hicieron su ingreso a la rueda de prensa cantando a viva voz y con La Bruja percutiendo la caja. 
Eruca Sativa y La Bruja Salguero x la Ley de Cupo Femenino
Tomó la palabra Brenda para reconocer en primera instancia su decisión de no concurrir al festival en desacuerdo con una grilla que no contemplaba en un buen porcentaje a las mujeres músicas. Pero fueron unas declaraciones del productor José Palazzo, quien luego diría que fue mal interpretado, que las hizo cambiar de opinión y participar. Según expresaba Palazzo, de obligarlo a cumplir con la ley pretendida, tendría problemas para cumplir con el cupo exigido, entendiéndose por esto que el productor considera que en lo que concierne al rock no hay suficiente talento en el género femenino. A la bajista de Eruca no le tembló el pulso para tildar al productor de ignorante, “Habla desde la ignorancia”, espetó Martin, por demás sensibilizada con este tema. Por más que Palazzo salió al cruce a aclarar su postura, una especie de linchamiento mediático ocurrió en días subsiguientes y en diferentes formas: la cantante y compositora Clara Cantore le dedico una canción y hasta el pirotécnico programa de debate Intratables que emite América llegó a ocuparse del tema. Ante este inesperado giro de los acontecimientos no le quedó otra a Palazzo que acudir nuevamente a las redes para despacharse en Instagram con un video en donde hace un mea culpa y rápido de reflejos, aunque todavía falten poco menos de 365 días para la próxima edición de Cosquín Rock, reconoce haberse puesto a trabajar para incorporar más mujeres a su grilla. ¿Fin del problema? Seguro que no.

jueves, 14 de febrero de 2019

Cosquín Rock '19: Un sol para los chicos

Louta 
Con un presupuesto de 80 millones de pesos la reciente edición cargaba con la difícil misión de doblarle el brazo a una coyuntura económica muy complicada. Así y todo, se convirtió en una de las de mayor convocatoria en sus diecinueve años de historia. Crónica y fotos.

COBERTURA ESPECIAL
 
Texto: Néstor Pousa 
Fotos: Facundo Pousa

“Creo que es una de las más exitosas que hemos hecho, pasamos las 110.000 personas el fin de semana en el predio, los que han venido todos los años (dirigiéndose a los periodistas) seguramente lo han visto mucho más lleno que otras veces, fue impresionante”, comenzaba enunciando José Palazzo en la habitual conferencia de prensa que el productor ofrece a modo de balance previo, cuando cada nueva edición empieza a languidecer. Al padre de esa criatura llamada Cosquín Rock se lo notaba muy satisfecho, casi eufórico, con los resultados obtenidos, por ejemplo, el sábado se batió el record histórico para un solo día cuando el control magnético de todos los accesos acusó la sorprendente cifra de 67.000 personas. Inesperada, teniendo en cuenta el contexto económico nacional que redunda en una floja temporada estival. De fondo llegaban en ondas expansivas las canciones del show que Ciro y Los Persas ofrecían en el escenario norte, y Palazzo seguía manifestando su sorpresa. “Fue increíble, es impresionante lo que sucedió con un festival argentino, que somos nosotros, en una época de crisis tan complicada como esta en la que el 80% del espectáculo en vivo ha caído dramáticamente y escandalosamente, diría”, para seguir subrayando lo contentos que estaban.
A diferencia de años anteriores el grueso del público fue ingresando en horas muy tempranas al aeródromo, a pleno sol y desafiando las altas temperaturas dominantes que invitaban al río o a la pileta, más que a pisar el campo en horario de la siesta. Al respecto el productor expresó que la gente va entendiendo el concepto que le quieren imprimir al evento, de aprovechar todas las atracciones que ofrece además de la música. Asimismo confió que el presupuesto de la presente edición fue de 80 millones de pesos y confirmó que Santa María de Punilla sigue más firme que nunca como sede del festival que el año próximo celebrará su 20º aniversario. “Estamos muy cómodos aquí”, aseguró.

Al lado de la columna donde se desglosan los datos técnicos y cuantitativos, Cosquín Rock ofrece en la faz artística un menú cada vez más ancho en estilos musicales. Con sus seis escenarios funcionando en simultáneo se presenta ante el espectador como un gran banquete del cual uno se puede servir a gusto. Algunos prefieren devorar shows completos de sus artistas favoritos, otros más ansiosos e inquietos, van “picando” a placer. La patada inicial de esta edición la dio el grupo indie cordobés Telescopios, a las 14.10 en el escenario sur, ubicado en ese extremo geográfico del predio, enfrentado al escenario norte, separados por una gran extensión de terreno de un kilómetro de largo, distancia que era necesario transitar a pie varias veces por día. En el trayecto una variedad de estímulos visuales y sonoros impactaban los sentidos. Sobre el costado oeste aparecía el escenario Cba X que programaba a las bandas de la escena cordobesa como: De la gran piñata, Pvlso, Cuatro al Hilo, Los Ustedes, Smoke Sellers, Los Frenéticos, Juan Terrenal y Los Navarros, entre otros; reforzados por los referentes nacionales: Massacre, Boom Boom Kid y La Que Faltaba (Miki Rodríguez). Era también el lugar para ver a los ganadores de los certámenes Pre Cosquín de sus ocho subsedes.

Cucho (Los Deca)
En la siguiente parada estaba La Casita del Blues, un pintoresco espacio dedicado a este género, por donde pasaron Jimmy Rip, Viejo Motor, Dapper Dan Band, Los Mentidores (la banda de Palazzo), Chris Cain, Deborah Dixon & Patán Vidal, César Valdomir, Iván Singh, Lorena Gómez and The Mojo Boogie’s, y el DJ Diego Florio que se lució con sus bandejas durante las dos jornadas.
El clásico Hangar fue acaparado por el heavy metal, sus seguidores se apostaron allí y no se movieron, para alentar a O’Connor, Horcas, S7N, Habeas Pornus, Eterna Agonía, Drenaje, A.N.I.M.A.L., Tren Loco, Los Antiguos, Cirse, GTX, Hammer y Led Ladies (Tributo femenino a Led Zeppelin) y más.
En el lateral este, dos enormes carpas de circo agitaban el Espacio Naranja (auspiciado por la tarjeta de crédito) dedicado a los artistas alternativos, en donde se lucieron Los Auténticos Decadentes presentando durante las dos noches su MTV Unplugged “Fiesta Nacional”, con carpa propia y desbordada de fanáticos, algunos vieron el mismo show las dos veces. Bajo la cubierta opuesta pasaron: la rapera Dakillah, Soy Rada and The Colibriquis y el impactante set de Wos (Valentín Oliva), el freestyler argentino actual campeón internacional en Batalla de Gallos. Sobre el mismo tablado defendería su prestigio Emanero (Federico Andrés Giannoni) otro de los referentes del hip hop nacional, disparando sus rimas y canciones sobre realidad social y conflictos existenciales. La cantante y activista Miss Bolivia la rompió un rato después con un show de alto voltage y su hit Tomate el palo, en la misma noche que cerraban ese espacio la reconocida banda de pop rock rosarina Indios.

Todos con el celu

La del sábado fue una jornada muy extensa que empezó temprano y culminaría a las 7 de la mañana del día siguiente con una gran fiesta electrónica en el escenario sur con la presencia estelar del DJ y productor británico Nick Warren. Antes, alrededor de las 17.30, mientras que en el extremo norte Guasones despachaban su rock clásico de origen platense, una buena cantidad de gente apuraba el paso hacia el otro extremo, quien convocaba era Louta. Destinado a ser la renovación de la escena nacional, Louta clavó al ángulo sus canciones en un set audaz y electrizante, coreadas por un público que reconoce todos los tics y códigos que despliega en vivo. Secundado por una pareja de dancers, sumó dos músicos que en vivo tocan alternadamente percusión, batería, guitarra o bajo, sumado al notable uso de las bases programadas. Zoe Gotusso (Salvapantallas) lo acompañó en el dueto de Ayer te vi, uno de los hits de Enchastre, su segundo disco, lanzado en 2018. Bienvenidas las ideas raras, no les tengas miedo, no nos hacen nada, trapea en Palmeras, otro clásico del mencionado álbum.



Juan Saieg (Usted Señálemelo)
Mismo escenario para Usted Señálemelo, la nueva sensación del indie mendocino con claras influencias del rock nacional de los ‘80 (Soda Stereo, Virus), basta con chequear su versión de Sintonía Americana de Los Abuelos de la Nada. Ellos le suman una cuota de power con pasajes que remiten a la psicodelia y el punk. Es una de las nuevas bandas a las que hay que atender.
Patricio Santos Fontanet y su banda Don Osvaldo (proyecto derivado de Callejeros) volvió a la grilla de Cosquín Rock en este 2019 con lo que parece ser la nueva misa del rock vernáculo por la fidelidad de sus seguidores. Aunque un poco disminuida en cantidad, no resignan sus banderas de lealtad hacia la figura de Fontanet que se despachó con un show de más de 2 horas.


Skay
Mientras tanto en el escenario norte, que mudó su anterior nombre de “escenario principal”, por sus mayores dimensiones y porque por allí transitan las bandas insignes de este festival. Este año dieron el presente: La Vela Puerca, No Te Va Gustar, Las Pastillas del Abuelo, Las Pelotas (mantienen su asistencia perfecta al ciclo), Carajo, Attaque 77 y los españoles de Ska-P. Mención especial para Skay, el guitarrista de Los Redondos presentó en su banda a Richard Coleman quien asumió el rol de segunda guitarra, en lo que Skay tituló como “noche mágica” por la presencia del ex Fricción y Los 7 Delfines. Título destacado también para Ciro y Los Persas, otro de los shows extra large, invitó a su banda a Julieta Rada que la rompió en su dúo con Ciro en el tema Por Cel, incluido en el segundo volumen de Naranja Persa. Si alguien planteó alguna duda sobre el talento femenino en el rock, sugiero que escuchen las cualidades vocales y expresivas de la hija menor del Negro Rada y las dudas se esfumarán por completo.