jueves, 27 de diciembre de 2018

Andrés Calamaro: una cosecha de canciones

La fecunda prosa de Calamaro pedía condiciones de alto standard de producción para alumbrar uno de los mejores discos de su carrera solista. Así nació el flamante “Cargar la suerte” que aquí repasamos.    

DISCOS / NOVEDADES

Por Néstor Pousa

A dos meses de finalizar este demasiado convulsionado 2018, Andrés Calamaro puso en disquerías y plataformas digitales su flamante álbum intitulado Cargar la suerte, el que había sido adelantando por su autor en su, a menudo, frenética actividad en twitter en la que se lo suele ver interactuando tanto con sus colegas músicos, periodistas y seguidores, bajo el nick de brad pittbull.
Cargar la suerte contiene 12 nuevas creaciones del autor e intérprete, una nueva producción que empezó casi en solitario, en su retiro de Benavídez, localidad ubicada en el norte del Gran Buenos Aires, allí en donde tiene su casa quinta. Y luego siguió con la asistencia del tecladista y arreglador Germán Wiedemer, estrecho colaborador de sus más recientes trabajos.
En su refugio bonaerense, Andrés desde algunos años a esta parte vive solo, estado que le permitió despojar de los muebles a la sala principal de la casa e instalar en ese espacio un poderoso equipo de música para pasar la mayor parte de las horas de su día escuchando discos, como una redescubierta pasión. Allí también, con el termo y el mate como inseparables compañeros, escribió los textos de una nueva cosecha de canciones.
Luego los acontecimientos se sucederían vertiginosamente. Seleccionó como productor a Gustavo Borner, un argentino con rodaje internacional. Germán Wiedemer, casi su sombra, se haría cargo de los arreglos y la dirección, además de tocar el piano y los teclados. Y ficharon una banda de músicos estadounidenses con probada experiencia en los estudios, especialistas en su instrumento, con los que logró empatía y buena química inmediata. Ellos son: Aaron Sterling en batería y percusión, Erik Kertes en bajo eléctrico (“Andrés is the best”, manifestó el bajista californiano a este cronista vía red social), Rich Hinman en pedal steel y guitarras,  Mark Goldenberg en guitarras y una sección de vientos y cuerdas adicionales. Con tan alto standard de calidad y un estudio en Los Ángeles (California) como locación, la grabación del nuevo disco insumió solamente cuatro días de sesiones, con los músicos tocando al mismo tiempo, grabado todo en primeras tomas, sin retoques, ni sobre-grabaciones. 
De esta manera Andrés facturó el que podría ser considerado como el mejor trabajo de su carrera solista. La duda razonable se funda que en el medio se encuentran obras como Alta suciedad (de 1997), Honestidad brutal (de 1999) o Bohemio (de 2013).

Las canciones. Verdades afiladas es la pista número uno y también el primer corte adelanto de Cargar la suerte. La canción que cuenta con vídeo clip oficial es un clásico tema con destino de hit desde la primera rodada. Tránsito lento es un R&B con un título en doble sentido que con sofisticada letra alude a las tediosas esperas en los transbordos de aeropuertos, un martirio común a tantos músicos en gira. Cuarteles de invierno, tan autobiográfica como las anteriores, tiene mucho que ver con cómo fue concebido este nuevo trabajo ("Tengo planes musicales / para los cuarteles invernales"). Diego Armando Canciones es uno de los temas claves del disco, una especie de alter ego al estilo del Salmón que hace gala de su fecunda prosa. Las rimas es otro extenso texto abordado a modo de hip hop sin ser Andrés un rapero experto. Siete vidas es un épico rock de guitarras. Mi ranchera es la balada nocturna de un hombre solo. En Falso LV (Falso Louis Vuitton) el cantante se luce en un rock and roll de letra deliberadamente política que, aunque admite diferentes lecturas (la referencia a la lujosa marca francesa parecería tener una destinataria directa), bien podría ser la reacción mordaz a tanto bombardeo mediático a que nos somete diariamente la clase dirigente.  My mafia, no podía faltar en el disco una canción dedicada a la libertad y a los amigos con ese toque melanco de los años adultos.  Adán rechaza otro rock de guitarras con aires a Los Rodríguez, aquel exitoso grupo argentino-español. Egoistas es un soberbio folk eléctrico, otra de las debilidades de Andrés de estos tiempos, con lucimiento del pedal steel de Rich Hinman y las referencias bíblicas sobre expuestas por el autor. El programa languidece en el track número 12 con Voy a volver, un folk lento con guitarra slide que se podría presumir como el fin de un concierto con el público haciéndose cargo de los coros. 
Andrés Calamaro grabó y mezcló en Los Ángeles un puñado de canciones que atesoran textos de un espesor propio de las letras de Bob Dylan; con una banda que suena con la elegancia de Tom Petty; y toques de guitarra slide que remiten al más puro estilo Harrison. Con todos estos argumentos ¿será este acaso el disco perfecto?


lunes, 10 de diciembre de 2018

Yo estuve ahí... un libro sobre el rock en Córdoba

En “Yo estuve ahí…” nueve reconocidos periodistas, convocados por Carlos Rolando, aportan sus testimonios sobre el rock de Córdoba. Es el primer trabajo que sobre esta temática realiza la Editorial de la UNC.    

LIBROS / NOVEDADES

Por Néstor Pousa

La palabra “periodista” no necesita del lenguaje inclusivo, su acepción es indistinta para ambos géneros. En Yo estuve ahí… Testimonios sobre el Rock en Córdoba, nueve profesionales de reconocida trayectoria en los medios, aportan sus experiencias personales, sumado a entrevistas de rápida resolución y narraciones en primera persona de gente vinculada al género en Córdoba. Raúl Dirty Ortíz, Martín Brizio, Martín Carrizo, Rodrigo Artal, Pablo Ramos, Humberto Sosa, Soledad Toledo, Elisa Robledo y Carlos Rolando (este último, además compilador de los testimonios), son los encargados de transcribir al papel sus vivencias vinculadas al rock de Córdoba en las últimas décadas. De esto se trata este trabajo de reciente edición, el primero que sobre temática rock lanza la Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba que codirigen José Ortega y Marcelo Bernal.
Si bien Martin Carrizo, por una cuestión de edad, no estuvo ahí cuando Los Teen Agers cordobeses se lanzaban a la aventura como banda de rock, sí estuvo dispuesto a realizar un profundo trabajo de antropo-rock sobre los orígenes del género y elaboró una osada teoría con la que pateó el tablero, la que documentó en Radio Roquen Roll I y II: el rock de autor en castellano habría surgido a orillas del Suquía, antes que con Los Gatos Salvajes rosarinos de Litto Nebbia. Carrizo (periodista, conductor de radio y coleccionista de música), en Yo estuve ahí… aporta nuevos y reveladores datos que reafirman el concepto, a la vez que sostiene que con un poco de rebeldía y persistencia hubieran torcido la historia que finalmente, y como sabemos, tuvo otro relato.
Yo estuve ahí…  empieza con dos entrevistas tan informales como sus protagonistas: ellos son Carlos Avalos y el Chino Baró, dos de los integrantes originales de Los Bichos, banda cordobesa que llegó a codearse con los fundadores del rock en castellano. Repasar esa parte de la historia, hasta ahora desconocida por muchos, y tal vez rendir un necesario homenaje, es lo que se propuso Carlos Rolando en la primera parte de este trabajo.

Con Raúl Dirty Ortiz no hacen falta las presentaciones, su vasto curriculum habla por sí solo. Él fue el relator de salto en alto, de su inspirada pluma salieron las letras de Proceso a Ricutti y otros tantos textos. De eso y de sus experiencias iniciáticas en el periodismo en una ciudad llamada La Falda, cubriendo un legendario festival de rock en los ‘80, da cuenta en sus líneas, aunque asegure que escribir sobre el pasado no es su actividad favorita.
A Humberto Sosa (ex guitarrista de Washington Canesú y Las Solapas, entre otras actividades) le tocó documentar desde adentro los ’80, el post punk, el dark y algunos de los antros en los cuales bullía el movimiento under.
Rodrigo Artal (conductor radial, director artístico, movilero y actor) nos devela las dos caras de Barrio Güemes, su barrio. El antiguo “Pueblo” y la modernidad que estalla en marquesinas multicolor con seductoras propuestas nocturnas de entretenimiento musical y gastronómico. Artal que conoce sus calles como la palma de la mano, también dará cuenta de los orígenes de la mítica Radio La Rocka.
“Los noventas fueron una década larga y sinuosa”, asevera Pablo Ramos (docente e investigador de la UNC, trabaja en radio y medios gráficos), y desliza una frase concluyente: era más fácil tener una viola y un amplificador que conseguir trabajo. Con un relato intenso y memoria difusa, pero asistida por compañeros de ruta, le tocará explicar cómo fue resistir la decadencia.

De los 2000 a la actualidad, de las innumerables salas de conciertos y pubs que emergían y se sostenían con más voluntad que recursos financieros (desde el iniciático El Mariscal, pasando a Casa Babylon, 990 Arte Club, Captain Blue, El Ojo Bizarro y tantos más), de las bandas que pululaban por la noche cordobesa, nos cuenta Martín Brizio, otro especialista con 30 años ininterrumpidos de actividad radial, desde la FM Joven y un programa clave para la difusión del metal pesado: Encrucijada del Metal. Brizio también se extenderá en temas como el nacimiento de Cosquín Rock, el final de Los Redondos en el mismísimo Estadio Córdoba y la tragedia de Cromañon.
Las chicas claman por su espacio en esta historia sobre el rock de Córdoba. Elisa Robledo (gestión y comunicación relacionadas con la música, el arte y la cultura) nos cuenta sobre la movida en Villa María con el 2008 como año posible y su posterior mudanza a la capital de la provincia. Es ella quien también rubrica el epílogo.
Soledad Toledo escribe sobre el año en el que estallamos y la primera noche en la que Belle Epoque abrió sus puertas, otro de los lugares de culto.
La cuarta y última parte del libro está dedicada a Entrevistas, breves, agiles, entretenidas. Tito Acevedo, mentor de Tonos y Toneles, y una infinidad de anécdotas relacionadas a la actividad; María Pía Arrigoni, una de las pocas mujeres a cargo de la producción de campo en espectáculos de rock; Tincho Siboldi (ex Proceso a Ricutti) y como fue pegar un hit desde Córdoba; Fernando Caballero y el día que acompañó a un Spinetta sinfónico; Daniel Miraglia, de guitarrista de rock a trabajar con grupos de cuarteto; Nicolás Bravo y la fotografía de rock; Héctor Perro Emaides y las desopilantes aventuras de un productor atípico; Pablo “El Colo” Yuan y la seguridad en espectáculos en vivo, Rossana Vanadía, la chica rocker que hacía periodismo en un espacio donde los chicos tenían la primicia (“Pero no acusé recibo de alguna diferencia”, sic); Lagarto Guizzardi y Toto Colombo y los choripanes para La Falda Rock; Marcelo Gómez y los 29 años de un clásico radial: Al Abordaje. Y Pablo Aymal, Claudia Sawka, Ricardo Cabral, Cecilia Chux Picco, Martín Toledo, Luciana Mora. Y tantas otras historias más en un libro que se presume de lectura imprescindible para los devotos del rock made in Córdoba.-

lunes, 19 de noviembre de 2018

El rock del eterno retorno

El festival que nunca se fue pero que siempre está volviendo tuvo una nueva edición el pasado sábado 17 de noviembre con Ricardo Iorio, La Vela Puerca, Kapanga y Bersuit como números centrales. Aquí la crónica.

LA FALDA ROCK 2018

Textos: Néstor Pousa
Fotos: Facundo Pousa

Desde épocas remotas, y me refiero a los inicios de este ciclo en los tempranísimos años ’80, al finalizar cada edición quedaba flotando en el ambiente la duda sobre su continuidad. ¿Por qué ocurría esto? Indudablemente el festival de rock dividía a la sociedad faldense. Estaban los que lo apoyaban, otros a los que les era absolutamente indiferente y también había un sector decididamente en contra. Estos últimos, creyendo que este evento no era más que un capricho pasajero, esperaban con la culminación de cada nuevo capítulo, que ese fuera el último. Que semejante festival no aportaba nada a la ciudad que lo cobijo y no debía continuar.
Por otra parte algunos periodistas que llegaban desde Buenos Aires parecían no ver con buenos ojos que un festival de estas características se hiciera tan lejos. Cierta vez un muy reconocido periodista de rock de la Capital, que asistió a alguna de las primeras ediciones, se quejaba diciendo: "Nos disponíamos a viajar mil kilómetros en bondis de cuarta para ir a un festival", reconociendo implícitamente el fastidio y la incomodidad que les producía tal situación. De esta forma, el encuentro faldense no contó con “buena prensa”, o al menos con una mirada más objetiva, durante los primeros años, por parte de las revistas especializadas del momento.
Con este coctel tan desfavorable la ciudad se perdió el tren de la historia, ese que en el mejor de los casos pasa una sola vez en la vida. El ciclo, conocido inicialmente como Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda, invención del locutor y productor salteño Mario Luna, tuvo su etapa reveladora y dorada en los ‘80, luego dos regresos sin gloria, y esta tercera resurrección que está en curso. Ahora conocido con la genérica denominación de La Falda Rock, esta última etapa arrancó en abril de 2017, con producción de la empresa cordobesa XL Abasto, propiedad del faldense Matías Cibin, en asociación con la porteña Pirca Producciones, encabezada por Cristian Merchot. Ambas alineadas con la Secretaría de Turismo de La Falda, que auspicia el evento y aporta con infraestructura, publicidad, hotelería, servicios y algunas extras.
Como era de esperarse el regreso del 2017 vino acompañado de una nueva polémica. Esta vez por la fecha elegida, 14 y 15 de abril, que coincidiendo con la celebración de la Semana Santa para algunos ofendía la liturgia y para otros podía afectar económicamente el desarrollo de ese “finde” largo. Esta vez el festival se enfrentaba a argumentos basados en la fe católica junto a otros definitivamente prosaicos. La corriente anti-rock de la ciudad nunca había llegado a limites tan contradictorios para manifestar su oposición.
Esto hizo modificar la estrategia a los organizadores que, aunque descartaron de plano para 2018 la fecha santa, siguieron adelante con convicción. Se pensó entonces coincidir con el fin de semana largo de mayo. Luego saltó a agosto. Hasta caer en noviembre. Los motivos de tantas postergaciones ya no importan, al fin de cuentas esto de no tener la prioridad de una fecha fija en el calendario es otra consecuencia de las sucesivas interrupciones que llevaron a que un festival con 38 años de historia, solamente haya concretado 12 ediciones.     

Bersuit
Modelo 2018. Para esta nueva edición se diseñó un formato exprés de una sola fecha, el 17  de noviembre, similar a la realizada en marzo de 1985, aunque, claro, con otros protagonistas. Una grilla variada que apuntaba a agradar a paladares diversos, con nombres de peso en la escena nacional, buscaba alcanzar la ansiada meta de colgar el cartel de “no hay más localidades”. Llenar la capacidad física del anfiteatro municipal, sede inamovible de este ciclo, se convirtió en una verdadera obsesión de estos tiempos.
En las antípodas estéticas, los uruguayos de La Vela Puerca y Ricardo Iorio en plan solista, parecían ser el imán más poderoso de este capítulo. De hecho el ex Almafuerte se explayó en alguna entrevista en contra de los charrúas, pero ese detalle no condicionó para que no pudieran compartir cartel. Bersuit y Kapanga son dos bandas históricas de la edición 2002, aquella que produjo José Palazzo junto a su ex socio el Perro Emaides. En tanto Asspera y Sueño de Pescado tenían en este casting el rol de posible banda revelación.
La jornada largó alrededor de las 18.30 con Notakustica, banda faldense que no hizo valer su localía para participar. No hubo favoritismos sino que se ajustaron al reglamento del concurso impulsado por una radio cordobesa y accedieron por el voto de la gente. Meritorio lo de José Hormaeche, Lautaro Santos y compañía, que entendieron que no se es artista por decreto y que la palabra final, siempre, la tiene el público.
Asspera es una banda de metal bizarro, por definición propia, que mezclan música, humor, máscaras, elementos grotescos y letras sexistas. Una combinación explosiva ante una platea todavía dispersa por la hora temprana de su actuación.
La Bersuit llegó con su Gira 30 Aniversario dejando en claro que tienen un repertorio imbatible plagado de clásicos que derriban los límites estilísticos del rock. Fue el momento más eufórico de la  noche con los hitazos que los llevaron al éxito masivo, como: Yo tomo, Perro amor explota, El tiempo no para, El viejo de arriba, una versión flow de Sr. Cobranza, Se viene (el estallido), La bolsa y La argentinidad al palo, esa especie de chacarera-rap que tan bien nos define. Está claro que sin Cordera algunas interpretaciones perdieron dramatismo y que con la dupla vocal de Dani Suárez y Cóndor Sbarbati se resetearon hacia una versión más fiestera de sí mismos.


La Vela Puerca
El prime time quedó en manos de La Vela Puerca, debut absoluto en esta ciudad y este festival, subidos a la gira presentación de Destilar, su flamante disco grabado buena parte en Traslasierra (Córdoba), con canciones que conviven sin complejos con los clásicos de la banda montevideana. No importa si de entrada largan con lo nuevo: Velamen, Atála, La Nube y Casi todo, los fans ya se los saben de memoria y no fallan.
¿Será Sueño de Pescado la nueva cosa del rock vernáculo? Formados hace 5 años en La Plata, ciudad con una asombrosa tradición rockera (La Cofradía de la Flor Solar, Los Redondos, Virus, Estelares, Guasones) que ellos no desconocen. Igual, su propuesta está más cercana al sonido y las letras del rock barrial de Callejeros, La Beriso o Salta la banca. Tienen en Manuel Rodríguez (voz, guitarra), un frontman tan hiperactivo que se hace un blanco difícil para los flashes. Habrá que esperarlos un poco más.

Kapanga
Con alguna demora en el horario subió a escena Kapanga, una tremenda banda de rock and roll que se delira por el cuarteto y con la Mona Jiménez como norte. Con el inefable “Mono” Fabio al frente, descargaron un arsenal de canciones que los identifica, porque uno puede esperar cualquier cosa de Kapanga, menos que cambien la formula. Fueron los que técnicamente mejor sonaron, siendo este, el rubro sonido, una de las dudas que dejo esta edición.




Iorio, saldando una deuda. Tras una nueva y prolongada espera aparecería Ricardo Iorio en plan solista y con su nueva banda. Personaje polémico si los hay (postear un comentario en las redes sobre él siempre provoca alguna reacción) Ricardo hacía dos largos años que no pisaba Córdoba. La última vez fue en la capital cordobesa y con este mismo proyecto. Había entonces mucha expectativa por ver al fundador de V8, Hermética y Almafuerte entre nosotros, que a priori generaba dos apostillas: saldaba con su presencia una deuda de 1984, año en que programado en este mismo festival con V8, no llegaron para cumplir con el compromiso. “Se nos enfermó el baterista de mononucleosis”, explicaba Ricardo la noche antes, aunque en aquel momento no tuvieron forma de avisar el percance. La otra: en la nueva banda se alista Joana Gieco (piano, teclados), la segunda hija de León. Este dato no es menor, ya que alguien que es escrachado por supuesta misoginia, es el único que en este festival incluyó mujeres en su staff. Además de la hija del santafecino hay que mencionar a Carina Alfie, guitarrista invitada y a Julia Vera, su asistente personal.
El emblema del metal pesado argentino se despachó con una lista con mayoría de canciones de la etapa Almafuerte, agrupación desactivada en 2016. El nuevo quinteto se completa con partes iguales de experiencia y juventud, con los hermanos Walter y Rubén Martínez (batería y segunda guitarra, respectivamente) y Alejo y Facundo León (primera guitarra y bajo). Repasaron clásicos como: Debes saberlo, Se vos, Convide rutero, 1999 y Toro y pampa (aquí con una fugaz aparición del Mono de Kapanga que seguía el show desde un costado del escenario). Con la invitada Carina Alfie se escucharon Guitarrera y Justo que te vas. Luego la banda cerraría con Tu eres su seguridad. Era tarde y no hubo bises, y aunque la historia de este tan histórico como vapuleado festival sumó un nuevo jalón a su biografía, siempre quedará flotando la incógnita del principio.-

martes, 30 de octubre de 2018

El rock de Córdoba en el Griego

Fly Fly Caroline
El sábado 3 de noviembre desde las 18 hs se realizará en Córdoba una nueva edición del Griego Rock. Se prevén múltiples actividades con entrada libre y gratuita.


El próximo sábado 3 de noviembre se realizará una nueva edición del Griego Rock, desde las 18 horas con entrada libre y gratuita.  Curado en esta oportunidad por Rocío Paulizzi, el  esperado festival contará con una grilla encabezada por Fly  Fly  Caroline, Hammer, Mi Primo Fosforescente (Marcos Juárez), Quieto  PoliesterRinco y una banda surgida de la convocatoria de Música Emergente organizada junto a Radio Gamba y Maya Studio.
Habrá  también un homenaje  a  Los  Bichos,  banda  cordobesa  pionera  del  rock  local  y  nacional,  con  la  participación  de  Carlos  Ávalos  y  músicos  invitados. 
Al  mismo  tiempo, Hammer, que fue  parte  de  la  edición  2012  de este  festival, comienza con esta presentación su gira despedida de los escenarios, tras casi 30 años en la música. Como cada año, el festival se organiza para poner en foco a la siempre inquieta escena musical local y regional, en  un  escenario inigualable como el del Teatro Griego de la ciudad de Córdoba, que este año incorporará en su grilla propuestas de teatro y cine. 
La presente edición contará también como novedad con una  “Disquería” que ofrecerá  las producciones discográficas de músicos y sellos independientes, libros y documentales de cultura rock y una muestra de portadas de discos. Todos relacionados con la escena musical cordobesa.
La organización Sonar  (Músicxs Independientes de Córdoba) estará presente a través de Mujeres Músicas y la artista visual Natalia Prett realizará un mural en vivo. Todo esto estará instalado en las galerías del teatro durante el festival.  Acompañarán la edición las áreas municipales de Juventud, Salud y Derechos Humanos con distintas acciones localizadas en un domo de acceso gratuito. Allí, a través del programa  municipal de VIH, ITS y hepatitis virales, se ofrecerá asesoramiento y testeo voluntario, gratuito y confidencial. Se mostraran acciones vinculadas a reducción de riesgos asociados al consumo de sustancias en contextos de ocio y recreación nocturna, con  mensajes de autocuidado y cuidado entre pares. Se proyectarán videos, se distribuirá folletería y habrá juegos temáticos.   

Hammer
Hammer se despide. Formada en 1987 y enrolada en la variante del trash metal, la banda cordobesa Hammer se encuentra próxima a cumplir 30 años de carrera, contando en su haber con innumerables actuaciones en Córdoba, Buenos Aires y otras ciudades del interior de la provincia y el país, además de presentaciones en Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y México; en festivales como el Quitu Raymi de Ecuador y Cosquín Rock de Córdoba. Fueron soporte de Megadeth, Helloween, The Cult, Almafuerte y Black Sabbath, entre otros gigantes del género.  La banda está formada por Ismael Bernabei, Bruno Scotte, y los miembros históricos Guillermo Cienfuegos y Gerardo Funes. La del Griego Rock 2018 será una de sus últimas presentaciones en vivo antes de un parate que, aseguran, será por tiempo indeterminado.

Carlos Avalos (Los Bichos)
Homenaje a Los Bichos. A fines de la década del ‘60, Carlos Ávalos formó en Córdoba a Los  Bichos, una agrupación de impronta beat integrada por Jorge "Lalo" Ordás en guitarra, Enrique Baró en órgano y Roberto "Jimi" Arce en batería. Desembarcaron en Buenos Aires y editaron algunos simples y un LP bajo el sello Music Hall, actualmente  recuperado por el Instituto Nacional de la Música (INAMU). Con invitados de lujo en sus shows y algunos vaivenes, la banda logró saborear un éxito momentáneo, hasta que el sueño terminó, separándose definitivamente. Hoy, el grupo es uno de los emblemas del rock de la ciudad y Ávalos un ilustre personaje que habitualmente musicaliza con sus canciones, aquellos tempranos hits de la banda, el vertiginoso ir y venir en la peatonal de Córdoba. En el Griego Rock tendrán su merecido homenaje.

Historia de los griegos. Organizados por la Municipalidad de Córdoba, los festivales  del Teatro Griego se vienen desarrollando desde el año 2012 como espacios de  encuentro que recuperan el espíritu de libertad de aquellos primeros años de la democracia argentina. Su continuidad y permanente renovación apunta a dar solidez al uso del espacio público, a la vez que permite difundir el talento y la creatividad de los músicos cordobeses. 
Los  “Griegos” han  propuesto concurridos festivales al aire libre con programación de  bandas y artistas locales de rock, jazz, blues y demás géneros. Un capítulo aparte lo merece “Mujeres al Griego”, que se realiza desde el 2013 en el mes de marzo, reuniendo a la escena artística protagonizada por mujeres y dando lugar a expresiones que van desde la música popular latinoamericana a la electrónica, pasando por la fusión, el  rap y otros estilos, con un fuerte foco en la problemática de género.

Ubicación. El Teatro Griego de Córdoba se encuentra emplazado en la Av. Deodoro Roca en el Parque Sarmiento. Inaugurado en el año 1932, es uno de los espacios culturales y paseos más emblemáticos de la capital cordobesa.

lunes, 29 de octubre de 2018

Serrat propone una vuelta al principio

Foto: Facundo Luque - La Voz digital
El catalán presentó en el Quality de Córdoba "Mediterráneo Da Capo", espectáculo en el que repasa en forma completa un disco esencial, publicado en 1971. Fueron dos  los conciertos a sala llena.

EN CONCIERTO

Por Néstor Pousa

Si repasáramos los primeros años de la siempre prolífica carrera musical de Joan Manuel Serrat podríamos coincidir si temor a equivocarnos que su disco Mediterráneo fue el que lo consolidó definitivamente como el gran autor y compositor de habla hispana. Ese disco rápidamente se transformó en un grandes éxitos, repleto de canciones imborrables que, muchas de ellas, no podían faltar en cualquier presentaciones en vivo.
Mediterráneo, la canción que da nombre al disco, fue su carta de presentación desde aquel lejano 1971 en que fue publicado. No extraña entonces que su creador haya decidido homenajearlo con una nueva gira a escala mundial que se conoce como Mediterráneo Da Capo, una expresión musical de origen italiano que significa “volver al principio”.
La segunda de las dos funciones mostraba a la sala de Espacio Quality de Córdoba tan repleta como la del día anterior. Las entradas se agotaron rápidamente ni bien se abrió la venta de la escala cordobesa. Es que Argentina, y Córdoba, siempre fueron incondicionales al catalán y le prodigan su amor y reconocimiento sin mesura.
Casi al filo de las diez de la noche la banda de acompañamiento arremetía con un medley instrumental sobre canciones de la obra que esa noche será repasada en forma completa en sus diez movimientos.
La intro sirve para calentar los dedos y poner a la platea en situación de concierto. Hasta que aparece la figura central para una primera versión de Mediterráneo, leit motiv de este renovado encuentro. Luego, y a modo de prólogo, apunta que puede que resulte extraño celebrar un disco a 47 años de su lanzamiento, que lo lógico hubiera sido hacerlo a los 50, o en alguna otra fecha “redonda”. No es la ansiedad lo que adelanta el festejo, Serrat justifica el apuro en la fragilidad de la vida que lo llevan a ser prudente, y así invita a un viaje por un disco esencial en su catálogo, por diez canciones que, revelará, fueron escritas en 1971, en un pequeño hotel de la Costa Brava catalana, con el Mediterráneo como espejo.

"Mediterráneo" (portada, 1971)
La lista de reproducción que planeó para este show no seguirá el orden del disco, lo que hace difícil adivinar cual sigue a cual hasta que no sonarán los primeros acordes. A la voz de “Andiamo da capo” las canciones fueron apareciendo una a una en modo random, a Que va ser de ti, le siguió Vagabundear y Barquito de papel. El cantautor aparece con su veta más sensible en esa parte que dará lugar a una de las perlas del álbum: Pueblo blanco, con una letra y una interpretación que, aunque conocida, no dejan de estremecer a la platea.
La velada se aliviana con Tío Alberto, de quien el Nano se apura a aclarar que “No era mi tío”. Alberto Puig Palau, el destinatario de la canción, era uno de los tantos pintorescos habitués que agitaban las noches de Bocaccio, una boite que era sinónimo de la bohemia barcelonesa de finales de los ‘60 hasta mediados de los ‘80. Como souvenir Serrat conserva el taburete tapizado en rojo que hasta hoy lo acompaña en todos sus conciertos y cuida como un fetiche.
En el último tramo de la primera parte se suceden más clásicos como: La mujer que yo quiero (“Con dedicatoria transversal”, sostendría con humor), la historia de amor de Lucía, la evocación al Quijote de la Mancha en Vencidos (con letra de León Felipe) y Aquellas pequeñas cosas. Como un viaje musical circular, que termina y vuelve a empezar, el primer tramo del concierto cierra con un nuevo vuelo rasante por un fragmento de la canción que titula el disco.

"Mediterráneo Da Capo" en Quality
Respaldado por un sexteto con varias caras conocidas: la base de Vicente Climent (batería) y Tomás Merlo (bajo eléctrico y contrabajo), el toque rockero de David Palau (guitarras eléctricas y acústica), el imprescindible Josep Mas (teclados y programación), la encantadora Uixi Amargós (viola) y la compañía inseparable de Ricard Miralles (piano, dirección y arreglos), en la segunda parte no desaparece el eje temático del mar Mediterráneo, “esa patria líquida” como acertadamente alguien lo definiera. Porque para nuestro protagonista es tan importante el terruño natal como las aguas que bañan sus costas. El homenaje sin solución de continuidad se sucede con relatos épicos sobre la Odisea de Ulises y otros cuentos más mundanos. Nada desvía al catalán del camino trazado, ni siquiera algún grito destemplado que los fans más enfervorizados cuelan en los silencios, logran desviarlo del guion y la narración que lleva adelante sin fisuras. Un espectáculo de 2 horas que deparará alguna sorpresa como la canción La Mer, versión de la tradicional tonada del francés Charles Trenet, y un repaso bien pensado por algunos clásicos del nacido en el barrio de Poble Sec. El reclamo de Plany al mar (Lamento al mar), Cantares (letra de Antonio Machado), Menos tu vientre y Para la libertad (textos de Miguel Hernández), Disculpe el señor, y los obligados De vez en cuando la vida, Hoy puede ser un gran día y No hago otra cosa que pensar en ti.
La lista de bises (Fiesta y De cartón piedra) ya no es tan extensa como en otras épocas, Serrat bromea con esa imposibilidad pero promete una futura visita. Con el cierre del show se relaja y ahora sí responde comentarios y recibe algún presente al pie del escenario. A sus casi 75, con su apostura de hombre español y sus modos de catalán intactos, cada nuevo encuentro siempre será esperado y muy bien recibido por aquí.

Lugar: Espacio Quality
Fecha: 27/10/18
Asistencia: entradas agotadas
Prensa: Fátima Siri


martes, 2 de octubre de 2018

La Vela Puerca con nuevo disco en La Falda

Los uruguayos serán uno de los números fuertes de la próxima edición de La Falda Rock. Vienen a presentar “Destilar”, flamante séptimo disco de estudio de la banda oriunda de Montevideo.

NOVEDADES DISCOGRÁFICAS

Por Néstor Pousa

La banda uruguaya La Vela Puerca será uno de los números que encabezarán la cartelera de un nuevo capítulo de La Falda Rock a reeditarse el sábado 17 de noviembre próximo en el auditorio municipal.
De esta forma tendrán su debut absoluto en esta ciudad y en el festival, y lo harán presentando Destilar, el flamante séptimo disco de estudio de esta agrupación formada en 1995 en Montevideo.
El nuevo disco contiene 13 canciones compuestas por la banda que lideran Sebastián Teyserá (el Enano) y Sebastián Cebreiro (el Cebolla), las dos voces cantantes y líderes del grupo.  
Es muy notable como, sin renegar de su reconocido estilo, La Vela nos entrega un disco de alta efectividad, con músicas y líricas a la medida de la liturgia de sus seguidores.
El comienzo no podía ser mejor, las baquetas marcan cuatro y arranca Velamen, una canción de la que bastan tan solo 15 segundos de reproducción para adivinar que va a ser un hit. La letra, por momentos a dos voces, le apunta directo al corazón del fan y uno supone que tiene destino de nuevo himno de la banda.
El disco luego varia en rocanroles como Atala o La revancha, en la que predominan los caños (saxos, trompetas), otro de los sellos inconfundibles de estos uruguayos.
Hay rock de guitarras en Casi todo, Pensar y La nube. Este último con estatus de primer corte del álbum, dispara fuertes frases desde un video clip promocional protagonizado por la dupla de cantantes.
No obstante, la perlita del disco se llama Luna de Neuquén con Raly Barrionuevo como invitado especial en un sensible dúo de voces con el Enano. Una balada con cuerdas que es una belleza, a la que Teyserá le aporta carácter y el santiagueño su notable forma para interpretar.
Destilar fue grabado durante el mes de enero de este año en Sonorámica, estudios ubicados en Traslasierra, en el medio de un paraíso agreste al oeste de la provincia de Córdoba muy cerca de Mina Clavero. Las grabaciones adicionales se realizaron en La Pedrera, Depto. Rocha, Uruguay, en el mes de febrero. La fecha de lanzamiento fue en mayo de 2018. Y tendrá su fecha de presentación en La Falda en noviembre próximo.


La Falda Rock 2018 ya tiene nombres

El pasado 3 de setiembre a las 10 de la mañana se hizo oficial desde las redes sociales el anuncio que el Festival La Falda Rock finalmente tendrá su edición 2018.
Las productoras asociadas XL Abasto (Córdoba) y Pirca Producciones (Buenos Aires), con el apoyo de la Municipalidad de La Falda, dieron a conocer la nueva fecha que este año tendrá el festival de rock que hizo historia en la década del 80. Se realizará en una sola jornada, el sábado 17 de noviembre, en el anfiteatro municipal, con horario de inicio a las 18:00 hs.
En los días posteriores, y a cuenta gotas, se fueron conociendo los nombres de los artistas que integrarán la grilla de esta particular edición. La marquesina quedó conformada con: La Vela Puerca, Sueño de Pescado, Kapanga, Bersuit, Asspera y Ricardo Iorio.
La fecha y altura del año elegida es toda una novedad para este nuevo capítulo del ciclo que es el más antiguo en actividad en el país en lo que al rock se refiere.  
Las entradas anticipadas ya se pueden conseguir en los puntos de venta oficiales o a través de internet en la página de XL Abasto.

Presentación oficial. Será el miércoles 3 de octubre a las 19.30 hs en el Parador Antares Córdoba (Fructuoso Rivera 325 - Bº Güemes). La producción convocó a representantes de la prensa y medios acreditados e invitados especiales.


lunes, 10 de septiembre de 2018

Litto Nebbia en primera persona

El rosarino publicó “Mi banda sonora”, autobiografía en la que descorre el velo sobre una vida dedicada a la música, las canciones, la composición, los arreglos y la producción musical.

COMENTARIOS DE LIBROS

Por Néstor Pousa

Mi iniciación en el Rock Nacional fue por una canción de Litto Nebbia, ya que hasta ese momento solamente escuchaba a The BeatlesEsa canción es Vals de mi hogar, track número uno de Muerte en la catedral, quinto álbum solista de quien es considerado el fundador del rock en castellano junto a su grupo Los Gatos Salvajes.
Pero la canción en cuestión no la conocí a través del álbum mencionado, sino en un vinilo que llegó a mis manos casi por casualidad, un disco con artistas varios, bajo el título Música Joven Argentina, una de esas recopilaciones que los sellos lanzan con fines promocionales y en donde incluyen canciones de autores e intérpretes estilísticamente antagónicos, que en este caso van de Palito Ortega a Almendra, y de Donald a Alma y Vida.
Algunos años después pude ver a Litto por primera vez en vivo en una presentación solista en el legendario pub Tonos y Toneles de Córdoba, y grupales, junto a Los Músicos del Centro, en el célebre Festival de La Falda.
La primera vez que lo entrevisté fue en el verano de 1989 luego de una presentación en el desaparecido Cine Teatro Gran Rex de La Falda, en el ciclo El Cantautor. Al finalizar su actuación me acerqué al borde del escenario para pedirle la nota y él, como siempre lo hace, accedió inmediatamente y de muy buen grado. Así, nos acomodamos en dos de las tantas butacas de la sala ya vacía y en penumbras. La entrevista fue larguísima, todavía recuerdo la cara de fastidio de los organizadores del evento que presenciaban nuestra distendida charla aguardando que por fin concluyéramos para poder cerrar e irse. La cuestión es que Litto no parecía tener ningún apuro y el reportaje finalizó (abruptamente) cuando se agotó la cinta del cassette del mini-grabador y recién entonces nos fuimos.

Litto tiene como estas, mil y una anécdotas para contar y lo hace con gusto cada vez que se da la ocasión. En Mi banda sonora, la autobiografía que publicó en 2017, se despacha a placer. Nebbia, el padre del rock nacional o el inventor del invento, tal como lo rebautiza Andrés Calamaro en su prólogo, es un conversador prodigo y para llevar sus memorias al papel no recurrió al recurso cómodo de un “escritor oculto” o ghostwriter. Es el mismo Litto en primera persona quien frente al teclado de la computadora nos habla y cuenta su historia, la que comienza en Rosario, un 21 de julio de 1948 (hace poco cumplió 70 años). Quien acceda a sus páginas no se va a encontrar con una biografía formal y cronológicamente narrada, hay saltos de tiempo, subtemas y un capítulo completo dedicado a su pasión por el cine, en el cual se revela como un cinéfilo entusiasta y experto, de memoria prodigiosa que recuerda títulos, directores, años de realización, protagonistas y bandas de sonido. Y así, como una película de Tarantino, la trama de su vida avanza y retrocede sin aviso previo relatando nuevos episodios en modo random.
Sobre su infancia y adolescencia pone especial énfasis. Fue la etapa formadora del hombre y del artista que conoceríamos después. Litto, anotado como Félix Francisco Nebbia, evoca el carácter bohemio de sus padres, músicos al igual que él. Su vida familiar en las pensiones del centro de Rosario, su ciudad natal, una vida sin abundancia de cosas materiales, incluso con muchas privaciones, pero que repasa sin resentimientos, ni melancolía, aunque se advierta algo de nostalgia en esas líneas.

Luego, el desembarco a edad adolescente en la Buenos Aires de mediados de los años '60 con Los Gatos Salvajes, el ascenso con Los Gatos y el inusitado éxito nacional y sudamericano. Los inicios de una temprana carrera solista, la vuelta de Los Gatos con Norberto Napolitano (Pappo), el simbiótico trío con orientación jazzística junto a Néstor Astarita y Jorge González, las experimentaciones folklóricas con Domingo Cura, los años de censura, el exilio en México, el regreso al país, las músicas para películas. Todo matizado con anécdotas y relatos hasta ahora inéditos.
Más adelante reflexionará sobre temas libres, aunque afines a la profesión de músico de la que nunca se apartó. Cuestiones como el negocio de la música, los contratos con las discográficas, aclarar viejas polémicas que alguna vez lo afectaron. La producción musical, la decisión de ser un artista independiente, la fundación del sello Melopea. El dolor por la temprana partida de su padre, Félix. Las mujeres más importantes de su vida: su madre Martha, su hija  Miranda, su esposa y compañera Alex. Los músicos de los que se nutrió y los músicos con los que se relacionó musicalmente. Sus constantes viajes por el mundo, su vida vertiginosa, incansable, impredecible, apasionada.


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Titulo: Mi banda sonora - La vida es un encuentro
Autor: Litto Nebbia
1ª edición - Aguilar, 2017
352 pags. - 23 x 16 cm. (biografías y testimonios)
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domingo, 26 de agosto de 2018

Divididos: pasión, locura y amor

Foto: Constanza Juan
El trío cumplió con la escala faldense de la “Gira 30 Años” entregando un show de alta factura en el anfiteatro municipal el sábado 25 de agosto. Fue la tercera visita de Divididos a esta ciudad.

RECITALES

Por Néstor Pousa

La historia de Gastón es muy parecida a la de tantos otros pibes, y no tan pibes, que siguen a una banda de rock por todo el país, o allí donde toquen. Gastón es de Puan, una pequeña localidad de 5000 habitantes, ubicada en el suroeste de la provincia de Buenos Aires, distante unos 600 km de la Capital Federal. En la mañana del sábado 25 de agosto, día en que Divididos tocaba en La Falda, él ya estaba haciendo cola en el acceso al auditorio municipal desde la 8.30 de la mañana. “Sé que no hace falta venir tan temprano, pero quiero asegurarme el primer lugar en la valla”, dice justificando su ansiedad. Sabe positivamente que a esa hora de la mañana no va a haber nadie disputándole la pole position, ni siquiera habían llegado aún los encargados de la producción, ni el responsable de abrir las puertas. Igual, Gastón y su mochila ya estaban listos.
A las 14.30 de ese mismo día, y previo al show de la noche, estaba programado que la banda viniera a probar sonido en una larga sesión de casi tres horas. Puntualmente a la hora convenida una combi depositaba a los tres integrantes en la puerta de acceso de artistas, sobre la parte posterior del predio. La información se había filtrado y había llegado a oídos de Gastón que no se quería perder la posibilidad de verlos de cerca. Se acercó tímidamente y para su sorpresa, cuando Ricardo Mollo descendió del vehículo que lo transportaba, lo reconoció, se acercó y le extendió la mano para saludarlo e invitarlo a presenciar la prueba de sonido. Así, se convirtió en uno de los pocos testigos del momento en el cual se chequea hasta el mínimo detalle para que a la noche todo funcione como debe ser. Gastón me cuenta que 48 horas antes estuvo en el show de Rio Cuarto, viajó a La Falda y buscó un hotel donde pasar la noche. Que sigue a la banda siempre que puede, aún en estos tiempos en que se puede menos. Disfrutaba de ese instante que pocos pueden presenciar, con algo de preocupación. Terminada la prueba debía abandonar el recinto y temía perder su bien ganado lugar de privilegio en la fila de afuera. “Quiero entrar primero para ganar la valla, tengo que pararme enfrente de Ricardo, es un TOC que tengo”, revelaba. Pocos podrán entender la pasión que moviliza a Gastón, algunos dirán que es una locura, otros pensarán que es muy parecido al amor. Es que, el algunos casos, seguir a una banda de rock hace que pasión, locura y amor, se transformen en sinónimos.


Foto: Constanza Juan
El concierto. A las 21.48 Ricardo Mollo (voz y guitarras) saludaba desde el escenario para dar inicio al concierto de la gira Divididos 30 años, efeméride que lleva a la banda a recorrer distintas plazas del país. De movida se escuchó una seguidilla de canciones con Che, ¿qué esperás?, Los sueños y las guerras y Haciendo cosas raras, pertenecientes a su primer disco, 40 dibujos ahí en el piso, editado originalmente en 1989 y que ahora fuera regrabado y relanzado como novedad en los días previos al show. Este trabajo se llama Haciendo cosas raras y funciona como una precuela de su obra.   
La ocasión era propicia para un repaso ordenado por toda la extensa discografía de la banda que completan Diego “Cóndor” Arnedo (bajo y voz) y Catriel Ciavarella (batería y percusión). Pero tal cosa no ocurrió. Sí hubo un extenderse por algunos discos claves, omitiendo otros. De Acariciando lo áspero (1991), el álbum que contribuyó a forjar su espíritu de power trío, aparecieron: Cuadros colgados, Paraguay, El 38 y Ala delta. A Narigón del siglo (2000) pertenecen los del intermedio electro-acústico de banqueta: Como un cuento, Spaghetti del rock y Par mil.
De La era de la boludez (1993), otro título sobresaliente, repasaron Salir a comprar, Paisano de Hurlingham, Rasputín, y la chacarera eléctrica Huelga de amores con Arnedo rasgueando una Telecaster.
El tributo a Sumo tuvo dos momentos: primero con La rubia tarada (muy coreada por todo el público) que se unió en tándem con Que tal, otro clásico del trío.
Y hacia el final, ya en los bises, apareció desde el backstage “Superman” Troglio para hacerse cargo de los tambores en Crua chan. Esta situación habitualmente se repite cada vez que Divididos toca en la zona, recordemos que el ex batero de la banda de Luca Prodan está radicado en Punilla desde hace varios años.
Ricardo Mollo se mostró extremadamente comunicativo luego de los primeros temas de precalentamiento. Al principio agradeciendo las bondades que ofrece la naturaleza del lugar: el sol, el aire, las caminatas por las sierras. Luego, políticamente correcto, se alineo con todas las consignas que le apuntaban desde la primera línea. “Hay varios NO”, dijo, y enumeró: no al basural, no a los incendios forestales, no a la minería y no a la autovía por la montaña. “La montaña es la madre ¡no toquen a mamá!”, reclamó.
Más adelante, y siempre siguiendo el clamor que subía desde la popular, se manifestó a favor del aborto y en contra del modelo económico actual. “Volvemos al año 30, no volvemos al neoliberalismo. Volvemos a una Argentina agroexportadora, una cagada, loco. Se acaba la industria, se acaba la tecnología, entonces somos un montón de gente sembrando soja”, se lamentaba el músico, al que puede verse en un vídeo que se viralizó en redes sociales. Y cuando una declaración de este calibre gana los titulares de los portales, relega hasta la mejor crónica que se pueda escribir sobre el show.



Foto: Constanza Juan
 Lista de temas
-Che, que esperás?
-Los sueños y las guerras
-Haciendo cosas raras
-Alma de budín
-Tanto anteojo
-Salir a comprar
-Perro funk
-Cabeza de maceta
-Que tal / La rubia tarada (cover Sumo)
-Paisano de Hurlingham
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-Como un cuento
-Spaghetti del rock
-Par mil
-Huelga de amores
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-Cosas de Baboon
-Vida de topos
-Caballos en la noche/La foca (con Federico en guitarra)
-Cuadros colgados
-Tengo (cover Sandro)
-Amapola del 66
-Sucio y desprolijo (cover Pappo’s Blues)
-Rasputín
-Paraguay
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 Bises
-El 38
-Crua-chan (cover Sumo con Superman Troglio en batería)
-Ala delta

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