martes, 31 de diciembre de 2019

“Alma Mater”, homenaje al rock de Córdoba

La banda cordobesa Sullivan, proyecto que comanda Carlos Sada, publicó un disco de canciones en homenaje al rock de Córdoba, grabado con la colaboración de una larga lista de músicos invitados.

NOVEDADES DISCOGRÁFICAS
 
Por Néstor Pousa

Sobre finales de año, en una fecha muy significativa para la música: el 22 de noviembre, la banda Sullivan lanzó Alma Mater, un disco con once canciones que homenajean al rock facturado en Córdoba.
En la línea de discos como Acné, aquel álbum de Juan Carlos Baglietto que en 1986 hizo la punta en eso de reversionar el repertorio de rock nacional, Carlos Sada, al frente de su alter ego musical conocido como Sullivan, pergeñó y produjo a lo largo de los últimos años este trabajo de nuevas versiones del cancionero cordobés. En algunos casos son temas emblemáticos de bandas históricas, otros en tanto corresponden a grupos más actuales. En cualquier caso la selección respondió al criterio y a las motivaciones de Sada como productor e intérprete, y así se fue armando una lista de canciones sin pretensiones enciclopédicas, sino más bien proponiendo un viaje personal y subjetivo.
De esta manera nació Alma Mater, sucesor de Continental (2016) disco que a nivel nacional fuera ternado para los Premios Gardel y que cosechara adhesiones en la reciente encuesta sobre los discos de la década realizada por Gamba FM. Era un verdadero desafío entregar un nuevo material que continuara con la estela de buen gusto y hermosas canciones de Continental.  Para eso Sada, con la colaboración de una larga lista de músicos invitados, fue dándole forma a estas nuevas versiones bajo la premisa de no limitarse a las originales, sino otorgarles un nuevo carácter. Y en todos los casos el objetivo se cumplió con creces.
Quien mejor que Carlos Sada para que nos resuma en pocas palabras algunas de las pistas de su nuevo disco, tercero en la discografía Sullivan, ya disponible en plataformas digitales, en físico con una edición limitada en cassette (producida por Martin Carrizo para Discos en CBA) y un próximo lanzamiento en formato de vinilo.

Sada: bajista zurdo y con Höfner,
más beatle no se consigue
El álbum da inicio con Que corran, versión en inglés de uno de los más recientes hits de Los Caligaris, dice Sada: “Esa canción en particular me gustó porque tiene un parecido a melodías de los años 60 y automáticamente empecé a pensar una versión en inglés instrumentada con sonidos de esa época”.
En el track dos aparece La fiesta de los Buzos de Daniel Giraudo, original del grupo Tamboor, uno de los más imponentes rescates de este disco: “Siempre me gustó la melodía por su frescura pop. Sólo había que adaptarla al formato de dos minutos y medio, característico de Sullivan. Pensé en un ritmo acorde a nuestro estilo y arreglos que respetasen a rajatabla la melodía original”.
En el tres está Tope (The Tristes): “Siempre pensé que alguna canción de The Tristes tenía que haber y no dudé en hacer mi propia versión de ésta, a la que siempre le vi un aire macarniano. Hay también un claro tributo a If I needed someone (The Beatles)  ¡Pero es ex profeso!”.
Le sigue en orden de aparición Cecilia no (Proceso a Ricutti): “Proceso a Ricutti eran como ‘ídolos’ que estaban al alcance de la mano. Al Hueso Horsmann siempre lo vi como una especie de Charly cordobés, un genio. Me decidí por Cecilia no porque tuve la idea de fusionarla con una canción de Simon & Garfunkel, llamada ‘Cecilia’. En cuanto a la letra, hablé con su autor, Dirty Ortiz, y le pedí si podía modificar algunos versos que me parecían un poco fuertes para estos tiempos. Finalmente me hizo una letra nueva, así que será un estreno que sorprenderá a los mismísimos Ricutti!!!”.
Monoplaza (Mersey Mustard) “Un amigo mexicano me dijo: ‘Carlitos, tienes que incluir una cumbia en ese disco y deberías invitar a Los Caligaris para que te ayuden’. ¡Eso hice! Inmediatamente pensé en esta canción de Los Mersey Mustards, sólo para ver qué cara pondrían sus integrantes que son tan puristas de la música de los 60” (risas). “Este disco también tiene esa cosa de ruptura, de alejarme completamente de las canciones originales y actuar con total libertad a la hora de crear las versiones. Pero con todo respeto”, completa Sada.

Otro de los grandes hallazgos de Alma Mater es Aguas de la Cañada, un himno indiscutido de la Docta, que reúne la composición de Francisco Heredia con la interpretación del dúo Posdata (Horacio Sosa y Pancho Alvarellos). Sullivan hace aquí una verdadera recreación, arrojando como resultado uno de esos momentos memorables. Sada explica: “Terminé decidiéndome por Aguas cuando se me ocurrió la idea de dividirla en dos partes con un fragmento central al estilo A day in the life (The Beatles). Hay una cita ex profeso a The Strokes y a The Tristes en la primera parte, por eso invité a Germán Arrascaeta para cantarla. En el medio se arma el quilombo con ruidos de ambiente grabados en plena peatonal San Martín con voces de vendedores ambulantes y de allí surge una segunda parte, más bucólica y hippie, cantada por Nahuel Barbero, para recordar a la versión original. Hay una particularidad en esta versión, los invitados se encargan de cantar toda la canción. Yo solo hice coros”, refiere Carlos.
El álbum, que ya se puede disfrutar en Spotify, se completa con: Lo que digo (Rayos Láser), Aprendiste mal (Hipnótica), Por esta pasión (Sueño Valvular), Bsides (Hyperstatic) y No desayunes sola (Enhola).

lunes, 23 de diciembre de 2019

Contramano & Lisette despidieron el año

Foto: Silvia Olmedo (BPS)
El trío que integran Martínez-Della Vedova-Cassi, ya definitivamente fusionados en un proyecto en común con la solista Lisette Grosso Schmid, cerraron su año en la Biblioteca Sarmiento de La Falda. Fueron los únicos protagonistas de una noche con tangos y algunas sorpresas.

EN CONCIERTO
 
Por Néstor Pousa

El sábado 21 de diciembre pasado en la sala teatro “Meirovich” de la Biblioteca Popular Sarmiento de La Falda, Contramano Trío & Lisette invitaron a despedir el 2019 con un show de características especiales. Por una parte era la primera vez que se presentaban con este nuevo formato en un espectáculo en el que fueron los únicos protagonistas.
Por otra parte fue la confirmación de este proyecto, una alianza de estilos que no está fundamentada en el cumplimiento de la fría letra de una ley de cupo, sino en principios estrictamente musicales de dos artistas de tango surgidos desde esta ciudad y emergentes del festival nacional con mayor arraigo en el país.
Fue un año de profundos cambios personales y en las respectivas carreras de Contramano Trío, que es decir: Mauricio Martínez (guitarra eléctrica y arreglos), Rodrigo Della Vedova (piano) y Jeremías Cassi (bajo eléctrico); y de Lisette Grosso Schmid (bandoneón, canto, composición). Ensamble que va a cumplir su primer año de existencia y que, luego de debutar en La Falda, empezaron a hacer girar por lugares posibles del país, a la vez que la propuesta va ganando músculo.
Hoy se los ve firmes y enfocados. Tanto es así que ya están buscando un nuevo nombre que los identifique en esta nueva etapa (para lo cual hasta lanzaron una encuesta en las redes sociales), y si bien ese nombre aún no apareció, el nuevo grupo de cuatro integrantes ya tiene entidad propia. Al escucharlos en vivo no se logra descifrar si la solista potenció al grupo preexistente, o si estos obraron como la contención ideal para el desarrollo de las virtudes de la solista. Y es lo que mejor les puede pasar en esta búsqueda artística. Que no haya divismos que contaminen la convivencia, tanto arriba como abajo del escenario.
Eso es lo que pudo observarse el sábado en cuestión, ante una sala prácticamente llena, con entrada paga (hecho bastante inusual en estos tiempos), con producción independiente y auto-gestionada, que contó con el apoyo de la Secretaría de Turismo de la Municipalidad local.

"No tiene pretensión, no quiere ser procaz, 
se llama tango y nada más" (Una emoción)

En un set que nos tenía reservadas algunas sorpresas, empezaron con Recuerdo (Pugliese), un clásico de sus presentaciones en vivo; para continuar con Mi refugio, un tema con alto valor simbólico para el trío, ya que fue el primero ensayado en forma de dúo por Mauricio y Rodrigo, cuando la actual carrera como intérpretes de tango estaba en fase embrionaria. 
Una emoción fue el primer tango cantado de la noche, destacando a Lisette en ese rol, abordando un texto impactante. Milonga de mis amores sonó con aires renovados, con brillantes fraseos y una admirable digitación, es uno de los momentos más significativos de los vivos del grupo.
En una lista de temas que no hace concesiones con un repertorio puramente tradicional, le siguieron Catarsis, un instrumental compuesto por Lisette; el vals Gota de lluvia (segundo número cantado) y A fuego lento, otro de los emblemas de Contramano Trío, ahora adaptado a cuarteto.
En la segunda parte del show vendrían las sorpresas con un regreso a las fuentes folklóricas del trío y comprobar la ductilidad para abordar cualquier tipo de repertorio de los cuatro.
El buen gusto fue lo que siguió prevaleciendo y así aparecieron versiones buenas de Bajo este sauce solo (la poesía incólume de Manuel J. Castilla); o la Zamba del negro alegre, de espíritu más festivalero; y Oración del remanso, una canción perfecta de Jorge Fandermole que ya es parte del patrimonio de la música popular argentina. Esta última, con Lisette en primera voz y Mauricio Martínez en coros (estrenando en vivo una faceta que le desconocíamos) fue una de las mejores sorpresas de la velada. Y quedaba un plus: Desafinado, el clásico de la música del Brasil del enorme Antonio Carlos Jobim, en este caso con originales arreglos de guitarra y voz; y piano y bajo eléctrico, alternadamente.
En la tercera parte y sin intervalos a la vista, como era obvio regresarían al tango, con Plenilunio, un instrumental inédito del Maestro Osvaldo Piro que, presente en la sala, pudo observar como su legado y su estilo tiene asegurada la continuidad en las nuevas generaciones. El Maestro luego destacaría el notable trabajo en los arreglos para reducir a cuatro instrumentos una obra que él escribió para una orquesta de 46 atriles, La Juan de Dios Filiberto de Buenos Aires.
Siguieron hasta el final con versiones cantadas de Para no llorar tu amor (casi un hallazgo en el repertorio) y Desencuentro; y cerraron con Quejas de bandoneón y La muerte del ángel, dos instrumentales que ya son marca registrada de este renovado trío ampliado a cuarteto.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Cosquín Rock: homenaje en la plaza

Las Pelotas defiende su récord
El trascendente ciclo rockero vuelve por una noche a la Plaza Próspero Molina que lo vio nacer para homenajear la edición inaugural del 2001. Será el sábado 30 de noviembre, con algunos artistas que estuvieron en aquella lejana primera edición.

FESTIVALES

Por Néstor Pousa

En el balance de la pasada edición del Cosquín Rock José Palazzo aseguraba que las relaciones con las autoridades de la ciudad de Cosquín, lugar donde nació el festival y de la cual porta su nombre, eran de mucha cordialidad. No pasó demasiado tiempo para poder corroborar que esta afirmación es una realidad. Hace exactamente un mes se reunieron el intendente municipal de Cosquín Gabriel Musso, el titular de EN VIVO Producciones José Palazzo e integrantes de la Comisión del Folklore, para establecer un acuerdo de hermandad entre ambos ciclos, del cual surgió como primera acción, homenajear el nacimiento del Cosquín Rock.
“Volvemos al lugar que nos vio nacer -aseguraron desde la producción del evento rockero- , acompañados por algunas bandas de aquella primera edición”. Aquella primera edición es la que se celebró los días 10 y 11 de febrero de 2001 en la Plaza Próspero Molina de Cosquín, espacio folklórico por excelencia.  Las entradas para este evento tendrán un precio casi simbólico de $300 y lo recaudado será a beneficio del Hospital Armando Cima y la Dirección de Desarrollo Social de Cosquín.
¿Quiénes serán esas bandas que invocarán los espíritus musicales de comienzos de centuria? Pues bien, estarán allí, en una única jornada celebratoria: Las Pelotas (ostentan el record de ser la única banda que participó de todas las ediciones), Kapanga y Palo Pandolfo; Fernando Ruiz Díaz revisitando el repertorio de Catupecu Machu; mientras que por Córdoba dirán presente: Armando Flores, Juan Terrenal y Los Navarros.

Un festival sin techo  

¿Quién podía imaginarse a principios del 2001 que un festival de rock tenía chances de germinar en la mismísima plaza del folklore de Cosquín? Veinticinco años atrás de ese día, un 20 de febrero de 1976, el mismísimo Mario Luna lo había intentado siendo poco menos que expulsado del lugar por su osadía de “profanar” lo que para el folklorista ortodoxo es poco menos que tierra santa. Como resultado de esa frustrada experiencia Luna fundaría casi un lustro después el Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda, un ciclo que se consolidaría en la década del 80 estimulando en el imaginario popular su merecido rango de leyenda.
Haciendo caso omiso de los resultados conseguidos por el locutor y proto-productor de espectáculos rockeros en Córdoba, fue que el binomio conformado por José Palazzo y Héctor Perro Emaides se embarcó en el proyecto de realizar un festival de similares características, aunque aggiornado a la nueva era, para febrero de 2001 en ese mismo espacio. El dato insólito: el que entusiasmó a Palazzo había sido el mismísimo Julio Márbiz, controvertido mecenas del Festival Nacional del Folklore durante buena parte de su historia más sobresaliente.
Con cero de presupuesto para publicidad, una mínima logística y sin el imperio de las redes sociales, Palazzo y el Perro se mandaron en un acto casi inconsciente, sino suicida, a programar en dos días consecutivos a las bandas más relevantes del momento, en un contexto por entonces confuso para el rock argentino y nada prometedor en cuanto a convocatoria. El evento que, con todo este diagnóstico previo, estaba condenado a ser debut y despedida, explotó desde el minuto cero congregando ante la mirada incrédula de sus propios productores la cantidad de diez mil personas por noche.
La historia del festival se afianzó en una mística propia, debió atravesar la crisis híper inflacionaria de fines de 2001, cuando el ciclo era apenas un brote. Luego le tocó sortear el síndrome pos tragedia de Cromañon en diciembre de 2004. Ninguna de esas estocadas mortales pudo con la tenacidad de un encuentro destinado al perpetuo crecimiento.
Luego de la última y escandalosa edición realizada en la Próspero Molina, las autoridades municipales de entonces harían caer el contrato con los fundadores del festival para dejarlo en manos de otra producción con el recordado Jorge Guinzburg a la cabeza, a la postre una fallida experiencia.
Palazzo daría su golpe de gracia llevándose consigo la marca “Cosquín Rock” a una nueva sede en la Comuna de San Roque y posteriormente en la actual de Santa María de Punilla.
Desde 2017, gracias a una inquebrantable vocación expansiva, internacionalizaron la marca sacándola de paseo en un extenso derrotero por Latino América, plantando bandera en sedes como: México, Perú, Colombia, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay; para luego intentar extender sus tentáculos hasta España y Nueva York. Increíble, pero cierto.
A lo largo de las 19 ediciones que lleva realizadas, en febrero 2020 se celebrará la número 20 oficial, el ciclo fue sumando una innumerable cantidad de hitos artísticos que lo consolidan como el festival de rock argentino en actividad con mayor trayectoria. Un festival que parece no tener techo.

José Palazzo entusiasmado con la grilla del CR'20
Presentaron la grilla del 
Cosquín Rock 2020
El martes 12 de noviembre, en las instalaciones de la Plaza de la Música de Córdoba, fue presentada ante la prensa la grilla de la edición “20 aniversario” de Cosquín Rock a realizarse los días 8 y 9 de febrero de 2020. Con la conducción de su principal responsable, José Palazzo, se conocieron los nombres de los más de 150 artistas que desfilaran por ocho escenarios montados en el enorme predio del Aeródromo de Santa María de Punilla. Entre los nombres principales figuran el regreso al festival de Charly García y Divididos; Ciro y Los Persas, Skay, Los Auténticos Decadentes, Ratones Paranoicos, Babasónicos, la chilena Mon Laferte, La Vela Puerca, Las Pastillas del Abuelo, los mexicanos Molotov, Guasones, Air Bag, Los Caballeros de la Quema, Las Pelotas, La Mississippi y Dante Spinetta; además de los representantes de las nuevas tendencias urbanas del rap y del trap nacional, como: Wos, Duki, Cazzu, Nathy Peluso, Ca7riel, Paco Amoroso, Ysy A, Neo Pistéa y Sara Hebe. Los programadores acusaron recibo del tan reclamado cupo femenino con la contratación de artistas femeninas ascendentes y de primer nivel.   

sábado, 2 de noviembre de 2019

El método Di Pietro, diez años después

Guillermo Di Pietro presentó “Variaciones 10 años - En vivo en la UNC”, quinto álbum de su discografía, en el que repasa temas de su obra anterior y agrega nuevas composiciones de Spinetta y otros autores.

COMENTARIOS DISCOGRÁFICOS

Por Néstor Pousa

El pianista cordobés Guillermo Di Pietro desarrolló una forma distinta de versionar a los clásicos del rock nacional. En su laboratorio el virtuoso intérprete viaja al centro medular de las canciones que lo inspiraron de chico y solo con su piano elabora un estilo auténticamente personal de revisarlas. Es lo que podríamos denominar el método Di Pietro que, según él define, tiene partes de jazz, las vanguardias académicas europeas, el orientalismo, el tango y el folklore, concluyendo en una obra sumamente original de singular belleza. Los porcentajes de cada componente que lleva su poción sólo él lo sabe, y nunca los develará, es la parte del plan que no concede.
En 2007 el pianista nacido en Marcos Juárez y luego radicado en Villa Carlos Paz, registró su opera prima titulada Variaciones sobre Spinetta, en la que trabajó sobre diez partituras del trascendental músico argentino, cruzadas por la mirada y los dedos de Di Pietro pensando en Erik Satie, Claude Debussy, Arnold Schoenberg y Bill Evans. El resultado fue asombroso, movilizador para el oído no erudito, una propuesta demasiado osada ¿qué había ahí? ¿cómo alguien podía atreverse a tanto?
El pianista redobló la apuesta, y a este le sucedieron Desarma y sangra - Variaciones sobre Charly García (2009) y Ríos que dan al mar - Variaciones sobre Fito Páez (2011); y luego de la trilogía vendría Adstratos (2015) sobre de composiciones de intérpretes varios sumando, a los ya nombrados, a Litto Nebbia, Gustavo Cerati y Cuchi Leguizamón; y los uruguayos Fernando Cabrera, Eduardo Mateo, Hugo y Osvaldo Fattoruso. En este trabajo Di Pietro incorpora por primera vez a su interpretación instrumental, la letra, a través de las voces de Hugo Fattoruso, Liliana Herrero y Fernando Cabrera. Tres que, junto al pianista, no temen en atravesar los límites de la ortodoxia y así la simbiosis resultó perfecta.

A una década del punto de partida de su colección, Guillermo Di Pietro ratifica su obra con Variaciones 10 años - En vivo en la UNC, el registro en directo de una noche en la que además de tocar su habitual repertorio, agregó algunos estrenos de versiones sobre músicas de García, Spinetta, Páez, Andrés Calamaro, Soda Stereo, Sumo y Manal.
La acogedora penumbra del Salón de Actos del Pabellón Argentina de Ciudad Universitaria de Córdoba, donde se documentó este material que formó parte de la Convocatoria Cultura 2017, fue el espacio perfecto para las interpretaciones de piano y para el lucimiento de los dos únicos músicos invitados: Andrés Sosa quien aportó su guitarra a una versión tanguera de Laura va (Spinetta); y el siempre sobresaliente Lucas Heredia poniendo las voces en el Tema de Pototo (Spinetta/Edelmiro Molinari), Giros (Páez) y Mañana en el Abasto (Sumo).
Poseer el disco-objeto se hace imprescindible aún en estos tiempos dominados por el streaming. Su arte de tapa, interna y externa, es una obra de arte que coloca al oyente en situación de escucha. La foto interna que aparece al desplegarse el tríptico embalaje, nos devuelve la imagen de las manos del pianista sobre las teclas de un piano que parecen no respetar las rígidas formas geométricas. Esta especie de ilusión óptica, deliberada o no, tal vez sea la mejor metáfora para definir la obra de Guillermo Di Pietro.

Sobre Guillermo Di Pietro. Nació en Marcos Juárez, Córdoba, en 1977. Estudió piano, armonía, contrapunto y composición con Juan Carlos Cirigliano. Es egresado del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla de la Ciudad de Buenos Aires. Intérprete, compositor y pianista de formación clásica que toca temas de rock. Desde hace más de diez años, partiendo de un repertorio ligado al rock argentino, Di Pietro elabora una música personal que construye nuevos y complejos diálogos con el jazz, las vanguardias académicas europeas, las músicas orientales, el tango y el folklore. Su estilo genera una obra fronteriza e inclasificable, extraña y familiar a la vez.

martes, 22 de octubre de 2019

El rock en tiempos de ibuprofeno

Foto: GAMBA.FM
Andrés Calamaro presentó en Córdoba “Cargar la suerte”, en el Orfeo y ante un imponente marco de público. En medio del show recordó su primer gira por Córdoba y su paso por el Festival de La Falda.


EN CONCIERTO

Por Néstor Pousa

El show que presentó el sábado pasado, 19 de octubre por la noche, Andrés Calamaro en el Orfeo Superdomo, paso por estados de ánimo visiblemente diferenciados. Con extremada puntualidad los músicos se ubicaron en el escenario cuando las agujas marcaban las 21.30. Una seña de Andrés (de ambo oscuro, camisa estampada y vincha) fue la orden para que Martín Bruhn, baterista cordobés que integra la banda en gira, arremetiera con los golpes de Alta suciedad. Grandiosa apertura, para el grandioso espectáculo que prometía ser la presentación en Córdoba de Cargar la suerte, ante un imponente Orfeo poblado, según cifras oficiales, por 6000 mil espectadores.
Seguirían con Verdades afiladas, el primer corte de ese disco publicado en 2018, ganador del Premio Gardel al mejor artista masculino de rock y con 4 nominaciones para los Grammy Latinos 2019. La lista del concierto iría descubriendo estrenos en vivo de esta flamante obra, intercalados con hits de un repertorio inabarcable que ostenta el ex Abuelos de la Nada, hoy convertido en uno de los solistas más importantes y requeridos del rock en español. De hecho la intensa gira que viene desarrollando por Sudamérica es el segundo tramo de un periplo que se inauguró por las más importantes plazas de España, país donde es tan adorado como aquí. Sin embargo como todo ídolo popular también estimula a sus detractores, esos que critican algunas de sus letras como de poco profundas y con destino de rotación radial. Nadie puede renegar de un éxito comercial y no sólo de mensajes profundos está hecho el rock. Pero cierto es que Andrés es un gran rimador, que a veces exagera de obvio, aunque siempre ingenioso, que también puede desempolvar canciones como Clonazepan y circo, la tercera de esa noche, que encendió tanto los corazones como los flashes de los celulares. Todavía guarecido atrás de un set de piano y teclado, únicos instrumentos que toca en esta gira, Andrés se mantenía poco comunicativo entre una canción y otra, incluso luego de interpretar A los ojos, uno de los clásicos de Los Rodriguez que repasó.
Su seriedad tenía un motivo, a pesar que las pantallas habían advertido de la prohibición de filmar el show en cualquiera de sus variantes, la gente hizo caso omiso de tal reserva y desenfundó sus celulares desde el primer acto. El descontento se hizo notar con la frase: “¡Arriba las manos esto es un teléfono!”, que con una sonrisa nerviosa intentaba ocultar su mal humor. “Tenemos potentes luces aquí, no necesitan usar los flashes (…) por eso yo dejó mi teléfono en el hotel”, completó. Más tarde en las redes sociales en las que AC se mantiene siempre hiperactivo y polémico con sus fans, aclararía el asunto: “Queremos tocar muy concentrados y los flashes nos distraen”.

Foto: GAMBA.FM
Superada el momento tenso de esa primera parte, que se agravó por algunos desajustes de un sonido que no estuvo del todo brillante y fueron corrigiendo con el correr de la noche, todo empezó a encarrilarse.  Un asistente le alcanzó desde un lateral del escenario un mate y un termo, eso pareció relajarlo y los ánimos se distendieron. Cebándose unos mates sentado en la base de la batería apareció un Calamaro más comunicativo, contando anécdotas propias de una biografía no-autorizada que el público obviamente celebró. Ahora inquieto y moviéndose a placer por todo el escenario, relató historias como la de su primera gira por Córdoba, a sus 15 años (“¡Volvimos a Retiro en un tren que paró en 150 estaciones!”), y dedicó un párrafo especial para el Festival de Rock de La Falda: “La Falda era un festival sine qua non”, sentenció (…) “con Los Abuelos nos fue mal porque veníamos con toda la onda de Ibiza”.
Historias más, historias menos, el show continuó con su ajustada fórmula de clásicos y nuevos temas que conviven a la perfección con aquellos, respaldados por una banda que se completa con Germán Wiedemer en teclados, Julián Kanevsky en guitarra, Mariano Domínguez en bajo, además del ya mencionado Martín Bruhn en batería. “Canciones de rock con guitarra eléctrica”, las define su autor, y así Transito lento sucedió a Algún lugar encontraré; Cuarteles de invierno y Diego Armando Canciones a La oportunidades; Falso LV a All you need is pop (dedicado a Iggy Pop); My mafia a Tuyo siempre, y un sprint final con Cuando no estás, Esa estrella era mi lujo (versión al piano del tema de Los Redondos), Los aviones, El salmón, Estadio Azteca y Los Chicos, esta última, una canción entrañable para AC en donde rinde tributo a una larga lista de amigos y colegas que se fueron primero, a la que acaba de sumarle una nueva estrella amarilla a la liturgia, la de Cacho Castaña.
Quien quiera conocer de primera mano y por propios comentarios de AC, sobre el pre y el post show de cada fecha, no tendrá más que unirse a alguna de sus redes sociales (en twitter: @bradpittbull666), allí el cantante no solo ofrece pormenores internos de la gira, sobre las ciudades que recorre, las salas donde se presentan, los públicos, las habitaciones de hoteles, sino también están las polémicas, su férrea e histórica militancia por la tauromaquia y, más reciente, su defensa del regreso de “Soda sin Gustavo”, y tópicos de actualidad política. Todo está allí. Incluso los avatares de una gira interminable, inédita por tratarse de un músico de rock argentino, el único del rubro que se le animó en este crítico 2019 al enorme Orfeo, una de las arenas más importantes del país. Tanto trajín hace sentir sus efectos en la humanidad del artista quien no encuentra reparos para reconocerlo. Es el rock (y el amor) en tiempos de ibuprofeno.

martes, 8 de octubre de 2019

Juan Carlos Ingaramo y sus amigos

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“Canciones con amigos” es el título del nuevo disco del ex Músicos del Centro en el que participan Litto Nebbia, los Fattoruso, Lito Vitale, Fito Páez, Silvina Garré, y una larga lista de músicos-amigos.

COMENTARIOS DISCOGRÁFICOS
 
Por Néstor Pousa

A lo largo de su vida musical Juan Carlos Ingaramo ha sabido asociarse con músicos que sintonizaban su misma frecuencia estética. De esas uniones artísticas surgieron amistades que perduraron y se fortalecieron con el paso del tiempo. Canciones con amigos, nuevo disco que acaba de presentar el ex tecladista y miembro fundador de Los Músicos del Centro, es una celebración de todos estos años de música y amistad. Un álbum en el que se da el gusto de reunir a la gran mayoría de ese virtual “club de amigos” que los muchos escenarios, estudios de grabación y juntadas fueron edificando.
El disco tiene un denominador común: los 15 temas que lo componen llevan la firma de Juan Carlos, ya sea en solitario, o en colaboración con otros autores. Pero también tiene algunas curiosidades, como por ejemplo que en algunas pistas cede el total protagonismo al invitado de ocasión. 
El disco abre con Siracusa, aquel clásico del Grupo Encuentro (mítica banda embrión de Los Músicos del Centro) que aquí viene en versión a la grand piano y a cuatro manos por Lito Vitale. En Canción de los ríos ebrios aparece una de las mejores voces de la música popular argentina: Silvina Garré. Protagonista femenina de la trova rosarina con sus cualidades vocales intactas, está acompañada por Litto Nebbia en guitarra acústica y JC en piano.
Cuando yo me transforme, ese clásico atemporal con música de Ingaramo y letra de Nebbia, viene en dos versiones: una instrumental a cargo de Fito Páez (piano), Víctor Carrión (saxo soprano) y JC (sintetizador de cuerdas); y avanzando en el programa, en su forma cantada, nuevamente Silvina, más Litto y Diego Clemente (quena), la grabación pertenece al disco Más que loca, de 2010.

El notable uruguayo Hugo Fattoruso (canto, piano y teclados) y Albana Barrocas (batería y percusión), en lujoso tándem (¡parecen más que dos!) entregan una gran versión de Dices, extraída del álbum Fattoruso-Barrocas.
En homenaje póstumo se incluye una canción con el rosarino Lalo de los Santos, su inconfundible voz entonando Algo de mí secundado por JC. En el otro in memóriam, Osvaldo Fattoruso en batería forma un brillante dueto con JC en piano y sintetizador, para el instrumental en clave de candombe La calesita.
Hay más momentos en los que JC se sale de foco y oficia de generoso anfitrión: Sombra de amor, Mulata de aquí y Niña marina (este último en vivo en Córdoba, 1990), los tres motivos por Litto Nebbia; y Nuevo día en mí por Sergio Aranda.  Mientras que Ingaramo reaparece en Milagro, un inspirado instrumental junto a Heleen de Jong en cello y Leopoldo Deza en flauta.
Una de las reuniones cumbre del disco es el trío que componen Enrique Aiello (canto, guitarra y sintetizador), Claudio Cardone (Oberheim y sinte de bandoneón) y JC (sintetizadores), que factura una extraordinaria versión de Estampita de luz.  Y luego el “clan Ingaramo”, con José Francisco (hijo de Juan Carlos) en guitarra eléctrica y sintetizadores, su hermano Mingui Ingaramo (otro ex Músicos del Centro) en solo de piano Rhodes y JC en piano y sintetizadores exponen su prestigio familiar en Los Homer, un instrumental dedicado a ese otro apellido  ilustre de la música argentina.
Juan Carlos solo al piano, en la introspectiva Llaves, es la despedida de un disco que aporta claridad, clasicismo y un toque de sofisticación, en tiempos de alta confusión sonora.-  

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Título: “Canciones con amigos” (2019)
Intérprete: Juan Carlos Ingaramo
Músicos invitados: Lito Vitale, Silvina Garré, Litto Nebbia, Fito Páez, Víctor Carrión, Hugo Fattoruso, Albana Barrocas, Lalo de los Santos, Osvaldo Fattoruso, César Franov, Walter Ríos, Heleen De Jong, Leopoldo Deza, Sergio Aranda, Enrique Aiello, Claudio Cardone, Diego Clemente, Mingui Ingaramo y José Francisco Ingaramo.

martes, 24 de septiembre de 2019

Isa Portugheis: “Veníamos del exilio con aires nuevos"

Foto: Hugo J. Panzarasa
... Recuerda Isa Portugheis, músico platense que formó parte de bandas embrionarias del rock nacional y participó de festivales como Barock y La Falda Rock ‘81. En este último formando parte de Punch junto a Miguel Cantilo.
 
ENTREVISTA

Por Néstor Pousa

Isa Portugheis tiene un historial muy destacado en la música rock de Argentina. Desde La Plata, ciudad con enorme ascendencia rockera, formó parte junto a los hemanos Beilinson de Diplodocum Red & Brown (proyecto que precedió a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota); luego llegó La Cofradía de la Flor Solar y más adelante Billy Bond y La Pesada del Rock. No muchos músicos pueden exhibir semejantes credenciales. De esto y más, dialogamos con el baterista y compositor que con la banda Punch participó de una histórica actuación en el Festival de Rock de La Falda 1981, segunda edición de ese memorable ciclo.
“Es cierto todo lo que mencionas -responde Isa, desde su casa y vía correo electrónico- participé de toda la movida platense, incluso el año pasado conduje con Daniel Sbarra, ex Virus, un documental sobre La Plata Capital del Rock. Pero además de todo lo que mencionas, a posteriori de la época de la Pesada, como tantos otros, me fui al exilio desde donde formé Punch, con la que volvimos a Argentina, y posteriormente la campaña de regreso de Pedro y Pablo (Miguel Cantilo y Jorge Durietz), cuando la dictadura levantó la lista negra donde estaban, y el éxito impresionante de ese proyecto se comió al proyecto de Punch. Así que grabé el disco Contracrisis (1982) y luego el Pedro & Pablo en Obras (el regreso). Un tiempo después me desvinculé por temas personales, pero luego volví en carácter de manager del dúo y después como manager de Cantilo.

Justamente, con Cantilo y Punch integraste la grilla del Festival de Rock de La Falda ‘81, una edición histórica, en un ciclo que alcanzó la estatura de leyenda. ¿Qué recordás de aquella gesta? ¿Cómo fueron tus días en La Falda de, hace ya, 38 años?
“Recuerdo que fue extraña la situación, cuando comenzamos con los primeros temas nos agredieron con piedrazos y se dieron vuelta mirando hacia el lado opuesto al escenario, pero cuando empezamos con los rock and roles todo cambió y finalmente la fiesta terminó en paz. Lo pasamos bien a excepción de esa agresión, de alguna manera comprensible para los tiempos que corrían, todavía de represión y lo que el público había vivido. Nosotros veníamos del exilio con aires nuevos onda New Wave que finalmente, más temprano o más tarde, llegaron y triunfaron bandas como Virus o Soda Stereo y cantidades de otros grupos que al principio de la democracia encaminaron los cañones hacia otros lados y sin tanto odio o violencia contenida que había, a mi humilde modo de ver, en la sociedad argentina”.

Isa tocando con La Pesada en Barock III
¿Sos vos (con un look muy distinto al que adoptarías después) el baterista que toca en la actuación de La Pesada en la película Rock hasta que se ponga el sol?, el documental de Aníbal Uset sobre el Festival Barock 1972. Se te ve junto a Billy Bond, Alejandro Medina, Claudio Gabis y Jorge Pinchevsky
“Correcto, soy yo, en ese caso como único baterista -ya que habitualmente se tocaba a dos baterías- quien participa en la actuación mencionada en la película, incluida la jodita del video clip inserto en el tema, donde estamos tomando el té en una casona, escenas que fueron realizadas en los ‘Estudios Baires’, lugar donde se filmaron las películas de la época de oro del cine argentino. Faltaría mencionar que también participó Kubero Díaz en dicha presentación que quedó en la historia del rock nacional como un momento… ‘Pesado’ (risas)”.
(Mirá el video de esa presentación al pie de esta entrevista)

¿Qué pasó luego?  ¿Cómo fue tu itinerario durante el exilio?
“Me fui a Suiza, Inglaterra, Alemania, Italia, Holanda, para terminar en la isla de Mallorca donde primero lo traje a Morcy Requena para tocar con un grupo mallorquín del pueblo de Pollensa, donde vivía. Luego, junto con él fuimos a Ibiza donde buscamos a Miguel (Cantilo), Kubero Díaz (que no quiso participar) y a (Quique) Gornatti como violero. Ese fue el derrotero de aquellos días. Además como vinieron en invierno, y en esa época no hay laburo en la isla, junto con Miguel tocábamos a dúo en pubs de Palma de Mallorca para ganarnos algunas pesetas”.

"Con Miguel tocábamos a dúo en pubs de Palma de Mallorca para ganarnos algunas pesetas"

Como bien dijiste, volvieron del exilio y se adelantaron muchísimo al desembarco de la new wave en Argentina, y eso les valió un fuerte rechazo de la gente, ¿cómo vivían Uds esa situación?
“Es cierto eso. Volvimos demasiado adelantados para que un público, que venía viviendo toda la represión de la feroz dictadura, pudiera entender una propuesta fresca, lejos de torturas y desaparecidos. Y eso nos valió un rechazo de parte de la gente, aunque no definitivo, porque por ejemplo las canciones Adonde quiera que voy o Los sueños de la cultura, ambas en coautoría con Cantilo, música mía y letra de Miguel, todavía se escuchan, especialmente la primera, y la segunda quedó inmortalizada en la película Barock IV de 1982, donde junto a Punch toca un joven Alejandro Lerner en teclados y una joven Claudia Puyó en coros”.

En aquella inolvidable actuación en La Falda '81 Miguel casi se electrocuta con su guitarra eléctrica. Sin embargo, el mismo Miguel alguna vez me contó que el público pensó que se trataba de un acting y lo que pudo ser una tragedia terminó siendo una anécdota ¿recordás el hecho?
“Recuerdo sí, todo, los piedrazos que nos tiraron y como dimos vuelta la actuación cuando empezamos a rockear y, por supuesto, recuerdo el patadón eléctrico que sufrió Miguel producto de que el escenario del anfiteatro era de material tipo piso de cemento. Eso es un peligro si además hay o hubo algún charco de agua”

Mencionaste dos grandes éxitos de Punch de los que sos co-autor, ¿qué pasó después con ese proyecto? 
“En realidad soy el compositor de la música del hit inoxidable Adonde quiera que voy, además del título y la estructura métrica de la letra que fue mejorada magistralmente por Miguel. La banda se convirtió durante un tiempo, conmigo incluido, en la banda de apoyo del regreso de Pedro y Pablo, hasta que en un momento yo decidí alejarme por desinteligencias internas. Me reemplazó Rodolfo García (ex baterista de Almendra y Aquelarre).

¿Qué hiciste musicalmente después de Punch y de acompañar el regreso de Pedro y Pablo?
“Trabajé componiendo mucho material que nunca salió a la luz, toqué con Urubamba (nota: prestigioso grupo de folklore andino) unos conciertos en Capital Federal, toqué un tiempo con Jorge Cumbo y luego me fui a Brasil donde pensaba volver, pero una circunstancia bisagra en mi vida: haber sido baleado en un intento de robo en mi casa, cuando estaba por vender mi batería acústica para comprar una electrónica, me dejó en terapia intensiva del Hospital Durand y sobreviví milagrosamente según los médicos que me asistieron” (Nota: en ese intento de robo, ocurrido el 24/05/85, Isa recibió 7 disparos de bala, motivo por el cual celebra esa fecha como un segundo cumpleaños)

¿Qué hacés profesionalmente en la actualidad? 
“En la actualidad, y desde hace mucho tiempo, me dedico a la producción musical, al management, a la docencia en el campo de la producción musical y a la venta de shows”

miércoles, 4 de septiembre de 2019

David Lebón revisa su obra


El reconocido músico argentino está celebrando 45 años de trayectoria con una gira en la que presenta su flamante álbum con nuevas versiones de sus clásicos. Crónica del show en Quality de Córdoba.

EN CONCIERTO
 
Por Néstor Pousa

La imagen que nos devuelve David Lebón desde el escenario es la de un tipo relajado y de muy buen humor, física y espiritualmente en estado de gracia. Enfundado en unos jeans y una amplia camisa leñadora y pronto a cumplir 67 años en octubre, el notable violero asegura sentirse mejor que a los 20 y agradece que una discográfica multinacional lo vuelva a convocar para un nuevo trabajo. Fue a través de Sony Music que salió el flamante Lebón & Co. (que ya comentáramos en estas columnas), un disco de versiones de sus clásicos con renovados arreglos, la participación de invitados especiales y la producción artística de Gabriel Pedernera (baterista integrante de las banda cordobesa Eruca Sativa).
En 2018 el fundamental músico argentino celebró 45 años de trayectoria, a contar desde la edición de su debut solista (“David Lebón”, 1973) y este proyecto estaba destinado a celebrarlo, pero por su ambiciosa producción debió salir con un año de delay.
El sábado 31 de agosto fue la noche de su presentación para Córdoba en la sala Quality Espacio (Av. Cruz Roja Argentina 200), un lugar ideal para escuchar conciertos, con un aforo ajustable a cada pretensión.  La presentación del disco era la excusa de este concierto al que el Ruso llegó con banda completa para revisar algunas de esas canciones en actualizadas versiones.
Ante una sala repleta y con los músicos dispuestos en sus lugares, se corrió el telón para que comenzaran a sonar los acordes de En una hora, un número ideal para la apertura, con el que su creador empezaba a despuntar el vicio de héroe de la guitarra. Dejá de jugar fue la canción que inauguró la lista de Lebón & Co, con Dhani Ferrón haciéndose cargo de las partes que Coty Sorokin hizo para el disco.
A propósito, es fundamental en el actual sonido de Lebón la presencia de un músico como Ferrón. Si bien es reconocido como bajista, aquí se encarga de las segundas guitarras, de seis y doce cuerdas, eléctricas y acústicas, además de los coros y las voces adicionales, con notable precisión. La banda suena compacta y potente, rockea y funkea con solvencia, un sexteto que se completa con el experimentado Daniel Colombres en batería, Leandro Bulacio en piano, Roby Seitz en bajo y Tavo Lozano en teclados y guitarra.    

Este concierto pone énfasis en el repertorio de Seru Giran, súper banda que Lebón fundó a finales de los setenta junto a Charly Garcia, con Pedro Aznar y Oscar Moro. Repasaron muchos de sus clásicos, como Esperando nacer, Cuánto tiempo más llevará y En la vereda del sol.
Siguió un mini-bloque dedicado a Pescado Rabioso con Dhani Ferrón entonando Credulidad con estilo spinetteano. Luego David cerraría ese momento con Hola dulce viento, la primera canción que escribió para aquel legendario grupo del rock progresivo nacional que integró junto al Flaco Spinetta.      
Con luces tenues y alineación de trío, Lebón, Bulacio y Ferrón, armarían un set de versiones semi-acústicas con El tiempo es veloz (etapa solista), Parado en el medio de la vida y San Francisco y el lobo (dos covers de Seru).

La referencias a esa banda, para regocijo y sorpresa de los numerosos fans presentes, no se detendrían allí, se prolongarían con Encuentro con el diablo y Noche de perros, con su dramático final de obra maestra, y una vez más David concediendo sus inspirados solos y sus agudos vocales como puñales.
El revisionismo no incluiría su obra más reciente, por eso no hubo canciones de Encuentro supremo, aquel disco que fechado en 2016 ratificó su vigencia de gran autor. A cambio siguió con una versión de Puedo sentirlo, un éxito cosecha ‘87, y otra vez Ferrón al rescate para cantar las partes que Julieta Venegas aportó en Lebón &Co.
Reacio a conceder bises, esa institución de la música en directo por la cual el músico se despide para luego volver ante el clamor del público, David avisa que quedan los cuatro últimos temas. Mundo agradable el primero, un clásico revitalizado, que en estudio grabó con Ricardo Mollo. Copado por el diablo, un hit eterno que lo acompaña desde 1973. Sueltate Rock & Roll, la enérgica oda inconformista que produjo la reunión 2019 de Polifemo, trío formado en 1976 con Rinaldo Rafanelli y Juan Rodríguez. Y, finalmente, Seminare, la canción de Seru que más lo identifica. Lebón se despidió (sin bises, el que avisa no traiciona) prometiendo volver, admitiendo que necesita el contacto con su público más que nunca.-

Fotos: Producción David Lebón