miércoles, 26 de julio de 2017

Un candombe para La Falda Tango

Elena Roger & Escalandrum
La reciente edición del Festival Nacional de Tango produjo reuniones lujosas, intensas y emotivas como las de Osvaldo Piro con Lavié, Elena Roger & Escalandrum y Daniel Simmons y Contramano Trío. El regreso de Ariel Ardit.   

Texto: Néstor Pousa 
Fotos: Gabriel Hamie

Los festivales populares de cualquier género en la Argentina cargan con el karma de estimular la insatisfacción de quienes nunca están del todo conformes con la grilla planteada, pero también desarrollan la potestad de formalizar uniones artísticas formales o transitorias de gran jerarquía que no son fáciles de encontrar bajo otras circunstancias. Y vaya que si eso fue lo que sucedió en la edición que recién culmina del Festival Nacional del Tango de La Falda (a.k.a. La Falda Tango).  

Osvaldo Piro Orquesta y Lavié
En esos duetos estuvo buena parte de lo más destacable de esta 34ª. edición del padre de los festivales faldenses. Fue cuando el Maestro Osvaldo Piro al frente de su orquesta de músicos cordobeses decidió convocar como cantor invitado a Raúl Lavié, y el negro (próximo a cumplir en agosto increíbles 80 años) se mandó con dos clásicos como El último café y Desencuentro. Tal vez en esos dos momentos se justificó la perenne convocatoria de este cantante imprescindible, tal como lo definiera el maestro de ceremonias Silvio Soldán.
Del trabajo de Osvaldo Piro solo se puede ser redundante en adjetivos como brillante y exquisito, tanto instrumentalmente como con sus otros dos cantantes: Marcelo Santos (estable) y Alberto Bianco (el otro invitado).

Lo de Elena Roger & Escalandrum puede catalogarse como el número lujoso de esta edición. El sexteto interpreta en formato jazzero el inconmensurable repertorio de Astor Piazzolla y encontraron casi por casualidad en la estremecedora voz de Elena Roger a la intérprete ideal para ese repertorio. Claro, no es un dato menor que en la batería esté Daniel “Pipi” Piazzolla, nieto del Astor eterno. Pero lo cierto es que no se puede creer que con esa diminuta figura de mirada penetrante y registro de soprano provoquen un ensamble tan perfecto. Eligieron versiones de Los pájaros perdidos, Chiquilín de Bachín, La bicicleta blanca, Balada para mi muerte, Preludio para el año 3001 y Balada para un loco, todos pertenecientes al disco 3001 Proyecto Piazzolla. Se fueron ovacionados por un público afín.   

Simmons + Contramano + Torres
Daniel Simmons con Contramano trío parecen una marca registrada. El cantor nacido en La Falda y radicado en Carlos Paz tuvo algunos años en stand-by su carrera profesional que ahora retomó con renovado impulso. El también faldense trío integrado por Mauricio Martínez (guitarra), Rodrigo Della Vedova (piano) y Jeremías Cassi (bajo eléctrico) se adaptan con notable facilidad a la distinta gama de solistas que como grupo estable les toca acompañar, pero con Simmons parece que juegan de memoria. La personalidad y la emoción es lo que más se destaca en el cantor cuando hace propio El último round de Chico Novarro e interpreta a su amigo Rubén Juárez con Desencuentro junto a Damián Torres como invitado en bandoneón.

Hay estándares de calidad en algunos rubros que esta versión actualizada de La Falda Tango no negocia. Está claro que la organización se hace fuerte en la logística que cada año incorpora más recursos humanos a favor de una maquinaria de producción cada vez más monolítica, afinada y autosuficiente. La grilla artística alcanzó un nivel incuestionable y el antiguo anfiteatro convertido en una coqueta y confortable sala de conciertos cada año luce mejor. Una sala que con entradas agotadas resultó demasiado chica el sábado, la gran noche de Lavié/Piquín, pero que lució inexplicablemente grande el viernes de Rada-Ardit.
En los rubros técnicos se observó un notable avance en la parte visual. Las pantallas de leds, el circuito cerrado de tv, la luminotecnia y la escenografía ofrecieron su show aparte.
Este contexto permitió el lucimiento de una plantilla de artistas muy ecléctica y de notable nivel. A los ya destacados más arriba, es necesario apuntar actuaciones como la de Lisette la joven surgida en La Falda que a los 11 años nos asombraba por su forma de abordar letras fatales, hoy con 17 sorprende escribiendo como un adulto, para muestra basta con repasar el texto de Inútil objeción, un tango de su autoría que estrenó para la ocasión. “¿No es muy retorcida?” consultaba en sala de prensa la joven que insinúa cierta veta discepoliana al escribir.

Rubén Rada: tango, candombe y milonga
La presencia de Rubén Rada que desconcertó a algunos especialistas fue otro de los lujos de esta edición. Ok, al uruguayo es difícil encasillarlo y esa tal vez sea su mejor virtud. Planteó un show de tango, candombe y milonga pero con un perfil didáctico en el que explica los orígenes del género, una especie de paso de comedia que a algunos no les cerró. Sus influencias tangueras son casi exclusivamente gardelianas, de ahí que alguna vez compuso su Candombe para Gardel que junto con Ayer te vi fue lo más festejado de su repertorio esa noche. Hizo bailar a una platea que, aunque muy escuchadora, en general se mantiene estática, pero para eso tuvo que pedirlo “por favor”. Finalmente se retiró airoso de un compromiso que asumió con mucho respeto. Ojalá regrese.
Contramano Trío, como ya se dijo, cubrió el rol de grupo estable acompañando con solvencia a los solistas Alberto Bianco, Leandro Ponte, Rodolfo Tulián y Daniel Simmons. Pero lo más destacable fue su set solista. No fueron pocos los que subrayaban la evolución evidenciada por el trío que se ganó por derecho propio un lugar en el horario central y estar entreverados con los números fuertes de la primera noche. Contramano es otro de los hallazgos de este festival que siempre tuvo la virtud de promocionar nuevos valores.
Otro número que avanzó varios casilleros en la grilla fue la Orquesta Provincial de Música Ciudadana de Córdoba dirigida por Damián Torres. Ellos, que históricamente abrían el festival para los que llegaban temprano, merecían se programados en el prime time. Es que La Provincial suena como los dioses y tiene en Gustavo Visentin a uno de los mejores cantores que pisa este escenario, a la vez que un verdadero docente en la materia Historia del Tango.
Adriana Varela como cierre de festival ya es un clásico que pinta a convertirse en inamovible. En una docena de clásicos, algunos pedidos por el público como si se tratase de un menú a la carta, sorprendió con la inclusión de La Gata Varela. “Más que una radiografía, una tomografía computada que me escribió Cacho Castaña”, proclamaría luego del show. No fue un gesto ególatra o autorreferencial, más bien habría que interpretarlo como un guiño de generosidad para con su colega y amigo.-            

Ariel Ardit, el regreso
Ardit cantó "Volver". En el 2014 Ariel Ardit había cumplido una actuación sobresaliente haciendo maravillas con su voz y su aplomo, pero abusó en exceso de su tiempo de escenario y para cuando llegó el momento de Sur le corrieron el telón haciendo invisible la orquesta a sus espaldas que igual siguió tocando. Fue una decisión excesivamente drástica del jefe de escenario que provocó un momento de tensión. Después, la polémica, el cantor cordobés expresó su enojo ante los periodistas y desde la organización la réplica no se hizo esperar. La cuestión es que Ardit no fue contratado los dos años subsiguientes, aunque nunca se quiso reconocer que la medida significaba un correctivo. Este año, con el regreso del artista a La Falda, fue él mismo quien se encargó de blanquearlo, desde el escenario primero y en conferencia de prensa después: “Para mí fue una gran pena ese encontronazo hace tres años, viste cuando pasa el tiempo y uno ve las cosas distintas, uno es más grande y la vida no pasa solamente arriba de un escenario, la vida te va dando otros encontronazos y uno reflexiona un poco más. En aquel momento a mí me dolió mucho el hecho de haberme pasado unos minutos y que la orquesta allá quedado con un telón, seguramente la persona que estaba haciendo su trabajo pensó que era lo mejor, y no lo estaba haciendo en contra mío sino en función de su trabajo. Pero para mí fue terrible porque venir a Córdoba es la única oportunidad que tengo algunos años, no siempre, de venir a cantar al lugar donde nací, entonces uno acá quiere venir a dar lo mejor. En ese momento me sorprendió y me hizo sentir mal, pero pasaron tres años y hoy me siento dichoso de haber vuelto, seguramente ese episodio está olvidado, en ese momento yo dije que a este festival no iba a venir más, porque sentí una cosa como de invasión, bueno, hoy en día te digo que quiero volver el año que viene, que uno crece y que son episodios menores. Yo estoy contento de haber entendido esa situación, que el festival me haya convocado nuevamente y agradezco haber recapacitado de esa bronca inicial que tuve”. 

No fue Ariel Ardit el único que experimentó un final abrupto, el año pasado Rodolfo Mederos y este año Amelita Baltar con Esteban Morgado, entre otros, también conocieron el rigor y la inflexibilidad del cronómetro del jefe de escenario faldense.  

sábado, 1 de julio de 2017

Alejandro Ros: el chico de las tapas

"Soy un músico frustrado" (Ale Ros)
El diseñador estrella del rock argentino nos cuenta de qué se trata “Ros Sin Receta”, la muestra que trajo hasta Córdoba y que se puede recorrer hasta el 23 de julio en “220 Cultura Contemporánea” (Costanera esq. Mendoza)

Por Néstor Pousa

“Está planteado como un resumen de toda mi obra gráfica y un par de performances que hice también de arte”, explica Alejandro Ros sobre la muestra titulada Ros Sin Receta de diseño gráfico para música y editorial que se puede visitar en Córdoba todos los días hasta el 23 de julio en “220 CC”, subsuelo Plaza de la Música (Costanera esq. Mendoza), además de incluir la instalación audio-olfativa Perfumancia que realizó  junto al periodista y escritor Pablo Schanton para la Feria Arco Madrid 2017.
Sin embargo Ros, el diseñador que es referente indiscutido del rock argentino de los últimos 25 años, reconoce que la mayor trascendencia la logró a través de la música, con sus colaboraciones para Soda Stereo, Spinetta, Cerati, Divididos, Fito Páez y Babasónicos, entre muchos otros, y explica por que: “Los discos son como más populares, a los discos los ve todo el mundo, en cambio los diarios solo los ven los que lo compran, también se pueden ver por internet, pero la relación que tiene la gente con la música es muy fuerte, como muy emocional, entonces ese vínculo es más fuerte”, evalúa.
 
"Rex Mix" (Soda, 1991)
  -¿Cómo fue tu ingreso al mundo de la música y cuál tu primer trabajo en este sentido?   
“Una vez que fui a ver a la Mona Jiménez en Cemento (nota: mítica sala de conciertos fundada por Omar Chabán, plataforma del mejor rock de los años 80/90) y el disc-jockey de ahí, Dani Nijensohn, me presentó a Daniel Melero, músico que por entonces producía a Soda Stereo”. 
De esta forma Ros debutó diseñando para el trío de Cerati, Bosio y Alberti la tapa de Rex Mix, EP publicado en 1991. Fue poner en modo inicio la faceta más importante de su trabajo profesional, la que le dio, según él concede, el mayor reconocimiento.

Puede pasar, y de hecho muchas veces sucedió, que una tapa cobre una trascendencia inusitada cuando el disco que contiene se convierte en una obra maestra. En estos casos el diseñador ¿consigue alguna regalía extra? “¡Para nada! -se apura en contestar- yo cobro por el diseño y ya está. Se puede transformar en un afiche o en una remera, ahí ya no tengo nada que ver, ese es el pueblo, pero me encanta que la gente se apropie de las imágenes”, enfatiza.
Para alguien que llegó a prestar servicios para los más grandes de la música, ¿cómo será trabajar con ellos? “Yo me llevó re bien porque soy como un músico frustrado -revela- y tengo el mismo lenguaje de ellos, la música es mi sangre, hablamos el mismo lenguaje, entonces es como mi forma de hacer música”

  -¿Los músicos son muy demandantes o te dan vía libre para trabajar?  “Depende del músico”, hace una pausa y luego completa con una sonrisa cómplice: “… no me hagas dar nombres”.

Ya que no podemos hablar de músicos, hablemos de algunas tapas, no por ser las mejores, ni las más exitosas, hablemos de las más significativas para vos. Empezamos a caminar por la muestra y algunos de sus trabajos más emblemáticos (casi todos lo son) empiezan a aparecer ante nuestra mirada en la forma de gigantografías traslúcidas, “Para Moda y pueblo -recuerda- fuimos con Fito Páez al camarín de Susana (Giménez) a pedirle permiso para usar una foto de ella de los años 80, y nos dijo: “Ay, sí, me encanta que me usen de tapa pero me tenés que retocar la nariz porque ahora tengo otra nariz”, entonces le tuvimos que hacer la nariz actual”.
Seguimos caminando y aparece la de Baldíos lunares disco de Juanse que nos muestra en primer plano unas nalgas, “No es Juanse” -dice sonriendo- se trata de una amiga del líder de Ratones Paranoicos. La siguiente es la portada de un disco de Juana Molina, trabajada sobre una foto tomada con una cámara analógica”, repasa.

"Damas Gratis" (2009)
Estamos en el día de la inauguración y Alejandro se ocupa de todos los detalles, desde la música ambiental hasta los amigos que aparecen a saludar, en general gente del arte gráfico, la música y los medios, todo muy cool. Y en el medio de esa vorágine que implica una inauguración se recompone para continuar respondiendo la entrevista lo más concentrado posible.  De repente le observo que si la idea era que eligiera algunos de sus trabajos más significativos, en realidad estamos viendo los que van apareciendo en modo random según nos vamos moviendo por el lugar. Entonces le propongo que me hable de alguna, aunque no esté a la vista. Sin dudar elije la de Damas Gratis, tal vez para demostrar que su trabajo no se aísla en el nicho del rock. “Una vez vino Pablo (Lescano, líder del grupo de cumbia villera) a mi casa y me empezó a contar de todas sus locuras y sus cosas, entonces le dije: ‘bueno a ver, mostrame tus tatuajes’, entonces se sacó la remera y le saqué la foto que ilustra la tapa de En vivo en el Luna”. Me lleva a verlo, para lo cual cruzamos toda la sala central plagada de esas enormes imágenes transparentes y llegamos a uno de los pasillos laterales tipo catacumba que para la ocasión se ambientó con luz extremadamente tenue, y aparecen por ahí unas vitrinas con discos físicos reales en donde, entre muchas otras portadas reposa el disco del cual hablábamos.
                                                                                                                                                               
Spinetta y las BE (2010)
Nuestra recorrida culmina a los pies de la gran imagen de Spinetta y Las Bandas Eternas, documento que resguarda en audio, imagen y testimonios de lo ocurrido durante el mega-concierto homónimo en el cual el Flaco repasó de forma excepcional toda su vida musical. Hablamos de esa portada. “Dylan Martí, fotógrafo y uno de los mejores amigos de Luis, sacó esa foto durante uno de los ensayos del show”. La imagen, que ya es un ícono, es deliberadamente difusa y Ale nos explica que fue tomada en uno de los pasillos del complejo donde ensayaban para el concierto. “Muchas veces las fotos las tomo yo -aclara- como en el caso que vimos de Juana Molina, porque nos juntamos en su casa y trabajamos tipo un juego; pero si no yo las dirijo, le digo al fotógrafo como es el maquillaje, como es el fondo, los colores, tipo de luz a usar, dirijo la foto”. Luego Alejandro escucha la música y lee todas las letras del disco en cuestión, esa es la mayor fuente de inspiración del diseñador que se transformó en un gurú para los músicos, así desarrolló cubiertas de discos que no casualmente fueron varias veces premiadas en las diferentes entregas de los Premios Gardel a la Música. Sin embargo prefiere restar importancia al asunto. “Son premios de la industria -sentencia- tengo ocho y nunca los voy a recibir. Una vez mandé a una drag-queen a recibirlo por mí. El de Un mañana (Spinetta) se lo quedó Luis, con Luis la relación era de locura, inasible sería la palabra. La única vez que fui en persona a recibir un premio tenía puesta una remera de Coto y fui para mostrarla” (sic).

   -Podría especularse que Córdoba tuvo algo que ver en tu faceta de diseñador de tapas de discos, ya que esta empezó una noche durante un show de la Mona en Cemento.  “Ponele (se ríe). Ese fue el catalizador”.