martes, 9 de febrero de 2016

El Cosquín de los milagros

Brancciari (NTVG), frontman distante.
En medio de un alerta meteorológico se realizó la 16va. edición del Cosquín Rock. Ciro, La Beriso, Don Osvaldo, sin mostrar novedades, fueron los más convocantes. El cierre fue para No Te Va Gustar y una larga lista de invitados.

Por Néstor Pousa 
Cobertura Especial

La reciente edición del Cosquín Rock que acaba de finalizar, número 16 consecutiva en el record histórico del ciclo, comenzó a escribirse en las páginas de informes meteorológicos antes que en las secciones de espectáculos. Tan sólo 24 horas antes de su inicio, la mañana del viernes 5 de febrero, el cielo parecía desplomarse con una de esas tormentas de verano que ocurren cada tanto. Las caras empezaban a mostrar gestos de preocupación, sin embargo para José Palazzo, organizador y productor general del evento, una cosa estaba clara: el festival se iba a realizar a como dé lugar y así lo ratificaba rotundamente en cada nota periodística que le hacían en los medios de prensa que mostraban preocupación por la suerte del festival. Decía Palazzo con su clásico humor irónico, pero muy en serio, que: “Va a ser una fiesta con un poco de barro en los pies”. No estaba dispuesto a asumir otra vez el monumental trajín logístico y costo económico que el año pasado le insumió a su producción trasladar completa la grilla del domingo al martes por los efectos de un diluvio tanto o más impetuoso que el que ahora amenazaba. Aquel que produjo estragos en las Sierras Chicas y puso fuera servicio por 6 meses el nuevo Camino del Cuadrado.
No es inapropiado entonces empezar trazando un mapa pluvial de lo que fue ese fin de semana largo en el Aeródromo de Santa María de Punilla, locación donde se realiza el ciclo desde hace seis años, en donde el sábado amaneció con un sol que cuarteaba la tierra y convertía en un verdadero sauna al predio, estado que cambió gracias a una leve lluvia que llegaría cerca de la medianoche cuando hacían su aparición en escena los nuevos niños mimados del festival, La Beriso, banda de Avellaneda que acredita un estilo con indisimulables influencias de Callejeros. Hasta ahí todo aparentaba normal y hasta parecía que Palazzo había conseguido el celular de San Pedro. Pero había que ser cautos por los pronósticos que mantenían el alerta meteorológico, fue entonces que durante la segunda jornada, en el multitudinario show ofrecido por Don Osvaldo (sustituto de Callejeros que comanda Pato Fontanet) comenzó una lluvia de proporciones que no cesó hasta el otro día, poniendo a prueba tanto a la sólida infraestructura de este festival campestre, como a su fiel público. Y hay que decirlo, ambos soportaron estoicamente y a pie firme, casi con obstinación. El lunes amaneció inestable y con lloviznas aunque despejándose por la tarde con lo cual la jornada de cierre se pudo resolver con un clima ideal, ni lluvia, ni calor, ni frío, en definitiva un alivio ante tanta inclemencia. Aunque la profecía de los pies embarrados se cumplió a rajatabla.
   
Walas con Massacre, cátedra de buen rock
Modelo europeo. Si el festival se bancó inmutable tantos contratiempos, habría que agregar el tremendo caos vehicular en que se convierte la RN38 desde Córdoba hasta Cosquín, es por una impecable organización, la estructura y logística sin fisuras, un estándar de calidad que se afianza cada año, en donde se verifica cada detalle, se resuelve cada error y con ideas “importadas” de los principales festivales campestres de Europa, por ejemplo el Roskilde en Dinamarca y el de Glastonbury en Inglaterra. Basta con mencionar la disminución de generación de basura con la implementación de vasos reciclables y el no uso de volantes publicitarios de papel. El Cosquín Rock de Argentina del escenario para atrás es una empresa que funciona aceitada y en la que cada uno de sus integrantes cumple con su rol, siempre ante la atenta mirada del responsable principal que aunque delegue obligaciones, se encarga de supervisar todo y comunicarlo con vehemencia. En la faz artística la grilla apostó a lo seguro con los números que el público coscoíno conoce y espera. Ciro y Los Persas, La Beriso, Don Osvaldo, Las Pastillas del Abuelo y Las Pelotas (que mantiene su record de única banda con presencia en las 16 ediciones) no habrán mostrado novedades pero fueron los encargados de agitar la taquilla. Boleterías que fueron menos visitadas para el sábado de apertura (28.000 asistentes) y reventaron el domingo y lunes (cerca de 38.000 mil en ambas jornadas).
                                                                                                                                                       
Iorio (Almafuerte), argentinidad al palo
Peso argento. A Ricardo Iorio pudieron convencerlo de que asista a la sala de prensa, hacía mucho tiempo que no respondía las preguntas de los periodistas allí acreditados y aunque sus respuestas pueden resultar previsibles y aportan más notas de color que otra cosa, la carpa estaba repleta de reporteros. Claro, Almafuerte se había ganado el privilegio de mostrar lo suyo en el escenario principal en lugar del Temático Heavy, aunque el líder aclaró: “Heavy Metal no es lo mismo que Metal Pesado, El Metal Pesado en sus letras habla de la Patria”. Fue en el mismo día que en el Hangar se repasaba la actualidad del rock hecho en Córdoba con interesantes performances de: Trebolares, Nóstica, Los Monkys, Planeador V, Sir Hope, Segundo Nova, Cith, Los Cocaleros y Géminis, entre otros.
El sábado todo giró en torno a Don Osvaldo, si hasta se desplazaron los muy estrictos horarios de cada show para esperar que ingrese la totalidad del público afín a este nuevo proyecto del exCallejeros Patricio Santos Fontanet. Los cordobeses de Eruca Sativa (por fin en horario central), Guasones, los uruguayos de La Vela Puerca y Las Pastillas completaban la grilla de una noche en donde las cruces de sal no funcionaron para cortar la tormenta.
El lunes, luego de que Walas y Massacre volvían a dar cátedra de buen rock en el atardecer del tablado más grande, la actividad en la sala de prensa fue incesante con conferencias de Yamandú Cardozo (Agárrate Catalina), Adrián Dárgelos (Babasónicos), José Palazzo (organizador) y No Te Va Gustar. A la hora de los bifes los dirigidos por Yamandú fueron la consagración en el Escenario Alternativo ante un público híper politizado que matizó la espera con cánticos anti-Clarín. Ofrecieron una versión compacta de su nuevo espectáculo conceptual Un día de Julio que dos días antes habían mostrado en forma completa en el Auditorio Municipal de La Falda con el mismo rotundo suceso. Lo mismo para Catupecu Machu en el Espacio Geiser con su set acústico titulado Madera.Microchip, que si bien fue concebido para teatros o espacios cerrados, merecía ser mostrado a una mayor cantidad de público en el escenario principal.

La Catalina, talentosos y divertidos
Noche uruguaya. En una noche con mayoría de presencias charrúas, los NTVG hacían prevalecer su estrellato imponiendo algunas condiciones (no permitieron la transmisión en vivo de su show, entre otras cosas). Emiliano Brancciari (voz y guitarras) anticipaba un show largo e importante nómina de invitados especiales. Una extensa lista de hits junto a notables como la murga Agarráte Catalina (hermosa versión de Clara enganchada con La puerta de atrás) y Hugo Fattoruso, acordeón en Clara y solo de piano en Chau. Que una celebridad como Hugo Fattoruso, ex integrante de Los Shakers, Opa y de extensa carrera solista, haya pisado el Cosquín Rock es un dato para el cuadro de honor. Hubo convidados sorpresa como Daniel y Cóndor de la Bersuit (De música ligera y un medley de Verte reír y Un pacto), e inesperados como Joaquín y Leandro de Turf (compartieron Pasos al costado y Comodín).
No hay dudas de que Cosquín Rock es el festival de los milagros. Si hasta consiguió lo que nadie pudo, volver a reunir sobre un escenario a dos irreconciliables como el Indio y Skay. Está bien, sólo fue un entremés de marionetas, pero el público igual armó en el pogo más grande del mundo ¡con dos marionetas! Juro que no lo soñé.

domingo, 31 de enero de 2016

Los Cafres, encienden la llama


RECITALES DE VERANO

Por Néstor Pousa

La primera vez en La Falda para Los Cafres dejó algunos datos para destacar, a saber: el show empezó más tarde de lo acostumbrado; en compensación por la espera la banda entregó un show larga duración seguido por un público en su gran mayoría festivalero. Sin innecesarios juicios de valor, esto último fue muy notorio ya que habitualmente la gente que concurre a este ciclo se divide entre locales y turistas que en la mayoría de los casos no son seguidores de las bandas programadas. La presentación de Los Cafres en cambio contó con público adepto desde el minuto cero, Guillermo Bonetto, cantante y líder, desde el escenario constantemente repetía la palabra feed-back (retroalimentar), efecto que se logra por la reacción favorable del que escucha cuando conoce y es afín a la música que se propala, cosa que no ocurre con un público neutro.
En la faz técnica se estrenó un nuevo sistema de sonido con alta calidad de prestaciones, se utilizó por primera vez una cámara con grúa para lograr mejores planos de artistas y gente, sumadas a las vistas aéreas capturadas por un drone que ya se había estrenado con Caligaris.
Desde Sin semilla, primera canción de un concierto que empezó con la banda completa en escena calentando motores y Bonetto irrumpiendo desde el backstage, fueron casi dos horas de show con un mini intervalo promediando la función. Simbólico, porque Sin semilla fue nada menos que el tema que los impulsó, la pista uno de Frecuencia Cafre, álbum debut publicado en 1994. Pero la banda reconoce una trayectoria un poco más larga, con un primer período de actividad que va desde 1987 a 1989, un intervalo de tres años en el cual sus integrantes se dedicaron a viajar fuera del país y la posterior reunión en 1992 hasta nuestros días. Recién entonces es cuando se formaliza la carrera de Los Cafres con el disco antes mencionado. Pero nada fue tan fácil, ni inmediato. El mismo día del show, luego del almuerzo y antes de una incursión por la pileta del hotel que los recibe durante su estadía faldense, el mismo Guillermo Bonetto nos confiaba que hace 10 años que pueden vivir de la música, y llama la atención el dato por tratarse de una banda de tan extensa trayectoria. La fecha es casi coincidente con la publicación de ¿Quién da más? (2004), trabajo que atesora el hit Si el amor se cae, canción que los hizo populares y les abrió las puertas de la consagración definitiva.

Guillermo Bonetto es un frontman imprescindible para una banda que cultive música reggae. Sus bailoteos constantes y movimientos ondulantes a todo el ancho del escenario no se interrumpen en ningún momento del show. Dirige una numerosa banda que se conoce desde hace muchos años y suena corpulenta. El Roots Reggae es un estilo que puede parecer reiterativo para oídos no iniciados o que prefieran músicas de armonías más complejas, sin embargo Los Cafres saben traducirlo a la perfección y con incuestionable contundencia gracias a su sólida base rítmica de bajo, batería y percusión, dos teclados, dos guitarras y los bronces (saxo, trompeta, flauta traversa, en ocasiones trombón). Bonetto (quien reconoce entre sus influencias actuales al cantante de tangos cordobés Ariel Ardit) presenta la banda: el imprescindible Claudio Illobre en teclados y principal compositor, Gonzalo Albornoz en el bajo, Sebastián Paradisi en batería y sus compañeros, tuvieron instancias de lucimiento personal. Entre un número y otro el cantante chequea el estado de ánimo de la platea, arenga para que liberen gritos de euforia y bromea con los del “sector vip” (sic), la música rítmica se disfruta mejor de pie y bailando, sugiere a los que no abandonaron su silla en toda la noche. Se escucharon en la primera parte: Hace falta, Dale!, La música, Kaos, Imposible, Velas y sahumerios, Loco, Barrilete, Tilcara, entre otros. El segundo bloque fue demoledor por los hits: Aire, Bastará, Tus ojos (será que sos un ángel), Pelusa (dedicado a Diego Armando), Si el amor se cae, Casi que me pierdo y La receta le pusieron el moño a una de las mejores noches de un ciclo que de confirmarse esta tendencia (Los Pericos inauguraron esta nueva temporada del ciclo) puede convertir a La Falda en un nuevo bastión de la música que profesó Bob Marley.

Fotos: NP

domingo, 24 de enero de 2016

Todos locos con Los Caligaris

RECITALES DE VERANO

Por Néstor Pousa

Sábado 23 de enero: el día en que Cosquín Folklore inauguraba su edición 56, el mismo en que Luis Alberto hubiera cumplido 66 y por quien se celebra el Día Nacional de Músico. En ese fin de semana históricamente record en aluvión turístico en Punilla Los Caligaris llegaron para ratificar su condición de banda cordobesa con mayor convocatoria en las sierras.
Los oriundos de Residencial América deben ser una de las presencias más constantes en La Falda a lo largo de los últimos 15 años, y siempre hay una fiesta cada vez que vienen. Lo del sábado pasado no fue la excepción e incluso se potenció con la presentación, aunque no formal por cierto, de Circología, flamante disco con fecha de publicación en 2015 y que ya viene facturando algunos hits de amplia rotación.
Con Circología la banda de los hermanos Pampiglione vuelve a exponerse como un referente del cuarteto con pulso rockero, pero que curten el ska como muy pocos saben hacerlo.
Tan cordobeses como el fernet con coca y tan divertidos como un asado con tus mejores amigos, Los Caligaris saben cómo va la cosa y una vez cumplido el propósito de hacer reír, fin primario de los payasos de circo, luego asombran con el poderoso sonido de una banda de 12 integrantes que se conocen de memoria y se complementan a la perfección. Escenarios de Argentina, México y España pueden dar fe de esto.

El show actual siempre arranca con Todos locos hit súper poderoso que viene como pista número uno del nuevo disco, que acredita un riff y un estribillo que se cuela por todas las radios y se multiplica en cortinas televisivas. Arrancar tan arriba te da una idea de cómo seguirá la cosa durante la próxima hora y cuarto. Que corran es el segundo tema del disco y del show, marchoso pero con letra reflexiva: “Que corran todos los demás, nosotros vamos caminando”, canta sobre un coro Martín Pampiglione, uno de los tres cantantes de la banda. 
En lección básica de cómo sonarían Los Redondos de haber nacido en Córdoba arrancan con la intro de Ji ji ji, entonces el pogo más grande del mundo suena con un ritmo de cuarteto que haría estremecer al mismísimo Indio Solari. Pegadito y al pie la broma se transforma en Razón, de su propio repertorio.
El show toma su forma más delirante con la infaltable rutina que protagoniza Raúl Sencillez (alter ego de Diego Pampiglione, baterista y miembro fundador). Presentado con bombos y platillos, como corresponde a un circo, uno nunca sabe que puede pasar durante ese segmento. Como que, por ejemplo, hagan subir a la persona menos pensada del público para que luego de un improvisado sapucai se desate una Sobredosis de chamamé (desde el sábado a la noche que no se me despega la clásica tonadita de los Amboé). A mitad de concierto se filtra Mi si bemol, una balada de amor en la onda de Jorge Serrano (Auténticos Decadentes) escrita por Valentín Scagliola, tecladista, productor y compositor estrella de los cordobeses.
Los Caligaris llegaron con familia completa y público propio a su compromiso faldense, y especialmente para ellos va dedicado el último tema de la lista, Kilómetros, una oda perfecta a la relación simbiótica que resulta de una banda con mucho feeling y sus seguidores. En realidad fue el anteúltimo tema, quedaba Nadie es perfecto, el hit fundacional que los proyectó, interpretado con toda la galería de personajes del circo en escena, cañón de papelitos metalizados y espuma loca anticipando el carnaval.

Foto: Prensa y Difusión - Turismo y Cultura La Falda

domingo, 10 de enero de 2016

Los Pericos: La Falda Ciudad Reggae

RECITALES DE VERANO                               
Por Néstor Pousa

Juan Alfredo Baleirón baja a la entrevista con una remera que en el pecho dice: “Que buena nota”. Tal vez fue una casualidad o bien un gesto de bienvenida para el cronista que lo espera. Bromeamos sobre el detalle y enseguida con envidiable memoria me recuerda que la primera vez que vinieron Los Pericos a La Falda fue en el verano 2004 con un show también gratuito en el andén del ferrocarril, un predio que por entonces se había reconfigurado como un circuito de expo-aventura (?).
Pero Juanchi, apodo con el que todos lo conocen, conserva una relación con esta ciudad que va mucho más allá de su actividad profesional y tiene que ver con su adolescencia: “Yo venía en los veranos a La Falda a la casa de mi tía, uno de mis primos hermanos (nota: Enrique Rodríguez, Baleirón por parte de madre y mi amigo del colegio secundario) regenteaba el Restaurant Munich (que estaba ubicado al 150 de la Av. España) y por las noches íbamos a bailar a Bon Bai”, recuerda con precisión el cantante.
Volviendo al 2004, esa fue una gira serrana organizada por el productor cordobés José Palazzo que incluyó otras localidades como Capilla del Monte, pero fue precisamente en la ciudad de Las Varillas (al este de la provincia) donde Bahiano hizo su último show al frente de la banda, pocos meses antes de su repentina renuncia. Surge solo el tema de cuando Pericos se quedó sin el que fuera por 17 años su cantante y líder natural, y de cómo consiguieron seguir adelante sin él. “Ni siquiera fue una decisión, era lo más normal seguir, el tema era ver cómo… nuestro amor propio, la energía puesta en la banda. La crisis entonces se transformó en oportunidad para chequear la actitud”, asegura quien tuvo que tomar la posta al frente del grupo.

Para afuera, como les gusta diferenciar, nunca se aclararon los reales motivos de la renuncia del Bahiano para emprender una carrera solista, pero los que se quedaron insisten en que: “Siempre fuimos un equipo, el desafío era revertir la imagen. Y la gente se adaptó. Hubo un duelo, miedos e inseguridades pero a la distancia vemos que lo pusimos todo en la misma carpeta y vamos para adelante. Reaccionamos rápido porque si nos poníamos a pensar creo que se hubiera diluido la energía”, expresan casi en forma coral Juanchi junto a dos de sus compañeros: Diego “Chapa” Blanco (teclados y coros) y Ariel “Topo” Raiman (batería).
Se preocupan por remarcar que la decisión del excantante fue unilateral y que ellos siempre se consideraron como un equipo, cuando tal vez hacia afuera parecía otra cosa. ¿Cómo se decidió el reemplazo? Juanchi: “Yo hacía coros y cantaba en los ensayos, pero en algún momento pensamos en traer otro cantante como reemplazo, un venezolano o amigos nuestros. Pero empecé a cantar en la sala como catarsis y para ver qué pasaba, estábamos viviendo una transición tocando, y así se dio que pasé a cantar yo”.
“Si bien había una identificación de la gente con el Bahiano, nos acomodamos, pero fue muy natural, y bueno, ya llevamos 11 años”, agrega Raiman.

Cuando Los Pericos irrumpen en la escena nacional con el arrollador suceso de su primer disco El ritual de la banana (1987), el reggae para Argentina era un ritmo exótico y con un nombre que no sabíamos bien cómo pronunciar. Si bien era originario de Jamaica, los datos llegaban de la cultura anglosajona. La banda The Police tuvo mucho que ver con la difusión del reggae a escala global, pero por entonces aquí sólo algunos pocos iniciados sabían de  Bob Marley.
Ahora que el género se impuso y suma incondicionales seguidores a todo lo largo y ancho del país, que responsabilidad consideran Los Pericos que les cabe en esta historia: “Somos la banda que hizo más popular al reggae -aseguran sin dudarlo- si bien estaban Sumo, Los Abuelos de la Nada, Alphonso S’Entrega, y hasta Donald llegó a hacer reggae en su momento, cuando aparecimos nosotros apareció la palabra reggae. Los Pericos irrumpió y a la vez de hacer un género diferente éramos muy populares en el comienzo, el primer disco fue muy exitoso con el Ritual de la banana, Jamaica Reggae y Nada que perder) hicimos una difusión importante. Involuntaria, porque fue un éxito que explotó”, examinan.

Un par de horas después, y luego de que en el primer turno los locales Mil Nombres expusieran su rock de power trío, Los Pericos se subían al escenario de Edén y San Martín para poner en modo inicio una nueva temporada del ciclo La Falda bajo las Estrellas que aparte de ellos agenda para el sábado 30 de enero a Los Cafres, otra banda de enorme predicamento en el reggae argentino (chequear por google la grilla completa).
Los comandados por Baleirón ofrecieron un show sin fisuras, de menor a mayor y a la altura de una banda que acumula 28 años en la ruta. También el público fue concentrándose de a poco hasta transformarse en una muy buena convocatoria. Se escucharon en renovadas versiones los más grandes éxitos de la banda: Runaway, Complicado y aturdido, Pupilas lejanas, Waitin’, Mucha experiencia, Boulevard y Natural Mystic, cover de Bob Marley. Siguieron, el flamante Señales erróneas y otro clásico, Sin cadenas con Marcelo Fink como músico invitado en el bajo.
Fue una fiesta que explotó al final en un inesperado pogo, de la mano de un calificado maestro de ceremonias como es Juanchi que reservó para el cierre los más bailables Eu vi chegar, Parate y mira (con entonación cuasi bahiana), Home, Sweet Home y Casi nunca lo ves.
La noche parecía no tener fin, tanto que Juanchi apelando a su memoria emotiva se despidió con un: “¡Che, que abran Bon Con y Bon Bai!”.

Fotos: NP

lunes, 9 de noviembre de 2015

Patricia Perea (Peperina) en La Falda

Peperina dialoga con el autor de este blog
Lugar: Biblioteca Popular Sarmiento de La Falda Sábado 07/11/15. 16° Festival del Libro y la Creatividad 2015

CONFERENCIAS

Por Néstor Pousa                                                 
La escritora cordobesa Patricia Perea, quien fuera corresponsal en Córdoba de la revista alternativa Expreso Imaginario y destinataria de la canción Peperina (del álbum homónimo de Seru Giran y escrita por Charly García, circa 1980, en represalia por una reseña muy ácida que Patricia le dedicó), fue invitada por primera vez a La Falda para presentar sus libros publicados a la fecha. Según detalle: Peperina por Peperina (1995), en el cual la autora ensaya un minucioso alegato que contradice los dichos de Charly en su canción y, fundamentalmente, a la película del mismo nombre (Peperina, 1995) pergeñada por el realizador Raúl de la Torre y Andrea del Boca, que en su melodramático guión no deja bien parado al personaje protagónico. El segundo libro es Peperina II - Gourmet Lacaniano (lanzado a finales de 2014), una necesaria continuación biográfica en la que testimonia los severos problemas psicológicos que le acarreo toda esta trama.
  
Peperina por Peperina
Peperina II
Durante un diálogo muy sustancioso y ante buena asistencia de público, Perea no eludió responder ninguna pregunta que tuviera que ver con la desmesurada anécdota que modificó su existencia para siempre. “No fue fácil asimilar a mis 18 años que un músico como Charly me dedique una canción y un disco entero, en el cual dice sobre mí cosas como: duerme con los visitantes y juega con los locales. Mucho menos que hagan una película con mi vida, que distorsiona la realidad y en la cual me muero al final”, se sinceró Perea. Y entre jugosas anécdotas, enumeró los graves  trastornos psicológicos por los que tuvo que atravesar. También hicimos mención a su libro de poemas, Parapegmas (2000), firmado como Patricia Zaraik Perea (Zaraik: su apellido paterno).


Fue esta una célebre presencia en el 16º Festival del Libro y la Creatividad, que había inaugurado las actividades de esta nueva edición el viernes 6/11 en El Galpón de la Biblioteca Popular Babel (creadores y organizadores del evento) con la lectura de fragmentos de Eduardo Galeano: “Menos Freud y más Galeano” y un ensamble de tambores de El Bochinche y Samburucuyá Batucada.- 

Foto conferencia: Carlos Alberto Romero Pazos

martes, 3 de noviembre de 2015

“Quiero contarles una buena historia…

Portada del disco "Peperina"
… la de una chica que vivió la euforia de ser parte del rock, tomando té de peperina”. Patricia Perea, la destinataria de la canción que escribió Charly García, viene a La Falda a contarnos su versión de la historia. La cita: el sábado 7/11 en la Biblioteca Sarmiento. Entrada libre y gratuita.

CONFERENCIAS

Por Néstor Pousa

En agosto de 1981 Seru Giran publicaba el que finalmente sería su último disco de estudio antes de la separación. El álbum llevaba el nombre de la pista número uno, una curiosa canción que aludía a un personaje que para no nombrarlo lo llamaba misteriosamente: Peperina. Pronto se develaría que la Peperina de la historia no era otra que la periodista cordobesa Patricia Perea, por entonces, corresponsal en Córdoba de la célebre revista alternativa Expreso Imaginario (1976-1983). En sus páginas, cumpliendo con su función de reseñar todo lo que pasaba en materia de música rock en el ámbito de la provincia, Patricia se atrevió a firmar una reseña para nada elogiosa sobre un show que Charly García y su banda ofrecieron en la ciudad de Córdoba el 16 de noviembre de 1979. Al músico no le cayó nada bien la nota y no tardó demasiado en contestarle. Lo sorprendente, y hasta desmesurado, fue que lo hizo en forma de canción y bautizando con ese nombre al álbum que de algún modo cerraba la primera etapa de Seru Giran, una de las bandas más trascendentes que alumbró el Rock Argentino. Un súper grupo que además de Charly tenía en sus filas a una de las mejores guitarras de rock y blues del país, David Lebón; a un joven prodigio en el bajo y proyecto de gran músico que después se confirmaría, Pedro Aznar; y a uno de los más reconocidos bateristas e integrante de influyentes bandas pioneras del género, Oscar Moro.  

En la canción, Charly se refería a Patricia, casi despectivamente, con el nombre de la típica planta aromática que abunda en las Sierras de Córdoba; y en su letra la describía rebajándola a la categoría de groupie. La cosa no terminó allí. En 1992 se concreta la reunión de Seru Giran para grabar un disco con nuevas canciones y ofrecer una serie de recitales en Buenos Aires, Córdoba y Rosario. El show en el Estadio de River Plate fue filmado y sus imágenes utilizadas para la realización de una película cuasi documental dirigida por Raúl de la Torre y con Andrea del Boca en el rol de Patricia Perea. La película, de dudoso valor artístico tanto en su realización como en su interpretación, es un verdadero adefesio que distorsionó aún más la historia original. Fue demasiado.
En Córdoba, la verdadera Patricia no lo soporto y decidió contar su propia versión en el libro titulado Peperina por Peperina (edición de autor, 1995). “Cuando supe que Charly filmaría una película basada en mi historia, me broté. El dolor de ver que ya no había escrúpulos para lucrar, sea con la locura o con la miseria, me partió el cerebro en cuatro. Pensé, quiere llenarse de guita. Pensé, le hago juicio. Pensé, voy y lo mato. En lugar de eso escribí mi propia versión de los hechos”, escribió en el prólogo.

En 2015 Patricia Perea nos entrega Peperina II - Gourmet Lacaniano, una continuación tardía pero necesaria de aquel primer libro, en donde se encarga de dar testimonio en forma descarnada de todo el proceso evolutivo de su patología psicológica, culminando con lo que ella define como su recuperación definitiva. Ambos textos serán presentados y comentados por la autora, por primera vez en La Falda, en una conferencia a realizarse en la Biblioteca Popular Sarmiento. Evento que se adscribe a la cartelera del 16° Festival del Libro y la Creatividad 2015.-


Conferencia con Patricia Perea en La Falda.  
Lugar: Biblioteca Popular Sarmiento (25 de Mayo 433).
Fecha: Sábado 7 de noviembre.
Hora: 19.00 hs. 
La entrada es libre y gratuita.


domingo, 25 de octubre de 2015

Recitales: El año del Perro

Reseña del show de Tos de Perro en Barbol (viernes, 23/10/15) y presentación del videoclip oficial de "Ojos Bellos".

Por Néstor Pousa

Alineación de cinco integrantes mostraba Tos de Perro en lo que fue su segunda presentación del año en Barbol de La Falda. Había una razón. “Estoy con un problemita de salud, pero no queríamos perdernos esta fecha”, blanqueó Julio Molina desde el escenario ni bien comenzaba el show. Estaba a la vista: su mano izquierda en cabestrillo indicaba que esa noche no iba a poder tocar la guitarra, por lo que tuvieron que convocar a un guitarrista rítmico adicional. Tos de Perro tiene en su plantilla dos bajistas, pero no tocan en simultáneo, están disponibles por si alguno no puede asistir a la cita. La noche del pasado viernes ante la emergencia fueron convocados ambos, y así uno de ellos se hizo cargo de la segunda guitarra.
El impedimento del Negro Julio no disminuyó la performance de la banda, sino todo lo contrario, aún con la mano vendada su desempeño como frontman y cantante ganó en expresividad e intensidad al no tener que ocuparse de tocar ningún instrumento. Así, este nuevo Tos de Perro Quinteto quedó conformado en la zaga central por: Gonzalo Martín Pérez Herrera "The Boss" en el bajo, Martín “Chileno” Flores en la batería y Nahuel Gordillo en la guitarra rítmica; mientras que adelante se anotaban Fidel Vega en guitarra líder y el Negro en voz.

Aún con distintas formaciones e integrantes, Tos de Perro es una propuesta que en su ADN remite al rock y blues de los años 70’s, en la onda de los pioneros Manal. Pero sus líricas contestatarias confrontan con la más cruda actualidad. En la noche del viernes pasado, en rigor, inicio de la madrugada del sábado, comenzaron mostrando algunos números menos conocidos de su amplio y propio repertorio. Repasaron luego Ojos bellos, un tema con aires latinos (al que no le quedarían mal unas tumbadoras) del que recientemente estrenaron videoclip oficial y está disponible en YouTube.
Sin violar la veda electoral del fin de semana, atendieron en duros términos a la política global: “La mafia Bush ya está por aquí, amenaza con la paz de un iraquí, en todos lados quieren robar, cosecharán lo que han sembrado, son bien tarados, van a pagar”, proclaman en La mafia Bush, un tema con letra y música de Santiago Marrau.
Aunque uno de los que más pega tiene que ver con una problemática de alcance local. Como todo rockero pero a la vez padre de familia, Molina afila su eficaz pluma para hablar sobre el complejo futuro de los jóvenes: “No hay trabajo en ningún lugar, si estudias, no queda tiempo, si lo lográs, te dan dos pesos, adónde van a parar, chicos jóvenes de este lugar”, analiza en Chicos Jóvenes, un rock and roll que es uno de los más celebrados de la noche.

A esa altura el público coreaba, sin que lo arenguen, casi todo lo que le proponían y la banda se empezó a acostumbrar a esa devolución de parte de la gente y la incentivan. Los últimos minutos de esa primera entrada estaban reservados para uno de sus grandes clásicos. Ante los pedidos del público que reclamaba Sociedad, excusándose optaron por La carretera, un tema con aires funky en donde se percibió que los músicos habían calentado sus dedos suficientemente. Sonó tremendo porque los tres del fondo edificaban con precisión una base cada vez más sólida; mientras la guitarra solista de Fidel, agazapado entre las cajas de sonido, proveía de riffs y punteos con exuberancia, y el Negro Julio se olvidaba de su mano izquierda (los momentos de gozo suelen ser un buen antídoto contra los dolores) y parecía que entraba en trance. El final de esa canción que hace una épica de la experiencia de salir a la ruta, fue una expansiva y lisérgica jam instrumental. Lamentablemente el habitual entretiempo cortó la onda de esa primera vuelta, invitando a un balotaje algo tardío.

Tos de Perro es una banda que lleva mucho tiempo de transitar diferentes escenarios, pero tuve la sensación de que 2015 puede ser el año de su despegue. Ojalá lo logren.-  



domingo, 18 de octubre de 2015

Richard Coleman: elegir el verbo rockear

Fotos: Simon Templar
El exlíder de Fricción y Los 7 Delfines revisó en amplitud su producción solista con un intenso show en Studio Theater. A su manera homenajeó a su amigo Cerati.

RECITALES

Por Néstor Pousa

Fue el cuarto integrante de Soda Stereo en la etapa embrionaria de la banda, incluso antes de que dieran su primer show, pero renunció al puesto por considerar que Soda debía ser un trío y no un cuarteto. Richard Coleman, que de él se trata, debutaría luego como líder de Fricción, proyecto alternativo donde Gustavo Cerati se corría del centro de la escena ocupando el rol de guitarrista; y en los 90’s daría forma a otro emblemático grupo: Los 7 Delfines.  Considerado uno de los mejores vocalistas y más inspirados guitarristas del rock local, Coleman, que decidió ponerle su nombre a una carrera solista a partir de 2010, cumplió con la habitual escala cordobesa para continuar bancando su más reciente trabajo, el celebrado Incandescente (2013) que acredita nominación al Premio Gardel 2014 como Mejor Álbum Artista de Rock.
Fue el pasado viernes 16 de octubre en las instalaciones de Studio Theater, un espacio emblemático y agradable para escuchar música en vivo, dotado con muy buen sonido y luces, al que la gente iba arribando por goteo, circunstancia que provocó una demora de poco menos de una hora en el inicio de un show anunciado para las 21.30.
Con lleno en la sala, formato pista y cerveza en mano, el telón se deslizó y descubrió a Richard Coleman y la banda que lo respalda, la Trans-Siberian Espress. Coleman, luciendo un look de elegante rockabilly: impecable saco, gafas oscuras, corte de pelo a la última moda y guitarrón vintage modelo años 50’s, emprendió con la sinuosa balada que da nombre al disco. A Incandescente (la canción) le siguieron Perfecto amor y Lo que nos une, y uno ya podía suponer que la lista privilegiaría el repertorio solista por sobre las referencias a su acreditado pasado como líder  de las dos bandas precitadas.  El cuarto casillero, luego de los saludos de rigor y recordar que el año pasado salteó a Córdoba en la agenda, lo ocupó Turbio elixir, surco número uno de Siberia Country Club, el disco que precedió a Incandescente y que se constituyó en su primer opus solista.  “Seguimos con los problemas de la gente hechos canción”, fue la presentación de Normal; seguida de Computer world (cover instrumental de la banda alemana Kraftwerk) y el hit Como la música lenta, con mención al Club R, desaparecido reducto cordobés que alguna vez tuvo el nombre de Richard Coleman en marquesina.

“Se está poniendo bueno”, lanzó con tono de pregunta afirmativa, y ante la respuesta positiva de la platea su gesto fue elocuente. Un instante antes el quinteto sellaba una fulminante versión de Caravana, tema firmado por la dupla compositiva Cerati-Coleman, pero que corresponde al período solista del exSoda. El elíptico homenaje no necesitaba de aclaraciones obvias y no las hubo.  
El clímax se sostuvo con Durante la demolición, única referencia a Fricción junto con la versión castellana de Héroes de David Bowie (“Y no me vengan con que el año que viene se cumplen 30 años del primer disco de Fricción”, advirtió sin nostalgia); y Es tan celosa, el breve repaso por Los 7 Delfines junto con El corazón de los amables.
“Como dice Sui Generis… todo tiene un final”, avisó (adjudicándole la cita de Vox Dei al dúo que protagonizaron Charly y Nito), el fingido equívoco sonó a ironía que anticipaba que Fuego era oficialmente el último tema del show. Ya en los bises eligió otro hito de la sociedad creativa con Cerati. No parece forzado, ni especulativo el guiño, porque más allá de su temprana renuncia a la banda, Richard fue un ladero incondicional y un amigo inseparable hasta los últimos días de Gustavo. Por eso cuando se escuchó su versión, solo y con guitarra, de Estoy azulado, otra vez el magnetismo de GC volvió a resplandecer en cada uno de los acordes del clásico de Soda.-

Lugar: Studio Theater - Córdoba
Fecha: viernes 16/10/15
Fotos: Simon Templar

martes, 29 de septiembre de 2015

Queen en Córdoba: la corona a buen resguardo

¡Histórica presentación! Con los miembros originales Brian May y Roger Taylor más Adam Lambert, 5000 personas celebraron con uno de los mejores recitales de todos los tiempos en esta ciudad.

RECITALES 

Por Néstor Pousa

Podría asegurarse que Brian May y Roger Taylor resolvieron acertadamente la continuidad de Queen tras la pérdida de su miembro insignia Freddie Mercury. Está claro que como él no hubo, ni habrá otro, pero a juzgar por la performance que pudimos chequear en vivo el pasado domingo 27 de septiembre en Orfeo Superdomo, Adam Lambert es el indicado para ocupar (jamás podría hablarse de reemplazar) el lugar que dejó vacante el insuperable frontman
En los últimos tiempos ya nos hemos acostumbrado a ver bandas iconos del rock con sensibles bajas en su personal. Deep Purple sin Blackmore, Yes sin Anderson, ni Wakeman, Zeppelin sin John Bonham, Roger Hodgson sin Supertramp; hasta Les Luthiers perdió a Rabinovich. Pero Queen sin Mercury, ¿no sería demasiado?
Llegó el día del concierto y una vez instalados en el estadio, sólo con observar la estructura que se había montado sobre el escenario nos arrojaba indicios de que estábamos a punto de ver un espectáculo superlativo, digno de aquellos a los que nos acostumbró el Queen en su etapa de gloria. El gran telón que pendía del techo simulaba un enrejado que custodiaba celosamente lo que había detrás. Una larga pasarela intervenía la pista, finalizando en una plataforma circular de la que oportunamente emergerían un sofá, un guitarrón acústico, una banqueta y un set completo de batería. El comienzo se demoraba en relación a la hora pactada (20.30), circunstancia que no hacía más que acrecentar la expectativa, porque estábamos a punto de ser testigos directos de la primera presentación de Queen en Córdoba, un privilegio que años atrás ni siquiera hubiéramos imaginado.

Es cierto que el dato de un nuevo cantante inquietaba, pero las dudas desaparecieron definitivamente a las 21.35. A esa hora la enorme transparencia colgante permitió adivinar una silueta de largos cabellos rizados que arremetía con un agudo riff de guitarra, al tiempo que el telón caía y se esfumaba como por arte magia. Fue el primer shock y la certeza de que definitivamente algo grande iba a ocurrir. Allí estaba el 50% de la formación original, los fundadores de la leyenda, Brian May y Roger Taylor; ya sin Freddie Mercury, ni John Deacon, el primero por obvias razones, el segundo por propia decisión. Este Queen modelo 2015 es un sexteto que se completa con un bajista en el lugar de Deacon, un tecladista estable que desobliga al resto de esa función y un percusionista adicional de nombre Rufus Tiger Taylor, hijo de Roger

El comienzo con One visión fue arrebatador y demostró que las canciones de Freddie no podían estar en mejores manos que las de Adam Lambert, que consiguió el milagro de respetar el espíritu original pero imponiendo su propia impronta, una impensada ecuación artística que neutraliza cualquier incómoda comparación. Lambert se mueve con apabullante personalidad y sin complejos a todo lo ancho y largo de la escena. Es tremendamente extrovertido y su imagen magnetiza; sus modos y su vestuario (no menos de cinco cambios por show) rozan ligeramente lo kitsch. Pero atrás de toda esa parafernalia de luces, sonido y efectos bombásticos hay una banda de rock que suena orgánica y poderosa, un cantante con un registro, sustain y afinación notables, al servicio de una lista de clásicos que no se le escapan ni al menos entendido. Another one bites the dust, Fat bottomed girls, Crazy little thing called love y Somebody to love suenan en directo tan contundentes como siempre. Hay un momento en el que Lambert exacerba su histrionismo, es durante la brillante Killer Queen que recostado sobre un sofá como una glamorosa diva (el género es pertinente) entona con exagerada ambigüedad otro de los grandes clásicos de la banda.

Promediando el espectáculo aparecen los momentos solistas. May se dirige al público en un correcto castellano, previo a hacerse cargo de una bella versión de Love of my life, está solo con su guitarra de 12 cuerdas en la inmensidad del espacio, hasta que la gigantesca pantalla oval nos devuelve la imagen de Freddie Mercury entonando la coda de su canción. Ese instante conmueve, pero no suena a artilugio efectista, sino a poner en claro que el cantante sigue vivo en el corazón de la banda.

A su turno Taylor se despacha con un solo de batería y demuestra en vivo que sus dotes como instrumentista exceden lo que funcionalmente aporta a la banda. Luego será el protagonista de otro momento emotivo, mientras el tapiz de imágenes muestra a Queen en su juventud, el ex baby face que hoy luce como un viejo lobo de mar entona These are the days or our lives. Tras estas digresiones emocionales el show retoma su curso más previsible con el enésimo cambio de ropa de Lambert y una nueva seguidilla de hits. Under pressure, I want to break free, Who wants to live forever. Brian demuestra sus incuestionables virtudes de guitarrista eléctrico en un larguísimo y poco convencional solo. El rock and roll estalla con Tie your mother down con el joven Rufus a bordo de la batería principal. Temas como Radio Gaga y I want It all transforman al Superdomo en un majestuoso y gran video clip en vivo con el público como partícipe necesario, mientras la banda prepara un grand finale con Bohemian Rhapsody. Instancia que finalmente resuelven con Freddie otra vez desde las pantallas alternando estrofas con Lambert, quien no se olvidó de agradecer el lugar que le cedieron en la banda. No hubo necesidad de insistir por bises, era de cajón que We will rock you y We are the champions iban a cerrar un evento que confirmó que la corona de Freddie se encuentra a buen resguardo.-

Lugar: Orfeo Superdomo
Fecha: domingo 27/09/15
Asistencia: 5000 personas
Las fotos que ilustran esta nota fueron tomadas por Sebastián Fissore
https://www.facebook.com/SebaFissoreFoto

sábado, 26 de septiembre de 2015

Omar Mollo: arrabal y rocanrol

El cantor presentó por segunda vez en Córdoba “Tangazos”, su exitoso álbum de clásicos con registro en directo; y adelantó “Tangamente” próximo disco de estudio que verá la luz antes de que finalice 2015.

RECITALES

Por Néstor Pousa

Como si fuera Corrientes y Esmeralda, la gente se apretaba en el hall central del antiguo teatro haciendo fila rumbo al encuentro de Omar Mollo. Pero no era Buenos Aires, era la calle San Jerónimo y a mitad de cuadra, en pleno corazón de la capital cordobesa. Según indica su pasaporte, de profesión: Cantante de Tangos, pero Omar más que cantar interpreta, transmite como muy pocos la poesía tanguera, esos textos desgarradores sobre historias fatales capaces de arrancarte el corazón de un sólo zarpazo. Los poetas del tango supieron describir como nadie al hombre urbano y su angustia existencial, hablar de las heridas que no cierran, ni sangran todavía. Y Omar se mete en esas liricas, desarmándolas, para ver que hay adentro, no repite como loro e impostando la voz, te cuenta más que te canta. Y entre una canción y otra, saca relucir sus dotes naturales de showman. Si le apuntás que lo suyo es ángel, dirá que no, que es mostrase natural y tal cual es. Advierte que no le gusta hablar mucho en el escenario, pero espontáneamente va montando un stand-up sin textos preestablecidos, ni guión previo, que termina de redondear el show, siempre respaldado por un verdadero power trío tanguero que integran Diego Ramos (piano y dirección musical), Federico Maiocchi (contrabajo) y Ernesto “Chino” Molina (bandoneón).
Ni siquiera la lista de temas se somete a una estructura rígida y termina de definirse por los pedidos de la gente, a la que en determinado momento Omar les hará optar: “¿Qué prefieren Nada o Siempre París” ...“¿Uno o La última curda?”. Con el show en curso y tras los primeros tres clásicos en la bolsa (María, Tarde y Afiches), le gusta chequear el estado de ánimo de la platea, “¿Vamos bien hasta acá?”, pregunta, y ante la afirmativa prosigue tranquilo.

La función del viernes pasado a la noche en el Teatro Real obraba como segunda presentación en la ciudad de Córdoba de Tangazos, su disco en directo editado en 2014. De ese verdadero documento que resume la primera década de Omar Mollo definitivamente vinculado al Tango, estuvo compuesta primordialmente la inobjetable lista de temas: Melodía de arrabal, Desencuentro, Se tiran conmigo, Los Mareados, Gricel, Naranjo en flor, Que nadie sepa mi sufrir; y ese verdadero himno nacional del tango que es Garúa, con una intro piazzolleana y un notable arreglo que es marca registrada del trío.
Este nuevo encuentro con el público de Córdoba fue propicio además para adelantar el nuevo disco de estudio, sucesor en este formato de Barrio Sur (lanzado en 2012 y uno de sus trabajos más representativos). Sobre el próximo material adelantó varias cosas, que el título será Tangamente; y aunque no lo dijo trascendió que tendrá como invitado de lujo al guitarrista Luis Salinas. Luego anticipó nuevas versiones de la Milonga para Jacinto Chiclana (Piazzolla - Jorge Luis Borges) y Que tango hay que cantar (Rubén Juárez – Cacho Castaña).
Con el público encendido la noche alcanza su mejor forma y el final del concierto se prorroga en temas que se agregan a la lista, los clásicos indudables Malena, Pasional, Rondando tu esquina, se articulan con el repertorio más actual, tal el caso de Rocanrol, un neo-tango del uruguayo Edu “Pitufo” Lombardo; y otro que revela que a Omar todavía el corre sangre rockera, Muchacha ojos de papel (Almendra), con un sugestivo arreglo de inspiración mitad tanguera, mitad folklórica.

Se tomó muy en serio aquello que alguna vez le sugirió de modo imperativo Rubén Juárez. “Ni se te ocurra ponerte traje”, le ordenó el Negro, y tanto caso le hizo que hoy Omar hasta se despegó de la sobriedad que imponían la remera básica y los jeans negros, para aparecer enfundado en un atuendo multicolor, con sus clásicos borceguíes y campera de cuero marrón al tono. De todas maneras los tangueros ortodoxos ya se acostumbraron que a su larga cabellera no hay Glostora que la dome.-

Lugar: Teatro Real (Córdoba)
Fecha: viernes 25/09/15
Asistencia: 500 personas

domingo, 20 de septiembre de 2015

La fórmula del éxito según Nebbia

CRÓNICA DEL SHOW                 

Por Néstor Pousa

Litto Nebbia en la UNC (foto: Glenda Mackinson )
El músico rosarino Litto Nebbia sacó a relucir su chapa de prócer del rock en castellano el jueves de la semana pasada en Córdoba, ante un numeroso público que colmó la Sala de las Américas en la Ciudad Universitaria. Se encuentra de gira y presentando el espectáculo 50 Años de Rock Argentino, una efeméride que le disparó la idea de grabar un álbum doble que tituló 50 nuevas grabaciones 2015. Luego debió ampliar con otro álbum de similares proporciones con los temas pedidos por el público y amigos (Las canciones que faltaban - Vol. 2); y actualmente se encuentra dando los toques finales al que finalizará la serie (Los Bonus Tracks - Vol. 3), y que aparecerá en noviembre.
Pero el show básicamente se concentra en el primero de estos álbumes mencionados, en el que recrea músicas de toda su fecunda trayectoria, desde Los Gatos Salvajes, a Los Gatos, su etapa pre exilio, lo que escribió durante su estadía en México y el posterior regreso al país. Es precisamente desde la aparición del legendario primer y único disco larga duración de Los Gatos Salvajes (el 27 de junio de 1965, según señala la información interna del disco), embrión de Los Gatos, que los historiadores del fenómeno citan como hito fundador del Rock Argentino. No obstante para no agitar polémicas Litto señala que celebra 50 años como compositor, al tiempo que subtitula paralelamente a este trabajo: La música de todos los tiempos.
Hecha esta aclaración convocó a dos viejos compañeros, como son el notable guitarrista cordobés Daniel Homer y el baterista Daniel Colombres; sumó a Leopoldo Deza en teclados (strings & brass), flauta traversa y melódica; a Gustavo Giannini en bajo y a Nica Corley, Tomás Corley y Juanchy Cianfagna (los tres miembros de Los Reyes del Falsete) en voces, accesorios de percusión y guitarra acústica. Con Litto en piano, teclados, órgano, guitarras acústicas, eléctricas y voces, se completa este excepcional octeto, una formación atípica en su carrera, para volver a grabar una larga lista de canciones sin un orden cronológico preestablecido y de aparición aleatoria, con un concepto musical que unifica y ofrece una nueva sonoridad a un repertorio tan extenso como diverso. Sin apelar al lugar común de la antología de grandes éxitos, ni al golpe bajo de la nostalgia, Litto no viene aquí a reclamar ningún bronce, sino a recuperar un catálogo de canciones insuperables que hacía mucho tiempo que no tocaba en vivo o, en algunos casos, nunca lo había hecho. Esto permitió revivir, para muchos escuchar por primera vez en vivo, las joyas que contienen aquellos discos de Los Gatos (1967 a 1970), como: La chica del paraguas, Lágrimas de María, Esperando a Dios, Soy de cualquier lugar; los imbatibles clásicos Ayer nomás y Viento dile a la lluvia; y de la etapa más eléctrica y rockera del quinteto, las emblemáticas Rock de la mujer perdida y Mujer de carbón. Había que ver a un Litto (mocasines sin medias, pantalón de vestir negro y amplia camisa blanca) totalmente encendido y haciéndose cargo del sólo de guitarra eléctrica en este último tema.

50 nuevas grabaciones 2015
Del repertorio acústico recuperó El Bohemio, a dúo con ese gran batero de rock que es el Negro Colombres probándose en el parche de un bombo legüero a la manera del genial Domingo Cura.  Hay canciones unidas en tándems conceptuales. Así, Canción del horizonte, “de estilo vaquera y escrita en México", se vincula con Canción para los inocentes, un folk-rock de 1970 que hasta ahora nunca había grabado, ya que por su letra marchaba directo a la censura.  Inspiradas en la bossa-nova que tanto admira, aparece la trilogía: No hay tiempo que perder / ¿Qué piensas de mí? / Rosemary.  De colaboraciones con otros autores y compositores, la bellísima Si te vas (sobre un texto del poeta salamanquino Juan Mari Montes) y Cuando yo me transforme, el gran clásico junto a los cordobeses Músicos del Centro, una música de Juan Carlos Ingaramo a la que Litto le puso letra.  De sus primeras canciones, escritas cuando contaba apenas 14 años, Harás lo que te pida y La respuesta fueron versionadas a dos guitarras con los aportes de Juanchy Cianfagna (Los Reyes del Falsete); ambas originalmente incluidas en aquel inaugural disco de Los Gatos Salvajes de 1965; igual que En tu corazón, su primera canción estilo mersey beat compuesta a los 15 años.  El último gran binomio que cierra el espectáculo es con La Balsa (sin dudas, el primer gran éxito comercial del Rock Argentino) que confiesa su mayor influencia al ser precedida por La chica de Ipanema. Litto muestra aquí sin complejos cómo entre las capas del hit de Los Gatos subyace la melodía y la armonía creada por Antonio Carlos Jobim.
A lo largo de todo el concierto (y en el disco también, ya que ambos formatos se complementan a la perfección) Litto consiguió darle un nuevo aire a sus más reconocidas composiciones. Tal vez el ejemplo más efectivo sea Yo no permito. El elocuente manifiesto grabado originalmente junto al Cuarteto Zupay adquiere con su relectura un efecto atrapante, mientras la letra nos sigue revelando la fórmula del éxito según Nebbia. “Yo no permito que me impidan seguir... y si lo intento es porque estoy convencido, que para lograr algo hay que insistir”, entona con convencimiento sobre un actualizado groove que suena a Stevie Wonder, pero es Nebbia de Rosario.- 

Lugar: Sala de las Américas (Ciudad Universitaria - Córdoba)
Fecha: jueves 17/09/2015
Asistencia: 1000 personas
Foto en vivo: Glenda Mackinson - SEU