miércoles, 24 de julio de 2013

Adriana Varela: cantame un tango más

Entre la actitud rockera y la poética tanguera, Adriana asegura que Goyeneche era el Joe Cocker del Barrio de Saavedra y que Cobián-Cadícamo eran Lennon-McCartney. ¿Será?
  
ENTREVISTAS

Por Néstor Pousa

A Adriana Varela le tocó la gran responsabilidad de cerrar una edición clave del célebre Festival Nacional del Tango en La Falda, nada menos que la trigésima. Impensado privilegio para una mujer, más que nada por tratarse el tango de un territorio donde, si bien ellas no están proscriptas, inevitablemente las leyes las dictan los varones. Para quien pudo asistir a las cuatro noches de gala no le será difícil advertir que el show de la Varela vibró en una frecuencia mucho más alta que el contexto. Aunque la madrugada del lunes acechaba y afuera el frío empezaba a destemplar el ánimo, ella no vaciló y con actitud rockera puso al remodelado auditorio municipal en estado de show. Las claves: su forma de decir (“Porque el tango no se canta, porque al tango se lo dice”), su gran carisma y un repertorio con una decena de tangos fatales y algunos autores convidados, no estrictamente del género, como Alfredo Zitarrosa, Joaquín Sabina y Jaime Roos. Pero su magia no se agotó sobre el escenario, a tan sólo diez minutos de poner fin a su show y al evento, aún le sobraba energía y gracia para entregarse al diálogo. “¡Me tocó un honor! cerrar el número 30, y vos sabés que en Kabalá el 3 es la música. Y 3 más 0 es igual a 3, así que es 30 en cronología, pero es 3 como símbolo, así que estoy muy feliz”, comienza diciendo y empieza a dejar pistas sobre el lado espiritual y místico que tienen las cosas terrenales. Enseguida da cuenta de sus orígenes tangueros, que siempre tendrán a dos nombres fundamentales en su vida: “Con el Polaquito  y con Cacho  yo empecé a curtir el tango, porque yo no cantaba profesionalmente, cantaba en mi casa y nada que ver con el tango, yo era rockera por generación o degeneración, como quieran llamarlo. Yo nací con Los Beatles y Spinetta a la música, pero luego me agarró la locura y acá estamos”. La locura tiene su explicación a partir de esos dos nombres propios: el Polaco Goyeneche y Cacho Castaña, dos personajes muy íntimamente ligados. Fue Cacho quien alguna vez dijo: “Todos imitamos un poco al Polaco”. ¿Qué opinás? “Yo cuando viajo me doy cuenta de que el Polaco es una voz familiar, es como un tío tuyo, un pariente, entonces esto de imitarlo es inevitable porque además fue el que le llevó el tango a los jóvenes. Yo cuando empecé con él todavía era joven y nos rompió la cabeza como si fuera el Joe Cocker del Barrio de Saavedra o el Miles Davis de la canción urbana ¿no? Entonces, claro, es como un referente muy fuerte para nosotros. Pero yo creo que más que imitarlo, porque es inimitable, lo que hacemos es escucharlo, porque nos cuenta, nos describe y nos pinta el paisaje desde donde habla, que es muy fuerte”.
Es cierto, fue el Polaco y no otro, el nexo, entrañable nexo entre el tango y una juventud ávida de la pulsión del rock que no registraba la música de sus padres, pero ¿por qué le tocó a él? “Porque él era la voz quebrada, la voz rockera, al que se le comprendía. Yo que no escuchaba tango, empecé a entenderlo cuando vi al Polaco en una película, entendí, me capturó la letra de un tango, había algo en él que era el mensajero de la gente joven, que fuimos hacia él”, reflexiona.

A Adriana Varela los amantes del tango clásico la reconocen como una diosa, aunque tengan que disimular que venere a los poetas del género tanto como a otros autores de estilos que se filtran por caminos laterales u otros que nada que ver. En escena desenfunda su abanico negro como un fetiche para interpretar de Sabina ese maravilloso neotango llamado Con la frente marchita, una canción que la identifica. Y deberá aclarar por enésima vez: “Yo creo que la actitud del rock la tengo y no la perderé nunca, como me dijo Santaolalla una vez: no la pierdas, no la disimules, es tu sangre. Y al tango lo elijo, lo elijo como  oráculo de identidad, como oráculo poético y fundamentalmente sabio”.
Adriana habla de Cobián y Cadícamo con la misma pasión y respeto con el que cita a Lennon y Mc Cartney. Entonces chequeamos en sus preferencias a la hora de escuchar músicas que no sean de tango, y a la vez descubrimos que también le van las redes sociales. “¿Qué escucho? A ver, bueno, recién subí a facebook Blackbird por Brad Mehldau. A Sabina lo canto, lo escucho, lo quiero y lo adoro. Escucho a Silvio Rodríguez como a David Bowie, a Led Zeppelin, a Robert Plant y sigo escuchando a Prince, y les adelanto que sacó un nuevo disco que está tremendo. La verdad yo me enamoré de YouTube, soy lo contrario a las disqueras, o sea a mi me encanta que me escuchen por YouTube, no me importa nada, porque yo hago lo mismo, hay cosas que pensé que nunca más las iba a escuchar, cosas de (Frank) Zappa que no las escuché nunca más y me meto ahí y es como una locura, te agarra como una marcha que te saca veinte años de encima”, afirma.
-¿Y grabar algo de eso o tocarlo en vivo?
“En vivo canto lo que puedo (se ríe) pero siempre en castellano… en argentino”, se corrige. Y luego recuerda que lo último que grabó fue para una radio, el tema de Luca Prodan,  Mañana en el Abasto. Cuando le propongo que eso es un tango, lo reafirma: “Eso es un tango, sí, conceptualmente es un tango que describe el Abasto perfectamente, pero lo grabé con unos arreglos muy locos que hizo mi hijo. Y ahora estoy por grabar un disco de tango, pero también quiero grabar un disco en ese plano”, declara como primicia y completa: “Sí, por qué negar todo lo que soy ¿no?”
-Ok, pero el rock siempre buscó acercarse y fue el tango el que no se abrió.

“¡Obviamente! El rock buscó la aceptación porque siempre buscás la aceptación del alter ego, del súper yo, de los abuelos, de los ancestros… y te decían, ¡no, este arcón no se toca!, y bueno, hasta que lo rompimos”. Luego concluye: “Pero a mí, la verdad negro, me abrieron la puerta los grandes: el Polaco, Atilio Stampone, Chupita Stamponi, Salgán, De Lío, Virgilio Expósito, todos los grandes me abrieron sus corazones, así que yo no me puedo quejar, yo no puedo acusar de machista a esta gente que fue la más grosa que yo conocí. O Cadícamo, que grabé su disco de inéditos que el Polaco no pudo grabar y lo terminé grabando yo. Al contrario, estos tipos para mí son lo más y a mí me tocará pasar la posta”.-

domingo, 14 de julio de 2013

Claudia Puyó: “La fama es una pelotudez infinita”

Fue plomo de Pastoral, tocó en los grandes festivales de los 80’s, grabó en el disco más vendido del Rock Argentino sin cobrar un peso y reniega de la fama. Una entrevista sin pelos en la lengua.

ENTREVISTA (FULL VERSION)

Por Néstor Pousa

En la sala contigua a la pista de baile los graves de la cumbia y sus sucedáneos le parten la cabeza; ni que hablar de las liricas: baila que baila con la cocotera, mueve la cintura, mueve la cadera. “Me da vergüenza ajena”, confiesa Claudia Puyó, que acepta de buena gana hablar pero pide, casi con clemencia, que vayamos a otro lado. Otro lado es, irremediablemente, a la intemperie en la fría noche serrana. Es el frío o la cumbia ¿qué preferís? “El frío”, me contesta sin vacilar. Y empezamos. “Como no me voy a acordar del Festival de La Falda, ¡estoy medicada boludo, si no me acuerdo!”, me dice, al tiempo que lanza una carcajada. “Yo me acuerdo de todo, no me acuerdo de lo que comí ayer, ponele, porque es la memoria inmediata la que uno pierde, pero la memoria real de las cosas que te pasaron de verdad, no podés perderla. El recuerdo de mi primer La Falda es imposible de olvidar, fue en 1983 y yo tenía 22 años, o sea que imaginate para mí lo que era. Fue increíble porque yo tocaba con una banda que tenía un (órgano) Hammond y un (parlante) Leslie, vos sabés lo que es eso. Y no sabés como nos putearon porque tuvimos que subir el Hammond y el Leslie a un camión y era un kilombo tremendo. Yo llegué con una banda tipo Big Brother and The Holding Company, de la época de Janis (Joplin), y fue muy loco porque no me conocía nadie, pero me respetaban porque como tocaba rock. Tuve mucha suerte, estuve tres veces en La Falda, en el ’83, ’84 y ’86. En el ’86 fue cuando estuvo Charly que subió totalmente dado vuelta como un zoquete, ahí toqué también con mi banda y se armó un kilombo bárbaro. Yo tocaba antes que Fito y estaba programada para tocar de día, y como se había hecho de noche, no me querían poner luces, entonces yo dije bueno muchachos ¿no me quieren poner luces? yo subo y toco igual, pero le voy avisar a la gente que no me quisieron poner luces, o sea, todo bien, pero les voy avisando que les prendo fuego. Entonces viene Quaranta (el iluminador) que es un amigo de la época en que yo era plomo de Pastoral…” Stop ¿Vos fuiste plomo de Pastoral?, pregunto sorprendido. “Yo fui plomo de Pastoral, sí, entonces Quaranta que me conoce de esa época, viene y me dice: ‘Claudita, no te preocupes, yo te pongo luces’. En esa época en los festivales era así, estabas programado para tocar de día, se hacía de noche y no tenías luces, porque no tenias quien te las garpara, ni tenías un operador, ni tenías nada”, remata.
-Pero vos te hiciste conocer en dos grandes festivales (La Falda y BARock)
“Sí, bueno, en realidad yo estaba con (el productor) Oscar López, pero me tenía como bola sin manija. Toqué en el BARock (1982), con esta misma guitarra Ovation que me viste hoy, y después de tocar me fui caminando por la calle, medio llorando, diciendo ¿Y ahora qué hago? Era rarísimo porque estaba todo bien, pero, estaba todo mal, porque nadie te consideraba, pero igual para nosotros, o para mí al menos, era tan maravilloso sólo tocar, que yo estaba bien. Igual ellos se aprovechaban un poco de que uno tocando era feliz, viste, como se siguen aprovechando todavía hoy”, y lanza otra carcajada.

Claudia, además de sus conocidas dotes musicales, es muy verborragica y no tiene pelos en la lengua. Admite: “Nunca fui muy diva, el divismo no es lo mío, nosotros somos seres humanos y sólo transmitimos lo que podemos decir. La música es maravillosa y la gente también, y uno puede comunicarse, yo detesto toda esa cosa de la fama, del tipo que está como más arriba que vos. ¿Por qué? ¿quién lo dice? yo no creo en eso, yo creo en transmitir, en el amor y en que lo que te gusta hacer, lo hagas bien porque te gusta hacerlo”.
-Está bien, pero te codeaste un poco con la fama cuando estuviste en la banda de Fito.
“No corazón -me corrige- yo canté con Fito porque él hizo ‘Ciudad de pobres corazones’ que es un disco que a mí me encanta, sino jamás hubiese cantado con él”, sintetiza. Fue por eso que Claudia apareció en “El amor después del amor” (el disco más exitoso de Páez) en uno de los momentos más trágicos de su vida. “Yo vivía en España, mi novio se había muerto de sobredosis de heroína y yo tocaba en el metro para comer, para que tengas una idea, o sea lo que vos crees que es fama o felicidad… yo vivía en la mierda”, aclara, con la vehemencia que le produce su propio recuerdo. Y continúa: “Fito vino, yo grabé ‘El amor después del amor’, improvisé eso que escuchaste, y me volví a tocar al metro al otro día, ni siquiera gané dinero. Pero está todo bien, como diría Alejandro Medina (bajista de Manal y su amigo): ‘No sé qué nota tocaré, pero la nota lo sabe’, todo bien con la música, man, el problema es de la gente que no entiende nada. La gente que entiende, sólo hace música, nada más”.

Después del amor. Recordará el lector que entre ella y Fito Páez surgió una polémica mediática cuando este no la quiso convocar para la gira por los 20 años de “El amor…” (“Tiene que bajar 6 kilos”, había dicho el rosarino). Buen momento para aclararlo.  
-¿Qué onda el entredicho con Páez? “No tengo entredichos con nadie, la gente que se cruza de vereda… si querés saber lo que pasó, resumiendo es esto: a mí no me podés bajar dos tonos ‘El amor después del amor’ porque yo así no lo puedo cantar, porque quedo como Oscar Casco. Fito lamentablemente ya no puede cantar en su tonalidad, entonces bajó todas las canciones, por eso yo decidí no cantar las canciones dos tonos abajo porque me quedaban graves, bueno, eso fue todo lo que pasó”.
-Dijiste algo sobre la gente que se cruza de vereda… (le subrayo para que complete la idea, y es ella quien me desafía): “Vos lo sabrás, yo no lo voy a decir, lo vas decir vos”, y hace silencio.
-¿Estás lejos de Fito, hoy? “No loco, yo soy una persona común. ¿No me ves que soy común?
-¿La gente puede cambiar tanto?, insisto. “¡Que se yo! preguntaseló a la gente. Yo no, yo siempre soy la misma, me van pasando cosas, se me mueren amigos, la remo todos los días, me es difícil bancarme sola un show tocando la guitarrita, pero está bueno, yo amo la música, pero no juzgo a los demás, cada cual elige su camino. Unos se operan del triunfo, los operan y les extirpan el triunfo para siempre (sic) y otros sueñan por cantar”, se ríe de su ocurrencia. “Yo soy una piba común que aprendió a cantar arriba de los discos de Aretha Franklin, de Led Zeppelin, de Los Beatles, y estoy acá, hablando con vos. ¿Por qué yo voy a desilusionar a la gente? que la gente quiera a quien quiera querer -dice como en un trabalenguas- y que entienda lo que quiera entender, yo sé como es la cosa, pero lo sé para mí. Lo que a mí me hace mal no me sirve, yo amo tocar, la música me salvó la vida y me la salvará, la fama es una pelotudez infinita, gigante”.  
-¿Cómo era con 22 años enfrentarse al público de un mega festival?
“Mirá, yo te digo, cumplí 54 años el 7 de junio pasado, el año que viene cuando cumpla los 55 va a hacer 40 que me subí a un escenario por primera vez, tenía 15 años. Amo lo que hago sino no estaría acá, en esta circunstancia. Yo me gano el dinero sin robar”.-

nestorpousa-prensarock.blogspot.com

sábado, 6 de julio de 2013

Illya Kuryaki: aplaudan en la luna

PREMIOS “GARDEL 2013”

Por Néstor Pousa

Ni bien se conocieron las nominaciones para los “Gardel 2013”, premio que todos los años entrega CAPIF (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), el destacado fue para los Illya Kuryaki and The Valderramas que con su álbum “Chances” se alzaron con 6 nominaciones en los rubros más relevantes. No es un dato menor, porque este reconocimiento llega en el momento del regreso de la banda luego un paréntesis de una década.
IKV es el dúo formado por Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, exniños prodigios que asaltaron la escena nacional en 1991 con temas como Fabrico cuero y Es tuya Juan, con letras contestarías e irónicas y en estilo rap. Parecía una travesura de chicos del ambiente musical a los que se les estaba cumpliendo un capricho pero el tiempo diría lo contrario, y tempranamente, ya que a fines de ese mismo año serían consagrados como revelación.
En febrero de 1992 tienen su bautismo de fuego frente a una audiencia masiva y en un ámbito no del todo fácil para las nuevas expresiones, he aquí el primer dato con no poco ombliguismo, ya que los IKV debutan en el Festival Argentino de Música Contemporánea de La Falda, novena edición, la que pretendió ser el renacimiento del mítico festival. En su primera incursión faldense pasaron la prueba, con Spinetta (papá de Dante) supervisándolo todo desde la consola de sonido.  
“Horno para calentar los mares” de 1993, su segundo disco, fue la transición para llegar a la que es considerada su obra cumbre, “Chaco” (1995). Musical y conceptualmente impecable, este disco arrasó con las encuestas de opinión y vendió la nada despreciable cifra de 250.000 copias, y pasaron de ser los pibes-promesa para convertirse en una banda a la que había que prestarle mucha atención. Segundo dato ombliguista: “Chaco” fue presentado en el minifestival “Rockanfakinparty II” realizado en el Anfiteatro Municipal de La Falda en enero de 1997, con una performance que quedó grabada en la memoria de los que estuvimos ahí esa noche.
A partir de entonces la carrera de los IKV tomó un impulso inusitado, pegaron un hit envidiable (Abarajáme) e impusieron una estética y una jerga propia. En los tres álbumes que siguieron ampliaron su espectro sonoro con una marcada tendencia al funk y el soul (“Versus” de 1997 y “Leche” de 2000); mientras que “Kuryakistan” (2001), una mezcla de temas nuevos con reversiones de hits, significaría la despedida. Las ganas de chequear sus carreras por separado coincidieron con la muerte de su manager y amigo José Luis Miceli. Sin fiesta de despedida, ni demasiado ruido, IKV puso fin a la primera parte de su historia.

Regreso con gloria. Mientras Dante solista radicalizaba su veta hip-hop, Emmanuel se inclinaba hacia la canción pop; pero entre ellos estaba todo bien y la separación no había sido una ruptura. Después de algunos discos en solitario y encuentros ocasionales que presagiaban el retorno, en agosto de 2011 anuncian, vía redes sociales, el regreso del dúo. La década transcurrida había multiplicado el prestigio de la banda que era esperada con los brazos abiertos por los nuevos fans que no habían chequeado su performance en vivo.
Empezaron a calentar motores en festivales y anticiparon Funky futurista, porque este regreso más que especular con los grandes éxitos prometía temas a estrenar. Así llegó el momento del Cosquín Rock 2012, pero algo inesperado iba a pasar. A tan sólo 48 horas de la inauguración de un nuevo capítulo del ciclo rockero que marcaría el regreso de IKV en Córdoba, ocurrió un hecho tristemente doloroso: el fallecimiento de Luis Alberto Spinetta. Se dudó sobre la presencia de la banda en el festival, sin embargo participaron de esa edición que estuvo signada por un homenaje continuo al fundamental artista. A los IKV les correspondió un rol protagónico y, junto al show de Charly García, fue uno de los momentos más emocionantes.
Sobre finales de 2012 y luego de un segundo adelanto (Ula Ula, un funk furioso y de pegadizo estribillo) lanzarían “Chances”, regreso con gloria con un álbum plagado de hits, tal vez el más ambicioso de su historia, nada mal para una banda que retoma su carrera.
“Chances” tiene 14 temas la mayoría hits, coproducidos por Dante y Emmanuel en sociedad con el multipremiado productor Rafael Arcaute. Apretás play y el ritmo ya no te suelta en números como Chica, Soy música, Helicóptero, Safari espiritual, Monta el trueno y los nombrados Ula Ula y Funky futurista. Hay una gran canción de amor (Adelante); un bolerazo (Amor) que sería la envidia del mismísimo Manzanero (“Amor sé que es sólo una palabra, vos me la regalaste porque ya no la usabas”) y un hip hop revoltoso (Madafaka) en colaboración con los Molotov. En recuadro la conmovedora Águila amarilla, dedicada al Flaco y con una letra que te desarma: “Padre mío que estás en el cielo, llegado el momento te abrazaré de nuevo”, canta Dante y rubrica con un solo de viola eléctrica sideral.  
La deuda del que seguramente será Álbum del Año (Gardel de Oro) está en el envoltorio, una poco artesanal cajita plástica y lámina interior desplegable con ficha técnica pero sin las letras de las canciones, las que para consultarlas te invitan a visitar su página web (www.ikvoficial.com). No obstante el diseño de portada está a la altura de las canciones e integra uno de los seis rubros que pretende llevarse puestos.
Último dato ombliguista: entre los discos que intentarán arrebatarle a “Chances” el podio de Mejor Álbum Grupo de Rock está “Blanco”, tercera producción de Eruca Sativa, la banda made in Córdoba que hoy es orgullo del Rock Argentino.-     

Las 6 nominaciones de “Chances”:
-Mejor Álbum Grupo de Rock
-Mejor Diseño de Portada
-Mejor Videoclip
-Ingeniería de Grabación
-Producción del Año
-Álbum del Año (Gardel de Oro).

Compiten por Mejor Álbum Grupo de Rock:
-Las Pelotas por “Cerca de las nubes” 

-Eruca Sativa por “Blanco” 
-Cuarteto de Nos por “Porfiado”
-Illya Kuryaki and the Valderramas por “Chances”
-No Te Va Gustar por “Público”

jueves, 20 de junio de 2013

Claudia Puyó: himnos de su corazón

La Puyó en acción
Canciones bluseadas” es el unipersonal acústico que presentó en El Pungo de La Cumbre. Ella asegura que la música siempre es un exorcismo. Bonus track: adelanto de una entrevista picante y sin concesiones.

RECITALES

Por Néstor Pousa

El día 15 de junio de 2013 será tristemente inolvidable por todos los hinchas del Club Atlético Independiente de Avellaneda. Ese día, luego de 108 años de una historia de primera, el club sellaba su descenso a la “B” Nacional y así los Diablos Rojos de todo el país comenzábamos a conocer un “infierno” que no nos era para nada familiar.
“Tocar siempre es un exorcismo, para el que te escucha y para vos. Te abstraes por un rato de la realidad. Y, sobre todo, salís de tu cabeza”, la frase pertenece a Claudia Puyó que esa misma noche se presentaba en el bar El Pungo de La Cumbre. ¿Qué mejor entonces? pensé, y para allá me fui.
La Puyó es una de las mejores intérpretes femeninas del blues en Argentina, que luego de algunos viajes al exterior comenzó su carrera en el país haciendo coros para Pedro y Pablo, Alejandro Lerner, Miguel Cantilo & Punch. Podría asegurarse que su popularidad empezó gracias a sus participaciones en el Festival BA Rock de 1982 y los Festivales de Rock de La Falda de 1983, ‘84 y ’86, donde se destacó como una cantante de voz excepcional y gran personalidad. Su producción registra numerosas colaboraciones para otros músicos, cuatro interesantes discos solistas y cuando en junio del año próximo cumpla 55 años de edad, serán 40 de la primera vez que se subió a un escenario. El último dato no es una infidencia, ya que fue aportado por la propia protagonista.
Aunque casi siempre toca con una banda, el show del sábado a la noche fue unipersonal y acústico, acompañada de su inseparable guitarrón Ovation modelo sunburst de casi toda la vida. El piano a su lado sería un testigo mudo y Claudia se lamentaría de no haber conseguido el pedal de sustain imprescindible para tocarlo.
Canciones bluseadas es el nombre del show, una obviedad absoluta porque ella todo lo que toca lo transforma en blues, y elige “clásicos del rock”, como se verá cuando repasemos la lista, pero cantados en su personal estilo y con la fibra típica de una mina del oeste de Buenos Aires capaz de coparle, sola, la parada a cualquiera arriba de un escenario.  
El comienzo fue con una versión oscura de Natural de Tanguito, a quien llamó Tango Feroz, en alusión a la película. Uno de los autores más homenajeados sería Spinetta, se escucharon: Los libros de la buena memoria, Despiértate nena y Que ves el cielo, de distintas épocas de Luis Alberto.  “En mí hay millones de canciones, por ejemplo esta de Jimi Hendrix”, avisa antes de mandarse con Little wind (Pequeña ala) y acota: “Estaba bueno el negro, no?”.
Una rareza fue El regreso de Mao, una temprana canción que Los Redondos que nunca grabaron por no pertenecer a la dupla Beilinson-Solari, sino a Tito Fargo, uno de los primeros guitarristas de la popular banda.  
Después de anunciar que prefería tocar cosas inéditas siguió con Nahuel, compuesta junto a Aníbal Forcada (músico de León Gieco); y luego La guitarra no, una colaboración con Alejandro Medina (exManal), en donde le canta a su incondicional amor por la guitarra: “Llevate el piano, pero la guitarra no, no te la lleves, con ella puedo inventar amores, que no me abandonen, ni me den bajones”.   
A veces en los bares sucede que los de la mesa de al lado se olvidan que hay un show en curso, entonces se sacan fotos, hablan hasta por los codos y aún más fuerte que el propio músico; para ellos hubo furibundas miradas de parte de la Puyó y alguna puteada (que no sé si registraron) durante Mañana en el abasto de Sumo, una de las más sentidas interpretaciones de la noche.
Hubo pedidos del público, algunos concedidos y otros no. De Noche de perros de Seru Giran  solamente la intro con la guitarra, “Otra vez, con el piano, lo hago”, prometió. Cuando le pidieron Beatles improvisó Revolution en un inglés medio sanateado. La que sí concedió fue Haydee, una canción propia que encierra una pesada historia, una historia mucho más trágica, les puedo asegurar, que cualquier fracaso deportivo. 
Para el cierre llegó el único canto colectivo de la noche para evocar a Miguel Abuelo y el Himno de mi corazón de los Abuelos de la Nada. En realidad todas las canciones habían sido justamente eso: himnos de su corazón.-

En La Falda como Janis Joplin. “Como no me voy a acordar del Festival de La Falda, ¡estoy medicada boludo, si no me acuerdo!”, me dice, al tiempo que lanza una carcajada. Y sigue: “No me acuerdo de lo que comí ayer, ponele, porque es la memoria inmediata la que uno pierde, pero la memoria real de las cosas que pasaron de verdad, no podés perderla. El recuerdo de mi primer La Falda es imposible de olvidar, fue en 1983 y yo tenía 22 años, o sea imaginate para mí lo que era, fue increíble, fue muy loco porque yo tocaba con una banda que tenía un (órgano) Hammond y un (parlante) Leslie, vos sabés lo que es eso. Y no sabés como nos putearon porque tuvimos que subir el Hammond y el Leslie a un camión y era un kilombo tremendo. Fue muy increíble porque yo llegué con una banda tipo Janis Joplin, y fue muy loco porque no me conocía nadie, pero me respetaban porque tocaba rock. Estuve tres veces en La Falda, en el ’83, ’84 y ’86. En el ’86 toque antes que Fito, yo estaba programada para tocar de día, y como se había hecho de noche no me querían poner luces, entonces yo dije: bueno, yo subo y toco igual, pero le voy avisar a la gente que no me quisieron poner luces. O sea todo bien, yo toco igual, pero les voy avisando que los prendo fuego. Entonces viene Quaranta (el iluminador) que es un amigo y me dice: ‘Claudita, no te preocupes, yo te pongo luces’. En esa época era así, se aprovechaban un poco de que uno tocando era feliz”, remata.-  

Fecha: sábado 15/06/13
Lugar: El Pungo bar de La Cumbre

viernes, 17 de mayo de 2013

Black Amaya: “Yo era la oveja negra”

Una emisora de radio de FM que solamente pasa clásicos de rock, un bar  escondido en una pequeña localidad de Traslasierra y un baterista prócer del Rock en Castellano.                                                                                                   

PERSONAJES

Por Néstor Pousa

Siempre que me voy a dar una vuelta por Traslasierra lo primero que hago es sintonizar la FM Triac (90.1 MHz), una emisora de radio que alejada de los mandatos del mercado, transmite durante las 24 horas, exclusivamente clásicos del Rock Argentino e Internacional. Ni bien bajás por el sinuoso Camino de las Altas Cumbres hasta su finalización, doblás a la izquierda y empezás a recorrer la Ruta 14 que conecta Nono, Las Rabonas, Los Hornillos, Quebrada de los Pozos y Villa de las Rosas, y se te suben al auto por los altavoces del equipo, músicos que difícilmente vas a escuchar en otra radio. King Crimson, Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Bob Dylan, Cream, Color Humano, Emerson, Lake & Palmer, Deep Purple, Aquelarre, Creedence, Manal, Yes, Vox Dei, son sólo algunos de los artistas del menú de esta broadcasting serrana que no pierde el tiempo en anunciar los títulos de los temas, ni armar programas con locutores de impostación afectada; lo que escuchás es esa vieja música de locos con apenas algunos jocosos separadores y tandas comerciales en el mismo estilo. El oyente no es un actor pasivo, ya que participa a través del teléfono programando la música y opinando sobre todos los temas que se le ocurran. Los mensajes son dejados en el contestador automático (La oreja de Triac), y luego reproducidos en su totalidad, sin cortes, sin censura y sin editar, generándose una forma de interactividad que es marca registrada de esta radio.
La FM Triac, también conocida como La FM de la Costa y que su isotipo es un dinosaurio, está dirigida por Mario Ferrarese, su creador; pionero de la radio alternativa en 1970, en Hurlingham, partido del Gran Buenos Aires. Precisamente fue en ese lugar del oeste bonaerense donde nació en 1986 la primera FM Triac, que aún sigue emitiendo. En 1998 Mario se mudó a Traslasierra para que el proyecto adquiriera su formato definitivo en la agreste localidad de Los Hornillos. El inefable Mario, hoy convertido en un personaje de la zona, desde hace 15 años apuesta a este modelo de radio no convencional y que solamente pasa la música que a él le gusta, pero ad referéndum de los oyentes, con los que tiene una coincidencia del tipo alcoyana-alcoyana. (Escuchá FM Triac acá: http://www.raddios.com/fmtriac-radiosonline-fm-triac-fm-901-cba-arg).

Esta noche toca Black. Fue escuchando La Triac que me enteré que aquel fin de semana tocaba Black Amaya en Cielito Lindo. Juan Carlos Amaya es un baterista prócer del Rock en Castellano. El Negro Black para los amigos (porque de joven siempre se vestía de negro) integró dos bandas emblemáticas que definieron el sonido de los años 70’s: la primera formación de Pappo’s Blues, con Pappo y David Lebón (luego acompañaría al Carpo con intermitencias durante muchos años, en las diversas reencarnaciones del mítico trío). Y la otra Pescado Rabioso, junto a Luis Alberto Spinetta, David Lebón y Carlos Cutaia. La cuestión era ubicar el lugar de encuentro porque, aunque los datos eran precisos, en lo profundo de la noche las dudas siempre se amplifican. Al final no fue tan difícil llegar a Cielito Lindo, un barcito con onda ubicado a dos cuadras de la ruta, a la altura del dispensario de Los Hornillos. Allí te recibe Pablo, quien es a la vez: dueño, recepcionista, acomodador, bartender, cajero y toda otra función que tenga que ver con la logística del lugar. También es quien contacta a los artistas que allí se presentan. Esa noche Black Amaya y La San Luis Acústica, banda que con formato cuasi unplugged recorrería los clásicos del rock de todos los tiempos. En la antesala del show empieza diciendo que hacía mucho tiempo que quería tocar allí, y no sabía por qué no lo llamaban, tal vez el respeto que su figura inspira era lo que intimidaba a Pablo. Hasta que se animó, y ahora el percusionista es un número habitual del bar. Esta formación alternativa en formato acústico está integrada en su totalidad por músicos puntanos, a excepción de su hijo Agustín, al que le fue inculcado el amor por los parches y acompaña las canciones con bongó y pandereta. Black no canta, pero alrededor de su batería se desarrolla el concierto que empieza a recorrer clásicos del rock. Su experimentado toque y su modo de contar historias hacen muy atractiva la velada. Se escuchan: Tema de Pototo de Almendra, La Balsa en la versión original de Los Gatos, Presente una de las más bellas canciones de Vox Dei, Necesito un amor de Manal y Rebelde de Los Beatniks (Moris / Pajarito Zaguri); que operan como un minucioso relato de los inicios del Rock en Argentina. Una segunda fase trae Mañana campestre escrita por Gustavo Santaolalla para Arco Iris, y confiesa: “Este tema a mí antes no me gustaba, porque nosotros éramos pesados. Ahora es uno de los que más me gusta tocar”. Algo similar le ocurre con Canción para mi muerte de Sui Generis. De Fito Páez dirá que más allá de no compartir algunas declaraciones, es un gran músico que escribe obras como la elegida, Polaroid de locura ordinaria. De Cerati contará que cuando lo conoció en persona, lo sorprendió pidiéndole un autógrafo para el veterinario de su pueblo. La música que inspiró este movimiento será representada por The Beatles con I’ll be back y Eight days a week y Bill Halley con su legendario Rock around the clock. Un apartado especial para uno de sus primeros compinches, Norberto “Pappo” Napolitano, con versiones de temas que nuestro mayor héroe de la guitarra transformó en éxitos: Blues Local y Ruta 66.
Desde hace algunos años Black mudó su domicilio a la tranquilidad de Concarán en San Luis, distante a 95 km. de Los Hornillos, pueblo donde nació su padre y sus abuelos paternos. Este fue uno de los grandes cambios que experimentó en su vida. El otro se evidencia cuando alguien del público, en típica señal de cortesía, le ofrece un vaso de cerveza y todos sus músicos exclaman un “Nooo”, exagerado. Él, con la calma que le da haber pasado de esa vida de estrella de rock, cuenta que hace diecisiete años que no prueba una gota de alcohol. El show se prolonga y la gente no admite que tenga que terminar. Hubo un momento crucial: el del homenaje a Spinetta, en donde el relato se tensa: “Con Luis es con quien más aprendí. Al principio discutíamos mucho, éramos muy jóvenes, ambos teníamos 22 años. Discutíamos porque yo no quería tocar otra cosa que no fuera rock y blues. Yo era como la oveja negra y el Flaco era medio ‘fifi’. Mucho tiempo después, en su casa, mientras él me preparaba un té, le digo: ‘Luis, tengo que pedirte disculpas’, me miró y me contestó: Esta todo bien”, así sellaron su relación de tantos años. Tal vez por eso fue que los temas más logrados del show fueron los de Pescado Rabioso, la banda que juntos integraron, allá en los comienzos de los años 70’s.-  

domingo, 21 de abril de 2013

Edelmiro Molinari: arrancacorazones

Edelmiro: valores nativos y psicodelia
El exintegrante de Almendra y líder de Color Humano presentó en Córdoba su reciente álbum, Contacto 2012. En horas previas el editor literario y productor discográfico Jorge Álvarez recibió el Premio Cultura 400 Años que otorga la UNC.

RECITALES                                                                                                             

Por Néstor Pousa

Tratar de desenmarañar el nudo que se hace a la altura de Plaza España los viernes a eso de las 7 de la tarde es una tarea, tanto para conductores como para peatones, demasiado abrumadora. Mientras el semáforo te da dos verdes seguidos y no adelantás ni veinte centímetros, te ponés a pensar cómo es posible que nadie pueda solucionar semejante desquicio. Pero había que atravesar esa marea de autos sea como sea, porque del otro lado nos esperaba un homenaje necesario. En un acto que se realizó en el auditorio de la Casa Roja de la Facultad de Filosofía y Humanidades sería reconocida la trayectoria de Jorge Álvarez, el emblemático editor literario y productor discográfico de varios de los artistas que fundaron el Rock Argentino: Manal, Miguel Abuelo, Vox Dei, Moris, Tanguito, Pappo, Sui Generis, Spinetta, Color Humano, Aquelarre, entre otros. Durante el acto, que fue conducido por Mario Luna, impulsor del homenaje, estuvo presente como invitado especial Edelmiro Molinari, exmiembro de Almendra y líder de Color Humano, que sorprendió con la interpretación de What a wonderful world de Louis Armstrong. Álvarez recibiría de manos de la por entonces Rectora Carolina Scotto el Premio Cultura 400 años que otorga la UNC, y como cierre del evento tomaría la palabra el homenajeado que con su natural impronta y buen humor, nos dejaría un relato de antología sobre su vida y su obra.
Jorge Álvarez: premiado por la UNC
No había tiempo que perder porque el plan de esa doble jornada (viernes 19 de abril), según lo pergeñado por Luna en complicidad con Pablo Aguiar, contemplaba la presentación de Edelmiro en el CPC Argüello. No era cuestión de tener a un prócer del rock vernáculo en la ciudad, y dejar pasar la oportunidad de escucharlo en directo.
Quien avisa no traiciona, y Edelmiro avisó en notas radiales previas que no iba a ser un show regular, era sumar al homenaje y tocar en honor a la persona con quien había comenzado su carrera solista. Un show íntimo como si estuviera en el living de su casa, rasgueando canciones en la viola. Eso sí, formato curioso: Edelmiro en guitarra eléctrica y voz, acompañado por Luis Ocampo en cajón peruano y un mínimo set de percusión. No obstante, la ocasión serviría para presentar oficialmente en Córdoba Contacto 2012, álbum de reciente aparición y el cuarto facturado por Edelmiro en condición de solista.
Este nuevo trabajo combina canciones que son estreno con versiones propias de clásicos del rock que pertenecen a otros autores. Y así fue que con mayoría de estos temas se conformaría gran parte de la lista del recital en la trasnoche de aquel viernes. Hay que reconocer que sonaron un poco extraños esos clásicos pasados en guitarra eléctrica y cajón. Temas como: Post Crucifixión de Pescado Rabioso, A estos hombres tristes de Almendra, No pibe de Manal y una muy lograda versión de Adónde está la libertad de Pappo. Pero aún con su rareza, resultó una experiencia sonora muy atractiva, sea por la magia que irradia Edelmiro con su Stratocaster verde agua; sea por la habilidad del percusionista puntano que con la ayuda de una escobilla en mano izquierda y la derecha suelta, bate con maestría su instrumento en un estilo casi tribal.

Místico y magnético. Desde hace algunos años Edelmiro eligió como lugar de residencia una cabaña en una zona rural del noreste de San Luis, en un paraje que lleva el curioso nombre de Carpintería, ubicado sobre los faldeos de la Sierra de Comechingones, muy cerca de Merlo. El guitarrista ama y pondera ese lugar en el mundo que lo cobijó, lejos de la locura ciudadana. En el patio de su casa tiene un algarrobo de 250 años, cuenta, y bajo su sombra y su influjo compuso las nuevas canciones que está estrenando. "Es un lugar místico y magnético", asegura, y es ese efecto el que lo influyó en esta suerte de retorno a los valores nativos, aunque con inevitables chispas de psicodelia. Del nuevo álbum presentó: Contacto (la canción que titula el disco), Amar es hoy (el amor siempre está presente en el mensaje de Edelmiro), Doncellas de Dios (con aires folklóricos) y la guerrera Pucará (“Soy Comechingón, comparto mis valores, pero si me los quitan arranco corazones”, amenaza como poseído por algún espíritu cósmico).
Un público absolutamente adepto a la figura del legendario músico pionero del Rock en Castellano, colmó el auditorio del CPC Argüello, lugar que resultó el marco ideal para este encuentro. Sus incondicionales seguidores festejaron cada gesto del músico, y hasta se bancaron pacientemente el circular e interminable relato de la anécdota que le inspiró la canción del Crespín. Sí reclamaron, aunque con moderada insistencia, momentos del período Color Humano, banda fundada por Edelmiro post Almendra, por la que desfilaron músicos de la talla de David Lebón en batería, luego reemplazado por Oscar Moro; y Rinaldo Rafanelli en el bajo. No hubo demasiada suerte, de Color Humano lo único que se escuchó fue Hace casi 2000 años, que sería el único bis de la noche. Luego del show Edelmiro nos decía que para esas canciones es necesaria una banda eléctrica completa, dejando así abierta la expectativa para una nueva visita.-          

miércoles, 17 de abril de 2013

Edelmiro Molinari: contacto en Córdoba


Edelmiro Molinari presentará este viernes en el auditorio del CPC de Argüello temas de su flamante álbum.

RECITALES

Por Néstor Pousa

El legendario músico Edelmiro Molinari, cofundador de Almendra y líder de Color Humano, llega a Córdoba para ofrecer un recital en donde mostrará temas de su reciente álbum titulado Contacto 2012: un trabajo que es “Un retorno a los valores nativos”, define Edelmiro, quien se encargó de las voces, la guitarra eléctrica y el bajo; secundado por Sebastián Peyceré en batería y Luis Ocampo en cajón peruano y bombo legüero; además de las participaciones especiales de: Skay Beilinson y Chizzo Napoli de La Renga.
Este verdadero pionero del Rock en Castellano, que actualmente se encuentra radicado en Carpintería (San Luis), presentará en Córdoba un show en formato acústico acompañado por Luis Ocampo en percusión, con un repertorio que incluirá algunas de las nuevas canciones y clásicos de su extensa carrera musical.
Data del show. Lugar: auditorio de CPC de Arguello, el viernes 19 de abril a las 22.00 hs.
Entradas anticipadas: en Dirección de Cultura del CPC Argüello (Av. Rafael Núñez esq. Ricardo Rojas - Bº Arguello - Córdoba). Teléfonos: (03543) 448331 al 448334.
Valor: anticipadas $ 50. En la puerta, la noche del show, $ 70.

Homenaje a Jorge Álvarez. Previamente Edelmiro Molinari estará presente como invitado especial en la entrega del Premio Cultura 400 Años que otorgará la Universidad Nacional de Córdoba a Jorge Álvarez, emblemático editor literario y productor discográfico, fundador de Ediciones de la Flor y de los sellos Mandioca y Talent, en donde grabaron artistas de la talla de:  Manal, Miguel Abuelo, Vox Dei, Moris, Pappo Blues, Alma y Vida, Tanguito, La Cofradía de la Flor Solar, Pescado Rabioso, Invisible, Aquelarre, Color Humano, Sui Generis y Soluna, entre muchos otros.
Lugar del homenaje: nuevo edificio de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U.N.C. (Ciudad Universitaria), el viernes 19 de abril, a partir de las 19.30 hs.

viernes, 12 de abril de 2013

Jorge Álvarez: la mano de Mandioca

Manal: blues de acá

El emblemático editor y productor discográfico pionero en la difusión del Rock en Castellano en sus inicios, será reconocido con el Premio Cultura 400 Años que otorga la Universidad Nacional de Córdoba. El viernes 19/4 a las 19.30 hs.


HOMENAJES

                                                                                                           
Por Néstor Pousa

En el contexto de los festejos por los 400 Años de la Universidad Nacional de Córdoba, será homenajeado el emblemático empresario editorial y productor discográfico Jorge Álvarez, quien recibirá el Premio Cultura 400 Años en reconocimiento a su notable y exitosa trayectoria en la edición de libros y discos durante los años 60’s y 70’s en nuestro país; antes de tener que exiliarse en España en 1977 y proseguir allí con su actividad de productor.
La idea de este merecido homenaje fue impulsada por el reconocido locutor y productor de espectáculos Mario Luna, y se realizará en el auditorio del nuevo edificio de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la U.N.C. (Ciudad Universitaria), el viernes 19 de abril próximo, a partir de las 19:30 hs. y contará con la presencia, en carácter de invitado especial, de Edelmiro Molinari (exintegrante de Almendra y Color Humano), legendario guitarrista y compositor que inició su carrera con Álvarez.

La madre de los chicos. ¿Qué hubiera sido del Rock en Castellano si Manal, Vox Dei, Tanguito y Spinetta no hubieran tenido la oportunidad de grabar su obra musical? En este sentido la figura de Jorge Álvarez tuvo un papel determinante en la cultura de nuestro país, a fines de los revolucionados años 60’s. Álvarez era en 1963 un prolífico editor que con su propia editorial independiente que llevaba su nombre (luego fundaría Ediciones de la Flor) promovió a fundamentales plumas como: Rodolfo Walsh, Marta Lynch, Manuel Puig, Félix Luna, Leopoldo Torre Nilsson, David Viñas y las primeras entregas de ese entrañable personaje que es Mafalda de Quino (Joaquín Lavado). A la vez que realizó traducciones de la obra de Jean-Paul Sartre y Roland Barthes, totalizando un catálogo de unas trescientas publicaciones.
Cuenta la leyenda que una noche de 1968 le presentaron a Tanguito y flasheó. Luego conocería al trío Manal y, sin ser del palo del rock, se maravilló con esa nueva música que estaba emergiendo e inmediatamente se puso a pensar cómo hacer para difundir y publicar la música de esos artistas que no tenían cabida en los grandes sellos disqueros comerciales. Fue así que Álvarez, que por entonces contaba con 36 años, se juntó con Pedro Pujó, Javier Arroyuelo y Rafael López Sánchez (todos chicos de entre 18 y 20 años) y fundó Mandioca, el primer sello discográfico independiente del rock, conocido como “La madre de los chicos”.
Entre 1968 y 1970, a través de su mítica etiqueta se publicaron una buena cantidad de discos sencillos (simples) y discos compilatorios de artistas varios, que posibilitarían los debuts discográficos de: Manal, Miguel Abuelo, Cristina Plate, Vox Dei, Moris, Pappo, Billy Bond, Alma y Vida, Tanguito y La Cofradía de la Flor Solar, entre muchos otros. Y antes de su cierre definitivo lanzaría tres discos larga duración (long play) fundamentales para la época y para un movimiento musical que se manifestaba con notable impulso: 30 minutos de vida (Moris, 1970), Manal (Manal, 1970) y Caliente (Vox Dei, 1970).
Charly y Nito: Sui
El cierre de Mandioca no amedrentaría a Jorge Álvarez que rápido de reflejos fundaría Talent (sub empresa del sello Microfón) y con este nuevo proyecto seguirían los lanzamientos de álbumes fundamentales, además de la producción de shows y la representación de artistas, más todo lo que tuviera que ver con la difusión de la música rock que en idioma castellano encontraría una identidad propia en Argentina. A través de Talent publicaría trabajos de: La Cofradía de la Flor Solar, Donna Caroll, Pescado Rabioso, Invisible, Aquelarre, Color Humano, Sui Generis y Soluna. Y en su producción para el sello Music-Hall, todo el material de Billy Bond y la Pesada del Rock & Roll y el legendario único álbum de PorSuiGieco. Nada más y nada menos.
En 1977 recibió una advertencia del poder de turno: "Estas creando una juventud contestataria" le dijeron, y fue empujado a exiliarse del país. Su próximo destino: España, en donde prosiguió con su actividad de busca talentos musicales. Su trabajo en el viejo continente para la CBS daría frutos con la creación de dos exitosas bandas del Pop Español de principios de los 80’s: Mecano y Olé Olé, esta última con el guitarrista y compositor argentino Gustavo Montesano.
Jorge Álvarez: hoy
De regreso a casa. Tras su largo periplo español Jorge Álvarez regresó a la Argentina en 2011 y, como promotor incansable de la cultura que es, con 80 años cumplidos manifestó su deseo de retomar su trabajo de edición de libros, producción de artistas musicales y dedicarse a escribir sus memorias, las que sin dudas tendrán muchas historias para contar y enigmas que desentrañar.-



miércoles, 3 de abril de 2013

Baglietto-Vitale: “Nuestro compromiso es con la música”


ENTREVISTAS

Por Néstor Pousa

Se conocen desde 1977 cuando Juan “importó” a Rosario al grupo MIA (Músicos Independientes Asociados) donde tocaba Lito, y por devolución de gentilezas luego Irreal, aquella iniciática banda del rosarino, accedería a Buenos Aires. Amigos desde entonces, años después se reunirían para un trabajo en conjunto, el disco Postales de este lado del mundo, de 1991. Pero la anécdota que eficazmente puso marcha al dúo es muy graciosa y Juan quiere contarla: “Había en Buenos Aires un boliche muy conocido que se llamaba La Casona del Conde de Palermo. El Conde, Alejandro Zambonini, un personajón -precisa- no tenía a quien llevar para tocar la noche de navidad de 1998. Entonces lo llama a Lito y le dice: Mirá, me llamó Baglietto y me dice que muere de ganas de tocar con vos, acá, la noche del 25, ¿qué opinás? Y después me llama a mí y me dice lo mismo, y nos juntó, y así estuvimos tres años tocando juntos”. Todos festejan la ocurrencia que generó uno de los combos musicales más perfectos de la Música Popular Argentina, rótulo usado en este caso sin complejos para definir un repertorio que incluye piezas fundamentales del Folklore, el Tango y el Rock Argentino. Y así la charla con ellos continuó tan rica en conceptos y aventuras, tan imperdible como lo fue el show posterior ocurrido en febrero pasado, sin dudas uno de los más notables de los últimos años en esta ciudad.
Prosigue Juan: “Al Festival de Rock de La Falda vine como público antes de debutar en la edición de 1982, hace nada menos que 31 años”. Y se disparan y entrecruzan opiniones sobre el legendario festival y los porqués de su discontinuidad, Juan dice que por aquel entonces la ciudadanía no estaba muy contenta con el festival. Luego pasamos a los hechos de violencia que lo estigmatizaron. Lito pregunta: “La famosa foto de Miguel Abuelo con el ojo sangrando ¿fue acá, no?”. Le aclaro su confusión, le digo que eso fue en el estadio de Vélez Sarsfield en un festival organizado por la FM Rock & Pop en 1985. “¿Seguro?”, insiste. “Pará Lito”, le recrimino en un ida y vuelta con buena onda. “Bueno boludo, pensé que era en La Falda”, se defiende. Vaya a saber que fuerza misteriosa instaló en el inconsciente colectivo la creencia de que todos los absurdos en materia de recitales de rock surgieron de nuestro protofestival serrano. Claro, después vino Cromañón, pero ese es otro tema. Volvemos al dúo. “Con Lito nos reunimos cíclicamente más o menos cada diez años -dice Juan- nos da mucha felicidad tocar, somos amigos, ambos somos independientes, nuestros discos y conciertos se hacen en forma autónoma, y como nuestro mayor compromiso es con la música, cuando dejamos de tocar juntos es porque queremos preservar la alegría de la relación”.
Este tercer ciclo lleva ya dos años de tocar en directo y generar cosas como el disco titulado Más de lo mismo y una especie de prolongación de ese trabajo que se llama Clásicos y Acústicos. Dos maravillas de registros sonoros y en dvd surgidos de este choque de talentos que próximamente alumbrará una nueva obra que esta vez indagará en el cancionero latinoamericano.

Lito y sus comienzos. “Empecé tocando bajo y batería. Cuando vos me managereaste (sic) tocaba el bajo”. La referencia de Lito es hacia nuestro amigo y colega Mario Thibault, que por aquellos años trabajaba como manager de artistas y en su agencia tenía a Suspenso, la primer banda de Lito Vitale. “A los diez años mis viejos me regalaron un bajo violín como el de Mc Cartney, pero no de la marca Hofner original. Cuando cumplí 50 les dije a mis viejos: Cumplo 50, ¿me pueden regalar un Hofner ahora, no? y me lo regalaron”.
-Vos integraste la primera formación de Spinetta Jade.
“Sí, yo toqué rock hasta ese momento. Estábamos ensayando con Luis (Spinetta) para el concierto de Obras (el 03/05/80) que fue el primer concierto de Jade, con Pedro Aznar, Juan del Barrio y Pomo; entonces me llama Dino Saluzzi, que es un gran bandoneonista del folklore, un genio, y le dije a Luis que iba a tocar en el concierto y después me iba a ir a tocar folklore. Me gustaba más eso que ascender como niño, rockero, pianista, esa figura no me interesaba demasiado, me gustaba más meterme en una música con más arraigo argentino y ahí empecé con los tríos (con Izarrualde-González y Baraj-González) y todo eso. Después, cuando tuve le programa en Canal 13 me volví a encontrar con los rockeros y toda la gente con la que había tenido conexión, y luego produje el disco 40 Años de Rock Argentino”.
    
Juan y la epifanía. “Yo toco la guitarra desde los 5 años. Mi vieja me mandó a las trompadas a aprender guitarra, no es que yo quería. Tocó la guitarra desde entonces, he participado en infinidad de grupos, estudié, trabajé de otras cosas, y mi otra vocación, por decirlo de alguna manera, era la escenografía, no entendía muy bien que era pero me gustaba la escenografía. Cuando terminé la secundaria, tenía 17 años, para poder estudiar escenografía me tenía que ir a La Plata porque en Rosario no existía la carrera. Pero no me animé, porque tenía la noviecita, los amigos, la familia, irme lejos, tocaba la guitarra además; entonces me metí en Arquitectura, hice hasta 5° año. Tuve la suerte o desgracia que en Rosario, en la Siberia que le llaman a esa zona, la Facultad de Arquitectura queda exactamente al lado del Instituto Superior de Música, entonces tenía tantos amigos en un lado como en el otro. Una vez estaba en un final de Construcciones IV, Cálculo de Sección de Tubo de Aire Acondicionado, y me estaba jugando la materia, viste, y me colgué y me puse a pensar en una canción y en un acorde, si era para abajo y que se yo, y cuando me di cuenta miré a los tipos que estaban ahí adelante y me dije “es una boludez esto”, y firmé la hoja, me fui y no volví nunca más a Arquitectura. Desde entonces me dediqué solamente a la música”.
-Siempre fuiste un caso particular dentro del Rock Argentino, por ser el único intérprete que no compone, ni escribe canciones, pero lográs versiones que en muchos casos superan ampliamente a las de los propios autores. ¿No te odiaban los tipos por eso?
“Y es muy probable que sí, sí seguramente. Un odio encubierto, no declarado. Sí me han metido zancadillas de las más diversas, pero yo creo que tiene que ver con que durante años no se terminó de entender qué lugar ocupaba cada uno -y ejemplifica- los que manejan los autos de Formula 1 no son los mismos que los fabrican, y es tan importante uno como el otro. Pero después eso se fue entendiendo, al punto de poder trabajar en conjunto”.
-“¿Cómo eran aquellos conciertos con Irreal?
“Eran muy buenas intenciones con pobres realizaciones. Siempre recuerdo una anécdota que contaba Rodolfo García (baterista) de Aquelarre, viste que ellos eran cuatro y firmaban los temas los cuatro, entonces un periodista va y le pregunta: Rodolfo ¿cómo hacen para componer entre cuatro? Y el tipo le contesta: Mirá, es muy sencillo, uno trae una idea y todos los demás la complicamos. En Irreal hacíamos lo mismo, o sea no podíamos empezar y terminar un tema con el mismo ritmo si antes no pasábamos por diez ritmos entre medio y cortes, era la época, pero había buena madera ahí”.-

miércoles, 27 de febrero de 2013

Los Frenéticos: surfeando en tierra firme


La banda cordobesa editó su disco debut en donde recrean con conocimiento de causa el clásico estilo Surf Rock. Lo presentaron con éxito en la reciente edición del Cosquín Rock.

COMENTARIOS DISCOGRÁFICOS
                                                                                                                 
Por Néstor Pousa

El Surf Rock es un estilo musical que nació al calor de las soleadas playas del sur de California a principios de los años 60’s. Se caracteriza por un sonido y una estética que refieren no sólo a la actividad deportiva acuática a la que debe su nombre, sino también a un estilo de vida. Este movimiento ganó muchos adeptos y se hizo un clásico de la mano de algunos de sus referentes más famosos. Lo curioso es que emerja en lugares tan lejanos y poco propicios como una ciudad mediterránea, donde pretender surfear una ola no es más que un sueño o una utopía.
Sobre fines del año pasado la banda cordobesa Los Frenéticos, cultores de este estilo en su forma más esencial como lo es el instrumental, lanzaron su disco debut en el cual no descuidaron ningún detalle. Editar hoy puede resultar más fácil que en las doradas épocas en las que dominaba el vinilo, pero ellos elevaron la apuesta con una producción acorde al sonido que defienden. El cuidado puesto en la edición de El Playa, tal el título de su ópera prima, se percibe desde su grabación y mezcla realizada por Gonzalo Rainoldi en los estudios Quark (Buenos Aires) y el masterizado en Chicago Mastering Service (U.S.A.) por Jason Ward, ambos especialistas en la materia. Para el packaging se utilizó la forma del sobre de los discos singles que predominaban en la época en las que el Surf Rock vio la luz. Todo un detalle de originalidad y fineza. Nacho Rompantodo, uno de los guitarristas, es quien explica: “Queríamos dar un producto que estéticamente sea diferente. Los discos compactos sabemos que no están en su mejor momento de venta, así que hay que buscarle una vuelta. Como amantes de lo vintage y los vinilos quisimos recrear y homenajear al formato. Una buena tapa, información para leer, alguien que oficiara de curador o presentador en la contratapa como solía hacerse y el tamaño de 7 pulgadas o simple, pero en c. d.”, y adelanta: “Nos gustaría editar en vinilo un próximo disco, en Europa o USA es muy común”.
Pero como sabemos en Córdoba no hay olas, salvo las de baja altura que agitan levemente el lago San Roque, entonces: ¿la apuesta puede verse como una renovación en la atractiva escena musical cordobesa? Nacho aclara: “No nos propusimos renovar nada, sólo hacemos un género que nos apasiona como es el Surf. Eso nos pone en dos lugares: uno es el de cosa nueva e innovadora pero porque no se hizo antes en Córdoba, aunque estemos haciendo un género puramente relacionado a los 60; y el otro es el de explicar que es la música Surf, porque la mayoría no sabe. Todo queda aclarado cuando nos ven en vivo, que es mejor que las palabras”.

El Playa contiene doce temas, todos pertenecientes a Los Frenéticos a excepción de dos versiones: Rompan todo (de la legendaria banda uruguaya Los Shakers) y La playa (del músico francés Claude Ciari) que aporta otra curiosidad al menú. No obstante el primer track, Mediterranean surfers, ubica estilística y geográficamente a Los Frenéticos, que ya desde la portada aclaran a los desprevenidos que su sonido es una mezcla entre música surf, beat, spaghetti y sonidos reverberantes. Después seguirán momentos -siempre instrumentales- con Daddy’s Beach y Frenetiqueando. Los aires se enrarecen con la melodía medio-oriental de Casa Arab, en tanto que Golpe beat (nótese la deliberada redundancia en el título) hace referencia a este estilo.
Se declaran admiradores de Quentin Tarantino. Al talentoso y díscolo cineasta estadounidense le acreditan haber reflotado desde sus películas esta música de guitarras reverberantes. ¿Ya vieron Django sin cadenas? ¿Sueñan con que los incluya en alguna banda de sonido? ¿Le hicieron llegar el disco? “Ya vi Django -dice Nacho, y exclama- ¡y Quentin volvió a hacerlo! Somos fanáticos de sus bandas sonoras y del western. Tenemos canciones que remiten al spaghetti como Agüero el Mesías o Bajo la atenta mirada de Giuliano Gemma. Sería de no creer estar en sus bandas sonoras, elige muy buen material para ellas. No sabría cómo hacerle llegar nuestro disco.
Además de Nacho Rompantodo, la banda la completan Andrés Valesio en batería, Hernán Lettoli en guitarra y Matías Mariani en bajo. En tanto que en el disco participó como músico invitado Marcos Croce aportando el inconfundible sonido del Hammond en dos temas, el nombrado Bajo la atenta mirada de Giuliano Gemma y el que cierra la lista, Evil sun.
Los Frenéticos tuvieron la oportunidad de mostrar su trabajo en la reciente edición del Festival Cosquin Rock en el aeródromo de Santa María de Punilla. ¿Cómo fue esa experiencia? “Fue muy buena, si bien el hangar (N. del R.: tercer escenario) no contaba con un público estable sino más bien de paso, que veía una banda y seguía, tocamos ante bastante gente, en su gran mayoría no nos conocían y bailaron como si fueran fans de siempre. Planteamos un show de festival, mucho más rápido y enérgico, más movido, lo cual hizo engancharse enseguida a la gente. Eran 30 minutos a todo o nada”.
-¿Fue un medio positivo de difusión? “Totalmente positivo. En cuanto a prensa hicimos notas antes y durante el festival, la cantidad que hubiéramos hecho en mucho tiempo de no participar en un evento así. El estar con medios de todo el país, inclusive de otros, te genera mucha expectativa porque estas mostrando tu material a gente que de otra manera se haría más difícil. El público que presenció nuestro show también era nuevo; el festival te abre muchas puertas”.
-¿Por qué "El" Playa? (con el artículo en masculino) “Surge en parte por un hotel que hay en Capilla Vieja cerca de Villa Gral. Belgrano, que se llama El Playa Hotel, pero la palabra Hotel se cayó y sólo se lee El Playa. Como somos una banda relacionada directamente con la playa, el mar y las olas pero vivimos muy lejos de una buena ola, quisimos jugar con eso,  lo más parecido que tenemos acá es el lago y mezclamos un poco de cada cosa”.-